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El PDeCAT salva los restos del naufragio con pactos preelectorales con JxCAT para el 28-M
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Acuerdos en Lleida y el Penedès

El PDeCAT salva los restos del naufragio con pactos preelectorales con JxCAT para el 28-M

La formación estaba destinada a jugar un papel residual en las elecciones municipales, pero está sacando oro de su habilidad para negociar con Jordi Turull en diversas plazas de Cataluña

Foto: Puigdemont, en una reunión con la ejecutiva del PDeCAT en 2019. (EFE)
Puigdemont, en una reunión con la ejecutiva del PDeCAT en 2019. (EFE)

El PDeCAT está sacando oro de sus derechos electorales gracias a los acuerdos con JxCAT, su brazo escindido por obra y gracia de Carles Puigdemont. Todo parecía perdido, pero a la formación aún le quedaba este resquicio para las elecciones municipales, de donde está sacando un inusitado rédito, en parte gracias a Junts y sus propias necesidades. Y así, en buena parte, los de David Bonvehí están salvando los restos del naufragio con acceso a la publicidad institucional, subvenciones, presencia en los medios públicos o posiciones de banderolas.

JxCAT no tiene el mismo derecho que el PDeCAT, porque no existía en 2019 y no concurrió a las elecciones locales. El secretario general de la formación, Jordi Turull, ha cerrado dos acuerdos que le permitirán, en caso de salir bien, como prevén las encuestas, decir que en número de municipios se ha mantenido el tipo, aunque en las ciudades más pobladas su retroceso se da por descontado.

Foto: Carles Puigdemont. (EFE/Julien Warnand)

Estos acuerdos afectan al área del Penedès y a Lleida, pactos con formaciones municipalistas como Impulsem Lleida e Impulsem Penedès, que aglutinan a dirigentes locales de la órbita convergente que quedaron en tierra de nadie en el divorcio entre ambas formaciones. Y con otras marcas locales en lugares como Sant Pol de Mar o La Bisbal d’Empordà, en Girona. El acuerdo de Lleida es clave por la cantidad de municipios pequeños en los que solo sale la formación posconvergente, de manera que los de Laura Borràs podrán apuntarse todos esos consistorios en las cifras finales en el recuento de votos del 28 de mayo.

En otros lugares, ha habido pactos silenciosos. El caso más sorprendente es Tortosa. Allí, el partido Junts per Tortosa —nada que ver con JxCAT— ha pactado con Jordi Turull y no con Ara Pacte Local, la plataforma impulsada por el PDeCAT. La decisión resulta inesperada, porque es una candidatura que encabeza Meritxell Rogué, persona de confianza del diputado en el Congreso por el PDeCAT Ferran Bel, exalcalde de Tortosa. Una alternativa un tanto curiosa, porque Bel y Míriam Nogueras no se hablan en Madrid y porque el grueso de los acuerdos que arrancó Bel en sus pactos para los presupuestos del Estado fueron para Tortosa y la comarca del Baix Ebre. Las claves de este acuerdo aún no han sido suficientemente explicadas, sobre todo teniendo en cuenta que Bel ostenta además el cargo de secretario de organización del PDeCAT.

Hay otros pactos personales, pero no tan espectaculares y sorprendentes como el de Tortosa. Algunos de los casos más significativos son el de Marc Castells (Igualada), Jordi Masquef (Figueres) y Xavier Fonollosa (Martorell), que estaban con el PDeCAT y se han pasado a JxCAT con armas y bagajes.

Cambios en Barcelona

Todas estas alianzas que ha trabajado muy bien Jordi Turull se van volviendo más difíciles a medida que uno se acerca al área metropolitana de Barcelona, donde el discurso independentista de JxCAT no vende. Ara Pacte Local ha preparado candidaturas en más de 170 municipios. En estos municipios, no hay acuerdo. Es el caso de Andreu Martínez, candidato a la alcaldía de L’Hospitalet por Impulsa L’Hospitalet y que está haciendo su campaña pivotando alrededor de la peatonalización de la parte alta de la carretera de Collblanc. En muchas ciudades como esas, la alternativa es pescar en el presumible hundimiento de Ciudadanos, con votantes que no pueden irse al independentismo.

El alcalde de Mollerusa, Marc Solsona, es el mascarón de proa municipalista del PDeCAT

En Barcelona, Junts y PDeCAT negocian para que no haya dos candidaturas, para que Xavier Trias siga sin rival en el espacio de la derecha moderada. La moneda de cambio sería, en este caso, incorporar a la exconsellera de los gobiernos de Artur Mas Joana Ortega a la lista del candidato de JxCAT. Por ahora, se sigue sin acuerdo.

Resistir en solitario

La cabeza visible del PDeCAT en estos comicios está en Mollerussa (Lleida), con Marc Solsona como alcalde —es el secretario general adjunto de la formación y uno de sus rostros visibles después de que Àngels Chacón abandonase el partido en agosto de 2022—, en Lloret y en Gironella. Y en Salou y Reus presentará una lista encabezada por miembros del Gobierno municipal.

En otras ciudades, las opciones están más abiertas y la situación es muy diferente. Son aquellas donde contaban con un alcalde del PDeCAT, pero que por veteranía ya no repetirá en el cargo. En estos casos, JxCAT ha aparecido como una especie de relevo natural. Así está pasando en Reus con Carles Pellicer, quien ya ha mostrado su apoyo a Teresa Pallarés, de JxCAT, o bien en Puigcerdà con Albert Piñeira y en Vilafranca del Penedès con Pere Regull.

El PDeCAT está sacando oro de sus derechos electorales gracias a los acuerdos con JxCAT, su brazo escindido por obra y gracia de Carles Puigdemont. Todo parecía perdido, pero a la formación aún le quedaba este resquicio para las elecciones municipales, de donde está sacando un inusitado rédito, en parte gracias a Junts y sus propias necesidades. Y así, en buena parte, los de David Bonvehí están salvando los restos del naufragio con acceso a la publicidad institucional, subvenciones, presencia en los medios públicos o posiciones de banderolas.

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