Los 'narcopatrones' gallegos de familias acaudaladas y aprendices en clubes de vela

Pablo V. B. había abandonado su escondite gallego atravesando media Europa para llegar hasta Polonia. Su intención, cruzar la frontera a Ucrania y hacer magia con los contactos que le había facilitado el estar casado con una ucraniana. Su plan era hacerse con una embarcación a buen precio y retomar el negocio. Pero la confianza de que los filtros aduaneros de los países del Este fuesen más permeables desapareció en el instante en que las autoridades polacas se percataron de que su nombre estaba asociado a algunas de las más importantes operaciones policiales contra el tráfico de cocaína en España. Una orden de búsqueda y captura acabó por ennegrecer su futuro. Porque ese 18 de agosto cayó uno de los más importantes ‘narcopatrones’ gallegos. Representante de una nueva generación de transportistas con veleros, alejada de las penurias de los pescadores expulsados por los sinsabores del mar y atraídos por el dinero fácil. Los nuevos patrones son jóvenes criados en “familias acaudaladas” que “aprendieron a navegar en clubes y a los que les gusta la juerga en Marbella”, explica a El Confidencial uno de los investigadores que siguen la pista a esta nueva estirpe con gran raigambre en Galicia, pero que migra al sur del país porque “la oferta de trabajo es mayor”.

La captura de este delincuente ha sido celebrada en los círculos policiales porque manda un mensaje a estos nuevos patrones que se sienten atraídos por la ‘dolce vita’ que proporciona el narcotráfico. “Es gente que no tiene necesidad de dedicarse a esto, que se ha criado en familias acomodadas, acaudaladas”, pero que se siente seducida por las grandes cantidades de dinero que se ganan introduciendo alijos de cocaína y hachís. Tienen “entre 35 y 40 años de edad”, apunta el agente, que señala que adquirieron pericia en la navegación a vela en clubes náuticos. “Niños de papá”, ‘pijinarcos’, que no dudan en “abrasar los motores del velero para llegar al destino”.

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Gallegos que han podido leer en ‘Fariña’ el ascenso a los cielos de los grandes capos de la zona y que están dispuestos a quemar la noche con billetes, por eso los seguimientos de los investigadores que van tras sus huellas acaban con cierta asiduidad en Marbella. Aunque no es el único motivo que los trae al sur del país. El litoral onubense, el estrecho de Gibraltar y la Costa del Sol son algunos de los grandes puntos de la entrada de la droga a Europa por vía marítima, y por su litoral entran grandes partidas de hachís y cocaína, además de comenzar a ser lanzadera del lucrativo negocio de exportación de una marihuana que sextuplica su precio en Europa. Lo que implica “mayor oferta de trabajo”.

El experto policial informa de que Huelva es uno de los puntos en los que estos ‘narcopatrones’ establecen su base de operaciones y se ofrecen a las distintas organizaciones que operan en la costa andaluza. A Pablo V. B. se le buscaba por su presunta vinculación con el transporte de más de 1.600 kilos de cocaína intervenidos en esta provincia en enero de 2021, y fue en esa operación donde “se hallaron sus huellas dactilares durante un registro en el que se encontró ropa de navegante”.

"Es gente que no tiene necesidad de dedicarse a esto, que se ha criado en familias acomodadas"

Aunque las redes de Europa del Este, así como la Mocromafia, parecen dominar el tráfico de drogas internacional —“incluso haciéndose con plantaciones y los centros de producción” en Sudamérica—, este investigador de amplia experiencia destaca el buen cartel que los transportistas gallegos tienen en este negocio.

La investigación que ha permitido la captura de este patrón se remonta a años atrás y el objetivo era una organización criminal dirigida por un narco colombiano que presuntamente llevaba más de una década realizando importaciones de sustancias estupefacientes desde Colombia a España con una amplia red de contactos en nuestro país.

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El desarrollo de las pesquisas del Grupo de Respuesta Especial para el Crimen Organizado (Greco) Galicia, de la Policía Nacional, permitió a los agentes conocer la estructura criminal que el grupo había establecido en España, Francia y Colombia. Gracias a su experiencia en el mundo del narcotráfico, construyó un entramado en nuestro país para la introducción en Europa, a través de España, de ingentes cantidades de cocaína que sus clientes le reclamaban.

El 'narcopatrón' salió de su escondite para viajar a Ucrania y hacerse con un nuevo velero

Tras diversas gestiones, los agentes comprobaron que el narco colombiano había organizado un trasvase de cocaína en aguas próximas a Venezuela para después trasladar la sustancia al continente europeo. Más de tres toneladas fueron cargadas en un velero tripulado por el ‘narcopatrón’, que había estado históricamente vinculado a la organización de Carlos Silla Otero. Este delincuente fue detenido en aguas del Atlántico en octubre de 2021 cuando transportaba el mayor alijo transportado en un velero: más de 5,5 toneladas de coca.

Una vez la droga llegó a tierra, se llevó a cabo la operación policial que permitió intervenir parte del cargamento, concretamente 1.623 kilos de droga localizados en una ‘caleta’ de un garaje situado en pleno centro de la capital onubense. En ese momento fueron arrestadas las dos personas encargadas de la custodia, pero el patrón de la embarcación, el ahora detenido, que dejó sus huellas, logró huir.

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La operación causó un grave quebranto al histórico traficante colombiano, que, lejos de parar su actividad, comenzó a intensificar reuniones para planificar nuevos transportes de droga. Según detalló la Policía Nacional, los agentes constataron contactos con criminales suecos —entre ellos, Jonas Sture Falk, conocido como ‘el Pablo Escobar sueco’ y detenido el pasado mes de junio— así como con diversos hombres de su confianza responsables de contactar con clientes y con transportistas.

En el marco de esta investigación, y en virtud de la orden europea de detención (OEDE) que el Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional emitió para capturar a Pablo V. B., pudo ser atrapado cuando intentaba pasar de Polonia a Ucrania. Los investigadores piensan que estaba dispuesto a volver al contrabando: “Quería hacerse con un velero y utilizarlo en una nueva operación de narcotráfico”. Ahora espera su extradición en una cárcel polaca.