El PP de Feijóo se examina en Andalucía frente a una izquierda rota y sin opciones
Juanma Moreno abre el nuevo ciclo electoral el 19 de junio y somete al nuevo PP a su primer examen para ver si puede gobernar sin Vox. El PSOE, a la baja, no suma con el espacio de Yolanda Díaz aún por aclararse
Las elecciones andaluzas serán el próximo 19 de junio, domingo, y abren un ciclo electoral que mete a España en una campaña permanente hasta que en diciembre de 2023, si se apuran los plazos, se convoquen las elecciones generales. Andalucía será un gran examen para el PP de Alberto Núñez Feijóo, que se enfrenta por primera vez a las urnas con Vox en pleno auge y aupado por el malestar social creciente que alimenta la inflación y la incertidumbre económica.
El presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, justificó el adelanto, de unos cuatro meses, por la necesidad de que la comunidad tenga un nuevo presupuesto para 2023. El actual está prorrogado, después de que toda la oposición tumbara las cuentas el pasado noviembre. Moreno defiende que el Gobierno andaluz debe estrenarse como tarde en septiembre para tener margen de aprobar un nuevo presupuesto, con la inflación desbocada y la incertidumbre por la guerra de Rusia. En las filas del PP admiten que temen que el malestar social siga inflando a su competidor a la derecha, Vox, un partido que crece con la indignación y la frustración social como otras extremas derechas europeas.
Las autonómicas en Andalucía llegan después de que en Castilla y León, pese a los pronósticos optimistas del adelanto en esa comunidad, el PP haya tenido que formar un Gobierno de coalición con Vox. En las andaluzas se medirá si el ‘efecto Feijóo’, que pronostican los sondeos, logra pinchar la burbuja electoral de Vox, que sigue al alza, y el PP cumple su objetivo de formar un Gobierno monocolor sin tener que pactar con la extrema derecha de Santiago Abascal. Es la gran prueba de fuego. Moreno quiere ser Isabel Díaz Ayuso, gobernar en solitario, con un resultado al borde de la mayoría absoluta por delante de la suma de toda la izquierda. Pero se puede convertir en Alfonso Fernández Mañueco, con Vox dentro de su Consejo de Gobierno. Eso deberán decidirlo los andaluces y determinará sin duda el camino de Feijóo hacia la Moncloa.
El escenario de partida dibuja a un PP ganador en Andalucía frente a un PSOE que no logra movilizar a su electorado y que además no suma, siempre según los sondeos, con la amalgama de siglas que tiene a su izquierda. A día de hoy, con la convocatoria electoral lista, aún hay discrepancias para una confluencia electoral de Podemos, IU, Más País y fuerzas como Equo u otras formaciones andalucistas.
El espacio electoral que quiere formar la vicepresidenta Yolanda Díaz, superando las siglas de Unidas Podemos y construyendo algo más amplio que aglutine todas las sensibilidades en este espacio, no concurrirá a estas elecciones. Díaz ya se borró de la campaña de las andaluzas y avisó de que su proyecto no estaría listo para estas elecciones. Acertó con los tiempos y el calendario, pero también es una forma de preservar el estreno de su proyecto en un ambiente hostil para la izquierda, que llega rota tras una guerra civil entre las distintas familias de Podemos, con Teresa Rodríguez escindida en Adelante Andalucía y el resto de formaciones sin capacidad de sellar un acuerdo aún hoy.
Este domingo, todas estas siglas, salvo Teresa Rodríguez, que ya confirmó hace meses que irá por libre, se reunieron de urgencia para llegar a un acuerdo e ir en una única papeleta electoral. Anunciaron que concurrirán a las andaluzas con una marca blanca, bajo el nombre Por Andalucía y con un candidato independiente aún por determinar. Unas horas después, desde Podemos avisaron de que ese nombre no estaba decidido y exhibieron su resistencia a que su marca se diluya. Horas después, este mismo lunes, la secretaria general de Podemos y ministra de Derechos Sociales comparecía en Sevilla en un acto con claro tono preelectoral para defender que es su partido el que debe liderar la reconstrucción de la izquierda, acompañada del diputado en el Congreso por Cádiz Juan Antonio Delgado, al que Podemos postula como candidato y que rechaza Más País, de Íñigo Errejón, que pide un perfil independiente. La vicepresidenta Díaz participará en mayor o menor medida en la campaña de las andaluzas, según haya o no paz entre las distintas siglas y siempre que los sondeos no sean catastróficos. En la confluencia fantasean con un gran mitin que sume a Díaz y Errejón en el mismo escenario en Andalucía, algo que Podemos aún no es capaz ni siquiera de digerir.
El granero socialista
La convocatoria de Moreno pilla a la izquierda aún por definirse y al PSOE de Juan Espadas preparado para el asalto electoral, —llevaba semanas trabajando para unas elecciones en junio—, pero de capa caída en las encuestas y con un bajo conocimiento de su candidato. Los pronósticos marcan para los socialistas un resultado muy similar al que obtuvo Susana Díaz en diciembre de 2018, cuando con 33 escaños obtuvo una pírrica victoria que no permitió al PSOE seguir en el Gobierno, donde llevaba sin alternancia desde los primeros comicios autonómicos, más de 37 años. El PSOE de Espadas asegura públicamente que sale a ganar, pero en privado admiten que el reto es no bajar de esa marca electoral de los últimos comicios. Cualquier resultado por debajo sería un serio revés, no solo para el partido en Andalucía sino también para Pedro Sánchez. La comunidad andaluza, el granero tradicional de votos del PSOE, suma 61 escaños al Congreso de los Diputados. Una caída de los socialistas en esta comunidad sería el certificado de que Sánchez puede tener muy difícil permanecer en Moncloa. El mensaje de cambio de ciclo al que se aferra el PP y con el que machacará si gana las elecciones, para impulsar a Feijóo hacia las generales, será algo más que un pregón preelectoral para tomar cuerpo. Ferraz optó por el exalcalde de Sevilla como candidato y se implicará al máximo en las elecciones andaluzas.
En el otro lado del ring, Vox aún debe confirmar quién será su candidato. Aunque desde octubre la diputada en el Congreso por Granada y portavoz, Macarena Olona, ha actuado como candidata ‘in pectore’ recorriendo Andalucía, en la dirección de Abascal no despejan si será la elegida. Ven riesgos en optar por Olona desprotegiendo el Congreso y avisan de que también podría ser el portavoz de Vox en el Parlamento andaluz, el gaditano Manuel Gavira. En este partido hacen cuentas para ver cuánto aporta Olona a las siglas y si merece la pena o no desvestir el flanco del Congreso pensando en las generales. En los últimos comicios, Vox irrumpió en las instituciones con 12 diputados en el Parlamento andaluz. Ahora, las encuestas pronostican hasta 20 diputados. Eso convertiría a este partido en imprescindible para que el PP pudiera formar Gobierno.
La otra gran incógnita pasa por saber si Ciudadanos consigue permanecer en el Parlamento andaluz o si, como ocurrió en Madrid, se convierte en fuerza extraparlamentaria. En Castilla y León se salvó por los pelos, con un diputado. Las encuestas andaluzas hablan de que Cs podría caer de los 21 a los dos diputados en los pronósticos más optimistas. El partido de Inés Arrimadas ha ocupado una vicepresidencia y cinco consejerías en esta legislatura y ha mantenido una coalición con el PP donde ha primado la buena sintonía.
El PP sale a ganar, casi doblando los últimos resultados, cuando obtuvo el peor dato de toda su serie autonómica, con 26 diputados. Ahora tendría que quedarse al filo de la mayoría absoluta en Andalucía (55 de los 109 escaños) si de verdad quiere gobernar sin Vox. La fórmula que acarician es la de Ayuso en Madrid, con el PP por encima de la suma de toda la izquierda, lo que debilitaría de forma importante a Abascal y permitiría a Moreno formar Gobierno en solitario. No será nada fácil. Eso supondría duplicar escaños. El PP solo ha ganado las elecciones en Andalucía en una ocasión, con Javier Arenas, en 2012, cuando obtuvo 50 escaños y se quedó sin poder formar Gobierno.
Las elecciones andaluzas serán el próximo 19 de junio, domingo, y abren un ciclo electoral que mete a España en una campaña permanente hasta que en diciembre de 2023, si se apuran los plazos, se convoquen las elecciones generales. Andalucía será un gran examen para el PP de Alberto Núñez Feijóo, que se enfrenta por primera vez a las urnas con Vox en pleno auge y aupado por el malestar social creciente que alimenta la inflación y la incertidumbre económica.