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Comienza la batalla por Sevilla: test de estrés a los candidatos del PSOE y PP a la alcaldía
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Las elecciones autonómicas, primera prueba

Comienza la batalla por Sevilla: test de estrés a los candidatos del PSOE y PP a la alcaldía

Los tiempos políticos se aceleran y Antonio Muñoz (PSOE) y José Luis Sanz (PP) parten con un mismo reto: aumentar su nivel de conocimiento en menos de un año.

Foto: Antonio Muñoz, durante su toma de posesión como alcalde de Sevilla. (EFE/Raúl Caro)
Antonio Muñoz, durante su toma de posesión como alcalde de Sevilla. (EFE/Raúl Caro)
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Las elecciones municipales todavía no tocan en el calendario, pero el adelanto de las andaluzas invita a apretar ese botón en una capital que tiene un importante peso en estos comicios. El futuro de la alcaldía de Sevilla pasa por un escenario donde hoy solo hay dos actores principales que, sin haber sido aún proclamados oficialmente, cuentan ya con la bendición de las direcciones de sus partidos: José Luis Sanz (PP) y Antonio Muñoz (PSOE). Dos candidatos que, probablemente, se disputarán la ventaja necesaria para ganar no solo consolidando a sus votantes, sino también con votos prestados de fuerzas como Ciudadanos, en proceso de desintegración, e incluso de una izquierda atomizada a la espera de una confluencia por ahora fallida.

Los tiempos políticos se aceleran no solo por el adelanto electoral en Andalucía, también por la necesidad tanto del PP como del PSOE de dar a conocer a sus candidatos, que se estrenan como alcaldables a menos de un año del final de un mandato que quedará también marcado por el resultado de los comicios autonómicos. Sanz lleva más de 200 días trabajando desde fuera del Ayuntamiento de Sevilla. El popular no forma parte de la corporación municipal, una situación que no es inédita, pero que sí puede plantear una desventaja respecto al PSOE, pues Muñoz, que ha iniciado un esprint sin precedentes, no es exactamente primerizo: ha sido la mano derecha de Juan Espadas en los últimos seis años.

placeholder José Luis Sanz, en una imagen de archivo. (EFE/Raúl Caro)
José Luis Sanz, en una imagen de archivo. (EFE/Raúl Caro)

¿Qué ha pasado en Sevilla desde el pasado verano? Cuando Espadas fue proclamado candidato del PSOE a la Junta de Andalucía en junio de 2021, uno de los mayores riesgos que presentaba su nueva aventura orgánica era el de perder el control de la mayor ciudad de España gobernada por su partido. Revalidar la alcaldía de Sevilla era algo que en el PSOE veían como un trámite con un primer edil que se atribuía el ‘milagro’ de gobernar en minoría sin parecerlo. Su mérito era el arte de saber negociar y encontrar encajes a izquierda y derecha. Espadas podía haber permanecido en el ayuntamiento tras arrebatar a Susana Díaz la dirección del partido, al menos, hasta la convocatoria de las elecciones autonómicas. Pero, pasados unos meses, el relevo se convirtió en un asunto urgente para un candidato que necesitaba dedicarse en exclusiva al partido para poner en marcha la maquinaria electoral y salvar más de un hándicap: elevar su nivel de conocimiento en Andalucía y desprenderse al tiempo del traje de alcalde de Sevilla, que sigue originando recelos en una comunidad que se resiste a enterrar los agravios. Su salida era necesaria por todo esto y para evitar también una dispersión que amenazaba con provocar un vacío y desgastar la gestión del PSOE mientras que el líder de la oposición, el PP, contaba con un candidato que hacía tres meses que estaba trabajando a pie de calle.

Las expectativas socialistas

El socialista que ha tomado el relevo a Espadas es algo más que un alcalde interino, porque fue ungido por la dirección federal y andaluza el mismo día de su investidura. Y, a pesar de que ello aún genera incredulidad incluso entre parte de la militancia socialista, Muñoz tiene garantizada su elección, pues al ser alcalde no requeriría el paso por unas primarias. A su favor juega, además, el hecho de que se haya consolidado en los solo tres meses que lleva al frente de la corporación, donde ha pulverizado las mejores expectativas y ha sorprendido por su capacidad para integrarse en todos los entornos y espectros, incluidos los más conservadores, donde hasta él mismo pensó que le costaría entrar por su perfil vanguardista y alejado de las tradiciones de la ciudad.

Muñoz, que por convicción personal jamás había participado en ninguna procesión, desmontó tópicos irrumpiendo, antes de ser señalado públicamente como sucesor de Espadas, en el mundo cofrade al presidir el traslado del Gran Poder, una santa misión que llevó el pasado otoño la fervorosa imagen a los barrios más pobres de Sevilla. Y ahora acaba de vivir la cuaresma y la Semana de Pasión más intensa que se recuerda, donde no ha dejado de visitar o acompañar a ninguna de las más de 70 hermandades que han procesionado en Sevilla, bordando una nueva red de contactos y sinergias.

Foto: Antonio Muñoz, durante la toma de posesión como alcalde de Sevilla. (EFE/Caro)

Muñoz ha salvado sus primeros 100 días de gobierno con más gloria que pena, sin críticas que le hayan obligado a aterrizar de golpe de la nube en la que ha dado ya al menos dos vueltas y media a la ciudad a base de una agenda de trabajo casi febril con reuniones, visitas a barrios (territorios para él inéditos), almuerzos de trabajo, encuentros y asistencia a espectáculos que prolongan sus jornadas hasta entrada la noche y fines de semana. Fiel a su estilo, el nuevo alcalde ha trasladado a su forma de gobernar la filosofía de la nueva marca Sevilla que él mismo había impulsado en su etapa como delegado de Hábitat Urbano, Turismo y Cultura.

Esta revisa el concepto de Sevilla con una buena dosis de contemporaneidad donde lo clásico y lo moderno se dan la mano. Con respeto e interés, sabiendo que solo esa simbiosis funciona en una urbe poliédrica, tan famosa como desconocida. Y ese planteamiento, de momento, ha sido muy bien aceptado por los sevillanos, que ya ven a Espadas como algo pasado. “Estamos consiguiendo renovar expectativas en el proyecto del Gobierno de la ciudad, garantizar la estabilidad y afianzar la alcaldía, hay garantías de continuidad a partir de 2023”, comenta el socialista que, “sin caer en la complacencia”, se muestra muy confiado en su capacidad.

En su entorno, hay quienes anhelan algún golpe que rompa ese idilio

En su entorno hay quienes anhelan incluso algún golpe que rompa ese idilio y active una nueva fase en el Gobierno municipal, conscientes de que el reloj cuenta ya hacia atrás y de que las inevitables interferencias de las elecciones autonómicas reducen sobremanera el margen para pasar de las palabras a los hechos. El legado de Muñoz es el de Espadas, en cuyo Gobierno el ahora alcalde fue uno de los principales pilares, y hay proyectos encauzados y en ejecución que se sumarán a su cuenta. Pero su empeño es construir un modelo de ciudad con sello propio donde la cultura y el turismo sean los tractores de una recuperación económica que beneficie directamente al sevillano y donde más que a visitantes se atraigan inversiones. Su gran asignatura pendiente es mejorar los servicios públicos, fundamentalmente la limpieza y la movilidad, y tiene poco tiempo para aprobar. Muñoz ha levantado expectativas muy altas en distintos sectores y su gran reto es cumplirlas en menos de un año.

La estrategia del PP

Quizás esto explica la hiperactividad de Muñoz. Aunque para el candidato del PP, José Luis Sanz, es la prueba de que necesita mejorar su notoriedad en la ciudad, pues asegura que su grado de conocimiento es muy similar al suyo, a pesar de ser también un candidato nuevo que deja atrás 14 años de gobierno con mayoría absoluta en Tomares, un municipio del área metropolitana, y que lleva poco más de 200 días haciendo oposición desde fuera del ayuntamiento. Sanz tomó ventaja cuando el alcalde era todavía Espadas y, sin descanso, está haciendo una campaña silenciosa, de escucha activa y, por ahora, benevolente con su principal rival.

Foto: El presidente de Andalucía, Juanma Moreno (d), conversa con el líder del PP, Pablo Casado. (EFE)

Una tibieza que el propio candidato alega por una cuestión de planificación de su campaña, que se irá acelerando progresivamente y que ahora está en un momento de 'impasse' a la espera del pistoletazo de salida de las elecciones andaluzas. “Ahora va a primar el debate autonómico, no el municipal. Mi prioridad es convencer a miles de sevillanos de que a Sevilla le interesa mucho que Juanma Moreno siga siendo el presidente andaluz; de hecho, es la capital que más se ha beneficiado del cambio por ahora”, asegura el popular, a quien de momento no le preocupa su rival. “Antonio Muñoz no lleva 100 días en el Gobierno, lleva más de 2.500 y ya ha demostrado lo que es capaz de dar”, apunta convencido de que el PP si no logra la mayoría absoluta en las andaluzas, la rozará y esa “cresta de la ola” le beneficiará a él en las municipales.

En este sentido, Muñoz resta importancia al resultado de las autonómicas y, aunque da por hecho que el resultado de Espadas será bueno, confía en que las municipales estén marcadas por la gestión municipal, la cercanía y las expectativas que están generando los socialistas. “En 2019 no solo revalidamos la alcaldía, sino que mejoramos los resultados”, recuerda el alcalde. Los socialistas recuperaron en las últimas municipales 20.000 votos en la capital, pero se quedaron a tres concejales de la mayoría absoluta.

placeholder El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, y el alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz. (EFE/Julio Muñoz)
El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, y el alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz. (EFE/Julio Muñoz)

Desde que Sanz fue bendecido como candidato, han tenido lugar cambios en el escenario: hay un nuevo alcalde, que sorprendentemente está arrasando en espacios tradicionales en los que él basó su primera campaña; y una nueva dirección nacional en su partido que, en su caso, tiene también una lectura. Sanz es un candidato que regresa a la primera línea política de la mano de Génova y que años atrás, en 2014, pudo convertirse en líder del PP en Andalucía y, probablemente, candidato a la Junta de no haber sido desbaratado dicho plan, entonces, por Mariano Rajoy. Esa carrera frustrada fue un efecto colateral de la pugna que mantuvieron entonces Soraya Sáenz de Santamaría, que apostó por Juanma Moreno, y María Dolores de Cospedal, su valedora. Si conquista ahora la alcaldía de Sevilla, se convertirá de nuevo en uno de los grandes referentes del partido en Andalucía.

Sanz saltó de nuevo al ruedo con el apoyo de Pablo Casado y Teodoro García Egea más que con el de Juanma Moreno que, a pesar de que siempre ha mantenido una buena relación con el candidato, tardó un poco en digerir su designación, gesto que se inmortalizó en su día con una foto donde ambos posaron en un velador tomando una cerveza. El motivo hay que buscarlo en las tensiones internas que hubo durante el congreso provincial del PP en que estaba en juego precisamente la candidatura a la alcaldía de Sevilla. Sanz se alineó con Virginia Pérez, que era la apuesta de Génova, dando la espalda a la opción del PP regional, que era Juan Ávila, alcalde de Carmona, a quien apoyaba el entonces líder de los populares en el Ayuntamiento de Sevilla, Beltrán Pérez, que aspiraba a repetir como cabeza de cartel y que vio frustrado su deseo al imponerse en el congreso provincial la opción defendida por Egea. Ahora, con la caída de la cúpula nacional y la llegada de Núñez Feijóo, quienes suben de nuevo puestos son precisamente Juan Ávila y Beltrán Pérez, con cargos en la ejecutiva y la junta directiva nacional.

Foto: Fotografía de archivo. El expresidente del Gobierno, José María Aznar (i), conversa con el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo (c). (EFE/Manuel H.)

A pesar de que en el reciente congreso nacional celebrado en Sevilla hubo un gran silencio en torno a su nombre, Sanz se muestra confiado y recuerda que ya ha sido ratificado por Juanma Moreno. “Este cambio en el partido no va a alterar nada”, asegura. Y sigue haciendo sus cálculos: sabe que tiene que recuperar mucho voto perdido en los últimos comicios. En concreto, desde la debacle de Juan Ignacio Zoido, el PP se ha ido dejando por el camino una sangría de más de 95.000 sufragios, pero confía en convencer a muchos votantes de Ciudadanos si, como apuntan los sondeos, esta formación se diluye y se quedan 'huérfanos'. Y algo más, cree que su perfil moderado le permitirá también arrancar votos de socialistas que coinciden con él en que Sevilla ha retrocedido muchos puestos en el 'ranking' nacional por una mala gestión del PSOE en la propia ciudad, Andalucía y España. “Esos son socialistas moderados que ven que Antonio Muñoz es la persona de Pedro Sánchez en Sevilla”, comenta.

En Sevilla, hay quienes identifican a Sanz con un alcalde de pueblo, no como un insulto, sino para evidenciar que su gestión en Tomares, un municipio de poco más de 25.000 habitantes, no es extrapolable a la cuarta capital de España. Y es entonces cuando Sanz explica que antes de los cuatro mandatos en los que fue primer edil de ese pueblo encadenando mayorías absolutas, el PSOE siempre había ganado las elecciones hasta que cambió la tendencia y el PP fue imponiéndose en las municipales, pero también en las generales, las autonómicas y hasta las europeas. ¿La receta? “Dedicar muchas horas de trabajo, tener ilusión y un buen equipo”, comenta. Asegura que no le falta nada de esto, pero lo cierto es que el grupo municipal que hace oposición desde el ayuntamiento y que debería ser su gran apoyo, ya que su único cargo institucional ahora es ser senador, está debilitado tras las últimas batallas internas.

El resto de fuerzas

Vox cuenta con dos concejales en el pleno y, salvo cuitas internas, es probable que repita la misma candidata, que aporta su experiencia a un partido donde la marca se impone por encima de otras cuestiones y que, según todos los cálculos, podría seguir subiendo.

Foto:  Maria Dolores de Cospedal y Juan Ignacio Zoido. (EFE)

Ciudadanos se había convertido en una muleta para el PSOE, que encontró siempre en el partido naranja un aliado para sacar proyectos adelante, un compromiso que en pandemia se convirtió en un pacto de estabilidad para afrontar la etapa de recuperación y que saltó por los aires cuando Espadas se convirtió en candidato a la Junta de Andalucía y principal opositor del PP, que gobierna desde San Telmo en coalición con Cs. Ya en ese punto, el partido de Juan Marín estaba en proceso de descomposición y no era ningún secreto que había militantes fichando por el PP o pensando en la jugada. El líder municipal de la formación, Álvaro Pimentel, dimitió antes del verano pasado de su cargo como coordinador provincial del partido, marcando distancias. El grupo, con cuatro concejales, quedó roto y, de hecho, en más de una ocasión los ediles han manifestado opiniones contrarias. El nombre de Manuel Alejandro Cardenete, nuevo consejero de Educación tras el fallecimiento de Javier Imbroda, suena en los mentideros para alcaldable de Sevilla, pero, por ahora, lo único cierto es que es de los perfiles de Ciudadanos que estratégicamente han cobrado mayor visibilidad en los últimos tiempos.

La izquierda, que también fue el apoyo que permitió la subida del PSOE a la alcaldía en 2015, está quebrada y sigue sin encontrar el camino para concurrir a las autonómicas. En el ayuntamiento, está representada por Adelante Sevilla, una confluencia de IU y Podemos mal avenida que intentó solventar sus desavenencias alternando la portavocía del grupo y que al final de este mandato está aún más fragmentada. De sus cuatro concejales, dos militan en IU, una ahora en Unidas Podemos y la cuarta, alineada con Anticapitalistas, como Teresa Rodríguez, fue expulsada al grupo mixto. Todos siguen trabajando, aunque las divisiones no permiten que luzcan demasiado, y esperando a que se configure de nuevo un espacio para las elecciones autonómicas que marcará también su futuro municipal.

Las elecciones municipales todavía no tocan en el calendario, pero el adelanto de las andaluzas invita a apretar ese botón en una capital que tiene un importante peso en estos comicios. El futuro de la alcaldía de Sevilla pasa por un escenario donde hoy solo hay dos actores principales que, sin haber sido aún proclamados oficialmente, cuentan ya con la bendición de las direcciones de sus partidos: José Luis Sanz (PP) y Antonio Muñoz (PSOE). Dos candidatos que, probablemente, se disputarán la ventaja necesaria para ganar no solo consolidando a sus votantes, sino también con votos prestados de fuerzas como Ciudadanos, en proceso de desintegración, e incluso de una izquierda atomizada a la espera de una confluencia por ahora fallida.

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