Y al tercer año, la Madrugá de Sevilla resucitó

A las 9 de la mañana de este Viernes Santo, cuando la hermandad de los Gitanos -la última de la noche- entraba en la Catedral de Sevilla para hacer su estación de penitencia, los termómetros marcaban 15 grados. Era la temperatura mínima de una noche absolutamente primaveral. Esa ha sido una de las claves del gran reencuentro de la ciudad con su famosa Madrugada (o “Madrugá”) tras los dos años de pandemia.

Los sevillanos han tenido que esperar tres años (desde 2019) para volver a disfrutar en las calles de algunas de sus principales devociones (Macarena, Gran Poder, Esperanza de Triana…). Y lo han hecho pasando página de tal forma que hasta han olvidado la necesidad de cumplir con las recomendaciones sanitarias. De hecho, a pesar de las enormes concentraciones, apenas nadie, salvo los cuerpos y fuerzas de seguridad, ha llevado la mascarilla, preceptiva en lugares donde no se puede mantener la distancia de seguridad, como las multitudes que se han vivido esta pasada noche.

Este incumplimiento masivo también ha sido respaldado por algunas de las principales autoridades de la ciudad, que esta Semana Santa estrenaba alcalde y arzobispo. Antonio Muñoz sustituyó hace dos meses al frente del Ayuntamiento a Juan Espadas, que asume la candidatura para intentar arrebatarle la Presidencia de la Junta a Juanma Moreno este mismo año. El político malagueño y el nuevo regidor han coincidido esta pasada noche en la salida de la Hermandad de la Macarena, a cuyo balcón han acudido con sus respectivas parejas: Juanma Moreno con Manuela Villena y Antonio Muñoz con Fernando Repiso. También ha asistido a esta cita tan especial la ministra de Justicia, Pilar Llop. Ninguno de ellos ha llevado mascarilla.

Tampoco lo ha hecho el nuevo arzobispo, José Ángel Sáiz, que ha querido conocer personalmente esta universal fiesta sevillana y por ello ha pasado buena parte de la Madrugada sentado en el palquillo de La Campana, por el que todas las hermandades pasan para entrar en la Carrera Oficial. El nuevo pastor de la Diócesis hispalense ha estado acompañado en todo momento por el nuncio apostólico del Papa, Bernardito Auza.

Más allá de la significativa anécdota sobre la ausencia de mascarillas, que también se ha producido el resto de la Semana Santa, la Madrugada de 2022 será recordada como la del reencuentro con la normalidad tras más de 1.000 días de espera (1.091 recordaban los más cofrades).

Quizá por esas ganas de volver, las seis cofradías que han salido han experimentado un importante crecimiento tanto en número de hermanos apuntados como de peticiones para salir de nazareno. La Macarena alcanza ya los 16.700 hermanos y esta pasada noche ha sacado un cortejo con más de 3.700 personas entre nazarenos, penitentes, “armaos”, músicos, costaleros y capataces…

Con esas cifras, las hermandades han tenido que hacer un enorme esfuerzo para cumplir con los horarios establecidos de paso por la Carrera Oficial hasta la Catedral e impedir que se produzcan retrasos que provocan peligrosos tapones de público, que ha llenado las calles.

Varios cientos de miles de personas han tomado esta Madrugada el centro de la ciudad, incluyendo a los propios sevillanos y también a miles de turistas que han vuelto a llenar los hoteles y apartamentos turísticos de la capital andaluza este fin de semana. Sin embargo, a pesar de la multitud, apenas se han producido incidentes destacados en una noche en la que parecía haber algo menos público que en 2019 y que ha sido más respetuoso.

Una de las claves de esta buena evolución ha sido que se haya consolidado la implantación de la denominada “Ley seca” durante la Madrugada, que impide la venta de alcohol esa madrugada a los bares a partir de la 1. La inspección continua de establecimientos por todo el centro de la ciudad y el exhaustivo control para evitar “botellones” juveniles en las calles cercanas han terminado por echar de la Madrugada a buena parte de las personas que acudían a pasar la noche de fiesta y terminaban provocando momentos de tensión con los aquellos que pretendían disfrutar de la Semana Santa.

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María José Guzmán. Sevilla

Son más de 9.000 personas las que participan en el dispositivo que cuida todos los detalles para que transcurra sin incidentes una de las fiestas más masivas que existen en toda España, y con tantas variables y momentos tan distintos, desde el público que acude a ver en absoluto y respetuoso silencio hermandades como el Gran Poder, el Calvario o el Silencio, a los cofrades que buscan el bullicio de hermandades como la Macarena, la Esperanza de Triana o los Gitanos.

El Ayuntamiento, el Gobierno central y la Junta de Andalucía participan activamente y unidas en este control a través del exitoso Centro de Coordinación Operativa (CECOP) que se ha instalado en la sede de la Casa Consistorial. En él, se supervisa el discurrir de las hermandades y cofradías, el operativo de seguridad y el trabajo de los distintos servicios de emergencias de las áreas municipales, que suponen unos 6.000 efectivos, más el operativo de Delegación del Gobierno, con 2.594 efectivos: 1.617 agentes de la Policía Nacional y 977 de la Guardia Civil. A ellos se suman los refuerzos del 061, 112 Emergencias y Policía Adscrita de la Junta de Andalucía.

El dispositivo parte de las mismas medidas de seguridad que se pusieron en marcha en 2019 con uso de la tecnología aplicada a grandes eventos, con distintos elementos como una plataforma Smart, más de un centenar de cámaras, luces anti pánico en las calles, control por GPS de los cortejos, drones y monitorización a través de redes sociales.

En las dependencias municipales, una veintena de personas de las distintas administraciones públicas (local, regional y central) trabajan juntas para controlar en una misma sala todo lo que ocurre en las calles, compartir en tiempo real la información y dar una respuesta inmediata a cualquier situación que requiera su intervención, desde la evacuación de un herido en mitad de la multitud a cualquier otro incidente, como el ladrón que dio un tirón y fue detenido unos metros más adelante.

Afortunadamente, esta Madrugada, los incidentes han sido menores y han pasado a un segundo plano en una noche que los cofrades recordarán como el de la vuelta a la normalidad y de la devoción de unos sevillanos que han vivido su Semana Santa como nunca… como siempre.