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"En Cataluña, se ha discriminado a los castellanos al buscar empleo"
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ENTREVISTA CON JAVIER POLAVIEJA

"En Cataluña, se ha discriminado a los castellanos al buscar empleo"

Las investigaciones del sociólogo del CSIC muestran cómo durante los años del 'procés' se produjo una discriminación de los candidatos sin apellidos catalanes

Foto: El investigador Javier Polavieja. (Foto cedida)
El investigador Javier Polavieja. (Foto cedida)
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"Ahora miras a tu país y ves hablar a las bestias. Carroñeros, víboras, hienas. Bestias con forma humana que rezuman odio. Un odio perturbado, nauseabundo, como de dentadura postiza con moho, contra la lengua. Están aquí, entre nosotros. Les repugna cualquier expresión de catalanidad. Es una fobia enfermiza. Hay algo freudiano en estas bestias. O una pequeña tara en su ADN. ¡Pobres individuos! Viven en un país del que todo lo ignoran. Todo lo que no sea español y en español les rebota".

Al sociólogo Javier Polavieja le lleva obsesionando este texto, parte de un artículo firmado por el antiguo presidente de la Generalitat Quim Torra, desde que se publicase en diciembre de 2012 en El Mon. Era el primer síntoma de un problema que estallaría años después: ¿y si esta clase de mensajes estaba provocando un caldo de cultivo perfecto para la discriminación de los castellano hablantes en Cataluña? Durante los años siguiente, Polavieja, doctor en Sociología por la Universidad de Oxford y actualmente pofesor de investigación del Instituto de Políticas y Bienes Públicos del CSIC, donde dirige el Laboratorio de la Discriminación y la Desigualdad (D-Lab), intentaría responder a esa pregunta.

"No ha habido investigación sobre este tema porque era tabú"

En los últimos años, Polavieja ha estado inmerso en el estudio GEMM, que, entre otras cosas, ha permitido descubrir la discriminación que sufren los griegos, españoles o italianos en los países del norte de Europa o los hijos de inmigrantes con fenotipos visibles (es decir, no blancos) en España, Alemania y Países Bajos. Así que, aprovechando los datos, preparó dos experimentos para identificar si eso también ocurría en Cataluña. La respuesta es que sí: en los resultados que el sociólogo está presentado estos días, muestra cómo, efectivamente, hubo discriminación hacia los castellano parlantes en Cataluña.

PREGUNTA. ¿Qué habéis descubierto?

RESPUESTA. No ha habido investigación sobre este tema porque en las ciencias sociales españolas, plantear la posibilidad de que pueda haber discriminación en regiones con una fuerte identidad nacional hacia grupos autóctonos castellano-descendientes ha sido tabú. Es un tema que la mayoría de investigadores considera que es plausible, pero nadie había entrado hasta ahora y nosotros teníamos la posibilidad de hacerlo, porque estábamos haciendo este trabajo de campo sobre discriminación laboral en Europa, el proyecto GEMM, mientras en Cataluña se desarrollaba el procés.

En el primer experimento, lo que encontramos es que una persona con nombres y apellidos castellanos que solicitara empleo en medio del procés desde una dirección postal madrileña a un puesto vacante en Cataluña tendría que mandar un 40% más de solicitudes de empleo para tener la misma respuesta que una persona idéntica, pero con apellidos griegos, italianos, alemanes u holandeses, a pesar de que en todos los currículos nuestros solicitantes aclaraban que hablaban catalán y en la carta de presentación decían que eran originarios de Cataluña. Esta discriminación contra los castellano-descendientes solo la encontramos en Cataluña, en ningún otro sitio más de España.

placeholder Foto-meme de la declaración de independencia de Cataluña. (Reuters)
Foto-meme de la declaración de independencia de Cataluña. (Reuters)

Es decir, en Cataluña, la gente con apellidos castellano-descendientes tiene un 40% menos de posibilidades que la gente idéntica con apellidos de descendientes de Europa de que les contacten para una entrevista. Utilizar este segundo grupo como base de la comparación nos permite identificar la discriminación que tiene que ver con el prejuicio o el rechazo contra los castellano-descendientes, pero no lo que llamamos homofilia étnica, que es la tendencia a favorecer candidatos con apellidos catalanes. Para estudiar este segundo tipo de mecanismo, hicimos un segundo experimento. Entre febrero y mayo de 2018, mandamos 300 solicitudes idénticas a las de GEMM, es decir, candidatos que también pedían empleo desde Madrid, con experiencia laboral en Madrid, pero con apellidos distinguiblemente catalanes. Aquí nos interesaba ver la respuesta de los empresarios a los catalano-descendientes y si esta respuesta variaba entre las provincias del norte y las del sur de Cataluña, además, claro, de comparar esta respuesta con la de los castellano-descendientes del experimento anterior. [Al final del artículo se dan más detalles sobre el diseño de los experimentos].

P. Entonces, ¿qué concluís?

R. Primero, que en Cataluña en su conjunto hubo discriminación significativa a gente con apellidos castellano-descendientes. Segundo, que en el momento en que hicimos estos experimentos, en las provincias del norte, donde había, y hay, más apoyo a la independencia y más se habla catalán, esa discriminación era significativamente mayor que en las provincias del sur, porque además del rechazo al castellano-descendiente, en las provincias del note descubrimos bastante homofilia catalana, mientras que en las provincias del sur, o sea, básicamente en Barcelona, no encontramos evidencia de homofilia, solo de rechazo.

"La discriminación está cercana a la de EEUU contra los afroamericanos"

Las tasas de discriminación que encontramos son comparativamente muy altas. Para el conjunto de Cataluña, la ratio de rellamada entre un candidato español de padres europeos y un candidato español idéntico pero de padres castellanos es de alrededor de un 1,4.

P. ¿Qué significa ese 1,4?

R. Pues que en Cataluña los euro-descendientes, por llamarlos de alguna manera, tienen un 40% más de probabilidades de que se les llame a una entrevista de trabajo que los castellano-descendientes. En el resto de España, incluidas otras comunidades con dos lenguas oficiales, la probabilidad de rellamada es la misma para ambos grupos. O sea, que no hay evidencia de discriminación por rechazo más allá de Cataluña.

Para hacernos una idea del tamaño de este efecto, ten en cuenta que nuestro estimador está muy cerca del que se encuentra en la literatura norteamericana para la discriminación contra los afroamericanos. En Cataluña, hay bastante más discriminación contra los descendientes de los países del norte de África, África y Oriente Medio que contra los castellano-descendientes, pero la discriminación contra los castellano-descendientes es significativa y severa y, en el caso de las provincias del norte, parece haber sido, de hecho, muy superior a la discriminación contra de los afroamericanos en Estados Unidos, con una ratio de rellamada de alrededor de 2, cuando comparamos a los catalano-descendientes con los castellano-descendientes combinando los datos de los dos experimentos.

P. ¿Son entonces significativas las diferencias entre regiones de las que hablabas antes?

R. Sí. La idea del segundo experimento era explorar la gran diferencia geográfica que hay en el apoyo a la independencia entre las provincias del norte, Girona y Lleida, y las regiones del sur, Barcelona y Tarragona. Efectivamente, lo que se ve es que la tasa de respuesta a estos solicitantes idénticos a los de GEMM pero con nombres y apellidos catalanes se disparaba hasta el 40% en las regiones del norte, mientras que en las del sur, dominadas por Barcelona, que absorbe casi todas las vacantes, está cerca del 30%. Esta diferencia es notable y es consistente con un mecanismo de homofilia étnica en el norte.

placeholder El expresidente catalán Jordi Pujol. (EFE/Marta Pérez)
El expresidente catalán Jordi Pujol. (EFE/Marta Pérez)

En las provincias del norte, cuando comparamos a los castellano-descendientes con los catalano-descendientes, nos sale una tasa de discriminación en todo su rango muy elevada, como he dicho antes. Básicamente, los primeros tendrían que mandar el doble de currículos que los segundos para tener una respuesta positiva. Es una tasa que, en términos comparativos, es altísima en la literatura, extrema. Asusta, aunque hay que tener en cuenta que los márgenes de error son amplios, porque en las provincias del norte hay relativamente pocas vacantes.

P. ¿Qué preguntas sugieren estos resultados?

R. Pues yo creo que unas cuantas preguntas ineludibles. Primero, ¿cuál hubiera sido la tasa de discriminación si hubiésemos hecho el estudio antes del procés o si lo hubiésemos hecho ahora mismo?. Es decir, hasta qué punto estos indicadores se deben a un momento de especial inflamación étnica, que eso es el procés, o son más estructurales. Yo tengo la intuición, y me gustaría creer, que lo que encontramos tiene al menos algo de dimensión coyuntural, es decir, que la discriminación medida en otro momento no hubiera tenido esa magnitud tan elevada. Pero no lo podemos saber porque nadie lo ha investigado antes. En España, apenas empezamos a aplicar experimentos de campo sobre discriminación laboral.

La segunda es si podría haber habido discriminación contra los, por ejemplo, Font Puig en ese momento en Madrid y en Andalucía o en otras zonas de España. Es decir, la dinámica de polarización étnica del procés podría haber creado también rechazo al catalán en otras partes de España. Es probable, pero tampoco lo podemos saber.

Y la última es que, por el propio diseño del experimento GEMM, que era un estudio comparado y armonizado, todos nuestros solicitantes estaban buscando empleo con una residencia postal en Madrid y su último trabajo había sido en Madrid, como se indicaba en el currículo. Si hubiéramos hecho el mismo experimento con gente que no ha salido de Cataluña, ¿hubiéramos encontrado niveles similares de discriminación? Pues tampoco lo sabemos, porque no hay investigación sobre este tema.

P. Esa es la pregunta del millón. ¿Por qué no lo sabemos? ¿Es un tabú?

R. Es un tema tabú. Mira, cuando he ido a presentar este artículo, varios colegas me han dicho “qué valiente”. ¿Por qué somos un país tan raro? Es decir, ¿por qué hay todavía temas en los que nadie se atreve a meterse? Entiendo que si estás en Cataluña y te pones a trabajar sobre esto, puede tener consecuencias directas sobre tu carrera académica. A lo mejor, no lo sé. Desde luego, sobre tu experiencia como académico las va a tener seguro. Ha habido mucho miedo sobre esta cuestión. Incluso fuera de Cataluña. Otro colega me decía que los resultados de los experimentos no podían ser más políticamente incorrectos en el actual contexto político. Evidentemente, la preocupación política flota en el ambiente, aquí en Madrid también. Es una verdadera pena y un lacra para la investigación.

"No había discriminación en País Vasco, Navarra o Baleares, era solo en Cataluña"

Yo no suelo difundir mucho mi investigación más allá de las revistas y foros especializados. Me dan pánico las redes sociales y la furia y el ruido, por ponernos shakespeareanos, ya que estamos hablando de la Dinamarca del sur. Lo que más me gustaría al hacerlo ahora es animar a otros investigadores a que no haya temas tabú, que podamos investigar todos lo que nos parezca oportuno y relevante. No estamos en los años ochenta o noventa, cuando te jugabas la vida según qué dijeras en según dónde. ¿Por qué no tenemos un cuerpo de investigación que nos permita realmente abordar temas que son cruciales para el estudio de los mecanismos de desigualdad en nuestras sociedades?

P. Esta discriminación no ocurre en otras regiones con fuerte identidad nacional como País Vasco, Navarra o Valencia.

R. En esas regiones, no contrastamos la homofilia étnica, no mandamos apellidos vascos, por ejemplo. Pero la discriminación por rechazo, utilizando a los descendientes de países europeos como categoría alternativa de referencia, esa sí la pudimos testar y no la encontramos. Tenía las mismas probabilidades de respuesta positiva de las empresas una persona que aplica desde Madrid con apellidos castellanos que una persona de Madrid con apellidos de otros países de Europa.

Tampoco encontramos evidencia de discriminación en Baleares y Valencia, solo en Cataluña. Por cierto, en los dos experimento utilizamos seis ocupaciones que cubren todo un rango de capital humano, tanto de baja como de alta cualificación, y también de alto y bajo contacto con el cliente. Este rango tan amplio nos permite poder generalizar más nuestros hallazgos.

P. Pero ¿qué es exactamente un apellido catalán?

R. Los apellidos que he usado como ejemplo antes no son los que utilizamos realmente en el experimento. Es verdad que hay una serie de apellidos que son ambiguos, pueden ser castellanos o catalanes, pero hay una serie de apellidos que, si miras el INE, son los más comunes en cada región y se pueden distinguir. Los que hemos cogido son los apellidos más comunes en Cataluña para castellano-descendientes y los apellidos más comunes que son de origen catalán. A veces la gente no sabe que en Cataluña los veintipico primeros apellidos más comunes son castellanos, por la historia de Cataluña, que no es tan diferente a la de Madrid: es una región que se industrializa, crece y absorbe un montón de inmigración del resto de España. Entre dos tercios y un 70% de catalanes son descendientes de otros lugares de España. Hay relativamente poca gente con dos apellidos catalanes.

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Foto: EFE/Enric Fontcuberta.

P. ¿Qué papel atribuyes al procés en sí mismo en estos hallazgos?

R. El procés reactiva la etnicidad. Hay una encuesta de 2016 en la que se preguntaban los criterios que hacen que una persona sea catalana y el 40% de la gente que se declaraba independentista decía que descender de familia catalana. Eso va en contra del mainstream del nacionalismo pujolista, que es que catalán es todo el que nos compra el discurso, básicamente. Es decir, todo el que vive y trabaja en Cataluña y quiere ser catalán, el que habla la lengua o quiere que sus hijos la hablen perfectamente y el que entiende que Cataluña es una nación. Una, no dos. Ese había sido el discurso del catalanismo inclusivo, cívico, de Pujol.

De repente, en el procés te encuentras un 40% de independentistas que dice que no, que tienes que descender de familia catalana. Y alrededor de un 70% que decía que no solo tienes que hablar catalán, sino que tienes que hablar catalán en tu casa, con tu familia. Eso son marcadores étnicos. No tenemos con qué comparar estas cifras porque esta pregunta yo no la he visto en encuestas anteriores. En procesos de tensión política en que se están activando las barreras étnicas se reactiva todo este tipo de dinámicas de endogrupo-exogrupo, dinámicas que son muy peligrosas. Esto me parece que no lo debemos olvidar.

P. ¿No implica eso cierta autodiscriminación? Si, como dices, los apellidos más frecuentes en Cataluña son de origen castellano y la mayoría proviene de otras regiones, es una manera de discriminar a los catalanes simplemente porque su apellido no suena catalán.

R. Exacto. Cataluña se hace mucho daño a sí misma, ¿no? Es verdad que nosotros en el proyecto utilizamos nombres y apellidos castellanos. En Cataluña es muy normal catalanizar tu nombre, es una señal de integración. Además, nuestros candidatos solicitan empleo desde Madrid y, aunque indican que son catalanes y que es allí donde vive su familia, esta información podría pasar desapercibida para el empresario, de hecho, sabemos que en muchos casos pasa. Por todo esto, nuestras estimaciones no deben ser automáticamente extrapolables a la población autóctona catalana con apellidos castellanos. Pero, en cualquier caso, al final lo que nos están indicando nuestros hallazgos es el valor que tiene en una jerarquía de estatus social tener nombres y apellidos catalanes en Cataluña, el valor de ser catalán catalán, como se suele decir. Curioso que se diga así, ¿no?, como si nos refiriésemos a los dos progenitores, al padre y a la madre. El valor social del ancestro, yo creo que eso es lo que el procés rehabilita. Bastante tétrico el asunto…

"En la academia española, hay una connivencia con el poder político bastante fuerte"

P. En tus investigaciones, das mucha importancia a la identificación de mecanismos. ¿Qué más nos puedes decir sobre los mecanismos de la discriminación en Cataluña?

R. En la literatura, hay dos grandes tipos de discriminación: la discriminación por gusto, un concepto que viene de Gary Becker, que es que el empleador tiene un prejuicio y está dispuesto a actuar sobre él, aunque al final no sea racional. Es decir, no me gustan los castellano-descendientes y no quiero emplearlos y punto. Es una actuación no racional, porque el empresario está dispuesto, o actúa como si estuviera dispuesto, a dejar pasar candidatos productivos y, por tanto, a perder dinero porque alberga un prejuicio. Esto se llama discriminación por gusto.

El otro gran modelo de discriminación es la discriminación estadística. Es decir, yo no tengo un prejuicio contra ese grupo étnico, lo que pasa es que tengo una idea formada sobre la distribución de sus cualidades. En el caso de Cataluña, puedes pensar que una persona con dos apellidos castellanos no va a hablar bien catalán. Entonces puedes coger a una persona que tiene un currículo muy similar con dos apellidos catalanes porque crees que te garantiza mejor competencia lingüística.

placeholder El presidente de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonès. (EFE/Quique García)
El presidente de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonès. (EFE/Quique García)

Lo interesante es que sabemos, por nuestros experimentos, que la mayor parte de la discriminación ocurre en la primera decisión del empleador, la decisión de abrir o no abrir el currículo del candidato, de leerlo o no leerlo. Esto lo sabemos porque en nuestros experimentos usamos búsqueda de empleo online y esa información la hemos podido registrar. Esto de rechazar antes de leer, en mi opinión, es difícil de encajar con un modelo de empleador racional que discrimina por falta de información, porque parece que aquí no hay demasiado esfuerzo por adquirir la información. Te guías por los nombres y apellidos del solicitante y renuncias a indagar más. Puede que no sea discriminación por gusto, puede que sea discriminación por sesgos implícitos, pero no me parece a mí demasiado compatible con un modelo de empleador racional que discrimina por déficits de información, como el que propone la teoría de la discriminación estadística. En fin, todo esto es discutible, claro… Por otro lado, en la Cataluña de hoy, después de tantos años de inmersión lingüística, el contenido informativo del apellido tendría que haberse reducido. Si eres castellano-descendiente y has vivido toda tu vida en Cataluña, deberías hablar catalán perfectamente. Si no es así, es que algo no está funcionando con la inmersión. Y si sí es así, y aun así te discriminan, es que algo está fallando con la igualdad de oportunidades… Pero ¿lo ves?, ya estamos extrapolando demasiado… Y solo acabamos de empezar. ¡Por eso necesitamos más investigación!

P. ¿Qué responsabilidad tiene el mundo académico en que esto no se haya estudiado?

R. En la academia española, hay una connivencia con el poder político bastante fuerte. Raymond Boudon, un sociólogo francés muy famoso, hablaba de distintos tipos de sociología, entre ellos, la sociología cameral o de cámara. Hay todo un universo de politólogos, sociólogos y economistas que están gravitando alrededor del poder político. Lo que Boudon llamaba “la sociología que realmente importa” es otra cosa. Pero eso daría para otra entrevista…

Una cuestión metodológica

Para identificar la discriminación, no basta con observar diferencias o brechas con datos observacionales (encuestas) porque, como indica el autor, “decir que hay un gap entre grupos no es suficiente para hablar de discriminación porque los mecanismos que hay detrás de este gap pueden ser muy variados y, de hecho, es común que haya características no observables implicadas en los gaps”. Por ello, estudiar la discriminación laboral requiere del uso de experimentos de campo que “consisten básicamente en observar el comportamiento real de las empresas sin que ellas sepan que las estamos observando, mandando currículos de candidatos ficticios a vacantes reales y aleatorizando los tratamientos de interés, en este caso, el nombre y los apellidos de los candidatos, como hicimos en el proyecto GEMM”.

El proyecto GEMM no estaba pensado en su inicio para estudiar la discriminación contra grupos autóctonos, sino para examinar la discriminación contra “la llamada segunda generación de inmigrantes internacionales”, los “nuevos españoles” nacidos de padres inmigrantes. Para ello, se comparaba la tasa de respuesta de la empresas a hijos de inmigrantes con la que daban a los hijos de padres nativos con apellidos castellanos. La discriminación, explica Polavieja, funciona a través de dos mecanismos: el rechazo al etnogrupo minoritario y el favoritismo al mayoritario, donde mayoritario y minoritario no siempre debe entenderse en términos de tamaño poblacional. “Cuando en EEUU se discrimina a los afroamericanos, en parte es porque hay un rechazo al afroamericano y en parte es porque se favorece al anglo-descendiente”, explica el investigador. Para identificar la discriminación contra nativos con apellidos castellanos en Cataluña en todo su rango, debería, por tanto, haber un grupo de solicitantes idénticos a los castellanos pero con apellidos catalanes. Este segundo grupo no se incluyó en el diseño original de GEMM. Sin embargo, aunque la discriminación en todo su rango no se pueda identificar en GEMM, la discriminación debida al prejuicio o rechazo a los castellano-descendientes sí se puede identificar, bajo sencillos supuestos, utilizando un grupo de referencia alternativo, en este caso, los españoles descendientes de padres europeos arriba referidos, que sí se incluían entre lo más de treinta países de ancestro de GEMM. Este grupo alternativo debe ser “lo más parecido posible a un placebo”. En otras palabras “no debe de estar discriminado negativamente y, en el caso de que tuviera algún trato favorable, debería tener el mismo trato favorable en todo el territorio español”.  Bajo estos dos supuestos, podemos estudiar la discriminación por rechazo “comparando la tasa de respuesta de los castellano-descendientes con la de este grupo de referencia euro-descendiente en Madrid, Cataluña y en otras comunidades de España, también en comunidades donde hay una fuerte identidad y una lengua propia”, explica el autor. Los resultados, como hemos señalado, muestran que en ninguna de esas comunidades se encontró evidencia de discriminación, tan solo en Cataluña.

Lo que queda fuera de estas primeras estimaciones basadas en el experimento GEMM es la parte de la discriminación que se debe a la homofilia étnica, es decir, la posible tendencia de los empleadores catalanes a favorecer a los solicitantes con nombres y apellidos catalanes. Para estudiar este segundo componente potencial de la discriminación, se realizó el segundo experimento. Este se basaba, de nuevo, en enviar currículos ficticios a vacantes reales en Cataluña, en los que se mantenían todas las características curriculares idénticas a las del experimento GEMM, pero, en este caso, todos los solicitantes tenían nombres y apellidos claramente identificables como catalanes.  Comparado entre la tasa media de respuesta positiva de las empresas catalanas a estos catalano-descendientes del segundo experimento con la de los castellano-descendientes del primero se puede calcular la discriminación en todo su rango, aunque, como advierte Polavieja, “esto requiere suponer que hay estabilidad en las respuestas medias de las empresas en el lapso de tiempo transcurrido entre los dos experimentos”. Bajo ese supuesto de identificación, “podemos comparar cuál es la tasa de respuesta media de los castellano-descendientes y los catalano-descendientes en Cataluña para estimar la discriminación total, es decir, la que incluye rechazo al castellano descendiente y favoritismo al catalano-descendiente”. Los resultados de estos experimentos se han presentado recientemente en la V Conferencia Internacional de Sociología Experimental, celebrada en la Residencia de Estudiantes de Madrid.

"Ahora miras a tu país y ves hablar a las bestias. Carroñeros, víboras, hienas. Bestias con forma humana que rezuman odio. Un odio perturbado, nauseabundo, como de dentadura postiza con moho, contra la lengua. Están aquí, entre nosotros. Les repugna cualquier expresión de catalanidad. Es una fobia enfermiza. Hay algo freudiano en estas bestias. O una pequeña tara en su ADN. ¡Pobres individuos! Viven en un país del que todo lo ignoran. Todo lo que no sea español y en español les rebota".

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