Es noticia
De repoblar la España vacía a militarizar las fronteras: qué dicen los programas de defensa para el 23-J
  1. España
atención inédita, pero poca concreción

De repoblar la España vacía a militarizar las fronteras: qué dicen los programas de defensa para el 23-J

Bajo diferentes formatos, todos los partidos han incluido planes para las Fuerzas Armadas, referencias a la industria militar y sus inclinaciones geopolíticas para marcar diferencias

Foto: Soldados españoles, en maniobras en Letonia en 2022. (EFE/Toms Kalnins)
Soldados españoles, en maniobras en Letonia en 2022. (EFE/Toms Kalnins)
Más información

La guerra de Ucrania, las tensiones con Marruecos y la creciente incertidumbre estratégica, con la presión de las asociaciones de militares profesionales, le han dado una relevancia inédita a los capítulos de defensa en los programas de (casi) todos los partidos de cara al 23-J. Unas líneas políticas que afectan de forma crucial a los 140.000 militares españoles (activos y reservistas), más de 24.000 trabajadores de la industria y otros 57.000 empleos indirectos que genera el sector; y delinean las ambiciones estratégicas que cada organización asume para el país en el momento internacional más inestable desde la Guerra Fría.

Bajo diferentes formatos, todos los partidos han incluido planes para las Fuerzas Armadas, referencias a la industria militar y sus inclinaciones geopolíticas para marcar diferencias. Las propuestas van desde utilizar las Fuerzas Armadas para revitalizar la España vacía (PSOE), aumentar el número de tropas (PP), militarizar la frontera con Marruecos (Vox) o eliminar el sistema de justicia militar (Sumar). En los cuarteles se celebran las buenas intenciones, pero se critica la falta de concreción (vicio extensible a muchas de las áreas cubiertas en los programas electorales, donde suelen abundar las generalidades y escasear las propuestas concretas).

"¿Notamos que hay más interés y compromiso de los partidos con la defensa? Por supuesto que sí, pero muy ambiguo y difuso en los programas electorales. Hay que mojarse más y ser claros a la hora de ponerlo por escrito", explica Marco Antonio Gómez, presidente de la Asociación de Tropa y Marinería Española (ATME). "No hay claridad para abordar una reforma de calado", agrega.

La tropa tendrá que esperar

El primer punto del que adolecen los programas, dicen desde las asociaciones militares, es precisamente el que consideran más urgente. El futuro de la tropa. En este apartado, tanto PSOE como PP se despachan con fórmulas abiertas. Los socialistas son extremadamente vagos en la redacción de propuestas y hablan de "ejecución de medidas aprobadas por la subcomisión para el estudio del régimen profesional de tropa y marinería", "profundización en la implementación de medidas de conciliación" o "mejoras de condiciones de vida".

Los populares tampoco son mucho más explícitos. Más allá de un aumento de los efectivos en activo hasta el tope de los 140.000 permitidos por ley, el partido se limita a comprometerse a "reforzar las FFAA como elemento de disuasión y de defensa" y a "mejorar sus condiciones sociolaborales tras años de injusticia". Pero sí incluyen de forma directa que el tiempo de servicio compute para las convocatorias de empleo público.

Vox sí asume de forma más directa algunas de las reivindicaciones de los militares, especialmente la equiparación salarial a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Sin embargo, esta promesa queda diluida dentro de una medida más amplia para ajustar sueldos de cuerpos nacionales, aduanas y policías autonómicas y locales, sin especificar cómo se haría esa armonización. También recoge la aspiración de una ley de carrera militar única, pero se limita a decir solo “los mejores” soldados y marineros sean reubicados en la estructura del Ministerio de Defensa después de la edad límite de 45 años. Otro punto que demandan las asociaciones y que sí deja claro la formación de Santiago Abascal es la “homologación civil de los estudios y especialidades militares

Foto: Soldados españoles, de maniobras en Letonia. (EFE)

Sumar, por su parte, no se refiere en ningún momento a la situación de las Fuerzas Armadas o a los militares profesionales. Su única propuesta para la tropa, incluida en sus reformas de justicia, es "la supresión de la justicia militar y su integración en la jurisdicción ordinaria", así como la derogación del código penal militar y las normas procesales (conservando los tipos y procesos específicos al ejercicio de las armas, así como la absorción de los profesionales de la justicia militar en el circuito civil).

"En todos los casos, o bien son propuestas que carecen de concreción o, en el caso en que sí propone una algo concreto, como es una ley de carrera militar única, lo hace basada en un modelo debatido en una proposición de ley del año 2021 que técnicamente era un desastre y que no arreglaba los problemas de la temporalidad, ni el modelo de carrera", considera Iván Alcántara, de la Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME). "Existe poco interés en los temas que afectan al personal de las Fuerzas Armadas. En cambio, sí vemos en la mayoría de ellos mayor interés en lo relacionado con la industria de defensa; creemos que sin un personal bien pagado y bien atendido de nada sirve invertir grandes cantidades en armamento y material", agrega.

Misiones sociales dispares

Además, los diferentes partidos han bosquejado diferentes misiones para unas Fuerzas Armadas más en contacto con la sociedad. El PSOE se descuelga en este aspecto con una propuesta para utilizar a los ejércitos como palanca de desarrollo en la España vacía con la "desconcentración de unidades militares por el territorio nacional", poniendo como ejemplo la futura base logística de Córdoba o la de Monte de la Reina en Toro (Zamora). Sin embargo, las asociaciones militares ven esta propuesta como un tiro en el pie a la ya memada capacidad de reclutamiento.

"Si ya tenemos problemas, eso puede llevar a perder aún más capacidad de atracción del personal. La falta de atractivo se debe en primer lugar a las retribuciones paupérrimas. Pero si encima ponemos las guarniciones en lugares aislados, nadie va a querer ir, solo la gente de la zona. De hecho hay batallones que se han trasladado a grandes ciudades para conseguir cubrir el personal necesario. Ese espíritu repoblador es una entelequia", enumera Miguel Peñarroya, presidente de la Asociación Profesional de Suboficiales (Asfaspro).

Foto: Operación Campamento. (EC)
TE PUEDE INTERESAR
'Artillería inmobiliaria': el mapa de terrenos militares que pueden acabar como vivienda pública
Enrique Andrés Pretel Datos: Marta Ley Infografía: Rocío Márquez Víctor Romero

Sumar, por su parte, propone impulsar un programa de capacitación climática de la Unidad Militar de Emergencias (UME) y los servicios de protección civil, extensible a fuerzas y equipos de seguridad y emergencias autonómicos, para ganar músculo en la lucha contra la emergencia climática. Algo que, recuerdan los propios militares, ya viene haciendo la UME y otras unidades de las Fuerzas Armadas, que han estado en primera línea en todas las recientes catástrofes en España, desde el volcán de la Palma a las nevadas, de la pandemia a los incendios.

Tanto el PP de Alberto Núñez Feijóo como Vox proponen la creación de un nuevo modelo de reserva militar voluntaria para permitir una mayor imbricación del mundo civil en la esfera militar y ambas formaciones hablan de un fomento de la cultura de la defensa, aunque sin mucho más desarrollo sobre cómo definir o lograr ese objetivo.

La industria, en foco

Los programas también reflejan la visión de los diferentes partidos sobre la industria de defensa, con oportunidades y desafíos muy significativos en este nuevo ciclo inversor. PSOE y PP abundan en algunos aspectos. El presidente Pedro Sánchez se compromete en su programa a reforzar el presupuesto acorde a "los compromisos internacionales" (el 2% de la OTAN) y a continuar con los programas de adquisición y actualización de equipos. Además, especifica que seguirá en su política industrial de defensa con una orientación de autonomía estratégica con programas en marcha como el vehículo de combate Dragon 8x8, las fragatas F110 o el submarino S-80, o los que están por venir como el buque de acción marítima de intervención submarina (BAM-IS) o el vehículo de apoyo a cadenas (VAC).

Los populares también confirman la aspiración de un gasto del 2% y se muestran favorables al impulso industrial, pero con una revisión para "clarificar las tecnologías y los activos con visión de medio-largo plazo (10/15 años)". Además, mandan el mensaje de que favorecerán "la consolidación del sector, propiciando empresas con posibilidad de competir" (una de las conversaciones más recurrentes en el sector) y aseguran que promoverán planes de inversión plurianuales con prioridad para las empresas nacionales y aliadas. Vox se limita a mencionar que "dotarán adecuadamente los programas de modernización para las Fuerzas Armadas".

Foto: Eurofighter, en maniobras militares. (Reuters/Lisi Niesner)

En las antípodas, la formación de Yolanda Díaz, que avisa de que promoverá "una revisión y auditoría de los Programas Especiales de Armamento y otros gastos asociados a planes de defensa con el fin de dotarlos de mayor transparencia". También de una revisión de las políticas de exportación (nacional y europea) para evitar que se vendan armas a países que vulneren los derechos humanos, una categoría donde podrían ser incluidos algunos clientes clave de la industria española.

"Necesitamos estar a la última en material, la desinversión hizo que se perdieran capacidades y materiales con años de más. Por otro lado, asistimos a la paradoja, como ha sucedido en los presupuestos de este año, de que se aumenta el gasto en miles de millones de euros de defensa hasta niveles que incluso no se van a poder gastar. ¿Por qué miles de millones para equipos y cero para personal?", se pregunta Miguel Peñarroya, subteniente teniente (en reserva) de Asfaspro.

España estratégica

Los programas también reflejan la visión de los partidos sobre el papel estratégico de España en medio de las turbulencias geopolíticas incubadas en pandemia y aceleradas tras la invasión rusa de Ucrania. Vinculadas a sus diferentes visiones diplomáticas, volvemos a ver varias tendencias.

PSOE y PP, de diferentes formas, confirman un respaldo sin fisuras a la causa ucraniana, cerrando filas con aliados europeos y atlánticos. Ambos partidos también hacen sus malabarismos retóricos para mostrar su respaldo a la autonomía estratégica europea y, al mismo tiempo, en la importancia de los socios de la OTAN. Es decir, Estados Unidos.

Foto: Charles Michel (izquierda), presidente del Consejo Europeo, junto a Jens Stoltenberg (centro), secretario general de la OTAN, y Ursula von der Leyen (derecha), presidenta de la Comisión Europea. (Reuters/Johanna Geron)

Los socialistas detallan la atención prioritaria al flanco sur, en regiones como el Sahel y el Golfo de Guinea, además de su compromiso en reforzar la ya elevada participación española en misiones y organizaciones de seguridad y defensa internacional. Los populares, más desdibujados, apuntan más a cuestiones simbólicas, como “la necesidad de un Gobierno compacto que no arroje dudas sobre sus lealtades en asuntos como la guerra de Ucrania o la promoción de la democracia” (en clara referencia al disenso en la coalición de gobierno PSOE-Unidas Podemos sobre diferentes aspectos internacionales).

Además, los dos partidos mayoritarios adoptan un tono conciliatorio con Marruecos. El PSOE aboga por "profundizar la nueva etapa de relaciones bilaterales", mientras que el PP es que lo enmarca en un "equilibrio razonable" con Argelia y "sin olvidar nuestras responsabilidades con el pueblo saharaui".

Sumar, por su parte, pone el acento en la diplomacia y su estrategia pasa por superar "la visión dicotómica que reduce estas relaciones de vecindad al prisma exclusivo de cooperación o conflicto", ya sea en el Magreb o en el caso de China. Aunque, al mismo tiempo, aboga por los saharauis y llama "territorios ocupados" al Sáhara Occidental. Su intención es alejarse de la influencia de la OTAN para promover más la autonomía estratégica europea y, en paralelo, pedir eliminar el requisito de la unanimidad en las decisiones de la UE sobre política exterior y seguridad común. Sobre Ucrania, un circunloquio —"continuaremos con la solidaridad integral con Ucrania y fortaleceremos la vía diplomática para lograr, cuando las circunstancias lo permitan, una paz justa y duradera"— para mandar el mensaje de que, por el momento, se mantendrá el apoyo como país aliado.

Vox no menciona la palabra Ucrania en todo su programa electoral y centra todo su foco en acabar con el "chantaje" de Marruecos (y algunas menciones a China). Entre sus propuestas, un "despliegue militar en las fronteras de Ceuta, Melilla y Canarias … ante invasiones promocionadas desde estados vecinos u organizaciones internacionales", sin más detalles. Además, vincula la ayuda al desarrollo a la cooperación migratoria y apuesta más al bilateralismo que las organizaciones internacionales.

La guerra de Ucrania, las tensiones con Marruecos y la creciente incertidumbre estratégica, con la presión de las asociaciones de militares profesionales, le han dado una relevancia inédita a los capítulos de defensa en los programas de (casi) todos los partidos de cara al 23-J. Unas líneas políticas que afectan de forma crucial a los 140.000 militares españoles (activos y reservistas), más de 24.000 trabajadores de la industria y otros 57.000 empleos indirectos que genera el sector; y delinean las ambiciones estratégicas que cada organización asume para el país en el momento internacional más inestable desde la Guerra Fría.

Defensa Fuerzas Armadas Militar Tecnología militar Elecciones Generales
El redactor recomienda