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Moncloa descarta cualquier contacto con Feijóo y se lanza a la operación derribo
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INCOMUNICACIÓN PESE A LA CRISIS INSTITUCIONAL

Moncloa descarta cualquier contacto con Feijóo y se lanza a la operación derribo

Sánchez volverá a tener un cara a cara en el Senado con el líder del PP, donde informará del Consejo Europeo. Desde el Ejecutivo no esconden su interés en confrontar proyectos y poner en valor "todo lo que hemos conseguido"

Foto: Última reunión entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), y el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo (i). (EFE/Sergio Pérez)
Última reunión entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), y el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo (i). (EFE/Sergio Pérez)

La incomunicación entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder del principal partido de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, sigue acrecentándose desde la ruptura de las negociaciones para renovar el poder judicial. Ni siquiera la crisis institucional desatada tras el choque entre los poderes legislativo y judicial forzó una tregua entre ambos para tratar de buscar una salida coordinada al conflicto o al menos abordar la situación en privado, como sí hicieron tras la dimisión del presidente del CGPJ el pasado mes de octubre. Los teléfonos no se descolgaron ni se van a descolgar, según avanzan desde Moncloa, poniendo en duda que Feijóo "tenga ganas de hablar con el presidente". Estas mismas fuentes hacen referencia a los insultos recibidos y hacen énfasis en la última campaña en redes de los populares, coincidiendo con la Lotería de Navidad, en la que se apuntaba que "a los socios de Pedro Sánchez y agresores sexuales ya les ha tocado el Gordo".

La situación ha llegado a un punto de no retorno en el que el contexto preelectoral tampoco ayuda, con Moncloa y Ferraz coordinando esfuerzos por contradecir la etiqueta de moderación y hombre de Estado con la que Feijóo accedió a Génova hace nueve meses. La comparecencia de Sánchez esta semana para hacer balance del año se centró en buena medida en situar al líder del PP fuera de la Constitución y equipararlo con su predecesor, Pablo Casado. Fuentes de Moncloa reconocen que se ha llegado a un punto de no retorno después de que interpretasen la negativa de Feijóo a sumarse a la moción de censura promovida Vox como un amago de rectificar su estrategia. Finalmente, se trató solo de un oasis, según añaden, pues tras el recurso del PP al Constitucional para paralizar la tramitación de la reforma del poder judicial, Feijóo "se ha mimetizado con Ayuso y Casado".

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Desde el Gobierno afean que "la única contribución de Feijóo durante estos nueve meses ha sido enmudecer al Parlamento". "Para este viaje no hacían falta tantas alforjas", lamentan fuentes del Ejecutivo. Con Pedro Sánchez activando ya el modo campaña para meterse de lleno a partir de enero en el ciclo electoral de 2023, con elecciones municipales y autonómicas en mayo y generales a final de año, los ataques comienzan a redoblarse y el choque político se personifica en una operación de acoso y derribo hacia Feijóo. La máxima pasa por negar tanto su moderación como su solvencia política y en asuntos económicos, pero también situarlo como una suerte de títere de las posiciones "más ultras". De ahí que se le dibuje como un líder débil y sin autonomía.

Los socialistas tienen claro que para revertir el trasvase de votos al PP y movilizar al electorado progresista, la estrategia pasa por personificar todos los ataques en un Feijóo dispuesto a pactar con la ultraderecha y con una "visión restrictiva de la Constitución". Todo ello cuando no han comenzado todavía a asomar los argumentarios electorales más duros. En privado, en cambio, ya se van deslizando. Anticipando lo que está por venir, fuentes de Moncloa alertaban los últimos días, en referencia a la crisis institucional, que los populares "están en una dinámica que hemos visto con Trump". Se pone en duda también la concepción misma de la democracia por parte de los populares por "deslegitimar desde el principio (de la legislatura) el resultado electoral".

Moncloa redobla los ataques en un Feijóo que ven dispuesto a pactar con Vox y con una "visión restrictiva de la Constitución"

Pedro Sánchez sostenía durante su balance político del año que "la oposición del PP hoy es igual que ayer. No hay ninguna diferencia de la oposición que hace Feijóo a la de Casado". Una "decepción", resumía, no solo para quienes no encontraría entre los potenciales votantes del PP, sino también "para los propios votantes conservadores que se esperaban algo más. Un aporte superior a la política española de Feijóo a la que hizo Casado". La consigna de equiparar a Feijóo con Casado llega al punto de que un ministro socialista en conversación informal con periodistas confundía ambos nombres, aun sin pretenderlo.

Los otros dos principales ejes de la estrategia de acoso y derribo a Feijóo, más allá de insistir en que los populares incumplen la Constitución por no llegar a un acuerdo para la renovación del Consejo General del Poder Judicial, pasan por confrontar el modelo económico de "recortes" con el que PP capeó la anterior crisis de 2008, frente a la respuesta socialdemócrata de Sánchez, y sacar partido de las conquistas del Ejecutivo en Bruselas. Mientras parte de la estrategia internacional de los populares se centraría, según fuentes de Moncloa, en "manchar la acción del Gobierno, sobre todo en el ámbito de la UE", Sánchez pone en valor su influencia en Bruselas para arrancar acuerdos como la solución ibérica o, más recientemente, el tope al gas.

Nuevo cara a cara en el Senado

El presidente del Gobierno tiene previsto comparecer tanto en el Congreso como en el Senado -donde sí tiene asiento Feijóo- para dar cuenta de los acuerdos del último Consejo Europeo. Un foro en el que se cerró el acuerdo para topar el precio del gas. Desde el Ejecutivo avanzan que es una obligación del presidente informar de estos asuntos en el legislativo, pero tampoco esconden que "además nos interesa mucho con todo lo que hemos conseguido".

Foto: Calviño y Sánchez, en el Senado. (EFE/Kiko Huesca) Opinión
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El propio Sánchez ya destacaba en su última comparecencia del año ante los medios que "España defendió antes de la guerra la intervención del mercado eléctrico, que no estaba funcionando. El tiempo nos ha dado la razón. Primero, con la solución ibérica, y ahora poniendo un límite al precio del gas que nos permitirá navegar con mayor certidumbre esta tempestad por la guerra de Putin en Ucrania". Asimismo, recordaba que el PP calificó la también denominada "excepción ibérica" como "timo ibérico, y ahora muchos gobiernos de la UE está pidiendo su importación".

El respaldo en Bruselas a algunas de las propuestas del Gobierno, como la mencionada excepción ibérica o el tope al gas, pero también el impuesto a las energéticas para tasar sus beneficios extraordinarios, se han convertido en el mejor antídoto para tratar de invalidar las críticas de la oposición en casa o las alertas en política fiscal de organismos económicos independientes. Por otra parte, se utilizan para contraponer manuales de gestión de crisis con el PP y homologar las políticas domésticas con las europeas. Sánchez recordó por ello que "la derecha y la ultraderecha" han anunciado la interposición de recursos de constitucionalidad a los impuestos a banca y energéticas, cuando "otros gobiernos de la UE, tanto progresistas como conservadores, también los han puesto en marcha".

"Los populares están en una dinámica que hemos visto con Donald Trump"

En el Gobierno consideran que el debate económico les favorece en su pugna electoral con el PP, apoyados en los brotes verdes y el efecto de sus medidas contra la inflación. El hecho de que los populares rehúyan el debate los refuerza en estas tesis: "Feijóo empezó hablando de un apocalipsis económico y ahora vuelve a Cataluña", resumen estas fuentes del Ejecutivo. La confrontación entre las recetas socialdemócratas, que Sánchez asocia una salida social a la actual crisis en línea con el "consenso europeo", y las neoliberales, vinculándolas a los recortes tras la crisis financiera de 2008, vienen formando parte del argumentario habitual del jefe del Ejecutivo desde hace semanas.

Sánchez ha entrado en campaña y su principal rival a batir es Feijóo para lo que ya se ha puesto a funcionar la operación acaso y derribo. Mientras tanto, no solo se esfuman los acuerdos de Estado pendientes -en materias que van desde la Defensa o los secretos de Estado, además de la renovación del CGPJ-, sino también cualquier tipo de comunicación para abordar asuntos trascendentales como la reciente crisis institucional.

La incomunicación entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder del principal partido de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, sigue acrecentándose desde la ruptura de las negociaciones para renovar el poder judicial. Ni siquiera la crisis institucional desatada tras el choque entre los poderes legislativo y judicial forzó una tregua entre ambos para tratar de buscar una salida coordinada al conflicto o al menos abordar la situación en privado, como sí hicieron tras la dimisión del presidente del CGPJ el pasado mes de octubre. Los teléfonos no se descolgaron ni se van a descolgar, según avanzan desde Moncloa, poniendo en duda que Feijóo "tenga ganas de hablar con el presidente". Estas mismas fuentes hacen referencia a los insultos recibidos y hacen énfasis en la última campaña en redes de los populares, coincidiendo con la Lotería de Navidad, en la que se apuntaba que "a los socios de Pedro Sánchez y agresores sexuales ya les ha tocado el Gordo".

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