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La negociación del tope al gas: cuatro lecciones de la influencia de España en Europa
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El triunfo energético de España

La negociación del tope al gas: cuatro lecciones de la influencia de España en Europa

Ribera ha guiado la agenda europea en materia de Energía en Bruselas y ha logrado que muchos de sus colegas la sigan. Sirve como una lección para influir en la UE

Foto: La vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera. (EFE/Javier Albisu)
La vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera. (EFE/Javier Albisu)

Los ministros de Energía de los Veintisiete alcanzaron finalmente un acuerdo para el establecimiento de un tope al precio del gas en el mercado de referencia europeo, el TTF holandés. El límite, que en realidad es un mecanismo de corrección de mercado, se activará cuando durante tres días laborables el precio del gas se sitúe por encima de los 180 euros/MWh y siempre y cuando la diferencia con el precio en el mercado de referencia sea de 35 euros/MWh.

El debate ha sido enormemente técnico y muy complejo, además de muy largo. Especialmente para España. En septiembre de 2021, la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, junto a la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, enviaba a la Comisión Europea una serie de ideas, una batería de propuestas para hacer frente a lo que en España ya era claramente una crisis de los precios de la energía y que todavía no estaba golpeando al resto de Europa.

La crisis provocada por la guerra rusa en Ucrania y el paulatino corte de suministro por parte de Moscú empeoraron la situación e hicieron que poco a poco las reuniones de los ministros de Energía fueran más comunes. Un año y tres meses después de aquellas primeras propuestas españolas, la Unión Europea se ha movido en la dirección que pedía Madrid, aunque antes han pasado muchas otras cosas. Por supuesto, la victoria no es definitiva, porque nadie es capaz de imponer su agenda al completo en la Unión Europea, esa es su fuerza y su debilidad.

Para muchos, se ha visto como una victoria —porque en parte lo es— de España. Durante algún tiempo, Ribera estuvo relativamente sola en el Consejo de Energía. Sus ideas eran consideradas demasiado radicales para Alemania y para una Comisión Europea que, poco a poco, fue aceptándolas e integrándolas en su agenda. Durante meses, Kadri Simson, comisaria de Energía, negó rotundamente que hiciera falta ninguna reforma del mercado eléctrico europeo, una reforma cuyo debate ya está en marcha. También se ha acordado el establecimiento de plataformas para la compra conjunta de gas y ahora la pieza final del puzle, que es el tope que tanto ha pedido España.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y los líderes de otros países de la UE, durante un encuentro en Bruselas. (Reuters/Piroschka van de Wouw)

Se trata de la victoria de una visión concreta que Ribera ha defendido en muchas ocasiones: hay que meter mano al mercado eléctrico. Las cosas no han ocurrido tal y como ella deseaba, pero desde luego la balanza se ha decantado a favor de la visión española de la cuestión. Y eso, en política europea, es la clave. Eso no significa que no pueda haber problemas en el futuro. Los técnicos de la Comisión o los del Banco Central Europeo (BCE) creen que la idea del tope puede provocar importantes problemas en los mercados o incluso en el suministro eléctrico. Pero el pulso lo han ganado por ahora Ribera y los 14 Estados miembros que han apoyado esta visión y la necesidad de un tope al precio del gas.

Cuatro lecciones

En los últimos días, a medida que se iban acercando las posturas entre los que apoyaban el tope y los que se oponían a él, fundamentalmente Alemania, a base de una negociación permanente y de un ejercicio continuo de prueba y error, con distintas propuestas presentadas por la presidencia checa, han circulado mucho por internet fotografías en que se ve a Ribera en el centro de un círculo de ministros y diplomáticos del bloque de los Estados miembros favorables al mecanismo.

Esas imágenes son solamente la representación de un proceso por el que España ha ganado influencia en un debate concreto, el energético, y que permite ahora extraer cuatro lecciones fundamentales que pueden ayudar a mejorar la influencia española en Bruselas en general. La primera es saber de qué hablas. Ribera tiene los conocimientos técnicos que te permiten ser un líder de opinión dentro del Consejo. Eso no es suficiente para saber dirigir un debate hacia tus intereses, pero es fundamental si quieres conseguirlo. Cuando se trata de un debate menos técnico y más político, las cosas se complican, porque la legitimidad se apoya en otros factores, no en el conocimiento frío de la cuestión, para lo que viene bien que el país, en general, tenga claro qué quiere conseguir en la Unión Europea, algo que, en el caso español, no ocurre todavía.

Foto: EC

En todo caso, y si el objetivo de los gobiernos es mejorar su presencia y su voz en la capital comunitaria, saben que deben contar con ministros que sepan manejarse en este tipo de circunstancias, en la letra pequeña, en las conversaciones de pasillo y en los corros. La Unión Europea es un entramado de cañerías y para ganar influencia uno tiene que estar presente en cada una de ellas, saber qué defender, qué decir y qué postura tomar. El nivel ministerial es una de las cañerías clave.

La segunda lección es que hay que hacer propuestas. Hay que tener ideas concretas, ambiciosas. En otras palabras, hay que poner papeles encima de la mesa. Son los denominados non papers, documentos de trabajo en los que se hacen propuestas con el objetivo de alimentar el debate y una de las tareas pendientes para España y en la que tanto el ministerio de Ribera como el de Calviño han empezado a aplicarse a fondo. La diferencia es estar entre los que presentan ideas o los que las debaten casi como espectadores.

Foto: Las temperaturas máximas se están disparando en toda Europa. (iStock)

Eso significa que a veces vas a ganar y a veces vas a perder. Que en algunas ocasiones vas a quedarte solo y te vas a señalar. Pero en la Unión, el lugar de la negociación permanente, ese es el día a día. Todo consiste en dialogar y en debatir y, en la palabra, a veces se gana y otras se pierde. Uno no puede ir a Bruselas solamente a llorar, tiene que llegar con ideas concretas, con una agenda, con propuestas.

La tercera lección es que hay que saber golpear, tener presencia. En el debate de la respuesta a la crisis energética, la vicepresidenta no se ha mordido la lengua. En sus declaraciones a la prensa, ha sido muy dura con la Comisión Europea, utilizando palabras gruesas, señalando con el dedo cuando ha hecho falta, utilizando las oportunidades de hablar en público para hacer política, no declaraciones institucionales. Y eso también le ha ayudado a estar presente en los foros que importan en Bruselas, en los medios internacionales y los de la burbuja europea.

Foto: Fotografía de la emisión de billetes de 100, 200 y 500 euros. (Reuters/Antonio Bronic)

España pasa demasiado tiempo desapercibida. Desde los ministerios y el Gobierno se entiende como una estrategia política el hecho de no ser percibidos como un actor con opiniones demasiado fuertes para ser considerado honesto y no demasiado parcial. Se pasa demasiado tiempo señalando que España está con el "consenso" y que apoya la Comisión. Y eso está bien. Pero no es suficiente.

La manera de ejercer soberanía, hoy por hoy, es a través de la Unión Europea. Si uno quiere proyectar una determinada visión de un debate, tiene que hacerlo a través de la política europea. Esa es la cuarta lección: cuando tienes una idea sobre algo en una escala europea y estás seguro de ella, es mucho más fácil tener influencia y presencia en el debate. Para eso, claro está, tienes que saber qué piensas sobre esa determinada cuestión, y eso requiere tener un debate dirigido a Europa. Ese no es el caso de la política española en general, aunque la cuestión energética y el papel de Ribera han servido como una muestra de lo que se puede conseguir si se trabaja en la buena dirección.

Los ministros de Energía de los Veintisiete alcanzaron finalmente un acuerdo para el establecimiento de un tope al precio del gas en el mercado de referencia europeo, el TTF holandés. El límite, que en realidad es un mecanismo de corrección de mercado, se activará cuando durante tres días laborables el precio del gas se sitúe por encima de los 180 euros/MWh y siempre y cuando la diferencia con el precio en el mercado de referencia sea de 35 euros/MWh.

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