Sánchez se refuerza en Bruselas y defiende más intervencionismo para frenar la inflación
El Ejecutivo se sirve del viento de cola en Europa para legitimar sus medidas a nivel doméstico y confrontar con el modelo del PP. La Moncloa ve en la presidencia rotatoria de la UE una oportunidad en plena campaña de las generales
El Gobierno ha convertido sus batallas políticas en la UE en una prioridad para impulsar su gestión en clave nacional. Aprovechar el viento de cola del nuevo consenso europeo en materia económica para vender influencia y éxitos, reforzar el perfil de Pedro Sánchez y, sobre todo, homologar sus políticas. El respaldo en Bruselas a algunas de sus propuestas, con la excepción ibérica para topar el precio del gas o el impuesto a las energéticas para tasar sus beneficios extraordinarios como principales banderas, se convierten en el mejor antídoto para tratar de invalidar las críticas de la oposición en casa o las alertas en política fiscal de organismos económicos independientes. Se busca así contraponer manuales de gestión de crisis con el PP. "Feijóo está aislado en la UE", apuntaban fuentes del Ejecutivo como primera conclusión del cara a cara entre Sánchez y el líder de los populares esta semana en el Senado.
La confrontación entre las recetas socialdemócratas, que Sánchez asocia una salida social a la actual crisis en línea con el "consenso europeo", y las neoliberales, vinculándolas a los recortes tras la crisis financiera de 2008, forman ya parte del argumentario habitual del jefe del Ejecutivo. Se siente cómodo pisando este terreno y no descarta seguir siendo la avanzadilla para profundizar en una senda intervencionista. Durante los 108 minutos que empleó en la Cámara Alta para informar sobre las medidas económicas y fiscales que ha adoptado hasta ahora, se perdió una afirmación contundente: "La inflación española cayó en septiembre por segundo mes consecutivo. Hemos pasado un 10,5% al 8,9%. Cayó, por cierto, en aquellos sectores de la economía intervenidos por el Gobierno: la vivienda, la energía, el transporte. Y subió a aquellos en los que no se ha producido una intervención, lo que demuestra la eficacia de las medidas que está impulsando el Gobierno de España".
La Moncloa ya estudia prorrogar el paquete de medidas del denominado escudo social durante todo el próximo ejercicio y no se descartan nuevas acciones en función de la coyuntura. Los sectores con "beneficios extraordinarios gracias a la guerra y a costa de los consumidores" están en el punto de mira. El impuesto a las energéticas y a la banca se justificó de este modo.
Al inicio de este curso político se amagó con fijar topes a la cesta de la compra, como reclamó la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, pero finalmente desde Hacienda se suavizó este envite. La ministra María Jesús Montero cerró el debate limitándose a pedir "un mayor esfuerzo" a los sectores "que se beneficien de forma extraordinaria de esta crisis". Un debate a inicios de septiembre que seguía la línea marcada por el propio presidente del Gobierno en su cierre del curso político antes del verano. Entonces, aseguró que "arrimar el hombro no es un eslogan, es una obligación para aquellos sectores y aquellas empresas que particularmente se están beneficiando de esta situación económica. Esa es mi determinación y mi compromiso con los españoles y con las españolas".
El Ejecutivo se sirve del viento de cara en Europa, incluyendo gobiernos conservadores que apoyan el tope al gas o la tasa a las energéticas, no solo para dar un barniz legitimador a sus medidas a nivel doméstico, sino para deslegitimar las de Génova. El revés de la primera ministra británica, Liz Truss, por su programa de bajada generalizada de impuestos ha sido aprovechado para vincular a Alberto Núñez Feijóo con un modelo fiscal fallido. "La orfandad ideológica del PP", según cargan fuentes de Ferraz. "Gobiernos conservadores y la propia presidenta de la Comisión Europa abogan por poner en marcha medidas socialdemócratas que fueron defendidas en sus inicios por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Por ejemplo, el tope al gas, que a día de hoy se quiere implementar en toda la Unión", señalaban esta semana las mismas fuentes.
El marco europeo es central en la operación de la Moncloa y Ferraz para revertir las negativas encuestas y afrontar el ciclo electoral. Fuentes del PSOE se arrogaban como "una victoria más" del presidente el acuerdo de este jueves para sustituir el MidCat por un nuevo proyecto que conectará Barcelona con Marsella a través de una tubería que por el momento sirva para transportar gas, pero también en el futuro para transportar hidrógeno verde. Y de ahí las apelaciones al "liderazgo internacional" de Sánchez.
Semestre europeo
Tras el Consejo Europeo finalizado este viernes, Sánchez se encargaba de subrayar que otras medidas como la compra conjunta de gas y el tope a los precios se ha ido abriendo camino un año después de comenzar a plantearlas. En el Gobierno se hace gala de que el presidente se ha hecho valer en Bruselas y "se le ha escuchado".
La carrera electoral en la que ya está inmersa la Moncloa, tras fusionarse con Ferraz tras la última crisis orgánica, se centra en "pinchar la burbuja" de Feijóo y la baza del papel en Europa es la más recurrente. A partir ahí se confrontan los dos modelos, los perfiles, la capacidad de negociación que se atribuye el Ejecutivo y, con ella, una legislatura estable, así como situar a Feijóo en una línea de continuidad con su predecesor Pablo Casado. En el 'no a todo'. Incluso a los consensos europeos, afeando las críticas de Génova al impuesto extraordinario a las enérgicas, respaldado posteriormente por la Comisión Europea, o a la excepción ibérica, que desde el PP se descalificó como "timo ibérico".
El Gobierno busca agotar la legislatura para contar con más tiempo para templar el efecto Feijóo y tener un mayor margen de maniobra de cara a corregir la situación económica antes de acudir a las urnas. La tendencia de las últimas encuestas, señalando que los socialistas habrían tocado suelo y los populares techo, profundizan en la necesidad de ganar tiempo. Sin embargo, entre las principales razones de peso para justificar que no habrá adelanto electoral estratégico se encuentran que España asumirá en el segundo semestre de 2023 la presidencia rotatoria de la UE. El Ejecutivo lo está preparando con mimo y tiene grandes expectativas. Una oportunidad para hacer crecer la valoración de Sánchez, coincidiendo con la campaña para las elecciones generales. Un perfil internacional y un rol en la UE para reforzarse ante el electorado y tratar de dibujar a un Feijóo aislado de la arena europea.
El Gobierno ha convertido sus batallas políticas en la UE en una prioridad para impulsar su gestión en clave nacional. Aprovechar el viento de cola del nuevo consenso europeo en materia económica para vender influencia y éxitos, reforzar el perfil de Pedro Sánchez y, sobre todo, homologar sus políticas. El respaldo en Bruselas a algunas de sus propuestas, con la excepción ibérica para topar el precio del gas o el impuesto a las energéticas para tasar sus beneficios extraordinarios como principales banderas, se convierten en el mejor antídoto para tratar de invalidar las críticas de la oposición en casa o las alertas en política fiscal de organismos económicos independientes. Se busca así contraponer manuales de gestión de crisis con el PP. "Feijóo está aislado en la UE", apuntaban fuentes del Ejecutivo como primera conclusión del cara a cara entre Sánchez y el líder de los populares esta semana en el Senado.
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