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Sánchez exprime su perfil internacional en su regreso a Bosnia 25 años después
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Gira por los Balcanes

Sánchez exprime su perfil internacional en su regreso a Bosnia 25 años después

Moncloa diseña una jornada marcada por la emotividad y el simbolismo en la segunda etapa de la gira del presidente por los Balcanes Occidentales. Por el camino, trata de reforzar su figura como líder europeo

Foto: Pedro Sánchez, en su visita a Mostar, este sábado. (EFE/Jasmin Brutus)
Pedro Sánchez, en su visita a Mostar, este sábado. (EFE/Jasmin Brutus)

Veinticinco años después, el que fuera asesor del representante de las Naciones Unidas para Bosnia-Herzegovina, regresa a un país al que se siente "personalmente unido", y lo hace como el primer presidente español que lo pisa en los últimos 10 años. Pedro Sánchez, que entre 1997 y 1999 trabajó como asistente de Carlos Westendorp (también exministro de Exteriores), ha visitado este sábado Sarajevo y Mostar, dos ciudades que representan, como pocas, la devastación durante la guerra de Yugoslavia.

Un tercer símbolo de esta oscura etapa, Srebrenica, no entraba en su gira por los Balcanes Occidentales, pero él se aseguró de incluir una mención en su discurso del día al "trágico hecho" que acogió esta ciudad: la matanza de más de 8.000 personas de etnia bosnia musulmana a manos de tropas serbobosnias, en 1995.

El jefe del Ejecutivo trata de reforzar su perfil como líder europeo, a apenas un año de que España asuma la presidencia del Consejo de la UE. En sus comparecencias institucionales, sin responder preguntas de los periodistas, no ha salido de este marco internacional ni ha tratado asuntos domésticos, pero sí ha querido opinar sobre temas de la política bosnia, que vive un clima de especial tensión de cara a las elecciones presidenciales y parlamentarias del 2 de octubre.

Foto: Pedro Sánchez estrecha la mano del presidente del Parlamento serbio, Ivica Dacic. (EFE/Andrej Cukic)

En el ecuador de su gira, hasta ahora Sánchez se ha esforzado por transmitir el apoyo de España a la integración en la UE de estos países (Serbia, Bosnia, Macedonia del Norte, Montenegro y Albania) y ofrecerse como un aliado convencido. Los mensajes, siempre en clave internacional, han buscado enfatizar los lazos entre España y estos territorios, también mediterráneos, con algunas menciones a los vínculos comerciales y económicos.

Este sábado, sin embargo, Moncloa ha dispuesto una agenda marcada por el simbolismo y la emotividad, donde ha querido mostrar la cara más humana del presidente. En Mostar, Sánchez ha paseado por su icónico puente (Stari Most o Puente Viejo), rodeado de turistas y lugareños que visitaban la zona. España contribuyó a la reconstrucción del elevado, destruido en 1993 y reconstruido en 2004 (zapadores españoles construyeron un puente provisional años antes), y prestó el apoyo de hasta 46.000 militares desplegados en estos territorios desde el arranque de la guerra.

Foto: Pedro Sánchez, junto al presidente serbio, Aleksandar Vučić. (EFE/Andrej Cukic)

Tres de ellos siguen en Bosnia y hoy han estado presentes en el homenaje del presidente del Gobierno y del alcalde de Mostar, Mario Kordic, a los 23 españoles que perdieron la vida desde el arranque de estas misiones. Horas antes, en Sarajevo, conocía su célebre Biblioteca Nacional, hoy sede de su ayuntamiento, y una de las paradas más esperadas por el presidente. España está entre los tres países (junto a Austria y Hungría) que aportaron recursos para reconstruir este edificio, que se vio abrasado por los bombardeos en 1992, en el cerco a Sarajevo.

Sánchez vivió ocho meses seguidos en esta ciudad, muy cerca de su famoso mercado de Markale, también objetivo de ataques que provocaron matanzas masivas durante la guerra. Y llevaba desde 1999 sin pisar Bosnia. La carga emotiva de esta jornada era evidente, pero también había otras lecturas.

De hecho, en ese esfuerzo por posicionarse como líder Europeo, Sánchez ha apremiado a Bosnia, y antes a Serbia, a realizar las reformas que aún tienen pendientes, en su carrera hacia la integración. Al primero, el país más rezagado y que solicitó el estatus de candidato hace seis años, le gustaría verlo lograr antes de la presidencia española, en el segundo semestre de 2023, pero se antoja muy difícil.

Foto: Pedro Sánchez, en su recibimiento en Belgrado. (EFE/EPA/Andrej Cukic)

"Hay que acelerar las reformas (...) Aprobar las leyes pendientes", reclamó. En concreto, se refirió a la reforma electoral, a la ley del poder judicial o a la ley concursal. Pero, además, Sánchez aludió a la vida doméstica del país, para urgir a que sus próximas elecciones "se celebren con normalidad". "El país necesita este acto de generosidad", pidió a las fuerzas políticas.

Las elecciones llegan tras el recrudecimiento de las tensiones entre las distintas comunidades que constituyen el país (fundamentalmente serbobosnios y croatobosnios). Por ello, el jefe del Ejecutivo urgió a dejar atrás estas tensiones, abandonando la "retórica actual". El viernes, Sánchez aludió a la vida política de Serbia casi de pasada (España está entre los cinco países que no reconocen la independencia de Kosovo), pero el sábado decidió involucrarse, un poco más, en Bosnia.

Sánchez aludió a la vida doméstica de Bosnia, para urgir a que sus próximas elecciones "se celebren con normalidad"

La gira se prolongará hasta el lunes, pasando por Macedonia del Norte, Montenegro y, finalmente, Albania. De camino, Sánchez ha vivido el recibimiento con todos los honores del Gobierno de Belgrado, con 3.000 banderas de España y otras tantas de Serbia desplegadas a lo largo de varios kilómetros de sus calles, con un recibimiento menos efusivo, pero con anecdóticos encuentros en el corazón de Bosnia.

Cuatro ciudadanos españoles, originarios de Teruel y votantes socialistas, esperaban al jefe del Ejecutivo en su periplo por Mostar. Habían visitado la Biblioteca de Sarajevo durante la mañana, media hora antes de que llegara su comitiva, y querían fotografiarse con Sánchez. El presidente se mostraba cómodo en su traje de dirigente internacional. Quizás más cómodo que en otros escenarios.

Veinticinco años después, el que fuera asesor del representante de las Naciones Unidas para Bosnia-Herzegovina, regresa a un país al que se siente "personalmente unido", y lo hace como el primer presidente español que lo pisa en los últimos 10 años. Pedro Sánchez, que entre 1997 y 1999 trabajó como asistente de Carlos Westendorp (también exministro de Exteriores), ha visitado este sábado Sarajevo y Mostar, dos ciudades que representan, como pocas, la devastación durante la guerra de Yugoslavia.

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