El 'fenómeno Ayuso' se somete a plebiscito con la bandera del antisanchismo
Los pronósticos favorables para la presidenta de la Comunidad de Madrid solo se ven amenazados por una participación extraordinaria que produzca efectos no previstos
Isabel Díaz Ayuso ya se ha convertido en un fenómeno político. Para bien o para mal, e independientemente de su resultado de este martes. Ya ha conseguido convertir las elecciones autonómicas de Madrid en unos comicios de alcance nacional; ha logrado confrontar con el Gobierno central y ser la antagonista de Pedro Sánchez y líder del antisanchismo; ha protagonizado una campaña al margen de las siglas de su partido, y ha enredado al resto de candidatos en su marco simple de defensa de la libertad frente a todo lo demás.
Le queda refrendar ese fenómeno en las urnas, a las que están convocados más de cinco millones de madrileños. Todas las encuestas le auguran una subida espectacular, tanto, que puede duplicar el número de escaños que logró en 2019 y queda la duda de si llegará a los 69 que le permiten una investidura, o bien sola o bien en compañía de otro. Podría llegar con Vox, ya que el PP da por hecho que la ultraderecha tendrá que respaldar a su candidata, probablemente desde fuera del Gobierno de la comunidad.
Ciudadanos, el que fue socio del PP en Madrid, se presenta encabezado por Edmundo Bal y pelea a la desesperada contra la barrera del 5%, que lo dejaría fuera de la Asamblea y aceleraría el camino hacia su final.
Ayuso, entre el acierto y la temeridad
Las elecciones de este martes fueron convocadas por Ayuso para evitar una moción de censura que la sacara del Gobierno de la comunidad. Sin embargo, al ser elecciones anticipadas, la Asamblea que salga será disuelta para un nuevo proceso electoral dentro de dos años, en junio de 2023.
Todo empezó en Murcia con el acuerdo de PSOE y Ciudadanos para presentar una moción de censura que resultó fallida; la secuencia siguió con la decisión de Ayuso del anticipo electoral, y aquí está lo que tiene en juego: convertirse en una líder política arriesgada, pero con acierto, siempre y cuando pueda gobernar, o en una temeraria que cometió un grave error al convocar elecciones si finalmente hay una mayoría de la izquierda.
La principal duda o amenaza para la victoria electoral de la aspirante del PP es la incertidumbre que puede provocar una alta participación, pues, de lograrse, distorsionaría las previsiones de las encuestas. Con las diferencias de contexto obvias, en 2004, una alta participación en las elecciones generales provocó una victoria del PSOE no detectada antes; en 2017, en Cataluña, una situación similar dio como resultado que Ciudadanos, contra todas las previsiones, fuera el partido más votado. En esta ocasión hay también dudas con el efecto que pueda tener que las elecciones sean en día laborable.
La participación en la Comunidad de Madrid, en elecciones autonómicas, ha estado siempre por debajo del 70%, con resultados variados. En las últimas, en 2019, ganó el PSOE, pero formó Gobierno la derecha con PP y Ciudadanos y el apoyo de Vox en la investidura.
Las remotas opciones de la izquierda
En el otro bloque, el de la izquierda, los tres partidos han actuado con sintonía en la segunda parte de la campaña, dejando claro que si llegan a los 69 escaños, gobernarán juntos. PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos han trabajado con diferentes estrategias y distinto acierto para movilizar el voto de la izquierda, frente a Ayuso y la ultraderecha.
Los tres han tenido dificultades para lograr un discurso ante el marco de la libertad creado por la presidenta madrileña para tapar el debate sobre su gestión, especialmente de la pandemia o las residencias, y acabaron enredados en el debate sobre la democracia. No han tenido fácil hacer frente al eco que dan a la candidata del PP las instituciones de la comunidad, incluido el broche final del acto oficial que terminó convertido en un acto electoral.
Ángel Gabilondo, cabeza de lista del PSOE en Madrid por tercera vez, fue designado candidato en busca del voto de Ciudadanos y, sobre todo, porque Sánchez no quería quemar a ningún otro posible aspirante para una legislatura de solo dos años.
Las encuestas le auguran el peor resultado de la historia del PSOE en la Comunidad de Madrid, después de una campaña de impostura que empezó con lo de “soy soso” y terminó con la defensa de la democracia frente al fascismo. Dirigentes socialistas empezarán a mirar a Iván Redondo en caso de catástrofe por el diseño y desarrollo de la campaña que se ha ido modificando a medida que se comprobaba, por ejemplo, que no se captaba voto de Ciudadanos. Se tomó como referencia el ejemplo catalán y, obviamente, no es lo mismo Madrid que Cataluña. Ahora, los socialistas quedan a la espera del milagro de una participación espectacular. Si la izquierda suma para gobernar, será a pesar del resultado del PSOE.
Mónica García, candidata de Más Madrid, partía con un bajo grado de conocimiento, pero se ha convertido en la revelación de la campaña. Le favorece su decisión de no aceptar ir con Unidas Podemos y recoger así el voto de rechazo a Pablo Iglesias y al PSOE. Y obtiene el premio de su trabajo de oposición en la Asamblea. Su objetivo empezó siendo quedar por encima de Unidas Podemos y, finalmente, su expectativa en las encuestas es acercarse al PSOE.
Pablo Iglesias, cabeza de lista de Unidas Podemos, ha sido el agitador de la campaña. Dejó la vicepresidencia segunda del Gobierno con la épica del salvador en su último paso político, como revulsivo para salvar a su partido de la barrera del 5% que los borraba del mapa en Madrid y, de nuevo, ha conseguido convertirse en el foco de la campaña electoral. Las amenazas que recibió y su respuesta han liderado la campaña, tanto, que el PSOE se puso a rebufo del líder morado.
El antisanchismo que lidera Ayuso incluye también el rechazo a Iglesias y al Gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos.
El futuro de Casado
Si gana el bloque de la derecha, Pablo Casado tendrá un escenario ideal para una nueva etapa de su mandato al frente del PP. Este vez, con Ciudadanos al borde de la desaparición y con Vox frenado en su ascenso. Ayuso pasaría a estar entre los barones regionales más poderosos del PP, con el mérito de haberlo logrado en solitario y al margen de Génova.
En ese caso, Sánchez quedaría debilitado por su apuesta por Gabilondo y por poner la Moncloa al servicio de su candidatura, su estrategia y su campaña. Se alejaría la opción de elecciones generales anticipadas, al menos, hasta que haya un giro que asegure que el PSOE mejoraría resultados.
Si gana la izquierda, será el presidente del Gobierno el que podrá mostrar el triunfo como propio y, de nuevo, Casado tendrá que hacer frente a las críticas a su liderazgo.
De las elecciones del 4-M sí saldrán decisiones estratégicas de todos los partidos.
Isabel Díaz Ayuso ya se ha convertido en un fenómeno político. Para bien o para mal, e independientemente de su resultado de este martes. Ya ha conseguido convertir las elecciones autonómicas de Madrid en unos comicios de alcance nacional; ha logrado confrontar con el Gobierno central y ser la antagonista de Pedro Sánchez y líder del antisanchismo; ha protagonizado una campaña al margen de las siglas de su partido, y ha enredado al resto de candidatos en su marco simple de defensa de la libertad frente a todo lo demás.