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El 4-M, trampolín de Ayuso para tomar el control del PP de Madrid
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La batalla por el poder interno

El 4-M, trampolín de Ayuso para tomar el control del PP de Madrid

Génova asume que un triunfo “claro” de Ayuso en las urnas desbarata la “tercera vía” de Ana Camins, con la que se trataba de impedir la concentración del poder que tuvo Aguirre

Foto: Junta directiva autonómica del Partido Popular de Madrid. (EFE)
Junta directiva autonómica del Partido Popular de Madrid. (EFE)
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Isabel Díaz Ayuso se la juega el 4-M al doble o nada. La presidenta madrileña necesita una contundente victoria electoral para seguir gobernando la Comunidad de Madrid. Si lo logra, se consolidará como la gran figura política en ascenso dentro del PP, lo que le permitirá afrontar con garantías su otro gran objetivo: la batalla interna por el poder del partido. Una lucha que Génova quiere aplazar por lo menos hasta finales de año, o incluso hasta 2022, entre otras cosas para evitar que eclipse la convención nacional de otoño con la que el PP espera abrir el nuevo curso político. Pero en las filas populares se extiende ya la idea de que si Ayuso consigue revalidar el Gobierno autonómico, todo podría precipitarse para proclamarla la nueva baronesa del PP, con un congreso regional a su medida, del que saldría convertida en un claro contrapeso interno al poder de otros barones como Alberto Núñez Feijóo y Juan Manuel Moreno, y hasta del propio Pablo Casado.

placeholder Casado y Ayuso, durante la presentación de la candidatura popular en Madrid. (EFE)
Casado y Ayuso, durante la presentación de la candidatura popular en Madrid. (EFE)

En Génova, repiten que están centrados exclusivamente en las elecciones de Madrid, que marcarán el destino de Ayuso, pero también el de su propio líder nacional. Será la gran oportunidad de Casado para demostrar su capacidad de reabsorber las fuerzas del centro derecha en torno al PP. “El 4-M debe ser la catapulta para Casado, no solo para Ayuso”, señalan en la dirección del partido, aunque al mismo tiempo dan por hecho que la presidenta autonómica aprovechará para reclamar el control interno. “Es incuestionable que Isabel quiere, no la vemos perdiendo ese tren”, reconocen abiertamente en la nacional, donde asumen que será difícil aplacar a Ayuso. Un triunfo "claro" en las urnas desbaratará los planes para la "tercera vía" que preparaba Génova, coinciden varias fuentes consultadas por El Confidencial.

La tricefalia, en el aire

La intención de Pablo Casado era lanzar una candidatura de consenso liderada por Ana Camins, actual secretaria general madrileña. Buscar una tricefalia entre el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, y la presidenta Ayuso para "evitar peleas" entre ellos. Y, sobre todo, impedir la concentración de poder en las mismas manos de la gigantesca maquinaria que es el PP de Madrid, en términos de movilización y de sello ideológico. En otras palabras: evitar que el viejo aguirrismo, del que salieron Casado, Almeida y la propia Ayuso, se convierta ahora en una especie de ayusismo que desestabilice o incluso desafíe al líder, al estilo del influjo que en su día ejerció Esperanza Aguirre frente a Mariano Rajoy.

La realidad hoy es que Ayuso y Casado mantienen una estrecha sintonía política y personal, más allá de las especulaciones y algunas escaramuzas de baja intensidad procedentes del entorno de la presidenta autonómica, y tras las que Génova ve la mano de su jefe de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez. Pero mientras que Almeida se ha declarado partidario de esa tricefalia, Ayuso ha mantenido un calculado silencio sobre sus aspiraciones orgánicas, lo que se ha interpretado en el partido como la prueba más elocuente de que ambiciona el poder.

Los de Ayuso creen que una victoria inapelable precipitaría un congreso a la medida de su baronesa, sin rivales

Oficialmente, las aguas están quietas. Y no se abrirá el melón del congreso madrileño hasta dentro de varios meses, según el calendario congresual de Génova. “Está todo sobre la mesa. No hay decisión tomada al respecto de ningún tipo”, insisten en la cúpula. Lo que sí dejan claro es que el futuro del partido en Madrid lo decidirá personalmente Casado. “El presidente tiene la tranquilidad y la seguridad de que este es su feudo. No le preocupa este asunto. Él está aquí, lo tiene controlado”, asevera un portavoz oficial. Pero, como es natural, internamente todas las agujas se mueven buscando el imán más fuerte, identificado claramente con la muy popular Díaz Ayuso para recolocarse bien tras el 4-M.

Foto: Pablo Casado preside el comité de dirección de Madrid junto a Ayuso, Almeida y Ana Camins. (EFE)

“Yo llevo seis meses diciendo que será Isabel. Ella quiere y su gurú quiere. Si reedita el Gobierno de la comunidad, ¿quién le va a decir que no? No se puede tensar la cuerda”, afirma un exdirigente madrileño. Otro cargo señala la evidencia de que ponerse frente a Ayuso en el congreso, a un año y medio de que se vuelvan a convocar las elecciones autonómicas de 2023, sería temerario. “En nada, habrá que volver a hacer las listas electorales y nadie quiere quedarse fuera”, glosa.

En lo que todos coinciden es en que el partido no se va a romper. Que habrá unidad lidere quien lidere. “Venimos de años muy duros, con dos presidentas dimitidas de forma traumática [Aguirre y Cifuentes] y dos secretarios generales que han pasado por la cárcel [Francisco Granados e Ignacio González]. Ahora estamos en la cresta de la ola y no vamos a perder nuestras fuerzas en un congresito que no interesa a nadie en la calle”, resume un dirigente de la gestora.

Foto: Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso. (David Mudarra)

Tampoco ha pasado desapercibido dentro del partido el hecho de que Camins ocupe el tercer puesto en la lista electoral de Ayuso. La secretaria general de los madrileños ha adquirido un importante peso interno en su año y medio al frente de la gestora, donde entró en sustitución del veterano fontanero de Génova Juan Carlos Vera. Camins es de la entera confianza de Casado, fue su directora de gabinete cuando él era portavoz nacional con Rajoy, y al mismo tiempo es “amiga” de Ayuso, según confirman en los dos entornos. Camins dirige el día a día del partido mientras la presidencia, un puesto más nominativo, recae en Pío García Escudero.

Hay quien dibuja un posible cambio quirúrgico en la gestora para aupar a Camins a la presidencia de este órgano y blindar el deseo de Casado de un PP de integración. Sería un movimiento de transición hasta que el partido, reunido en el congreso regional, elija su nuevo líder madrileño. Algunas fuentes no descartan un pacto con Génova para que Ayuso presida nominalmente el PP de Madrid, pero descargando en Camins la tarea diaria de organización y movilización del partido. Una simbiosis que requeriría de mucha confianza entre ambas. “Y la tienen”, recalcan en la sede central.

Isabel Díaz Ayuso se la juega el 4-M al doble o nada. La presidenta madrileña necesita una contundente victoria electoral para seguir gobernando la Comunidad de Madrid. Si lo logra, se consolidará como la gran figura política en ascenso dentro del PP, lo que le permitirá afrontar con garantías su otro gran objetivo: la batalla interna por el poder del partido. Una lucha que Génova quiere aplazar por lo menos hasta finales de año, o incluso hasta 2022, entre otras cosas para evitar que eclipse la convención nacional de otoño con la que el PP espera abrir el nuevo curso político. Pero en las filas populares se extiende ya la idea de que si Ayuso consigue revalidar el Gobierno autonómico, todo podría precipitarse para proclamarla la nueva baronesa del PP, con un congreso regional a su medida, del que saldría convertida en un claro contrapeso interno al poder de otros barones como Alberto Núñez Feijóo y Juan Manuel Moreno, y hasta del propio Pablo Casado.

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