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Los gestores ya palpan la crisis: "Algunos no tienen para comer, otros se echan a llorar"
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TRAS LA CAÍDA DE INGRESOS, LLEGAN LOS IMPAGOS

Los gestores ya palpan la crisis: "Algunos no tienen para comer, otros se echan a llorar"

Las gestorías se han convertido en consultas psicológicas en el estado de alarma. Pequeños empresarios y autónomos llaman desesperados porque no se ven capaces de aguantar más

Foto: Un trabajador de hostelería toma medidas de distanciamiento entre clientes en la terraza de su negocio en Mahón, Menorca. (EFE)
Un trabajador de hostelería toma medidas de distanciamiento entre clientes en la terraza de su negocio en Mahón, Menorca. (EFE)

Las gestorías se han convertido en consultas psicológicas en el último mes y medio. Igual que las salas de Urgencias dieron las primeras señales de la catástrofe sanitaria en febrero, las gestorías han detectado en marzo y abril los primeros efectos de la crisis económica y social que se avecina. Durante semanas, autónomos y pequeños empresarios desesperados han colapsado de llamadas a las gestorías pidiendo ayuda urgente para evitar una ruina inmediata. Ansiedad, depresión y miedo son las palabras más repetidas por los gestores para definir el estado anímico de sus clientes.

La crisis en la que navegamos se puede dividir en tres fases, según la experiencia de las gestorías. La primera fase es la que vivimos ahora, el desplome de los ingresos por el confinamiento. La segunda fase ya está a la vuelta de la esquina, y es una oleada de impagos de alquileres, préstamos y tributos cuando los empresarios comprueben que la desescalada no se traduce en un retorno a la normalidad. La tercera fase será un “estallido social” si no se logra contener el batacazo económico, tal como apunta Fernando Santiago, presidente del Consejo General de Colegios de Gestores Administrativos (CGCGA). “Me da miedo que la gente explote, que comiencen los enfrentamientos con la autoridad, que se extienda un estado de ansiedad y desesperación”, advierte. “Cuando termine el estado de alarma, la gente saldrá a la calle y encontrará la verdadera realidad. Me han bloqueado la tarjeta crédito, no puedo pagar el piso, no tengo ingresos… y ojo porque ese es un clima social muy peligroso”.

"Cuando termine el estado de alarma, la gente saldrá a la calle y encontrará la verdadera realidad"

Ana Yáñez es gestora administrativa en el popular barrio de Aluche, en Madrid. Lleva semanas lidiando con casos dramáticos. “Algunos me dicen que ya no tienen para comer, otros se me echan a llorar. Es muy duro”, suspira. “Por mi ubicación, la mayoría de mis clientes son autónomos con pequeños negocios, como bares y peluquerías. Me llaman para informarse sobre las ayudas. El que tiene suerte y se la aprueban, al final se le queda en 400 euros para pasar el mes. Otros muchos ni siquiera eso, porque si tienes deudas con la Seguridad Social o con Hacienda no tienes derecho a prestación. ‘Intenta pagar lo que debes y así la pides’, les digo. Me responden que si tuvieran dinero para pagar ya lo hubieran hecho. Otros me dicen que ya no les queda dinero para pagar el alquiler. ‘Pues no lo pagues’, les digo. ¿Si no tienen dinero qué otra cosa les puedo decir?”.

placeholder Una mujer pasa frente a una persiana cerrada por el estado de alarma. (EFE)
Una mujer pasa frente a una persiana cerrada por el estado de alarma. (EFE)

“El impago de alquileres es uno de los grandes problemas que veo para los próximos meses. La gente ya venía muy endeudada y durante meses sus ingresos serán mínimos”, prosigue Yáñez. “Tengo un cliente que se dedica a la estética. Debía varios meses de alquiler pero era habitual que se pusiera al día en verano cuando subían mucho sus ingresos. Ahora el propietario ya le ha dicho que a la calle. No olvidemos que el propietario no está obligado a conceder la moratoria en el pago, es una negociación entre dos. Cuando el estado de alarma termine, nos viene un panorama muy complicado”.

"El impago de alquileres es uno de los grandes problemas que veo para los próximos meses"

Una trampa laboral

Santiago califica directamente de “trampa laboral” el diseño de las medidas económicas lanzadas por el Gobierno para el estado de alarma. Principalmente los ERTE por causa mayor derivados del covid-19, la medida estrella de esta crisis. Se aprobaron en marzo para dar una tabla de salvación a las empresas y a los asalariados durante las semanas que durase el estado de alarma, pero ya nadie duda de que los ERTE se deberán extender un mínimo de tres meses, hasta mediados de junio, en los casos más optimistas. Y esa es una valla que muchos empresarios, ya exhaustos financieramente, no podrán saltar.

“¿Quién tiene tesorería para aguantar un ERTE por dos o tres meses? Ni la banca la tiene. Las cajas de las empresas y autónomos venían ya muy mermadas y la gestión de las ayudas ha sido nefasta. Hay miles de expedientes de empresas y de autónomos en el limbo que no se aprobarán. La administración será la culpable del 30-40% de las quiebras de los próximos meses. El virus igual se lleva 15.000 empresas por delante, pero la mala gestión del Gobierno se llevará 8.000 o más. Decirle a la gente que esto en 15 días iba a pasar es un caso evidente de negligencia legislativa. Se nos dijo que acabados los muertos, acabada la crisis, cuando la realidad es que la hecatombe llegará justo cuando deje de haber muertos y volvamos a la vida normal”, sostiene Santiago.

"La hecatombe llegará justo cuando deje de haber muertos y volvamos a la vida normal"

Y eso tiene consecuencias ahora, cuando los pequeños empresarios llaman desesperados a las gestorías porque de repente ven que su solicitud de ERTE ha sido denegada y les cae todo el peso de las cotizaciones de sus trabajadores, o porque viendo el panorama que se avecina, se ven incapaces de cumplir los requisitos que firmaron para acogerse al ERTE por covid-19, en especial mantener a sus empleados en nómina un mínimo de seis meses. Temen haberse equivocado pidiendo el ERTE por covid-19 en lugar de haber esperado unas semanas asumiendo las pérdidas, o mejor haberse acogido a un ERTE convencional, que no te da ninguna bonificación pero que tampoco te ata de manos para gestionar tu empresa en los próximos meses. Hay 3,4 millones de trabajadores en situación de ERTE por fuerza mayor y cerca de un millón de autónomos acogidos a'cese de actividad'.

placeholder Un aula vacía en un centro educativo. (EFE)
Un aula vacía en un centro educativo. (EFE)

“El miedo a haber aconsejado mal a nuestros clientes debido a los constantes cambios normativos y a la inconcreción del real decreto del estado de alarma es algo que nos preocupa muchísimo a todos los gestores”, admite Leandro González, socio fundador de BKF Asesores. “Ahora recibimos las llamadas de empresarios y autónomos preocupados porque aún no han cobrado. Nos genera mucha ansiedad no haber dado bien los pasos para que nuestros clientes puedan cobrar las ayudas, porque todo fue un caos que nos obligó a los gestores a ir a ciegas. Cualquier pequeño error te obliga a volver a solicitarlas y nadie está en disposición de aguantar más retraso en la llegada del dinero”.

González considera que este mes de mayo “será fundamental” para determinar el calado de la crisis. “Si vuelve a haber un repunte de contagios y hay que prolongar las restricciones más allá de junio, sufriremos muchísimo más de lo que imaginamos. Porque no creo que nadie sea capaz de aguantar julio y agosto sin ingresos. Y ya otro rebrote en otoño que nos obligue a paralizar la economía es algo que no quiero ni imaginar. Lo único positivo es que nos cogería mejor preparados sanitariamente. Yo trato de ser optimista, pienso que no iremos atrás en la desescalada y en verano se podrá trabajar. Aunque me preocupa muchísimo en qué condiciones volverán a la actividad sectores como la hostelería y el turismo, que son puntales de nuestra economía”.

Un 40% del PIB en el limbo

El presidente del consejo general de gestores, por su parte, lo expone así de crudo: “Yo soy optimista como el que más. Pero fíjate: el turismo, que supone un 25% del PIB si le añades los negocios dependientes, esta temporada la tiene perdida, será un descalabro. Ahora súmale otro pilar, el de los automóviles, que globalmente es un 14-15% del PIB y está cerrado. De 16.000 transferencias diarias han pasado a 1.500, de 6.000 matriculaciones a 300. Es decir, si los sumas, tienes el 40% del PIB sin operar y sin previsión de hacerlo en los próximos meses”.

placeholder Hamacas apiladas en una playa en Las Palmas de Gran Canaria. (EFE)
Hamacas apiladas en una playa en Las Palmas de Gran Canaria. (EFE)

“Algunos ya avisamos de lo que se nos venía encima y que la gente se iba a pillar los dedos con esto de los ERTE por covid-19. Pero es lo que les dijeron, ‘pídelo que esto es la gran panacea’, y ahora lo que nos esperan son concursos de acreedores de empresas incapaces de retomar su actividad porque directamente no tendrán liquidez para volver a comprar material a sus proveedores, por ejemplo los restaurantes, y hay muchísimos despidos al caer, porque lo de ahora han sido cuatro despidos reales, el palo llegará cuando se levante el estado de alarma”, resume Santiago. “Así que una crisis de salud ha derivado en tres crisis simultáneas: la de salud más una doble crisis de demanda y de oferta debido a la obligación de cerrar todos los negocios no esenciales. ¿Y si hubiéramos dejado a una persona a cargo de atender el negocio y venderle un aspirador a quien quería comprar uno? ¿O permitir al señor que tiene un taller que siguiera trabajando con la persiana bajada? No había ninguna prohibición para que los autónomos siguieran trabajando sin contacto con los clientes y se nos ha hecho creer que sí. Las medidas de salud no las puedo criticar, pero la gestión de esta crisis ha multiplicado por tres los efectos económicos que vamos a padecer”.

"¿Por qué las terrazas tienen que reducir a un 30% su aforo en lugar de permitir que amplíen el espacio en las calles?"

Santiago pone un par de ejemplos que, a su modo de ver, hubieran aliviado el golpe. “Para empezar, cambiar el calendario de vacaciones y obligarnos a todos a cogerlas ahora, aunque a ninguno nos guste y menos a los sindicatos. En cambio, tras el permiso retribuido en nada nos plantaremos en verano y por supuesto todos querremos nuestro mes de vacaciones. O las terrazas de los bares. ¿Por qué tienen que reducir su aforo a un 30% en lugar de permitir que amplíen el espacio en las calles y en lugar de 10 mesas pongan 25 para poder tener un aforo del 60-70%? Es una medida que los vecinos entenderían ahora que todos estamos solidarizados. Los bares ya nos están diciendo que así no pueden abrir. O el hecho de obligarte a pedir cita previa para consumir en un comercio solo si está en tu municipio. Cuanto más nos acercamos al final del estado de alarma, más cerca está el tsunami. La gente ya puede abrir su negocio, perfecto, pero las condiciones son insostenibles”.

Las gestorías se han convertido en consultas psicológicas en el último mes y medio. Igual que las salas de Urgencias dieron las primeras señales de la catástrofe sanitaria en febrero, las gestorías han detectado en marzo y abril los primeros efectos de la crisis económica y social que se avecina. Durante semanas, autónomos y pequeños empresarios desesperados han colapsado de llamadas a las gestorías pidiendo ayuda urgente para evitar una ruina inmediata. Ansiedad, depresión y miedo son las palabras más repetidas por los gestores para definir el estado anímico de sus clientes.

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