Es noticia
Auge y caída del colectivo de transportistas que paralizó España
  1. Economía
UNAS AMISTADES PELIGROSAS

Auge y caída del colectivo de transportistas que paralizó España

Plataforma se rompe en Cataluña por las veleidades políticas de su presidente. En un vídeo, Manuel Hernández instó al Ejército a actuar ante los pactos con el independentismo

Foto: El presidente de Plataforma, Manuel Hernández. (EFE/Fernando Alvarado)
El presidente de Plataforma, Manuel Hernández. (EFE/Fernando Alvarado)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Mucho antes de que el expresidente José María Aznar pronunciase su célebre "el que pueda hacer que haga", Manuel Hernández lanzó su propio llamamiento a la acción frente a los escarceos del Gobierno con el independentismo catalán.

—Tenemos que movernos. Cada uno en su posición, y cada uno aportando lo que pueda sumar, pero no consintiendo lo que está por venir, porque esto es solamente el aperitivo.

El vídeo, colgado en la página oficial de Facebook de la Plataforma Nacional en Defensa del Sector del Transporte, acumula 9.000 me gustas. En modo selfi, formato vertical, ataviado con el polo oficial del colectivo y una cadena al cuello, su presidente criticaba la reunión en Bruselas de la líder de Sumar, Yolanda Díaz, con el "delincuente" Carles Puigdemont, expresident catalán fugado para no responder ante la Justicia española por la causa del procés. "¿Qué le van a ofrecer? ¿Quién va a pagar esa fiesta? ¿Nosotros, los trabajadores? ¿Y lo vamos a consentir?", decía, en referencia a las contrapartidas para investir a Pedro Sánchez.

Sin saberlo, Hernández también estaba dando el pistoletazo de salida a la mayor crisis del único colectivo que llegó a paralizar España durante la pasada legislatura. Las mismas redes sociales que auparon al transportista manchego entonces lo han condenado ahora a afrontar la dimisión en bloque de la delegación de Plataforma en Cataluña, harta de su "deriva política", según los términos empleados en la carta de renuncia enviada al propio Hernández. Pero esta historia comienza mucho antes.

El auge

Marzo de 2022. En pleno shock por la guerra de Ucrania, el Gobierno se ve desbordado ante el descontento de la calle. Los precios de la energía, especialmente de los combustibles, se disparan, y un grupo de camioneros se planta. Fuera del sector, nadie los conoce. Dentro, se les deprecia. Se hacen llamar Plataforma, y nacieron en 2008, después de que seis transportistas gallegos y tres albaceteños se reunieran en Legazpi (Madrid) y decidieran sumar fuerzas al margen del establishment, dominado por las cinco grandes patronales que forman parte del Comité Nacional del Transporte en Carretera (CNTC), interlocutor oficial con el Gobierno. Uno de ellos era un joven de Hellín llamado Manuel Hernández, que se pone a la cabeza del movimiento, copado por autónomos y pequeños empresarios, y encara una larga travesía por el desierto.

Foto: Un piquete de transportistas corta la A-6 sin autorización. (EFE/Eliseo Trigo)

Pero la docilidad de las grandes asociaciones, conformes con el acuerdo de diciembre de 2021 para renunciar a la huelga a cambio de que el Gobierno prohibiese que los transportistas se ocupasen de la carga y descarga de los vehículos —una vieja reivindicación—, y la situación desesperada que vive el sector ante la espiral de precios dan una oportunidad a Plataforma para crecer en la periferia del sistema. Apoyado por Vox y calificado de ultraderecha por el Gobierno, el movimiento de Hernández logra paralizar el país de la noche a la mañana, con un pulso al Ejecutivo que este, en un primer momento, no sabe abordar.

Lo que todos pensaban que iba a ser un gran fracaso se convierte en la primera gran huelga en España movilizada al margen de los canales tradicionales: los agentes sociales reconocidos en la CNTC se ponen de perfil y las autoridades se quedan sin interlocutores, desbordadas por una protesta espontánea, organizada a través de las redes y cuyo cabecilla es Hernández. La huelga se prolonga durante 20 días y es desactivada gracias a las cesiones del Gobierno a las patronales mayoritarias —la más destacada, la subvención de 20 céntimos por cada litro de combustible—, que dejan fuera de juego a Plataforma.

Sin embargo, lo que hasta entonces constituía un grupúsculo minoritario se convierte en uno de los principales actores del sector, pese a no estar representado en el CNTC. El movimiento de transportistas se despliega por todo el territorio, con una treintena de delegados elegidos a dedo por Hernández y más de 40.000 afiliados, aunque la mayoría de ellos, reconoce el propio presidente, no paga cuota. Plataforma pierde horizontalidad, y todo empieza a ser controlado por el albaceteño y su reducidísimo equipo de confianza —los siete miembros de la ejecutiva nacional—, que apagan in situ cualquier conflicto a lo largo del país y transforman la organización espontánea a través de centenares de canales públicos de Telegram en una máquina engrasada de grupos privados de WhatsApp con los principales dirigentes.

Foto: Paro de los transportistas el pasado marzo en Madrid. (EFE/Rodrigo Jiménez)

Entre todos ellos, Hernández es el líder indiscutible: adquiere un elevado perfil mediático y llega a ser recibido por las autoridades del Ministerio de Transportes, aunque él aspira, sin llegar a conseguirlo, a tener una reunión con el presidente Sánchez. En noviembre, después de que se filtrase una carta en la que el Ejecutivo pedía a la Guardia Civil que no actuase para supervisar el cumplimiento de las medidas pactadas con los transportistas, Plataforma decide hacer otra demostración de fuerza y convoca una nueva huelga a dos semanas del Black Friday. Pero la situación es muy distinta a la de marzo: la mayor parte del gremio está satisfecha con los logros alcanzados y la protesta se salda con un sonoro fracaso. Empieza el declive de Hernández y su proyecto. Y, como casi siempre ocurre, el camino desde el éxito hacia la irrelevancia está jalonado de amistades peligrosas.

Las compañías

Primavera de 2023. El descontento vuelve a las calles en víspera de las elecciones autonómicas y municipales. En el lapso de unas pocas semanas, se suceden dos manifestaciones de trabajadores en Madrid: el 16 de abril, de los autónomos; el 14 de mayo, del mundo rural. El esquema de las protestas de transportistas se repite: son convocadas por plataformas independientes (Autónomos Unidos para Actuar y SOS Rural), ajenas al sistema de interlocución sociolaboral y caricaturizadas por el oficialismo como próximas a Vox. Plataforma está presente. Desde hace unos meses, los contactos entre el equipo de Hernández y estos nuevos movimientos se multiplican, creando un nuevo polo de protesta alternativo al de la mansedumbre que, a su modo de ver, destilan los sindicatos tradicionales.

"Desde el paro de marzo del 22 ha habido movimientos que han intentado convencerme de formar un frente común donde cada sector tenga su sitio, para que a la hora de hacer cualquier acción sea coordinada. A los agricultores o pescadores nos une que el intermediario es el que se lleva el bacalao fresco y luego el del campo o el de la carretera va con la lengua fuera", reconoce Hernández a El Confidencial. Y añade: "A mí la idea nunca me ha parecido mala. Estuvimos con ellos, y querían ir un paso más allá y darle formalidad para formar un movimiento que en ocasiones puntuales funcionase unido".

Hernández se reunió con el 'youtuber' prorruso que organiza las sentadas frente al Congreso

Ahí es donde aparece la figura de Rubén Gisbert, y lo que es una asociación de camioneros adquiere los tintes políticos que, a día de hoy, sigue negando Hernández. O, mejor dicho, antipolíticos. "No lo podrán tachar de ser de izquierdas ni de derechas", dice el presidente de Plataforma sobre este youtuber. Sí de prorruso, de apologeta del boicot electoral y de muñidor de varias sentadas frente al Congreso de los Diputados, la última de ellas coincidiendo con las protestas ante las sedes socialistas por la ley de amnistía. Las reuniones entre el líder de Plataforma y el de Junta Democrática existieron, según reconoce el propio Hernández. Y la relación entre ambos sigue siendo magnífica, añade. Sin embargo, los contactos del manchego con estos grupos han ido desapareciendo, sin que esté claro el motivo.

¿Qué objetivos tenían las conversaciones? Según los críticos, la pérdida de relevancia del movimiento predispuso al líder de Plataforma a buscar otras vías para mantener el protagonismo, incluso jugando con la posibilidad de presentarse a las elecciones europeas del próximo junio en un frente cívico de corte rural, similar al Movimiento Campesino-Ciudadano (derecha populista) que dio la sorpresa en las elecciones provinciales de Países Bajos el pasado marzo. Fuentes consultadas por El Confidencial llegan a referir una reunión con representantes de varias organizaciones opuestas a la Agenda 2030 de la Naciones Unidas —entre ellas la Junta Democrática de Gisbert— en la que Carlos Domínguez, entonces delegado portavoz en Cataluña de Plataforma, acusó a la directiva nacional de estar preparando esa vía, y obtuvo el silencio por respuesta. "Agacharon la cabeza, el presidente se puso colorado como un tomate y el delegado nacional [miembro de la directiva] que comentó eso dijo: 'A lo mejor es lo que teníamos que hacer'", rememoran las mismas fuentes.

Esa persona es Miguel Cánovas, hombre de confianza de Hernández, agitador de las revueltas a pie de carretera y autor de frases como "Sánchez escucha a quienes quieren destruir el país y no quiere sentarse con gente decente. Terroristas son con quienes negocian los presupuestos", que se puede leer en una entrevista en el periódico del laboratorio de ideas de Vox. Hernández reconoce que Cánovas recibió una propuesta desde esos sectores para participar en un movimiento similar al holandés, pero la rechazó "porque nuestra sintonía no es esa". "Él no nos comunica a nosotros nada, porque Miguel Cánovas tiene muy clara la posición de Plataforma. Si se le quiere dar más bombo, se le puede dar", añade el transportista manchego.

Foto: Rubén Gisbert, presidente de la Junta Democrática de España, en un acto en protesta contra el sistema de representación política actual. (EFE/Daniel Marín)
TE PUEDE INTERESAR
Los 'influencers' de la abstención que buscan 'reventar' el 23-J. "En España no hay democracia"
Manuel Ángel Méndez Irene Alcaraz Garnica Gráficos: Unidad de Datos

Lo cierto es que, al menos en la delegación catalana —que hasta ese momento había participado en las manifestaciones con el resto de colectivos—, sí se le dio. Al malestar causado por el rumor, que ponía en duda la palabra de Hernández de que nunca se politizaría el movimiento, se le unió el polémico vídeo del 6 de septiembre, donde el líder de los transportistas mezclaba la antipolítica ("tenemos un sistema político podrido y corrupto, hacen lo que les da la gana") y el negacionismo electoral ("los resultados, por supuestísimo, hay que cuestionarlos") para justificar su propuesta de articular un "frente civil" con representación de todos los sectores como "única solución". Todo, con las negociaciones del Gobierno con el independentismo para investir a Sánchez como telón de fondo.

La caída

Habla Hernández, a través de la pantalla de Facebook: "Les damos la pistola y les damos la bala con la que nos van a pegar el tiro en la nuca. ¿Dónde están las autoridades, esos que juraron honor a la patria? Ejército, Guardia Civil, Policía Nacional... ¿dónde estáis? Porque os están amedrentando, se están meando en vosotros, y solo reaccionáis contra los trabajadores cuando nos manifestamos. Para lo demás estáis acobardados, ¿qué os está pasando?".

Habla Hernández, tres meses después, al otro lado del teléfono: "Yo hago un reproche a la ministra de Trabajo cuando va a reunirse con un prófugo de la Justicia, porque [Puigdemont] es un prófugo. El mensaje iba dirigido a que ya son tres reuniones que nos ha despreciado la ministra de Trabajo, sin dar explicación, pero si tiene que reunirse con un condenado, por esos intereses políticos, lo hace. Yo la crítica se la hago a la ministra de Trabajo por despreciar a una parte del sector, no a Puigdemont, al independentismo, a la izquierda o a la derecha. Se la hago porque nos está perjudicando".

El líder en Cataluña, tras dimitir: "Te pido solo una cosa: ¡vuelve al redil de marzo de 2022!"

El presidente de Plataforma alega que el polémico vídeo, como todas las publicaciones en la página oficial del movimiento, obtuvo el aval de los delegados. Pero desde Cataluña señalan que el modus operandi de Hernández no deja margen para la discusión: comparte los contenidos en los grupos de WhatsApp cuando la mayoría de sus miembros están en la carretera, y, al cabo de unos minutos da por buenas las pocas respuestas que recibe, sin que se produzca un debate real. De hecho, explican, la sorpresa y el malestar por el vídeo se extendieron a otros territorios, como el País Vasco o incluso Andalucía, desde donde les llegaron muestras de solidaridad.

Con el malestar a flor de piel, se sucedieron otros vídeos de contenido político, hasta que el 18 de noviembre, en una junta extraordinaria celebrada en Barcelona, los delegados de Cataluña votan su dimisión "irrevocable" en bloque. Domínguez se lo comunica a Hernández por carta: "Estamos totalmente en contra de posicionarnos con cualquier partido político, independientemente de cuál sea su ideología política, ya que la idiosincrasia de Plataforma es que es apolítica y apartidista, y nuestra sensación es que estas premisas últimamente no se estaban cumpliendo". Entre los motivos, además de las polémicas declaraciones del presidente y la "poca comunicación" y los "desencuentros" que se sucedieron tras una tensa asamblea general que tuvo lugar el 9 de septiembre, se cita el rechazo de Hernández a las negociaciones de sus compañeros con la Generalitat. "Te pido solo una cosa: ¡vuelve al redil de marzo de 2022!", finaliza la misiva.

Pero el presidente de Plataforma se siente traicionado por el carácter irrevocable de la decisión, tomada a espaldas de la ejecutiva nacional, y rechaza la petición de Domínguez de acudir a Barcelona en persona para resolver la crisis, como había hecho en otras ocasiones. El 20 de noviembre, tras una conversación telefónica entre ambos, los puentes se rompen y empieza la guerra de la propaganda interna.

Foto: Camiones de Plataforma Nacional. (EFE/Sergio Pérez)

Desde Cataluña acusan al actual líder de autoritario: "Plataforma es el chiringuito de Manuel Hernández". Y este replica que los dimisionarios son independentistas, aunque ellos lo niegan. Algunos permanecen en la asociación, ya sin cargos, y el manchego busca estos días un nuevo equipo de trabajo para esa comunidad, después de que solo cuatro afiliados se hayan dado de baja, todos del equipo de Domínguez, según la versión del presidente de Plataforma.

De lo que no hay duda es de que la autoridad interna de Hernández ha quedado en entredicho por primera vez, y su palabras por enésima: "Manuel Hernández no tiene detrás a ninguna plataforma política. Plataforma es independiente y está en el punto de mira de mucha gente a la que le molesta que exista".

Como le pasó a la expresidenta de la Comunidad de Madrid Cristina Cifuentes, o al expresidente de la Federación Española de Fútbol José Luis Rubiales, Hernández había salido indemne de todas las acusaciones anteriores, como la de ser afín a Vox, no haber pagado a sus trabajadores o incluso haber quebrado la empresa de su padre en 2018. Pero donde las revelaciones periodísticas solo hacen cosquillas, un vídeo es capaz de dar la estocada. De momento, el presidente de Plataforma aguanta: a diferencia de los otros dos, nadie se escandalizará si lo ve muteado.

Mucho antes de que el expresidente José María Aznar pronunciase su célebre "el que pueda hacer que haga", Manuel Hernández lanzó su propio llamamiento a la acción frente a los escarceos del Gobierno con el independentismo catalán.

Sindicatos Transporte
El redactor recomienda