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Granjero busca (y gana) escaño: el partido de los campesinos cerca al Gobierno de Holanda
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Los tractores le ganan terreno al Gobierno

Granjero busca (y gana) escaño: el partido de los campesinos cerca al Gobierno de Holanda

El partido de los campesinos holandeses, que ha tenido de lema el mundo rural y el descontento social, ha ganado las elecciones provinciales, arrinconando al Gobierno de Rutte

Foto: La líder del BBB reacciona a los resultados de las últimas elecciones holandesas. (EFE/Sem van der Wal)
La líder del BBB reacciona a los resultados de las últimas elecciones holandesas. (EFE/Sem van der Wal)

"Si fuera yo, ya me habría ido". Así lo ha dicho la líder de BoerBurgerBeweging (BBB), un partido que evidencia el descontento social y sobre todo del sector agrícola holandés con la política nacional. Se traduce en Movimiento Campesino-Ciudadano y le ha hecho las cuentas a Mark Rutte a lo Barrio Sésamo: el Senado tiene 75 escaños, BBB se lleva 15, y los cuatro partidos que gobiernan apenas se reparten 24. Ni la mitad. El gabinete tendrá complicado pasar las leyes porque el Senado tiene la última palabra, y, si quiere contar con BBB, tendrá que dejar de apretar a los campesinos. La portada del periódico De Telegraaf ha hecho un buen resumen de la jornada electoral: "KaBBBoem". Vulgarmente, ha dicho que han dado un "hostión" al Gobierno, con las siglas del partido incluidas.

Ha sido "una píldora muy amarga, peor de lo que esperábamos". Estas han sido las primeras palabras de Wopke Hoekstra, anterior ministro de Finanzas y, en esta legislatura, de Exteriores. Es la cara más visible de los demócratas cristianos CDA, tradicionalmente fuertes en las zonas rurales, pero ahora lo ven como uno más del establishment, esos que les quieren expropiar sus granjas y que no saben que, sin el queso, la leche y la carne, Holanda no es Holanda. "Esto duele", según el ministro de Vivienda, Hugo de Jonge, también de CDA. Han perdido el equivalente en votos a cuatro escaños del Senado, pasando de un 11,2 por ciento de los apoyos en las provinciales, a quedarse el miércoles con un 6,7 por ciento, es decir, cinco escaños.

Foto: Fotografía: Reuters.

Los resultados de estas elecciones no solo son relevantes para las provincias. Son importantes para la distribución de los 75 escaños en el Senado nacional porque las diputaciones votadas eligen la composición de la Primera Cámara el próximo mayo. La coalición de Gobierno ya tenía una minoría allí porque la perdió en 2019, cuando la ultraderecha del conspiranoico Thierry Baudet (FvD) llegó pisando fuerte con su euroescepticismo y entró por la puerta grande, con 12 escaños. Sin embargo, el comportamiento de este partido durante la pandemia y la guerra rusa en Ucrania ha espantado a sus votantes y solo ha podido mantener dos escaños en el Senado.

El partido liberal de derechas que representa Rutte tampoco ha salido muy bien parado de las elecciones. El Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD) ha perdido un tres por ciento de los votos, dos escaños menos. Podrá colocar a 10 senadores y es el segundo partido más grande de la Cámara. "No hemos conseguido la victoria que queríamos, pero, bueno, seguimos siendo un gran partido en el país. Asumiremos nuestra responsabilidad a la hora de gobernar las provincias", prometió Rutte. Quitó importancia al efecto de estos resultados en su papel como primer ministro y consideró que "no habrá consecuencias inmediatas para la gobernabilidad del país" porque hay "partidos que quieren asumir responsabilidades".

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El liberal de izquierdas D66 sumará sus seis escaños a los tres de Unión Cristiana y los cinco de CDA, y la coalición de Gobierno se quedará así con 24 senadores. Eso no es suficiente para legislar libremente, pero el gabinete podrá negociar el apoyo de partidos de la oposición para cada una de las normas que quiera aprobar, una por una. Generalmente, ha podido contar con el bloque de izquierdas que forman el socialdemócrata PvdA y los verdes GroenLinks, que juntos cuentan 15 escaños. Pero todo será cuestión de ideologías y mucho diálogo: no podrá contar con ellos para las políticas migratorias duras, por ejemplo, pero sí para aquellas contra la emergencia climática.

El cierre de las (macro)granjas

Lo ocurrido en las elecciones celebradas en las 12 provincias holandesas no es más que un reflejo de la realidad actual del país. La victoria de BBB causó, sobre todo, incredulidad, pero, desde luego, no sorpresa, que las encuestas que se han publicado estos meses no dejaban de advertirlo. El partido ha nacido en 2019 como respuesta a las manifestaciones del sector agrícola. Lo ha fundado una reportera irlandesa-holandesa de 55 años, Caroline van der Plas, que ahora es la estrella en el mundo rural de norte a sur del país, en especial en su ciudad natal, Deventer. Ha celebrado su victoria ataviada en ropa negra y verde, color característico de su personaje y con el que incluso se pintó las uñas.

Foto: Miembros del Ejército alemán. (Reuters/Benjamin Westhoff)

La política nacional de expropiación de los granjeros para reducir las macrogranjas y las emisiones de óxidos de nitrógeno han sido su bandera, y tiene al país a pie de calle desde hace cuatro años. Van der Plas ha visto nicho de mercado en los tractores que han bloqueado desde 2019 las carreteras, los centros de distribución y el corazón político en La Haya. Los mismos que se niegan a vender sus granjas y su ganado para cumplir con la normativa europea de protección de la biodiversidad, afectada por la lluvia ácida. BBB les ha dicho lo que querían oír: el mundo rural es vital para la economía nacional, y el gobierno de Mark Rutte no habla el idioma rural. Con esta idea se convirtió en un factor político importante para Holanda: ingresó en 2021 en el Congreso con un escaño, pero ahora las encuestas le dan hasta 15 diputados.

El tema más sensible en este momento es ese, el nitrógeno. El Gobierno quiere implementar varias medidas para proteger la biodiversidad y las áreas naturales protegidas. Bélgica obliga a los grandes criadores de cerdos a cerrar su negocio por este problema. Alemania está en las mismas, pero no tiene aún una política de nitrógeno clara. Y los holandeses han elegido una legislación muy estricta para limitar las emisiones más rápido. "Casi ningún agricultor dice que no quiere cooperar en la reducción del nitrógeno. Quieren ser parte de la solución, pero también quieren tener derecho a existir. El punto de partida de la política no debe ser: te tienes que ir. Debería ser: ¿cómo podemos asegurarnos de que te puedas quedar?", dijo Van der Plas.

Foto: Foto de archivo: un soldador trabaja en una obra de Ferrovial de nuevos edificios de viviendas en Madrid. (Reuters/Susana Vera)

La victoria de BBB se debe precisamente al personaje de Van der Plas, una política atípica en un momento de escepticismo hacia los políticos más tradicionales, con ciudadanos cansados de varios años de retos, sobre todo tras la pandemia, la inflación y los altos precios de la energía. Es una mujer que se presenta como una vecina de pueblo entre políticos altamente formados que toman decisiones a varios kilómetros de distancia de los problemas reales de la gente. Su primera reacción al resultado electoral lo decía todo. "Muchos votantes no se sentían vistos, escuchados o tomados en serio por el Gobierno, este grupo de votantes normalmente se habría quedado en casa, pero el miércoles se hizo oír", admitió.

El sentimiento hacia el Gobierno nacional ha sido una importante motivación de los votantes que han acudido a las urnas el miércoles. El 14 por ciento lo ha hecho para apoyar al Gobierno de Rutte, pero el 46 por ciento ha votado para mostrar su desaprobación hacia las políticas oficiales, según una investigación encargada por el canal público NOS. De todos los que votaron en contra del gabinete, la mayoría citan la incompetencia de los administradores como la razón principal. Otros motivos mencionados son la política de nitrógeno, la política climática, la atención médica y la inmigración. El 92 por ciento de los votantes de BBB citan la cuestión del nitrógeno como la razón principal para votar contra el equipo de Rutte.

"Lo que nosotros como BBB hemos echado de menos en los últimos años es la amabilidad. Que cuidarnos unos a otros sea nuestro primer valor fundamental. Extrañamos eso en la política contemporánea. Esa es la razón por la que entramos en política", ha dicho. Y esa quizá sea la sensación general que ha puesto a Rutte frente a un espejo para advertirle sobre el futuro que le espera si La Haya sigue desconectada de Países Bajos. "El gabinete tiene que tomarse esto muy en serio, si fuera yo, ya me habría ido".

"Si fuera yo, ya me habría ido". Así lo ha dicho la líder de BoerBurgerBeweging (BBB), un partido que evidencia el descontento social y sobre todo del sector agrícola holandés con la política nacional. Se traduce en Movimiento Campesino-Ciudadano y le ha hecho las cuentas a Mark Rutte a lo Barrio Sésamo: el Senado tiene 75 escaños, BBB se lleva 15, y los cuatro partidos que gobiernan apenas se reparten 24. Ni la mitad. El gabinete tendrá complicado pasar las leyes porque el Senado tiene la última palabra, y, si quiere contar con BBB, tendrá que dejar de apretar a los campesinos. La portada del periódico De Telegraaf ha hecho un buen resumen de la jornada electoral: "KaBBBoem". Vulgarmente, ha dicho que han dado un "hostión" al Gobierno, con las siglas del partido incluidas.

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