La silla eléctrica de Xavi en el Barcelona: por qué no tiene fácil encontrar un nuevo equipo

El banquillo del Barcelona es una silla eléctrica para Xavi. No lo disfruta, se le ve nervioso, desesperado y bronco. Lo que necesita es calmarse y un sillón más cómodo, a su medida, que le dé una vida mejor. El siguiente paso no tiene que ser un balneario porque solo tiene 44 años, pero le conviene elegir bien y resetearse. El asunto a resolver es quién quiere a un Xavi que es visto como un meme y le acompaña un discurso victimista.

Es inaudito que Xavi señale como revulsivo que con el anuncio de su adiós los jugadores han dado un paso adelante, se han unido y están enchufados. Con esto le ha dado al Barcelona para empatar contra el Nápoles, un rival raquítico e inofensivo. El resultado le dejó amargado al entrenador. Normal, Xavi desaprovechó la ocasión de dar un golpe en la mesa con una victoria en Europa que le habría ayudado a reivindicarse. De lo que no se está dando cuenta es que sigue cavando su propia tumba.

Xavi va a tener dificultades para que un equipo con aspiraciones a ganar títulos y ser competitivo en Europa confíe en él. Le quedan cuatro meses, a lo mucho, para irse al paro y ponerse en el mercado. Será el momento de comprobar cuántas ofertas de trabajo recibe y de qué tipo. En España no parece que sea su próximo destino y fuera no se le ve como un entrenador top. Su anuncio de dejar el Barcelona al final de la temporada dejó frío y causó indiferencia a los clubes de las principales ligas.

No hay ninguna puja por fichar a Xavi porque es un entrenador que, a pesar de ganar una Liga y una Supercopa de España la pasada temporada, deja dudas en su metodología para sacar el máximo rendimiento de un equipo y sus continuas justificaciones. El contraste es Xabi Alonso, que en poco tiempo se convierte en un entrenador cotizado y por el que sí pujan grandes clubes como el Bayern de Múnich y el Liverpool.

Xabi Alonso cogió el Bayer Leverkusen en descenso la pasada temporada, lo clasificó para Europa y en esta es un equipo reconocible y competitivo. Xabi es más fiable que Xavi. El primero se revaloriza y el segundo saldrá debilitado del banquillo del Barça. Uno de sus errores y problemas ha sido anunciar que se va y, a la vez, decidir seguir en el banquillo culé. El otro es que siga diciendo que al Barcelona le falta madurez competitiva para explicar el empate en Nápoles.

Está verde

Xavi se ha convertido en su peor representante y jefe de prensa. No se sabe vender si cree que es bueno decir que el equipo ha mejorado por su anuncio de irse al final de la temporada. Es incomprensible que no se dé cuenta o tenga alguien cerca que le haga ver que se está perjudicando. Es imposible que algún gran club pueda poner en sus manos un proyecto si después de más de dos años en el banquillo azulgrana sigue diciendo que están en construcción. En la élite lo que se necesita es un entrenador de garantías y con rendimiento inmediato.

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Va a llevar razón Laporta cuando decía en corrillos con periodistas, en precampaña electoral, que a Xavi lo veía verde. Lo fichó porque había que generar ilusión y es una leyenda del barcelonismo. El caché de Xavi se ha devaluado en España y en Europa, donde sigue siendo incapaz de demostrar que tiene algo especial para hacer un equipo competitivo o más con menos, como es lo que está ocurriendo con Míchel en el Girona. En la Liga española el entrenador de moda es Míchel y no Xavi. El madrileño le ha quitado el foco con la propuesta de fútbol ofensivo, fluido y dominante.

El Barcelona no tiene una mala plantilla ni futbolistas del montón. Hay buenos jugadores veteranos y jóvenes. Contra el Nápoles no solo falló Iñigo Martínez en el duelo que le gana Osimhen. También falló Xavi en la gestión tras el gol, que luego explicó por falta de orden, pausa y control del juego. Así es imposible creer en Xavi. Se excusa en la falta de efectividad como resumen de toda la temporada y tiene a Lewandowski, un goleador contrastado, que lleva 9 tantos en 13 partidos que ha jugado en lo que llevamos de año.

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Lo normal es que el Barcelona supere esta eliminatoria en casa, contra un Nápoles que tiene un nivel pobre y Xavi vuelva a tener una oportunidad de ponerse en el mercado. Pero la sensación es que este equipo no es fiable, que con poco le hacen daño y así es muy arriesgado poner la mano en el fuego por Xavi. A un Barça, con cierta mejoría, no le llegó para ganar a un Nápoles canijo. Xavi no hace un equipo redondo.

A Xavi le queda madurar, su carrera como entrenador va de más a menos, pero no está ni mucho menos acabada con 44 años. La expectación está en qué hará a partir de junio. Si elegirá quedarse un tiempo parado para reflexionar y coger energías o dará un paso atrás para entrenar en cualquier equipo con menos presión y más paciencia. De Qatar pasó al Barcelona, hizo de apagafuegos en un clima de crisis institucional y ni ganar una Liga le sirve para estar cotizado.