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El Barcelona pierde la cabeza en Nápoles y paga muy cara su poca contundencia (1-1)
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Ida de los octavos de final

El Barcelona pierde la cabeza en Nápoles y paga muy cara su poca contundencia (1-1)

El equipo de Xavi perdonó varios goles claros en Nápoles y lo pagó muy caro en los minutos finales, donde se hundió y desperdició su ventaja. La eliminatoria está muy viva

Foto: Osimhen noqueó al Barça. (Reuters/Remo Casilli)
Osimhen noqueó al Barça. (Reuters/Remo Casilli)

El Barcelona fue incapaz de doblegar a un frágil, perdido y descosido Nápoles en el Diego Armando Maradona (1-1). Robert Lewandowski anotó el tanto culé en la ida de los octavos de final de la Champions League para un Barça que fue mejor que su rival y que pudo matar la eliminatoria en Italia, pero perdonó demasiado y perdió la cabeza tras adelantarse. El equipo partenopeo reaccionó en los últimos minutos, donde un grave error de Iñigo Martínez habilitó a Víctor Osimhen, que fusiló a placer a ter Stegen en el 75'. Con Francesco Calzona como entrenador desde hacía 48 horas y sumidos en una grave crisis, los italianos lograron un empate en el único disparo a puerta que realizaron.

El equipo de Xavi Hernández salió con ímpetu y las consignas claras al Diego Armando Maradona. Protegido por los tres centrales en salida de balón con Koundé, Iñigo Martínez, Araújo y Christensen como pivote, el dibujo azulgrana dio alas a Joao Cancelo y Lamine Yamal, el mejor jugador del primer tiempo. El dominio territorial y de la pelota por parte barcelonista fue total y absoluto durante la primera media hora.

El Nápoles, con Francesco Calzona como nuevo entrenador tras haber despedido a Walter Mazzarri y novenos en la Serie A, estaba perdido sobre el campo. Los partenopeos no sabían cómo dañar a los azulgranas, cómo ajustar una presión alta desequilibrada ni concatenar tres pases seguidos. Las pérdidas en la salida de balón local se multiplicaron y el Barça olió la sangre en su presión efectiva hombre a hombre.

placeholder Osimhen logró el tanto local. (Reuters/Ciro De Luca)
Osimhen logró el tanto local. (Reuters/Ciro De Luca)

El Barça pagó cara su poca contundencia

Cancelo dio el primer aviso y no encontró a Yamal de milagro y acto seguido, el propio extremo culé disparó a puerta tras otro grave error de Cajuste. El Barça tocó con criterio y velocidad para encontrar a Pedri y Gündogan a la espalda del centro del campo local, con un Lobotka nervioso e inseguro. En el minuto 20, Lewandowski se sumó con un disparo tras un buen pase de Pedri que despejó Meret. El gol parecía cuestión de tiempo.

Las ocasiones azulgranas cayeron en cascada y Gündogan rozó el 0-1 con un latigazo que Meret desvió a córner con una gran parada. Superada la primera media hora, el Barça era el claro dominador del partido, pero había perdonado sus mejores momentos y el Nápoles despertó. A través de los centros laterales, los balones en largo a Osimhen y las conducciones de Kvaratskhelia, los partenopeos consiguieron resurgir y reaccionar en ataque. El Barça terminó el primer tiempo en su área y frustrado por no poder adelantarse.

placeholder El alemán, durante el partido. (Reuters/Ciro De Luca)
El alemán, durante el partido. (Reuters/Ciro De Luca)

A la vuelta de vestuarios, el Nápoles salió con más agresividad en ataque y Politano estuvo cerca de sorprender a ter Stegen. El Barça contestó con un pase filtrado de De Jong para Yamal que Gündogan terminó disparando al centro. El alemán rompió de nuevo por dentro y Yamal lo encontró, pero su golpeo fue defectuoso. En cualquier caso, el veterano interior era el delantero más peligroso de los azulgranas.

Lewandowski rompió la maldición

El partido se abrió y el Barça intentó correr al espacio, también sin pólvora, con un Lewandowski que buscaba el gol. Sin tanto azulgrana, los catalanes apostaron por organizarse de nuevo a través del balón y dotar de pausa y control el partido. En una buena construcción del juego, Iñigo Martínez encontró a Pedri, este asistió de caño a Lewandowski y el polaco fusiló a Meret en el minuto 62 para el 0-1. Hacía más de 1.000 días que el Barça no marcaba un gol en una eliminatoria de Champions League.

El gol noqueó al Nápoles, que sufrió un bajón automático y Pedri perdonó el 0-2. Calzona intentó revitalizar a su equipo con un doble cambio: fuera Cajuste y Kvaratskhelia y dentro Traoré y Lindstrom. Precisamente el jugador de banda danés intentó encontrar a Osimhen dentro del área, pero Araújo e Iñigo Martínez se mostraron contundentes. El Barça dio un paso atrás y cedió el control de la pelota a un Nápoles lanzado.

placeholder Lewandowski marcó en el segundo tiempo. (EFE/Cesare Abbate)
Lewandowski marcó en el segundo tiempo. (EFE/Cesare Abbate)

En el minuto 76, Osimhen ganó la posición a Iñigo Martínez en la frontal del área, el central culé se cayó, el nigeriano aprovechó su error y superó a ter Stegen con facilidad. El Nápoles marcó en su primer disparo a puerta en todo el partido y el Barça perdió la cabeza.

Los napolitanos apretaron con más corazón que cabeza, especialmente a través de los centros laterales y el balón parado. Anguissa no marcó de milagro. Xavi introdujo a Joao Félix y Raphinha por Yamal y Pedri, pero no tuvieron impacto en el juego. Simeone, que había sustituido a Osimhen, probó fortuna con un disparo desde la frontal que se marchó por encima del larguero. El Barça era un manojo de nervios incapaz de defenderse con la pelota y no logró el gol de la victoria, aunque Gündogan gozó de la última ocasión clara. El Barça perdonó y el Nápoles se llevó un premio enorme en la segunda parte.

El Barcelona fue incapaz de doblegar a un frágil, perdido y descosido Nápoles en el Diego Armando Maradona (1-1). Robert Lewandowski anotó el tanto culé en la ida de los octavos de final de la Champions League para un Barça que fue mejor que su rival y que pudo matar la eliminatoria en Italia, pero perdonó demasiado y perdió la cabeza tras adelantarse. El equipo partenopeo reaccionó en los últimos minutos, donde un grave error de Iñigo Martínez habilitó a Víctor Osimhen, que fusiló a placer a ter Stegen en el 75'. Con Francesco Calzona como entrenador desde hacía 48 horas y sumidos en una grave crisis, los italianos lograron un empate en el único disparo a puerta que realizaron.

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