La culpa de Lewandowski y su fracaso para intentar evitar el adiós de Xavi en el Barcelona

Uno de los futbolistas del Barcelona más afectado por la salida de Xavi al final de la temporada es Robert Lewandowski. El gesto de reunir a la plantilla en su chalet de Castelldefels para hacer piña y superar la mala dinámica en la que se encuentra el equipo es un síntoma de la responsabilidad que siente el polaco. Lewandowski no es un futbolista más. Es la estrella del Barcelona. El goleador del equipo que ha perdido eficacia y queda más expuesto a las críticas después de la decisión de Xavi. Ha intentado evitarla, pero también ha fracasado.

Lewandowski no es el culpable de que Xavi haya tirado la toalla, pero está entre los responsables del bajón competitivo que ha provocado la desesperación del entrenador. Sin sus goles y con sus protestas, visibles en el campo con gestos de desaprobación a compañeros y malas caras, el Barcelona ha empeorado. La temporada pasada ganó la Liga y la Supercopa de España con la actitud de un equipo agresivo en la presión, hambriento y contundente en las áreas. La actitud de Lewandowski ha cambiado, a mal, en esta temporada.

El polaco es uno de los señalados en el descenso competitivo que tiene al equipo lejos de luchar por la Liga y con las derrotas en la final de la Supercopa contra el Real Madrid y la Copa ante el Athletic. En su primera temporada mordía, estaba fino y entregado a lo que Xavi le pedía con y sin balón. En la segunda se ha desplomado. Es un delantero que no intimida, ha perdido puntería, no trabaja en la presión y, además, es protestón.

Se ha tenido que romper la cuerda por el lado del entrenador para que la estrella se dé cuenta de que podía haber hecho más. Ahora junta al grupo en su casa para hacer conjura y hacer de revulsivo para intentar ser fuertes y competitivos en los partidos de Liga y la eliminatoria en la Champions contra el Nápoles.

Lewandowski está en el ojo del huracán, en una situación peligrosa por no cumplir con las expectativas en la segunda temporada. La exigencia es mayor para un delantero experimentado y del que se espera que tire del carro. Lo ha querido demostrar con la conjura en su domicilio, poniéndose al frente del grupo y escenificando, ante los medios y los aficionados, que está muy preocupado por darle un vuelco a la situación.

El polaco llega tarde

El polaco hace ver que está dolido y que intenta que Xavi recapacite en su decisión de dejar el Barcelona al final de la temporada. Ha llegado tarde. Le podía haber ayudado con un mejor rendimiento, más esfuerzo y mejor actitud. Xavi le ha cuidado, hasta protegido, pero ha habido momentos en los que le ha tenido que sacar del campo visto su escaso rendimiento.

Lewandowski es uno de los futbolistas que Xavi dejó fuera de la lista de convocados para el partido de Champions en Amberes que le costó al entrenador el toque de atención de Laporta. Lo tuvo que llevar cuando le quería dar descanso y el polaco pasó de no estar en la convocatoria a ser titular. Pidió jugar ya que le hacían viajar y tampoco fue determinante en otra noche dolorosa y bochornosa.

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Desde el momento en el que conoció el adiós de Xavi está afectado. Esto es lo que transmite el polaco, que en agosto cumple 36 años y se le seguirá pidiendo que tenga un rendimiento acorde a su categoría y sueldo. Porque Lewandowski tiene un buen contrato, de cuatro años (hasta 2026) con un montante total de 52 millones de euros netos. Le puede preocupar la cláusula de la tercera temporada (2024-25) en la que el club rescindiría el contrato si no juega el 55% de los partidos, sea de titular o de suplente con un mínimo de 45 minutos.