Es noticia
Esto es lo que le agobia al oportunista Xavi para desviar la atención con las ayudas al Real Madrid
  1. Deportes
  2. Fútbol
el eterno victimismo

Esto es lo que le agobia al oportunista Xavi para desviar la atención con las ayudas al Real Madrid

Xavi tiene dos retos antes de quejarse del trato arbitral al Real Madrid y pregonar injusticias. Superar al Girona en la tabla y jugar mejor que el equipo que entrena el madrileño Míchel

Foto: Xavi y Míchel en el partido entre el Barcelona y el Girona en Montjuic. (REUTERS Albert Gea)
Xavi y Míchel en el partido entre el Barcelona y el Girona en Montjuic. (REUTERS Albert Gea)

Xavi se ha convertido en el eterno victimista. El ejercicio de oportunismo con la polémica que ha generado la victoria del Real Madrid contra el Almería es de manual. Es una ocasión que no podía dejar pasar. Denuncia que la Liga está adulterada, que él ya lo había avisado desde que se sintió perjudicado en la primera jornada contra el Getafe. El papel de mártir del entrenador del Barcelona no tiene límites, ni cuando no le corresponde y acaba de ganar al Betis en su campo. Eligió ser derrotista pudiendo poner más el foco en que ni el Real Madrid ni el Girona pasaron del empate en el Villamarín.

A Xavi le interesa desviar la atención con las ayudas arbitrales que tuvo el Real Madrid con las tres intervenciones del VAR en el choque con el Almería. El socio y aficionado culé le van a comprar el relato de la mano negra, muy necesario en una coyuntura en la que se sigue investigando el caso Negreira, y los favores que necesitó el Real Madrid contra el último de la Liga. Meterse con el Real Madrid es una estrategia previsible y facilona.

Pero lo que verdaderamente le preocupa a Xavi no es que los árbitros hayan favorecido al Real Madrid, como insinúa con su bola de cristal: "Yo ya dije que va a ser difícil ganar esta Liga. Lo dije en Getafe. Había cosas que no me cuadraban". Lo que le agobia es el Girona. No es ganar la Liga ni que el Real Madrid esté por encima. El fracaso de Xavi es que el Girona quede por delante de su Barcelona y no digamos ya si gana el título.

Lo que tiene en tensión a Xavi es que el Girona sea un equipo inalcanzable en la clasificación y tenga el reconocimiento a la excelencia con un estilo ganador y atractivo. Con el Real Madrid no compite por este asunto. A Ancelotti no le hemos escuchado promesas sobre el buen juego y que no vale ganar por la mínima. El técnico italiano es práctico y está centrado en sacar el mejor rendimiento de cada uno de sus jugadores.

La congoja de Xavi es que Míchel, un madrileño en Girona, se lleva los elogios en Catalunya, España y todo el mundo por encima de uno de Terrasa y exponente del cruyffismo y el guardiolismo. Xavi no tuvo respeto con Míchel ni la humildad de reconocer que el Girona le desarboló en la goleada que recibió en Montjuic. Probablemente, es de los que piensa que el Girona se caerá y su Barça volverá a ser un equipo brillante.

La lección de Míchel

La derrota de Xavi es ver cómo juega el Girona de Míchel y el refugio que encuentra es dar pábulo a las teorías conspiranoicas que favorecen al Real Madrid. Hasta en este apartado le da una lección Míchel. El entrenador del Girona, que es el que más alarmado podía estar con la polémica del Real Madrid-Almería, da una lección a Xavi con cordura y sensatez. "No siento ningún tipo de mano negra. No creo es esas situaciones", impecable el discurso del entrenador líder del campeonato.

Lo que le hace daño a Xavi es que hay un equipo en Catalunya que está de moda y provoca admiración. Con un presupuesto muy inferior al Barcelona, un patrón de juego que le gustaría tener a Laporta y los directivos que le critican. Y cómo tiene de enchufados a los jugadores, además de sacar rendimiento a cada uno de ellos. Mientras que él no sabe qué hacer con Oriol Romeu, brillante en el Girona e irrelevante en el Barcelona.

Metidos en el barro de la polémica arbitral y las ayudas, que favorecen a los equipos grandes frente a los pequeños, está la queja de Osasuna en la semifinal de la Supercopa de España contra el Barcelona con el gol de Lewandowski. Llega precedido de un rodillazo de Christensen a José Arnaiz en el centro del campo. No entró el VAR. De esta acción no hace tanto tiempo.

Foto: Rafa Nadal muerde el trofeo de Roland Garros. (EFE/Stephane Reix)

Xavi no es la persona idónea para hablar de escándalos. Su rival no es el Real Madrid. Tiene más obsesión por lo que pueda conseguir y el cómo lo hace el Girona de Míchel, un equipo mejor trabajado y un entrenador que tiene convencidos a todos sus jugadores.

Al relato de la mano negra que alienta Xavi debería entrar el Comité de Disciplina y valorar si sus declaraciones cuestionan la honradez y la profesionalidad de los árbitros. Si ofenden y mancillan la imagen pública del colectivo arbitral. Como se hizo con David López, jugador del Girona, cuando acusó al árbitro Santiago Ortiz de falta de respeto y de insultarle en el campo en el partido entre el Girona y el Almería. En el que, por cierto, rápidamente salió Míchel para pedir perdón al árbitro, decir que su jugador se había calentado y poner a buen recaudo la reputación de los árbitros.

Xavi se ha convertido en el eterno victimista. El ejercicio de oportunismo con la polémica que ha generado la victoria del Real Madrid contra el Almería es de manual. Es una ocasión que no podía dejar pasar. Denuncia que la Liga está adulterada, que él ya lo había avisado desde que se sintió perjudicado en la primera jornada contra el Getafe. El papel de mártir del entrenador del Barcelona no tiene límites, ni cuando no le corresponde y acaba de ganar al Betis en su campo. Eligió ser derrotista pudiendo poner más el foco en que ni el Real Madrid ni el Girona pasaron del empate en el Villamarín.

Real Madrid
El redactor recomienda