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El otro mordisco de Rafa Nadal no es intachable y pone lo material por encima de lo moral
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el daño que sufre su imagen

El otro mordisco de Rafa Nadal no es intachable y pone lo material por encima de lo moral

El perfil más comercial de Rafa Nadal le resta principios éticos con el acuerdo alcanzado con Arabia Saudí. Su carácter ganador también va acompañado de la ambición del emprendedor

Foto: Rafa Nadal muerde el trofeo de Roland Garros. (EFE/Stephane Reix)
Rafa Nadal muerde el trofeo de Roland Garros. (EFE/Stephane Reix)

Es muy difícil de entender lo que ha hecho Rafa Nadal firmando un contrato envenenado con Arabia Saudí que perjudica a su imagen de referente de los valores deportivos y también humanos. Nadal está hecho de otra pasta o naturaleza, pero no imaginábamos que pudiera caer en la tentación de la pasta de los petrodólares. Esto es lo que nos rompe el corazón. Lo material por encima de lo moral. La única razón que lo explica es que no solo hay un Nadal tenista que muerde el trofeo. Hay que mirar al Nadal empresario y su otro mordisco financiero. En lo personal tiene la convicción de que puede dar doctrina de sus principios en un país dictatorial.

La leyenda de Rafa Nadal no está en peligro ni tampoco la admiración y el cariño que se ha ganado en su extensa y épica carrera, como ejemplo de tenista competitivo, respetado en la victoria y en la derrota. Nadal, en el final de su recorrido en las canchas, perjudicado por las continuas lesiones, ejerce más de empresario que de tenista. Es otro de los motivos que explican su decisión de aceptar ser embajador de la Federación de Tenis de Arabia Saudí y abrir una sede de su academia en este país.

No cabe duda de que Rafa Nadal dedica tiempo a sus negocios y tiene menos protagonismo en las pistas. Su perfil más comercial le resta principios y su carácter luchador y ganador también va acompañado de la ambición del emprendedor. La marca Rafa Nadal es una industria mundial poderosa de facturación a la que llaman a la puerta para invertir y monetizar. Rafa es un icono del deporte, un reclamo publicitario para cualquier patrocinador que busque asociar su imagen con la pureza, pero también un tipo calculador que pone en la balanza los pros y los contras de ligarse a Arabia Saudí.

Cristiano Ronaldo y Jon Rahm han dado el paso antes que Rafa Nadal. Miran el negocio y vinculan su imagen a un país que no cumple con los derechos y libertades esenciales de una democracia. Los tres sienten que la dimensión de su figura puede ayudar a los cambios de un país. Lo que sabía Nadal, por no ser el primero en dar este paso, es que iba a sufrir un daño reputacional. Desde el momento en el que anuncia el acuerdo y el contenido de su mensaje, la lluvia de críticas es intensa. "Donde quiera que mires puedes ver crecimiento y progreso". Es difícil de asimilar y es fácil de aceptar que Nadal mira ya por su crecimiento y progreso comercial.

placeholder Rafa Nadal con un gesto de dolor en un entrenamiento. (EFE/Darren England)
Rafa Nadal con un gesto de dolor en un entrenamiento. (EFE/Darren England)

Ha recibido más críticas que felicitaciones, como era de esperar, al igual que sucedió con Jon Rahm una vez que el golfista cambiara de opinión y pasara de decir que el dinero no le cambia la vida a aceptar los petrodólares que blanquean el régimen saudí. Los informes de Amnistía Internacional vuelven a recordarle a Nadal qué sucede en Arabia: ejecuciones, torturas, falta de derechos y libertades para la mujer, censura, vetos en las redes sociales, persecuciones, latigazos, juicios sin garantías…

Le compensa el acuerdo

Rafa Nadal sabe lo que hace, a lo que se expone, no está mal asesorado ni ha caído en una trampa. La diferencia del tenista con el golfista es que Nadal entiende que no va a competir en Arabia y que su figura es más inspiradora para aportar los mecanismos educacionales a la juventud a través del tenis y la ética.

La cuestión es si a Rafa Nadal le compensa este acuerdo con el daño que sufre su imagen y tiene la conciencia tranquila. La respuesta está en que considera que no es el único ni el primer español que se vincula con Arabia Saudí. Que el fútbol y la Supercopa de España han abierto un camino y que son muchos los eventos deportivos que no dejan pasar la ocasión para transmitir valores. El deporte como instrumento de igualdad, justicia y respeto. A esto se agarra Nadal, cuando habla de emocionarse por firmar este acuerdo que tiene más de negocio que de principios morales.

Foto: Simeone hace un gesto a sus jugadores en el derbi de Copa. (Reuters/Susana Vera)

Hemos pasado del "¡Vamos Rafa!" en las pistas al "¡No me fastidies Rafa!", tras el anuncio del acuerdo con Arabia Saudí. Del Nadal tenista e intachable por su comportamiento al empresario que tiene otra mirada enfocada al negocio. Son unas cifras estratosféricas que Nadal, como le sucede a Rahm, valoran por su status. "No me merezco terminar así. No quiero que el final de mi carrera sea en una rueda de prensa", dijo en mayo del año pasado. Ojalá, para su bien y el de todos sus fans, se vea al Nadal sano y competitivo en las pistas. Lo que vuelve a dejar claro el caso Nadal-Arabia Saudí es que todo en esta vida tiene un precio.

Es muy difícil de entender lo que ha hecho Rafa Nadal firmando un contrato envenenado con Arabia Saudí que perjudica a su imagen de referente de los valores deportivos y también humanos. Nadal está hecho de otra pasta o naturaleza, pero no imaginábamos que pudiera caer en la tentación de la pasta de los petrodólares. Esto es lo que nos rompe el corazón. Lo material por encima de lo moral. La única razón que lo explica es que no solo hay un Nadal tenista que muerde el trofeo. Hay que mirar al Nadal empresario y su otro mordisco financiero. En lo personal tiene la convicción de que puede dar doctrina de sus principios en un país dictatorial.

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