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"El mundo ideal" de Rafa Nadal: dos lecciones y un temor que deja su regreso en Australia
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"El mundo ideal" de Rafa Nadal: dos lecciones y un temor que deja su regreso en Australia

Rafa Nadal cayó en los cuartos de final de Brisbane ante Jordan Thompson. Su regreso después de un año parado ofrece varias lecciones sobre lo que está por venir

Foto: Rafa Nadal, tras ser eliminado. (EFE/EPA/Jono Searle)
Rafa Nadal, tras ser eliminado. (EFE/EPA/Jono Searle)

Ni tanto, ni tan poco. Rafa Nadal terminó su primer torneo oficial en los cuartos de final de Brisbane. Jordan Thompson, de 29 años, avanzó a las semifinales del ATP 250 después de remontar la ventaja inicial del manacorí. El australiano ofreció mejor tenis que Nadal y supo rehacerse en los momentos de dificultad, como reconocería el español en la rueda de prensa posterior: "Todo el mérito es de él, que luchó muy duro". No es una derrota amarga, por mucho que el gen competitivo del 22 veces campeón de Grand Slam no le permita ni perder a las chapas con buena cara.

Nadal aterrizó en Australia con un único objetivo: coger forma competitiva y medir sus esfuerzos físicos a medio plazo. La meta es muy sencilla, Roland Garros. El español no lo oculta, la idea de la temporada pasa por realizar un buen torneo en su torneo por excelencia, ese que ha dominado durante casi dos décadas de manera escandalosa. Los Juegos Olímpicos de París, la guinda del pastel. Hasta entonces, todo consiste en un entrenamiento de alto nivel.

"En un mundo ideal, es solo una sobrecarga tras unos días de esfuerzo y un partido muy duro". Todos los espectadores de televisión, así como los presentes en Brisbane, sintieron un pinchazo cuando Nadal pidió las asistencias del fisioterapeuta. Para poner en contexto, Rafa disputaba su segundo partido en menos de 24 horas y la extrema dureza del encuentro para ser ATP 250 le llevó a disputar tres sets en tres horas y media. Es decir, un esfuerzo físico muy superior al esperado, y que nada tuvo que ver con las dos experiencias previas, en donde en apenas hora y media había derrotado a sus rivales.

"El problema es similar al del año pasado, pero no es lo mismo. Si ese hubiera sido el caso, lo habría sentido inmediatamente. Lo sientes de golpe. El año pasado fue el tendón, sientes mucho más dolor en el músculo. Ahora mismo, mi músculo está muy cansado", reflexionó en rueda de prensa el manacorí: "Tendré que ver cómo me despierto mañana, espero poder entrenar la semana que viene en Melbourne. El problema es que es en una zona similar y hace que te preocupes un poco más de lo habitual".

Foto: Rafa Nadal y su derecha en los cuartos de final. (Europa Press/AAp/Jono Searle)

Es casi imposible que la cabeza de Rafa olvide todo lo que ha tenido que pasar por las lesiones, que le obligaron a estar casi un año alejado de los terrenos de juego. Aunque, como él mismo reconoce, ha entrenado de manera competitiva en los últimos cuatro meses, el estrés del cuerpo disputando competición oficial siempre es superior. Ver cómo reacciona su físico será la clave que marque su verdadera aspiración en este regreso. El Open de Australia no es, desde luego, una opción realista a marcarse como objetivo. Pero espera poder estar en Melbourne con una semana de entrenamientos previos.

"Es una semana muy positiva", relativizó Nadal, confiando en que ese pequeño problema físico sea solo una sobrecarga muscular. Deja su primera experiencia competitiva del año con dos victorias y con la sensación de que, ante Jordan Thompson, se le escapó. El español ha ofrecido un juego similar al que nos tenía acostumbrado, aunque con algunos detalles. Por ejemplo, junto a Carlos Moyá, extenista y su entrenador principal en los últimos años, ha trabajado en hacer mucho más fiable su servicio, y es que precisamente el saque era una de sus debilidades durante su carrera.

Foto: Rafa Nadal vuelve a sonreír en pista. (EFE/EPA/Zain Mohammed)

Todavía falta afinar. Nadal fue contundente al servicio en los primeros juegos del encuentro, pero esta eficacia fue disminuyendo con el transcurso de los minutos. Pero toda mejora es bienvenida, y más cuando se aspira a competir con los mejores. En estos tres partidos, el manacorí dejó momentos que recordaron al gran Rafa Nadal: contradejadas y derechas ganadoras. Solo se echó en falta el Banana Shot, marca de la casa, que intentó en un par de ocasiones, pero que se fue cerquita de la línea. En definitiva, de calidad y de saber jugar al tenis... Rafa Nadal todavía va sobrado.

La otra lección que deja su regreso en Australia es el ejemplo perfecto de por qué el tenis es, posiblemente, el deporte más complicado a nivel mental. Nadal desaprovechó tres bolas de partido. Una de ellas, con un error bastante poco habitual, decidiendo mal en un smash. El remate siempre ha sido uno de los puntos fuertes de Rafa, así como su mentalidad, a veces irrompible, pero esta vez le jugó una mala pasada. Relativizar los errores y aprender de ellos será esencial cuando el físico aguante.

placeholder Nadal fue despedido con una enorme ovación. (EFE/EPA/Jono Searle)
Nadal fue despedido con una enorme ovación. (EFE/EPA/Jono Searle)

Las piernas de Nadal parecían funcionar a la perfección. De hecho, en los momentos finales del segundo set, cuando realmente se decidió el transcurso final del partido, el español daba sensación de estar en muchísima mayor capacidad física que Thompson, haciéndose con los puntos cuando las jugadas superaban los 15 segundos. La derrota en esta manga cayó como una losa para Rafa, que ya no exhibió esa sensación de piernas fuertes en el tercer set, donde los fantasmas de la lesión asomaron.

Como el propio Nadal explicó, los días posteriores servirán para saber qué pesó más, la falta de confianza o un problema serio. Lo primero, fácilmente solucionable, lo segundo sería una losa mucho más complicada.

Ni tanto, ni tan poco. Rafa Nadal terminó su primer torneo oficial en los cuartos de final de Brisbane. Jordan Thompson, de 29 años, avanzó a las semifinales del ATP 250 después de remontar la ventaja inicial del manacorí. El australiano ofreció mejor tenis que Nadal y supo rehacerse en los momentos de dificultad, como reconocería el español en la rueda de prensa posterior: "Todo el mérito es de él, que luchó muy duro". No es una derrota amarga, por mucho que el gen competitivo del 22 veces campeón de Grand Slam no le permita ni perder a las chapas con buena cara.

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