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"Era una rivalidad sana". El histórico pulso de 15 años entre Miguel Ángel y Mariano en el Madrid
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la pugna por la portería blanca

"Era una rivalidad sana". El histórico pulso de 15 años entre Miguel Ángel y Mariano en el Madrid

Mariano García Remón relata cómo era la dura competencia con Miguel Ángel por hacerse con el puesto de portero titular en el Real Madrid. Su muerte evoca a un guardameta genial y un hombre cariñoso, con valores y de club

Foto: Miguel Ángel y Pirri, presidente de honor del Real Madrid, en un acto de la fundación del club. (EFE/Sergio Pérez)
Miguel Ángel y Pirri, presidente de honor del Real Madrid, en un acto de la fundación del club. (EFE/Sergio Pérez)

Una de las mayores rivalidades entre compañeros de un mismo equipo de fútbol se produjo en la década de los setenta y principios de los años ochenta con la pugna entre Miguel Ángel y Mariano García Remón por ser el portero titular del Real Madrid. Podías ser de uno u otro, generaba una enorme expectación conocer a cuál de los dos elegiría el entrenador, a quién le afectaban más la presión y el fallo. Pero también podías ser de los dos porque esta lucha por la titularidad se prolongó en el tiempo durante 15 años y se convirtió en una de las competencias más interesantes.

Lo que sucedió fue un duelo histórico en el que cada uno se lo ponía difícil al otro subiendo su nivel, no se podían permitir el fallo y solo una lesión les daba la oportunidad de coger la titularidad. Así durante 15 años, codo a codo en los entrenamientos y sin mezclarse en los hoteles de concentración. Cuenta Mariano García Remón para El Confidencial que "los entrenadores nos ponían por separado en las habitaciones por miedo a que pudiéramos discutir. Eran habitaciones dobles, pero nunca estuvimos juntos". Era el tacto de los técnicos. Esa rivalidad por el puesto no la llevaron nunca al terreno personal.

El mundo del fútbol está de luto por el fallecimiento de Miguel Ángel. Uno de los porteros españoles que dejaron huella, que creó escuela por sus paradas felinas, gran dominador del área pequeña, por cómo se hacía gigante entre los tres palos para blocar los balones. Esta era la mejor cualidad. El blocaje, con el mérito añadido de que en su época los porteros no tenían los guantes de ahora. La dificultad era mayúscula. "Quedarse con el balón es muy difícil, pero te da una satisfacción superior al despeje", decía Miguel Ángel, reivindicando la importancia de agarrar el balón fuertemente con las manos.

Con su agilidad y reflejos se convirtió en uno de los mejores porteros de la historia del fútbol español. Sus palomitas eran puro espectáculo. La más icónica es la que protagonizó contra Austria en el Mundial de Argentina. Voló, se suspendió en el aire para atrapar un balón de volea que se colaba en la portería. Era un gato.

Miguel Ángel no lo tuvo nada fácil en el Real Madrid. Fichó con 19 años en una operación sorprendente, con un viaje para jugar un amistoso con el primer equipo del Celta al Bernabéu. Llamó la atención de los ojeadores del club blanco. Vieron el potencial de un portero con un don especial para atrapar balones y unos reflejos fuera de lo normal. Para triunfar en el Real Madrid, tuvo que competir con Mariano García Remón, otro de los guardametas que mejor rendimiento ofrecían en la portería por su agilidad, elasticidad y reflejos.

Ejemplo de superación

Es el momento de recordar, de hacer un homenaje a la figura de Miguel Ángel. Para ello es fundamental el testimonio de Mariano García Remón y Vicente del Bosque. Los dos compañeros y amigos. Explican quién era ese portero gallego que maravilló con sus paradones y estuvo vinculado en diferentes cargos en el Real Madrid: jugador, preparador de porteros, delegado y responsable de las instalaciones de la antigua Ciudad Deportiva. Un total de 45 años hasta que se jubiló en el Real Madrid.

La rivalidad más histórica en la portería blanca quedó grabada en el ADN del Real Madrid como ejemplo de superación, competitividad y dos porteros que antepusieron el equipo por delante de su ego. "Estuvimos 15 años juntos luchando por un mismo objetivo, con lo difícil que es el puesto de portero. Era él o yo. Y todo lo marcaban las lesiones. No recuerdo que ninguno de los dos perdiera la titularidad por los fallos o un mal momento. Lo supimos aceptar, porque lo nuestro era una rivalidad sana", enfatiza Mariano García Remón, que llegó tres años después que Miguel Ángel al Real Madrid (1971) y se retiraron al mismo tiempo (1986).

Foto: Brahim Díaz sonríe tras una jugada en el derbi. (REUTERS Isabel Infantes)

Los entrenadores que iban pasando por el banquillo del Real Madrid no se decantaban por uno u otro. El criterio de Miguel Muñoz, Miljanic, Molowny, Boskov y Amancio siempre era el mismo. Cambiaban de portero cuando uno tuviera una lesión. "No tuvimos ningún problema con los entrenadores porque entre nosotros había un respeto grandísimo. Creo que él jugó más porque yo tuve más lesiones. El que aguantaba sin lesionarse era el titular. Pero también digo que él ha tenido más repercusión como portero. Se podría haber solucionado yéndose uno de los dos. Pero cada uno supo aceptar su rol en cada momento", comenta Mariano.

La competencia era feroz, no se podían permitir el fallo y el beneficiado era el equipo. Una contienda entre dos porteros que daban garantías y eran solventes: "En aquella época te pedían no fallar. El Bernabéu era muy exigente y los dos tuvimos la suerte de ser queridos por la afición. Mariano era tremendamente ágil, con grandes reflejos. Ocupaba mucha portería con esa agilidad que tenía".

Intachable para Del Bosque

El enemigo de los porteros era jugar sin guantes o de mala calidad y esto lo recalca Mariano García Remón: "Estábamos en igualdad en todo, pero íbamos a mano limpia y cuando llovía nos daban unos guantes de lana. El balón se te escurría. Nos teníamos que acostumbrar a eso. Este es el gran mérito. Antes se blocaba más el balón y lo teníamos más complicado que los porteros de ahora, que disponen de guantes cada vez más sofisticados. Tenía más mérito lo que hacíamos los porteros de nuestra época. Recuerdo que nos levantábamos por la mañana y lo primero que hacíamos era ir a mirar por la ventana para ver si llovía".

Miguel Ángel y Mariano ganaron juntos siete Ligas, dos Copas de la UEFA, cuatro Copas de España y una Copa de la Liga. "No tuvimos ni un solo problema personal cuando los dos peleábamos por lo mismo. La relación siempre fue correcta y educada", manifiesta Mariano García Remón.

Vicente del Bosque, compañero de equipo y en la Selección, habla con admiración del Miguel Ángel futbolista y persona: "Él llegó al Real Madrid un poco antes que yo. Éramos vecinos y siempre tuvimos una buena relación. Era una persona con un comportamiento intachable, serio, formal y el mejor ejemplo de un compañero en un vestuario. En todo momento miraba por el club, como jugador y empleado".

Los valores de Miguel Ángel, al igual que su profesionalidad, dejaron huella y así lo remarca Del Bosque: "Era impecable en todo. En su comportamiento, en el respeto a todos y en cómo protegía a los jóvenes que se tenían que adaptar al club. Una persona y un profesional muy eficaz. Y como portero tenía muchas habilidades y se quejaba de que los guardametas no blocaban los balones. Aunque en nuestra época los porteros jugaban menos con los pies, era un portero muy completo". El recuerdo que deja Miguel Ángel como persona, profesional y hombre de club es admirable.

Una de las mayores rivalidades entre compañeros de un mismo equipo de fútbol se produjo en la década de los setenta y principios de los años ochenta con la pugna entre Miguel Ángel y Mariano García Remón por ser el portero titular del Real Madrid. Podías ser de uno u otro, generaba una enorme expectación conocer a cuál de los dos elegiría el entrenador, a quién le afectaban más la presión y el fallo. Pero también podías ser de los dos porque esta lucha por la titularidad se prolongó en el tiempo durante 15 años y se convirtió en una de las competencias más interesantes.

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