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El tiro por la culata que pega el Celta con Rafa Benítez: la afición se harta y la jefa le aguanta
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en vigo hay una gran decepción

El tiro por la culata que pega el Celta con Rafa Benítez: la afición se harta y la jefa le aguanta

El celtismo explota contra Rafa Benítez, le pide que se vaya por no hacer un equipo competitivo y un estilo aburrido. Marián Mouriño le sostiene para no pagar el finiquito

Foto: Rafa Benítez protesta en la banda en un partido del Celta. (EFE Kai Forsterling)
Rafa Benítez protesta en la banda en un partido del Celta. (EFE Kai Forsterling)

Nada de lo que imaginaban en el Celta se está cumpliendo con el fichaje de Rafa Benítez. En lo deportivo, el equipo no es competitivo, carece de un patrón de juego, aburrido y caótico. En lo social, crecen las protestas de una afición que pierde la ilusión y pide la salida del entrenador. Y en lo institucional, la calma es tensa. No se cumplen las directrices que marcó Marián Mouriño. La presidenta quería un Celta competitivo y que conectara con la afición. Este fue el mensaje de la jefa en su toma de posesión. Si sostiene a Rafa Benítez es por evitar pagar el finiquito.

Benítez, un entrenador contrastado, con 13 títulos en su palmarés (la Champions y dos Ligas con el Valencia, entre otros) es un tiro por la culata que ha pegado el Celta. Un entrenador venido a menos, cuestionado en su regreso al fútbol español. La afición del Celta la emprende con un veterano de los banquillos al grito de "¡Benítez, vete ya!" y su reacción es no aceptar las críticas y mantenerse firme en su proyecto de tres años por el que le contrató el club vigués.

Rafa ha competido en tres grandes países como España, Inglaterra e Italia. El Celta le llamó para el año del Centenario en un momento en el que llevaba un año y medio en el paro. El 16 de enero de 2022 fue despedido del Everton por una mala racha de resultados (una sola victoria en los últimos 13 partidos) y el rechazo de una afición que hacía ver su descontento con pancartas de "Benítez, vete de nuestro club". Algo semejante está viviendo en el estadio de Balaídos, pese a que se niegue a reconocer que el descontento es un clamor.

Tiene al Celta a un punto del descenso y está convencido de que su método de trabajo es bueno. Solo ha ganado tres partidos en la Liga. La gota que ha colmado el vaso de una afición desilusionada es la pobre imagen que ha dado el equipo en la Copa del Rey, eliminados contra la Real Sociedad, y la derrota contra el Girona. Los dos partidos en Balaídos. Se ha visto un Celta inofensivo, blando en defensa y sin un estilo definido. La imagen que lleva ofreciendo toda la temporada. Un equipo caótico, que no sabe a qué juega, ni es ofensivo ni sólido.

La afición le ha dado la espalda y la jefa del club, la presidenta Marián Mouriño, aguanta con paciencia los envites de la afición. Si algo buscaba el padre de la presidenta, Carlos Mouriño, todavía en el cargo de mandamás del club cuando fichó a Rafa Benítez en julio, era dejarle una herencia a su hija. Un entrenador de prestigio y con experiencia. El plan de Carlos Mouriño era irse en el mes de diciembre con la tranquilidad de que su hija y el nuevo Consejo de Administración disfrutarían el año del Centenario con un técnico de primer nivel solvente, ganador e ilusionante para la afición.

placeholder Marián Mouriño, presidenta del Celta. (EFE)
Marián Mouriño, presidenta del Celta. (EFE)

"No vengo a dar lecciones" fue el mensaje de Rafa Benítez en su presentación como entrenador del Celta. También sacó pecho y dijo que había recibido más de veinte ofertas mejores, pero que el proyecto del club vigués, de tres años, le apetecía y suponía un reto. Influyó que su mujer es de Ourense.

El fichaje de Benítez tuvo un impacto positivo en un primer momento. Se vio en la ciudad y en los aficionados como un lujo. El club hizo un enorme esfuerzo económico en la contratación, convirtiéndole en el entrenador mejor pagado de la historia del Celta. Los 5 millones de euros brutos anuales que tiene de salario pueden ser poco para Rafa, pero en la economía del Celta es algo extraordinario.

Un equipo irreconocible

La sensación en Vigo es que la presidenta del Celta no quiere despedir a Rafa Benítez para ahorrarse la indemnización, pero existe una cláusula en el segundo año de contrato por el que puede romper la vinculación. Aun así, vista la mala dinámica y lo cerca que está del descenso, el cargo de Benítez peligra.

Marián Mouriño, recién llegada al puesto de máxima responsabilidad, lidia con la crisis que provoca el divorcio de la afición con el entrenador. "Lo sostendré hasta que sea insostenible" afirma la presidenta en el Faro de Vigo. Está a la espera de un cambio radical de resultados, pero a Benítez no solo se le critica que no gane partidos. Está cuestionado por el mal juego y decisiones extrañas en las alineaciones y las rotaciones. No ha sido capaz de que se vean las señas de identidad que tenía en sus equipos: equilibrio, verticalidad y contundencia en las áreas.

Foto: Joan Gaspart, expresidente del Barcelona, en una conferencia. (EFE/Mariscal)

La euforia que había en Vigo con Rafa Benítez y la fama de entrenador líder y ganador se ha esfumado demasiado pronto. Él se agarra al cargo, a replicar a los que le critican, decirles que trabaja 12 horas al día y el proyecto dura tres años. En Vigo no sienta bien que no tenga autocrítica y se empieza a creer que los mejores años de Benítez en los banquillos ya han pasado.

La carrera de Rafa Benítez desde que salió del Real Madrid a principios de enero de 2016 no ha mejorado. Florentino le fichó como sustituto de Ancelotti y solo estuvo 215 como entrenador del Real Madrid. Le pitó el Bernabéu y tuvo conflictos con los pesos pesados del vestuario (Sergio Ramos, Cristiano Ronaldo y Marcelo).

Tras la breve etapa en el Real Madrid pasó a entrenar al Newcastle, se fue a China a dirigir al Dalian Yifang y regresó a Inglaterra para firmar con el Everton. Otro equipo en el que sustituyó a Carlo Ancelotti. Después de un año y medio en el paro ha querido demostrar en el Celta que puede hacer un buen trabajo y no lo está consiguiendo. Si no fuera porque es Rafa Benítez, no seguiría ya en el banquillo del Celta.

Nada de lo que imaginaban en el Celta se está cumpliendo con el fichaje de Rafa Benítez. En lo deportivo, el equipo no es competitivo, carece de un patrón de juego, aburrido y caótico. En lo social, crecen las protestas de una afición que pierde la ilusión y pide la salida del entrenador. Y en lo institucional, la calma es tensa. No se cumplen las directrices que marcó Marián Mouriño. La presidenta quería un Celta competitivo y que conectara con la afición. Este fue el mensaje de la jefa en su toma de posesión. Si sostiene a Rafa Benítez es por evitar pagar el finiquito.

Rafa Benítez Celta de Vigo
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