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Los progresos del hijo de Ancelotti en el Madrid para que no se le vea como un niño de papá
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davide saca brillo a la pizarra

Los progresos del hijo de Ancelotti en el Madrid para que no se le vea como un niño de papá

Davide Ancelotti, segundo entrenador e hijo de Carlo, está cogiendo protagonismo por el fruto que están dando las jugadas a balón parado. El Real Madrid es el equipo más goleador

Foto: Davide Ancelotti aconseja a su padre en un partido del Real Madrid. (REUTERS/Pablo Morano)
Davide Ancelotti aconseja a su padre en un partido del Real Madrid. (REUTERS/Pablo Morano)

Carlo Ancelotti se guía y confía mucho en su instinto, intuición y sabiduría. No le va nada mal para conseguir que Florentino le renueve sin haber acabado la temporada. Es un entrenador chapado a la antigua, que no maneja tablets ni le da un papel principal a las estadísticas. Esto no quiere decir que deje de lado la importancia de la estrategia y analice qué planteamiento conviene a su equipo en función del rival y cada fase del partido. Su librillo es la experiencia que le da haber tenido una carrera de 16 años como futbolista y los 29 de entrenador en la alta competición.

La modernidad en el staff técnico, en cuanto al manejo de diferentes alternativas tácticas para cambiar un partido, está en su hijo Davide y el asistente técnico Francesco Mauri. Son los encargados de la pizarra. Lo que menos le atrae a Carletto. Para eso delega en su hijo, al que se le ven progresos en las tareas de sacar rendimiento a las jugadas a balón parado. El éxito en esta materia pone en valor las facultades de Davide, al que se le vio como un niño de papá en el staff y evoluciona en el tablero para mover fichas y desbloquear partidos. El Real Madrid es un equipo contundente en este tipo de acciones, el mejor con 9 goles a balón parado (8 de ellos desde el córner).

El último es el de Tchouaméni contra Las Palmas en un lanzamiento de Kroos desde el saque de esquina. Un gran pasador y la ejecución de un movimiento ensayado por el francés para irse al primer palo y cruzar el balón de un cabezazo. El responsable de la jugada es Davide Ancelotti. Dentro de sus competencias de segundo entrenador, insistió a su padre en el cambio Tchouaméni por Camavinga para buscar desatascar el partido con una acción a balón parado. La decisión causó sorpresa por quitar a Camavinga, autor del pase en el gol de Vinícius, y ser uno de los más incisivos.

Davide se la jugó y la apuesta salió perfecta. Tres minutos después de salir al campo, Tchouaméni hizo el gol de la victoria en una jugada que está muy trabajada en los entrenamientos.

placeholder Davide Ancelotti da instrucciones en el partido de Champions contra el Manchester City. (REUTERS Isabel Infantes)
Davide Ancelotti da instrucciones en el partido de Champions contra el Manchester City. (REUTERS Isabel Infantes)

Una de las críticas que se le hacen a Carlo Ancelotti es lo tarde que hace los cambios. Es conservador en este sentido, le cuesta y tiene fama de inmovilista. En los tres cambios, al descanso, de la remontada contra el Almería y ante Las Palmas influyó el peso que tiene el hijo de Ancelotti. El gol de Tchouaméni se celebró en el banquillo del Real Madrid con euforia, dando el mérito a Davide. Llamó la atención el beso de Luis Llopis (preparador de porteros) al hijo de Ancelotti.

Hacer dudar a su padre

Davide solo tiene 34 años y le hubiera gustado ser futbolista profesional. Jugó dos años en el segundo equipo del Milan. Reconoce que no tenía el talento para competir en la élite. A los 22 años se licenció en Ciencias del Deporte y empezó su carrera como preparador físico en el Paris Saint-Germain (temporada 2012-13). La siguió en la primera etapa de su padre en el Real Madrid. Se le veía como un enchufado. Empezó desde abajo en el cuerpo técnico y continuó su formación en los diferentes equipos que ha entrenado su padre (Bayern de Múnich, Nápoles y Everton). Ha cogido más funciones en esta segunda etapa de Carlo en el Real Madrid.

En Italia y en España ya ha tenido que suplir a su padre como primer entrenador tras una baja por sanción con el Nápoles y por covid en el Real Madrid. La relación laboral con su padre la explicó en una entrevista en Liverpool Echo: "Mi objetivo es generarle muchas dudas y ser honesto con mi opinión. No estoy para decir a todo que sí y tengo la confianza para decirle lo que pienso cuando no estoy de acuerdo con sus decisiones".

Foto: Joan Gaspart, expresidente del Barcelona, en una conferencia. (EFE/Mariscal)

Davide es un entrenador de trato muy cercano con los jugadores, discreto, y se le considera como la persona clave para quitarle a su padre la idea de coger la Selección brasileña. La ilusión y el objetivo del hijo de Ancelotti es permanecer todo el tiempo que sea posible en el Real Madrid, donde se siente identificado con su trabajo, valorado por jugadores contrastados como Modric y Kroos y su papel más formativo con los jóvenes.

En la plantilla le señalan como uno de los artífices de los cambios que agitaron los partidos en las remontadas de la Champions contra el PSG, Chelsea y Manchester City. Apostó por darle un papel de revulsivos a Rodrygo y Camavinga como ahora hace con Brahim Díaz y Joselu. Su labor va más allá de trabajar la estrategia en jugadas a balón parado y opinar qué cambios necesita el equipo. Está volcado en enseñar y motivar a los jóvenes y el caso de Arda Güler es especial. En una temporada difícil para el turco por una lesión y dos recaídas, Davide está pendiente de la recuperación, la adaptación y su aprendizaje. Quiso que tuviera minutos en el partido contra Las Palmas.

En el club está cada vez más valorado. Es normal que en un principio se le viera más como el hijo de Ancelotti, un preparador joven en el banquillo y poca experiencia para la gestión de un equipo con mucha presión y un vestuario con estrellas. Su capacidad de trabajo, evolución, formación como estratega y el uso de las nuevas tecnologías han terminado por convencer a los dirigentes.

Carlo Ancelotti se guía y confía mucho en su instinto, intuición y sabiduría. No le va nada mal para conseguir que Florentino le renueve sin haber acabado la temporada. Es un entrenador chapado a la antigua, que no maneja tablets ni le da un papel principal a las estadísticas. Esto no quiere decir que deje de lado la importancia de la estrategia y analice qué planteamiento conviene a su equipo en función del rival y cada fase del partido. Su librillo es la experiencia que le da haber tenido una carrera de 16 años como futbolista y los 29 de entrenador en la alta competición.

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