El Real Madrid logra una victoria de peso en un partido trabado en Gran Canaria (1-2)

Canarias es una tierra distinta, no sólo por tener precios diferentes a la Península y otro horario, también por su forma de vivir y ese acento tan marcado. El estilo futbolístico no se queda atrás con jugadores técnicos y con buen trato de balón que desarrollan un juego combinativo digno de un equipo de Pep Guardiola. Como capitán de ese barco, está ahora García Pimienta, antiguo alumno de La Masía, que estuvo cerca de rascar un empate ante el Madrid, pero finalmente fueron derrotados (1-2).

La clave del actual Las Palmas no es otra que entender la idiosincrasia de la región. Eso mismo ha conseguido Pimienta para fusionar el estilo canario con el que trae de fábrica de la Ciudad Condal. La mezcla siempre es lo que más enriquece y sólo así puede entenderse que hayan recuperado un fútbol que no se veía desde los tiempos de Quique Setién. Algunos critican su parsimonia en la posesión, pero esto no es el atletismo. No se trata de correr una maratón.

Las Palmas haría bien en colocar más desfibriladores en el estadio por los riesgos que asumen sus valientes jugadores. En algunos casos, no obstante, rozan la temeridad. Y el infarto en la grada. Sin embargo, la apuesta por esta idea es férrea y no parece que vaya a cambiar mientras siga el mismo inquilino en el banquillo. Pimienta fue capaz de poner en jaque al Madrid.

La primera mitad no dejó grandes ocasiones, más bien una permuta clara en la posesión, repartida por momentos. Se empeñan algunos en elogiar el buen nivel de Alberto Moleiro no sin argumentos porque el chico no tiene prisa y siempre toma la decisión adecuada. Estos perfiles ya los han visto en Canarias, donde no hace mucho salió un chaval rumbo a Barcelona. Un tal Pedri.

Dos jugadores de mucho nivel

Tanto detenerse en Moleiro impide percatarse de que hay otro futbolista trascendental en esta obra de Pimienta, Kirian. El canario lidera al equipo no sólo al portar el brazalete, también por su gestión de los tiempos, su entendimiento de lo que ocurre en el césped y su visión de juego. Un perfil como el suyo confirma que hay futbolistas que rinden mejor en las categorías más técnicas que en aquellas en las que hay más batalla que fútbol.

Pimienta ha sido capaz de recuperar a dos grandes jugadores como Sandro y Munir, a los que se les había apagado la bombilla en los últimos años. Todos recuerdan el gran nivel que mostraron cuando debutaron en Barcelona con Luis Enrique. Hay personas que nacen con estrella y otros, estrellados. Ahora vuelven a parecer de los primeros cuando no hace mucho se asemejaban más a los segundos.

Sandro fue el autor de una fantástica jugada en la que dejó en mal lugar a Rüdiger con un quiebro que seguro que practicó muchas veces en el barrio. Porque en Las Palmas debe ser de los pocos lugares donde todavía se juega al fútbol en la playa. Y en la calle. Su centro lo remató a placer Javi Muñoz para desatar la euforia.

Un juego muy vistoso

Simeone sostiene que "prefiere jugar bien a jugar lindo". En realidad, hay equipos cuyo fútbol vistoso los hace completar grandes actuaciones. Sólo hubo que sentarse delante de la televisión para percatarse de ello. Las Palmas divierte al espectador porque no tiene reparo alguno en asumir hasta el fondo las ideas de su entrenador.

Carvajal empató el partido, pero el VAR anuló por fuera de juego su tanto. Era el primer aviso. Más tarde, Vinícius, que ya había fallado en dos ocasiones ante Álvaro Valles, remató a las mil maravillas un pase de Camavinga. El francés, además de ser polivalente, también tiene mucha técnica, aunque en ocasiones prevalezca más su físico.

El empate no convencía al Madrid, que se lanzó a por la victoria. Y la consiguió gracias un cabezazo de Tchouaméni cuando apenas restaban siete minutos. En Canarias, no obstante, quedó de manifiesto que hay un equipo sin Jude Bellingham y otro con él. Sólo les queda rezar porque no enferme. Sin el inglés estornuda, el resto se resfrían. Triunfo de peso para los blancos.