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Mendilibar, el otro Del Bosque. "Es una bobada decir que no es un entrenador moderno"
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Mendilibar, el otro Del Bosque. "Es una bobada decir que no es un entrenador moderno"

José Luis Mendilibar no es el primer caso de entrenador modesto y de perfil bajo que consigue explotar en la élite de los banquillos. Sucedió en el Real Madrid con Del Bosque

Foto: Mendilibar sonríe en el estadio de Budapest. (Reuters/Bernadett Szabo)
Mendilibar sonríe en el estadio de Budapest. (Reuters/Bernadett Szabo)

El éxito de José Luis Mendilibar en el Sevilla desmonta muchas de las teorías de la preparación que tiene que tener un entrenador para sacar rendimiento a una plantilla. A Mendi le llamaron para salvar a un equipo que estaba a dos puntos del descenso y ha superado todas las expectativas. En menos de tres meses cumplió el objetivo de la salvación, consigue la séptima Europa League y la renovación. Seguirá la temporada que viene. Era un clamor. José Castro y Monchi tienen que seguir apostando por un entrenador que tenía el cartel de provisional y ha roto todos los esquemas. La gestión del técnico vasco, tirando de oficio y psicología, es la clave de una de las mejores historias que le han ocurrido al fútbol español esta temporada. Mendilibar pasó de estar en el paro, de ser un parche, a convertirse en el deseado por todos los jugadores y aficionados del Sevilla.

José Luis Mendilibar no es el primer caso de entrenador modesto y de perfil bajo que consigue, de manera inesperada, explotar en la élite de los banquillos. Sucedió en el Real Madrid con la figura de Vicente del Bosque en noviembre de 1999, cuando el salmantino se hizo cargo del primer equipo del Real Madrid, de forma interina, tras la destitución de John Benjamín Toshack. En un ambiente de tensión y malos resultados, el presidente Lorenzo Sanz decidió cargarse al galés y optó por darle la oportunidad a Del Bosque. Vicente ya había cogido el primer equipo de forma provisional años atrás con los despidos de Benito Floro (1994) y Jorge Valdano (1996).

placeholder Mendilibar, manteado tras ganar la Europa League. (EFE/Luis Díez)
Mendilibar, manteado tras ganar la Europa League. (EFE/Luis Díez)

Lorenzo Sanz apostó por Del Bosque, un entrenador de la casa, y su gestión sencilla y natural para recuperar la unidad del equipo. El Real Madrid de Del Bosque se plantó en la final de la Champions contra el Valencia en París y un día antes, Lorenzo Sanz y José Martínez Pirri, director deportivo, le comunicaron a Del Bosque que, pasara lo que pasara, seguiría la siguiente temporada. Fue un refuerzo para un entrenador que ganó la octava Champions y pasó de interino a fijo. Lorenzo y Pirri destacaron el buen papel que desempeñó Del Bosque cuando cogió a un equipo en un ambiente extraño, cómo implantó disciplina con diálogo y sin mano dura. Se ganó el respeto de la plantilla.

La gestión del vestuario

Lo mismo ha sucedido con Mendilibar, aunque el técnico vasco ha tenido que esperar a ganar la Europa League para que José Castro le ratificara en la celebración con los aficionados. Mendilibar es de la escuela de Del Bosque. El fútbol es sencillo y la gestión puede ser eficaz si generas un buen ambiente en el equipo. Lo complicado es manejar un vestuario. Si consigues que los futbolistas vayan a los entrenamientos con ilusión, tengan confianza y se unan como un equipo, el fútbol fluye. Mendilibar es otro Del Bosque. El triunfo de un entrenador que se adapta a los jugadores que tiene y sabe motivar y sacar rendimiento al talento sin necesidad de instrucciones tácticas complejas.

Foto: Florentino aplaude a Benzema en su presentación. (EFE/Ballesteros)

Vicente del Bosque estuvo 36 años en el Real Madrid (11 como futbolista) y no imaginó que podía llegar a ser un entrenador de élite. Su vocación era la labor formativa. Colgó las botas y pasó a entrenar en la cantera y tener labores de coordinación con los equipos filiales. Le pusieron como entrenador provisional del primer equipo en épocas de crisis y en el año 2000 empezó una carrera que le ha convertido en un entrenador leyenda con los éxitos y títulos conquistados con el Real Madrid y la Selección española.

José Luis Mendilibar era un futbolista técnico y rápido. No llegó a jugar en Primera división y en una charla con Vicente del Bosque hace tres años en El País dijo que creía que le faltaba garra. Por este motivo, le pide a sus equipos que jueguen con alta intensidad y agresividad. Quiere ser protagonista llevando la iniciativa del juego, le gusta arriesgar y apuesta por el talento individual. Como hizo Del Bosque, Mendi se ha ganado al vestuario del Sevilla con el diálogo y la psicología de levantar la moral de unos futbolistas en depresión.

La normalidad te hace fuerte

Del Bosque habla para El Confidencial del fenómeno Mendilibar y le sigue extrañando que a la gente le sorprenda que un entrenador pueda ganar títulos sin ser un jefe duro. "Me veo reflejado en Mendilibar, aunque a mí me renovaron antes de la final de la Champions y me sorprendió que a él no le hubieran confirmado antes del encuentro contra la Roma. Se ha ganado seguir en el Sevilla. Le llamaron para levantar al equipo, para salvarlo del descenso y solo hay que ver el rendimiento y el comportamiento de los jugadores. Ha fortalecido el grupo con normalidad. Van todos a una. Los que juegan de titular y los que son suplentes. Para mí, también refleja el éxito de los entrenadores del norte de España".

placeholder Mendilibar, con el trofeo de la Europa League. (EFE/Luis Díez)
Mendilibar, con el trofeo de la Europa League. (EFE/Luis Díez)

José Luis Mendilibar (62 años) tiene muchas semejanzas con Vicente del Bosque. Son cercanos, comunicativos, naturales, cariñosos con los jugadores y también exigentes. No han inventado el fútbol. Mendilibar llama contraataque al juego de transiciones, viste con chándal y no le importa decir que es un entrenador antimoderno. No hace tanto uso de la tecnología y los datos. "Decir que Mendilibar no es moderno porque no lleva una tablet, me parece una bobada. No creo que por eso sea más antiguo. Ni tampoco por la edad. No le considero mayor ni viejo. La edad no es un mérito o un demérito. Mendilibar tiene los conocimientos y la naturalidad para ser un buen entrenador. La comunicación y el saber dar las instrucciones a los jugadores son dos grandes virtudes. La normalidad y el diálogo no son debilidades. Solo hay que ver, repito, cómo estaban los jugadores en el banquillo durante el partido contra la Roma. Todos a una. Ahí se ve el buen ambiente y el compromiso de la plantilla", comenta Del Bosque.

El método que aplicaba Del Bosque en su etapa de gestión en los banquillos y con vestuarios de estrellas era el lema de que "a los jugadores se les convence, no se les vence". Tiraba de sabiduría futbolística, oficio y astucia en las relaciones personales. El protagonismo se lo daba a los futbolistas, como hace Mendilibar. "Cada uno es como es y tampoco es una cosa decisiva si un entrenador lleva chándal o corbata. Me da vergüenza hasta opinar de esto. Mendilibar demostró contra la Roma que dominó el partido, que su equipo jugó con más seguridad y que el equipo fue ganando confianza en el juego. No hay una receta única para jugar al fútbol y cada entrenador juega en función de los jugadores que tiene. La clave está en adaptarse y en esto Mendilibar hace un buen trabajo", se reafirma Del Bosque para valorar los méritos de José Luis Mendilibar.

El éxito de José Luis Mendilibar en el Sevilla desmonta muchas de las teorías de la preparación que tiene que tener un entrenador para sacar rendimiento a una plantilla. A Mendi le llamaron para salvar a un equipo que estaba a dos puntos del descenso y ha superado todas las expectativas. En menos de tres meses cumplió el objetivo de la salvación, consigue la séptima Europa League y la renovación. Seguirá la temporada que viene. Era un clamor. José Castro y Monchi tienen que seguir apostando por un entrenador que tenía el cartel de provisional y ha roto todos los esquemas. La gestión del técnico vasco, tirando de oficio y psicología, es la clave de una de las mejores historias que le han ocurrido al fútbol español esta temporada. Mendilibar pasó de estar en el paro, de ser un parche, a convertirse en el deseado por todos los jugadores y aficionados del Sevilla.

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