La marcha de Rubiales y Vilda no son suficientes: 39 futbolistas se niegan a volver a la Selección

Tal y como adelantamos en este diario el 28 de agosto del año pasado, las capitanas del FC Barcelona —y entonces también de la Selección española— telefonearon a Luis Rubiales para solicitarle cambios en la estructura del fútbol femenino. Una petición a la que el ahora dimitido presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) no solo hizo caso omiso, sino que, haciendo gala de la soberbia que le ha condenado, le llevó a reforzar su confianza en Jorge Vilda, el recientemente destituido de sus cargos de seleccionador y director deportivo, y Rafael del Amo, el presidente del Comité Nacional de Fútbol Femenino, además de vicepresidente de la RFEF.

El pasado miércoles, es decir, poco más de un año después, las capitanas de la Selección que, a pesar de todo, se proclamó campeona del mundo en Australia mantuvieron una reunión, esta vez a petición de los responsables de la RFEF, para ver si los cambios que ha realizado el presidente interino, Pedro Rocha, aunque en realidad solo se ha producido el de la citada destitución de Jorge Vilda, además de la dimisión de Rubiales, eran suficientes para estar en la convocatoria de este viernes con vistas a los partidos contra Suecia, el viernes 22 en Göteborg, y Suiza, el martes 26 en Córdoba, clasificatorios para los Juegos Olímpicos de París.

La respuesta, tras largas horas de reunión por parte de las jugadoras, es un rotundo no. Hasta 39 futbolistas han comunicado a la RFEF su negativa a ser llamadas por Montse Tomé. La cifra inicial era de 41, pero, finalmente, dos de ellas dieron un paso atrás. Consideran que la marcha de Vilda y la dimisión de Rubiales no son suficientes cambios en la cúpula federativa, donde sigue estando Andreu Camps, del que solicitan su marcha, así como las de todas las personas involucradas en las presiones a Jenni Hermoso para que apoyase la versión oficial de la RFEF durante el vuelo de regreso a España tras la consecución del Mundial. Las jugadoras entienden que es ahora o nunca. Hay 21 de las 23 campeonas del mundo que rechazan regresar a la convocatoria.

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Cabe recordar que el 25 de agosto, cinco días después del beso no consentido y envenenado de Rubiales a Jenni Hermoso, 81 futbolistas, tanto en activo como retiradas, pero entre ellas las 23 campeonas del mundo, anunciaron que no volverían a una convocatoria de la Selección si continuaban los actuales dirigentes. Es por ello que no es de extrañar que las capitanas solicitaran la salida del secretario general de la RFEF, Andreu Camps, mano diestra y también siniestra de Rubiales, a la que podrían unirse las de otros cargos estrechamente vinculados ya sea al expresidente o al exseleccionador, como, por ejemplo, son los casos de Ana Álvarez, directora de fútbol femenino de la RFEF, o Isabel Navas, delegada de la Selección absoluta.

En este sentido, tampoco puede considerarse una sorpresa que las internacionales mostraron su desconfianza hacia Montse Tomé, la que fuera segunda de Vilda y fiel a Rubiales, tal y como demostraron sus aplausos en la asamblea en la que el expresidente se atrincheró al grito de "no voy a dimitir". Aunque posteriormente se retractara y pusiera su cargo a disposición de la RFEF, este gesto fue claramente de cara a la galería, pues unos días después no tuvo ningún reparo en aceptar el cargo de seleccionadora, precisamente lo que Vilda había pensado para ella, pero Rubiales desbarató ofreciendo públicamente la renovación al madrileño.

Del Amo, una dimisión de ida y vuelta

Claro que algo parecido sucedió con el mencionado Rafael del Amo, quien presuntamente dimitió de su cargo, escandalizado por el comportamiento de Rubiales, aunque en cuanto Pedro Rocha le ofreció volver, no lo dudó. De hecho, las capitanas aseguran que el navarro les dijo que Montse Tomé solo iba a ser seleccionadora para los dos próximos partidos, algo que cuadra con el hecho de que no se haya comunicado oficialmente hasta cuándo ha firmado la asturiana, quien, al igual que el resto del cuerpo técnico de Vilda, acabó contrato el pasado 31 de agosto, y por más que Del Amo dijera en la COPE que era hasta los Juegos.

Otros cambios que también solicitaron las capitanas son las de algunos miembros del departamento de comunicación de la RFEF, dependiente directamente del Gabinete de Presidencia, a quienes responsabilizan, no solo del falso comunicado con unas declaraciones de Jenni Hermoso justificando el beso de Rubiales, sino también de haber filtrado y posteriormente tergiversado los famosos correos con los que 15 jugadoras pidieron no ser convocadas por Vilda.

Reunión para llegar a un consenso

Eso sí, con el objetivo de ir todas juntas y que no se repita la división de hace poco más de un año, cuando las jugadoras del Real Madrid, presionadas tanto por su club como por el responsable de seguridad de la RFEF, Alfredo Lorenzo, se desmarcaron del resto de sus compañeras, las 23 futbolistas que estuvieron en el Mundial, más las siete que se lo perdieron al negarse a enviar el correo para ser convocadas y las cinco que lo hicieron, pero no fueron, mantuvieron una reunión para decidir si volvían o no a la Selección. Después de más de tres horas y opiniones muy diferentes, alcanzaron un consenso para dejar claras sus condiciones y prepararon un comunicado para enviarlo lo antes posible a la RFEF, ya que Montse Tomé debe dar su primera lista este viernes a la 16:00. Dicha reunión telemática acabó a altas horas de la madrugada.

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Las internacionales quisieron hablar en primera instancia sin la presencia e influencia de la presidenta del sindicato Futpro, Amanda Gutiérrez, de las que no pocas desconfían por su doble juego con la RFEF. La abogada catalana, que sospechosamente se acabó uniendo a la reunión, siempre ha mantenido una estrecha relación con su paisano Andreu Camps y recibió 125.000 euros de las ayudas federativas a los sindicatos. Menos de los 215.000 que fueron para Futbolistas ON, cuyo presidente, Juan José Martínez, fue el único sindicalista que estuvo en la Asamblea del "no voy a dimitir" del dimitido Rubiales. En primera fila y aplaudiendo, con su sindicato tan paralizado que nadie se lo reprochó. El fútbol femenino español tiene al enemigo en casa y el problema es que aún no se ha enterado.