La amnistía imposible para el catalán Andreu Camps, el último escollo para el posrubialismo

Una de las decisiones menos conocidas, pero más controvertidas, de Luis Rubiales, en la que tuvo mucho que ver su inseparable secretario general, Andreu Camps i Povill, fue el cierre de la escuela de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). Con más de 1.000 niños de entre cinco y 16 años, equipos tanto masculinos como femeninos, no son pocos lo que coinciden en señalar que era envidiada por los países que se acercaban a la Ciudad del Fútbol de Las Rozas al ver cómo se trabajaba la base en España, hasta el punto de tomarla como ejemplo, aprendiendo su metodología y copiando sus entrenamientos.

La desaparición de la escuela se produjo en 2021, es decir, durante el tercer año del primer mandato de Rubiales. Según Camps, que tiene una retribución bruta anual de 240.000 euros, en la RFEF no podía haber niños compitiendo, de ahí que la fue cerrando poco a poco. Primero, prohibió nuevas inscripciones, con la consiguiente reducción y, después del covid, envió una carta a los que quedaban, informándoles de que el año siguiente se buscaran la vida, ya que el club cerraba sus puertas a la competición y se abriría una escuela nueva, pero sin competir, algo que nadie quiso, de ahí que Rubiales y Camps lograran lo que tanto ansiaban: su desaparición.

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Tal y como apuntan profundos conocedores de la RFEF, episodios como este sirven para demostrar el peso que ha tenido este abogado en todo lo que ha sucedido en la RFEF presidida por Rubiales, pero en muchas ocasiones dirigida por él. Es por ello que antes de que Rubi presentara una dimisión tras la cual algunos sospechan que trama algo, su sustituto, el interino Pedro Rocha, empezó a realizar algunos cambios en la estructura federativa, aunque ninguno tan importante como el que atañe al mencionado Andreu Camps, quien paradójicamente siempre se ha mostrado favorable a la oficialidad de la selección catalana, así como de considerar las federaciones entidades privadas, olvidando que estas desempeñan funciones públicas delegadas.

Considerado mano derecha y uno de los brazos jurídicos de Rubiales junto a Tomás González Cueto, cabe recordar que, tal y como informó Onda Cero, el catalán llegó a enviar una carta a la UEFA con la que pretendió poner en peligro la participación de los clubes y la Selección española en las competiciones internacionales. De ahí que un medio cercano al Gobierno asegurara que en la Moncloa veían con buenos ojos su destitución. Aunque, claro, una vez que el presidente de la RFEF ha dimitido, la Comisión Gestora en teoría no puede tomar ese tipo de decisiones, de ahí que la única opción sería la misma que la de Rubiales.

En Salobreña solo estuvo el último día

A diferencia de otros miembros del equipo de Rubiales como Antonio Gómez Reino, José María Timón, Rubén Rivera, Alfredo Olivares, Pedro González Segura, más conocido como el concejal de festejos, Jorge Mowinckel y Miguel García Caba, tristemente famoso por grabar al presidente de LaLiga, Andreu Camps no participó en la famosa "reunión de trabajo" que se celebró en Salobreña, a la que, como denunció Juan Rubiales, tío y ex jefe de gabinete del dimitido presidente, también presente, no fue invitada ninguna mujer responsable de área, ya que en realidad fue una fiesta. Efectivamente, Camps solo estuvo el último día y acompañado de su señora esposa.

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El citado Juan Rubiales no pudo dejarlo más claro en las entrevistas concedidas recientemente a El Mundo y El Confidencial. "Luis le dijo a Sánchez que él era un socialista y que era el contrapeso de Tebas, que es un ultraderechista de Vox. Luego, con José Manuel Franco [el expresidente del CSD], le protegieron de una manera inconcebible. Se produjeron reuniones entre el secretario general de la RFEF, Andreu Camps, hombre sibilino, duro y sin escrúpulos, y el abogado Tomás González Cueto, mano derecha y brazo armado de Rubiales, con Víctor Francos [actual responsable del CSD], que entonces era el segundo del ministerio".

Según el presidente del CSD, "la Federación tiene la obligación de empezar el proceso electoral, pero si quieren celebrar elecciones antes de los Juegos Olímpicos, tienen que pedir permiso al CSD". "Vamos a estar muy encima de la RFEF", añadió un Víctor Francos que no pudo ocultar el alivio que le supuso que Rubiales dimitiera ante la imposibilidad del Gobierno de inhabilitarle. Ahora bien, si de verdad en el CSD quieren regenerar el fútbol español, nadie que haya estado cerca del suspendido y ahora también dimitido presidente debe seguir en Las Rozas. Por eso la amnistía es imposible para Camps, pues no en vano el catalán es el último escollo para alcanzar el posrubialismo.