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El escándalo de las plusvalías ficticias de la Juventus de Turín salpica a Barça y Valencia
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Operaciones de simulación contable

El escándalo de las plusvalías ficticias de la Juventus de Turín salpica a Barça y Valencia

Las directivas de Bartomeu y de Peter Lim podrían haber incurrido en presuntos delitos de falsedad contable para maquillar sus balances y no entrar en pérdidas en tres trueques

Foto: Josep Maria Bartomeu y Andrea Agnelli, en el palco del Camp Nou. (EFE/Quique García)
Josep Maria Bartomeu y Andrea Agnelli, en el palco del Camp Nou. (EFE/Quique García)

La Juventus de Turín llevó a cabo "un sistema fraudulento para la venta de jugadores por razones exclusivamente relacionadas con la necesidad de conseguir determinados resultados económico-financieros mediante artimañas". Esa fue la conclusión del Tribunal de Apelaciones del fútbol italiano el pasado 25 de enero y la pena para el club bianconero fue de una pérdida de 15 puntos en la tabla de clasificación, mayor de la sanción de 9 puntos que demandaba la Fiscalía. El club turinés alteró sus cuentas mediante tretas contables que atribuían a jugadores que intercambió con otros clubes un valor por encima del mercado. Las plusvalías fueron ficticias para salvar las pérdidas contables en un ejercicio sistemático de ingeniería fiscal.

También hubo sanciones para toda la cúpula directiva de la Juventus: dos años y medio de inhabilitación para el exdirector deportivo, Fabio Paratici, dos años para el expresidente Agnelli y el director general, Maurizio Arrivabene, un año y cuatro meses para Federico Cherubini (actual director deportivo) y ocho meses para Nedved, su predecesor, y otros miembros de la junta como Garimberti, Vellano, Venier, Hughes, Marilungo y Roncaglio. Con ello, la Juventus consiguió no verse obligada a realizar ampliaciones de capital, sortear el fair play financiero europeo y reforzar el equipo.

El montante total de operaciones alcanza las 22 e implica al Barça en dos casos: las permutas de Arthur Melo-Miralem Pjanic (junio de 2020) y la de los jugadores del filial, Alejandro Marqués y Matheus Pereira (seis meses antes, en enero de 2020) por un valor mucho más alto del real. A su vez, el Barça, con Josep Maria Bartomeu en la presidencia, también realizó este tipo de operaciones con el Valencia de Peter Lim en el trueque Neto-Cillessen en el verano de 2019, justo antes de cerrar el anterior ejercicio contable.

En España, todavía no ha habido sanciones para ninguno de los dos clubes, pese a que el forensic realizado por el Barça de Joan Laporta en febrero de 2022 detectó indicios de una "alteración contable deliberada disfrazando permutas e intercambios de jugadores por compras y ventas". Los intercambios entre Arthur y Pjanic con la Juventus, o Cillessen y Neto con el Valencia son el ejemplo.

Foto: El presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin. (EFE/Jean-Christophe Bott)

"El común denominador de estas operaciones es que se simulaban los precios de jugadores. Es delito de falsedad contable", llegó a afirmar el abogado del club azulgrana, Jaume Campaner. La investigación sigue su curso en la Fiscalía de Barcelona. Un apunte: Mateu Alemany, actual director de fútbol del Barça y mano derecha de Joan Laporta, era el director general del Valencia cuando se produjeron esas operaciones.

Así funcionaba el "sistema"

¿Cómo funcionaba este sistema? El Confidencial habla con Héctor Mohedano, especialista en deuda y finanzas corporativas, para detallar el proceso de las operaciones: "Es una forma de salvar los números a través de inflar artificialmente el precio de ambos jugadores con un trueque. Un jugador de fútbol es un activo, no un gasto cuando lo fichamos. Desde la perspectiva contable, como una máquina o vehículo, ese activo lo dividimos entre el número de años de vida útil que tiene. En el caso de los jugadores, a través del contrato", explica. Es decir, el Barça logró un impacto positivo en las cuentas del ejercicio inmediato porque se apuntó la venta menos el valor residual del futbolista que quedaba en balance por amortizar, mientras que el coste de la pieza de repuesto se periodificó en las siguientes temporadas.

Empezaremos por el caso más llamativo. El Barça vendió a Arthur Melo (23 años) a la Juventus por 72 millones de euros, más 10 millones de euros en variables, en junio de 2020, cuando le había costado 31 millones de euros más nueve millones variables en julio de 2018. La Juventus traspasó a Miralem Pjanic (30 años) por 60 millones de euros más cinco en variables. No hubo ningún intercambio monetario, solo contable. Si hacemos el cálculo que faltaba por amortizar de Arthur (20 millones de euros) más el beneficio teórico de la venta, vemos cómo el Barça obtuvo una plusvalía de cerca de 50 millones de euros que salvó las cuentas. La Juventus, por su parte, consiguió otra plusvalía de 42 millones de euros. La segunda más grande en la historia del club italiano. Ambos salieron ganando en el corto plazo y aplazaron el problema económico para los siguientes ejercicios contables.

placeholder Pjanic y Koeman, en el Barça. (EFE/Alberto Estévez)
Pjanic y Koeman, en el Barça. (EFE/Alberto Estévez)

Sin embargo, esta operación no es la más flagrante, aunque sí la más conocida. En enero de ese mismo año 2020, el delantero Alejandro Marqués, canterano del Barça B (valor en libros contables de cero euros por ser canterano) aterrizó en el equipo transalpino por 8,2 millones de euros con un contrato de cuatro años. Matheus Pereira (que jugó como cedido en el Dijon francés hasta enero) llegó al Barça a cambio como cedido hasta el 30 de junio a cambio de 200.000 euros con una opción de compra obligatoria por ocho millones que se ejecutaría para completar la permuta entre Barça y Juve. Las cifras finales son calcadas. Ninguno de los dos jugadores llegó a debutar en un partido oficial con el primer equipo. Ahora Matheus Pereira juega en el Eibar de Segunda División y Alejandro Marqués, en el Estoril Praia portugués.

"El Barça iba a presentar pérdidas en ese ejercicio, pero salvó los números con el trueque. Ambos clubes inflaron el precio de los activos y pusieron el precio más alto. La operación tuvo un efecto contable muy positivo en el primer año y sirvió para cerrarlo en mejores condiciones... pero en los siguientes te comes una amortización elevada", comenta Mohedano. En efecto, el Barça presentó esa temporada unas pérdidas de 97 millones de euros que la directiva de Josep Maria Bartomeu achacó a la crisis económica derivada del covid-19, pero lo cierto es que la masa salarial ya era la más elevada de Europa y la bomba estaba a punto de explotar en forma de deuda monstruosa que todavía colea y tiene al club al borde de la ruina. Sin esa dos operaciones, el Barça no hubiese llegado a poder cumplir su presupuesto presentado para esa temporada con un supuesto beneficio de 14 millones de euros.

El caso Neto-Cillessen

El Confidencial ha podido acceder a la denuncia presentada por el exvicepresidente del Valencia, Miguel Zorío, en el registro de Fiscalía Anticorrupción de Valencia. En ella, el exdirectivo acusa a Peter Lim, Amadeo Salvo, Layhonn, Anil Murthy, Jorge Mendes y el resto de implicados de cometer, supuestamente, un delito de falsedad contable por la permuta entre Neto y Cillessen con el Barça, así como otros delitos de administración desleal, corrupción entre particulares y apropiación indebida de la entidad de Mestalla.

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Denuncia de Miguel Zorío.

placeholder Denuncia de Miguel Zorío.
Denuncia de Miguel Zorío.

Lo mismo se repitió en el ejercicio 2018-19 con el trueque de porteros entre Barça y Valencia. A pocos días del cierre contable, en junio de 2019, ambos clubes acordaron el traspaso de Cillessen en 35 millones de euros y la compra de Neto en 26 millones de euros más nueve millones en variables. Esa permuta, que colocó a ambos porteros entre los 10 más caros de la historia del fútbol en aquel momento, a pesar de que Cillessen era suplente de ter Stegen en el Barça, permitió al club catalán un beneficio contable de 29 millones entre el "ingreso" obtenido por traspasarlo, ya que el neerlandés había llegado hace tres temporadas con un contrato de cinco años que se había amortizado a razón de tres millones al año. Solo quedaban seis millones por amortizar.

Para el Valencia de Peter Lim, la operación representó poder presentar el único ejercicio con beneficios (de 1,3 millones de euros) en los ocho años que lleva al frente del club de Mestalla. El Barça cerró ese ejercicio 2018-19 con un beneficio de 4,5 millones de euros. No lo hubiese podido hacer si no hubiese cerrado esa permuta con el cuadro che. Asimismo, cabe apuntar que la directiva culé se jugaba su propio patrimonio personal. Así fue hasta finales de 2021, cuando una enmienda a la ley del deporte eliminó la exigencia y dejó esta garantía en manos de los mismos clubes (el Barça no la contempla ya en sus estatutos tras la propuesta de Laporta en la asamblea azulgrana y la posterior aprobación de los socios).

Previamente, la directiva debía presentar un aval que supusiera el 15% del presupuesto y responder con su patrimonio personal para subsanar las pérdidas del club si las hubiera. No así en la temporada del covid, ya que el BOE del 23 de diciembre de 2020 eximió de avalar a los cuatro clubes propiedad de sus socios (Barça, Real Madrid, Athletic Club y Osasuna) con sus patrimonios personales los resultados económicos negativos de sus clubes que estuvieran directamente relacionados con la pandemia. La operación Neto-Cillessen ya está en manos de la Fiscalía Anticorrupción, mientras que la Fiscalía de Barcelona sigue investigando las cuentas del Barça de Bartomeu. ¿Habrá alguna sanción similar a la de la Juventus de Turín en España? El precedente europeo ya está sobre la mesa.

La Juventus de Turín llevó a cabo "un sistema fraudulento para la venta de jugadores por razones exclusivamente relacionadas con la necesidad de conseguir determinados resultados económico-financieros mediante artimañas". Esa fue la conclusión del Tribunal de Apelaciones del fútbol italiano el pasado 25 de enero y la pena para el club bianconero fue de una pérdida de 15 puntos en la tabla de clasificación, mayor de la sanción de 9 puntos que demandaba la Fiscalía. El club turinés alteró sus cuentas mediante tretas contables que atribuían a jugadores que intercambió con otros clubes un valor por encima del mercado. Las plusvalías fueron ficticias para salvar las pérdidas contables en un ejercicio sistemático de ingeniería fiscal.

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