El Barça sobrevive a otro partido caótico en Girona de los que dan Ligas (0-1)
Un grave error defensivo del Girona en la salida de balón condenó al equipo de Míchel en la segunda parte. Ousmane Dembélé se rompió. Los locales perdonaron el empate en los últimos minutos
El Barça sufre demasiado para ganar los partidos... pero los saca adelante. Ya son tres encuentros consecutivos donde sucede el mismo guion y el equipo de Xavi Hernández es incapaz de cambiarlo, aunque la fortuna está de su lado. Los azulgranas se adelantaron con un tanto de Pedri tras un grave error defensivo del Girona de Míchel en la salida de pelota para que el canario empujara un centro envenenado de Jordi Alba (0-1) en el minuto 61. Luego, como ya pasara ante la Real Sociedad en la Copa del Rey y contra el Getafe en el Camp Nou en el partido de LaLiga, los azulgranas perdieron el control de la pelota, del partido y enloquecieron sin poder rebajar las pulsaciones ni defenderse a través de la posesión del balón. El Girona tuvo ocasiones claras para empatar en el tramo final, aunque les faltó determinación y puntería. Míchel sería expulsado por saltar al campo en el descuento. El Barça, sin brillantez ni solidez, superó un partido de los que ganan Ligas.
La primera parte estuvo marcada por la igualdad, la horizontalidad de ambos conjuntos y los duelos individuales constantes. El Girona, que apostó por tener la pelota y sacarla jugada en todas las ocasiones a pesar de estar al borde del precipicio, tendió trampas al Barça para tratar de atraer su presión y crear espacios entre líneas. La propuesta se volvió en su contra, aunque no cambiaría el plan de Míchel. El Barça, que estaba cómodo sin la pelota, tampoco era capaz de dañar a la zaga local a menos que esta cometiera errores individuales en los primeros pases o a alguno de sus futbolistas se les encendiera la bombilla.
Con Ousmane Dembélé errático en los primeros minutos, Ansu Fati desconectado del juego y Raphinha desaparecido, las mejores noticias azulgranas venían de su solidez defensiva. El primer susto lo dio Yan Couto para el Girona. El brasileño pudo abrir la lata en una de las pocas ocasiones del primer tiempo, pero un inoportuno resbalón acabó con sus opciones goleadoras. Xavi Hernández, visiblemente nervioso y enfadado con su equipo en la banda, trataba de corregir las pérdidas absurdas de balón.
Al Barça le faltaba precisión, ritmo y peligro. Un error del guardameta local, Paulo Gazzaniga, estuvo cerca de generar el 0-1 cuando Ansu Fati recuperó la pelota y se la cedió a Dembélé, que la estrelló en el muñeco. El extremo francés empezó a cojear en esa acción, se rompió y Pedri tuvo que salir en su lugar. En otra recuperación alta, Ansu Fati sacó un latigazo por encima del larguero. El Girona, que lograba competir la posesión de la pelota, tenía serios problemas para romper líneas de presión. Los minutos pasaron y parecía cuestión de tiempo que un nuevo fallo defensivo local abriese la puerta del gol para los culés.
El Girona jugó con fuego y se quemó
Solo Miguel Gutiérrez y Rodrigo Riquelme, a través de su gran talento individual, lograban desemparejarse de sus defensores... sin poder generar ocasiones claras en el último tercio del campo. El Girona era más bonito que efectivo. Los locales tocaban y tocaban, pero el cuadro de Míchel no ponía en aprietos reales al Barça. Al descanso, el empate era un resultado que se ajustaba a lo visto sobre el terreno de juego en Montilivi. Xavi, con amarilla por protestar una mano clara de Riquelme, entró en el túnel de vestuarios con muchas cosas que decir en el vestuario. No le había gustado el desempeño de su equipo.
Los azulgranas empezaron con ganas en la segunda parte y un cambio: fuera Marcos Alonso y dentro Jordi Alba. Añadieron verticalidad a una circulación de balón que había pecado de demasiados pases de seguridad. Raphina tuvo la primera ocasión en una volea que se marchó al limbo y Gavi, que se tiró al suelo para cortar una salida de balón local, vio la amarilla en una entrada dura. Pedri y Ansu Fati dieron un paso al frente en una combinación apenas vista en la primera parte. Al Barça le faltaba colmillo sin Lewandowski.
El Girona siguió jugando con fuego en la salida de balón y… se quemó en la segunda parte. Juanpe entregó un mal pase, el Barça circuló de derecha a izquierda con velocidad y Jordi Alba puso un centro fantástico al que Gazzaniga no pudo llegar con claridad. Pedri, que estuvo muy atento al rechazo, solo tuvo que empujar la pelota para adelantar al Barça en el minuto 61. Acto seguido, el canario tuvo un choque con Yan Couto donde el jugador brasileño se hizo un esguince de tobillo. Entró Stuani en su lugar.
Los cambios en el cuadro local, como el de Valery Fernández y Toni Villa por Castellano y Herrera le dieron oxígeno y piernas al cuadro local en el tramo final. Los gerundenses lo intentaron a través de centros laterales que pusieron al Barça contra las cuerdas. De una combinación entre Stuani y Riquelme estuvo a punto de llegar el gol de Valery, pero Koundé lo impidió en una acción providencial en defensa. El Barça, como ya sucediera el día del Getafe o la Real Sociedad, era incapaz de controlar el ritmo del partido y defenderse con la pelota. Pudo matar el partido Raphinha si no llega a resbalarse en el área en el último momento. Al final, el Barça resistió los ataques del Girona, Míchel fue expulsado por saltar al campo y protestar y el Barça sacó una victoria de esas que ganan Ligas.
El Barça sufre demasiado para ganar los partidos... pero los saca adelante. Ya son tres encuentros consecutivos donde sucede el mismo guion y el equipo de Xavi Hernández es incapaz de cambiarlo, aunque la fortuna está de su lado. Los azulgranas se adelantaron con un tanto de Pedri tras un grave error defensivo del Girona de Míchel en la salida de pelota para que el canario empujara un centro envenenado de Jordi Alba (0-1) en el minuto 61. Luego, como ya pasara ante la Real Sociedad en la Copa del Rey y contra el Getafe en el Camp Nou en el partido de LaLiga, los azulgranas perdieron el control de la pelota, del partido y enloquecieron sin poder rebajar las pulsaciones ni defenderse a través de la posesión del balón. El Girona tuvo ocasiones claras para empatar en el tramo final, aunque les faltó determinación y puntería. Míchel sería expulsado por saltar al campo en el descuento. El Barça, sin brillantez ni solidez, superó un partido de los que ganan Ligas.
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