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El cuento de la Cenicienta de Albert Costa en Le Mans: "Nadie venía a por mí, ahora todos me llaman"
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VICTORIA EN SU DEBUT Y EN LA CATEGORÍA LMP2

El cuento de la Cenicienta de Albert Costa en Le Mans: "Nadie venía a por mí, ahora todos me llaman"

El piloto del equipo polaco Inter Europol, uno de los modestos de la categoría, explica a El Confidencial su victoria en la LMP2. Un éxito que permitirá relanzar la carrera de una de las grandes esperanzas españolas

Foto: Albert Costa, con sus compañeros tras ganar su categoría en las 24 Horas. (Albert Costa)
Albert Costa, con sus compañeros tras ganar su categoría en las 24 Horas. (Albert Costa)

Albert Costa fue durante algunos años una de las grandes promesas españolas del automovilismo. Con varios campeonatos a sus espaldas, tuvo que dejar de correr durante varios años por falta de medios y oportunidades. Pero su talento encontró una nueva oportunidad en 2016, cuando le ofrecieron algunas carreras puntuales para correr en GT con Lamborghini. Desde entonces, ese talento no pasó desapercibido y entró en la órbita de dicha marca... hasta el pasado año.

En noviembre de 2022, Albert Costa no tenía volante alguno. Recibió la oferta del equipo polaco Inter Europol, uno de los más modestos del Campeonato del Mundo de Resistencia en la categoría de prototipos LMP2, la segunda división de la carrera. Desde su llegada, el catalán se ha convertido en uno de los pilotos más rápidos del campeonato, ayudando a mejorar la posición y rendimiento de Inter Europol, hasta lograr gracias a su sensacional rendimiento el primer podio del equipo en las 6 Horas de Spa, la cita previa a las 24 Horas de Le Mans. Nadie podía imaginar qué cima se alcanzaría después.

Acompañado del polaco Jakub Smiechowski y el suizo Fabio Scherer, el equipo polaco derrotó a las grandes escuadras del campeonato. La victoria se convirtió en un auténtico cuento de hadas tanto para el equipo como para la carrera deportiva de Albert Costa, que atendía a El Confidencial horas después de hacer historia en una entrevista donde repasa lo acontecido.

PREGUNTA. Era tu debut en las 24 Horas de Le Mans, y tomabas la salida con unas condiciones dantescas por la lluvia. El peor de los escenarios para quien descubre esta carrera tan singular. Con lo que sucedió al principio, resultaba difícil imaginar que acabarías en lo más alto del podio un día después...

RESPUESTA. Ya estaba muy contento, tenía muy buenas vibraciones. Con el equipo nos falta algo para la cuali, pero en carrera va muy bien. Pero antes de acabar la primera vuelta, en las curvas Porsche, cogí un parche de agua y, aunque lo controlé, seguí a tope contra el muro y me di con toda la parte derecha del coche. Pero Alex Wurz [expiloto y uno de los responsables de Toyota] me dijo: "Siempre que te des en esta curva, pon el volante recto". Y fue lo que hice. Cuando llegué a la recta de meta, me dije, "¡la que acabo de liar, seré burro!". Luego, puse el volante recto y vi que funcionaba la dirección, el coche iba recto, no había sido un golpe malo.

Pero acabo esa vuelta, y en la siguiente empieza a llover más. Hablo con el equipo y les digo que está muy mal el tema, el coche es incontrolable con neumático lisos. Al final, cuando llego a la zona de lluvia, me pasan tres coches a piñón, y me digo, "¡joder, yo no puedo ir a este nivel, cómo va la gente aquí!". Y, de repente, los tres se van directos a la grava y se salen, tal cual. Luego, en Indianápolis, hago un aquapplaning y voy directo contra el muro. Intenté parar, me voy contra los neumáticos, porque así haría efecto cojín, y los besé. Cuando me digo que he tenido suerte, pongo punto muerto y marcha atrás, y me dio contra otro Ferrari, que venía de un trompo, me evitó el primer golpe. Me digo: "¡Estoy vivo!", y me fui al box para poner neumáticos de lluvia.

P. La carrera pudo haber terminado antes de casi empezarla. Sin embargo, aquello produjo en efecto opuesto en ti.

R. Después de semejante comienzo, iba bien, todo controlado. Les digo al equipo que había que poner neumáticos de seco. Arriesgamos, como los tres primeros, y esta fue la clave de mi primer relevo. Era noveno de mi categoría y me puse segundo. Empecé a adelantar a todos. Me sentía mal por la que había liado, pero el equipo no sabía que me había dado contra otro coche y no dije nada. Me cambiaron el alerón de atrás, y entonces ya me puse primero. Estaba disfrutando mucho, porque la pista estaba medio mojada, medio seca, son condiciones que me encantan, porque puedo marcar las diferencias, y me motiva mucho esto

Total, que me bajo del coche, y le digo a mi novia y a mi hermano: "Oye, tenemos la suerte del campeón". Me decían: "Tú estás loco". Recuerdo cuando Dani Juncadella ganó las pasadas 24 Horas de Spa, en cierto momento de la carrera tuvieron un problema en el coche, y de no ser por una bandera roja, no hubiera ganado la carrera. Y me dijo entonces: "Tengo la suerte del campeón". Aquello se me quedó grabado, el tener la suerte a tu lado. En mi vida nunca, jamás, he tenido la suerte de lado en carreras grandes. Cuando estaba en el coche conduciendo, mientras alcanzaba al primero, me decía esto. Aquello me dio alas para el resto de la carrera, me mantuvo motivado. Era increíble. Yo que soy un flipado de la vida y de las carreras, eso me dio más motivación para estar a tope.

P. Su equipo, Inter Europol, es un equipo polaco, de los modestos de la categoría. Sin embargo, empezó a plantarles cara. Todos se empezaron a motivar unos a otros y rendir por encima del nivel de otras carreras. De hecho, nunca habían ganado ninguna en el Mundial de Resistencia hasta el otro día.

R. Tal cual, nos motivamos el uno al otro. El equipo escuchaba, se retroalimentaba de la ambición, y cuando alguno se ponía nervioso, nos decíamos, "calma". Al entrar de boxes, nos decíamos, "tranquilos, no apretemos el coche, mantengamos el coche vivo", "si tenemos que perder segundos en tráfico, se pierde, pero no la liemos, sigamos tranquilos, sigamos así". Y esto fue la clave.

P. Las 24 Horas de Le Mans es una carrera en la que puede pasar todo lo inimaginable. Por ejemplo, que otro coche le pase por encima del pie a su compañero Fabio Scherer, en boxes. Estuviste a punto de quedarte sin tu compañero, que siguió todo el fin de semana cojeando.

R. Fue muy heavy. Yo estaba siguiendo los tiempos de Kuba [Schmiekowski], el hijo del dueño del equipo, que ha hecho un esfuerzo muy grande para conseguir el nivel que tiene este año. Hasta ha perdido doce o trece kilos. Me estaba sorprendiendo los tiempos. Y cuando estaba en la sala de ingenieros entró Fabio llorando y gritando: "¡Me han atropellado, me han roto el pie!". Me dije: "Esto no puede ser, se acaba el sueño". Íbamos segundos. Le pusimos hielo. Al cabo de unos minutos, le cogí, le puse de pie, y le pedí que apretara para ver si podía frenar. "Puedes conducir, tranquilo, tienes fuerza". Esto nos calmó, aunque iba cojeando, pero podía conducir. Me seguía diciendo que era otro ejemplo de que la suerte estaba de nuestro lado. Incluso con un coche que le había pasado por encima a Fabio, seguíamos para bingo.

P. De madrugada os ponéis líderes y os mantenéis así al llegar la mañana. Parecía increíble, ¿qué se sentía en el equipo, cuando se veía posible semejante campanada?

R. Al contrario, estaba muy tranquilo. No sé por qué, no lo entiendo, incluso la gente de mi alrededor también lo estaba. Estábamos todo el rato en la pomada, cuando pasaron 14 horas, estábamos más consolidados en cabeza. Personalmente, sentí que tenía la situación bajo control, es fuerte decirlo ahora. Pero si perdíamos una posición, sabía dónde podía adelantar y jugarme las cosas

Antes de la carrera, en casa, me iba poniendo la carrera del año pasado en YouTube en diferentes momentos del día, cuando desayunaba, o por la noche... Iba viendo lo que pasaba, y quieras o no, me dio a ver muchas cosas que podían pasar en diferentes horas del día, de madrugada, cuando cae el sol, o amanece… Como debutante en Le Mans sabía cada cosa que podía ocurrir, negativo o positivo. A mí, al menos, me dio un control de la situación de carrera que fue clave para estar tranquilo.

P. Pero aún quedaba lo mejor, o lo peor. El último relevo lo hizo Scherer, su compañero, que cojeaba. Teníais casi 20 segundos de ventaja, pero empieza a perder tiempo y se reduce la diferencia hasta solo ocho segundos. Y para colmo, la radio dejó de funcionar, tuvisteis que improvisar un cartel para avisarle desde el muro, incluso tú saliste para pedirle a tu compañero que entrara, porque si no lo hacía, os quedabais sin gasolina. Drama total con la bandera a cuadros a la vista.

R. Cuando pasa esto, veo al equipo que se pone muy serio. De repente me lo dicen: "No sabemos nada de Fabio". Yo, claro, acojonado, faltaban solo 54 minutos. "No, no puede ser que me pase esto, la mala suerte ha vuelto". Hicimos un cartel que sacó el mecánico, y como no hacía nada Fabio desde el coche, decidí salir yo con el mono y, como distinguía, nuestros colores muy llamativos... Cuando vi que daba luces me quedé más tranquilo, porque me ha dicho que ok. Y esto me dio calma. Paró, puso gasolina, y tiró hasta el final. Y así fue.

P. En la retransmisión internacional, en una entrevista, explicabas con enorme efusividad qué suponía estar en Le Mans. Hace unos meses no tenías programa ni equipo, y ahí estabas luchando por la victoria, exultante, como un niño en una juguetería ¿Cómo ha sido esta experiencia? Porque de no tener nada hace poco, ahora tienes el trofeo de las 24 Horas…

R. Es que soy un flipado, un friki de mi trabajo, es mi hobby también, lo disfruto todo muchísimo, y esto es clave para tener éxito, disfrutar de lo que haces. Cada cosa que hago, lo disfruto. La firma de autógrafos, que a muchos no les gusta, hacerme fotos con gente, reuniones a veces muy aburridas, pero me encanta todo. Es una auténtica pasada hacer lo que hago. A veces es duro, viajas mucho, estás de un lado a otro, tienes que adaptarte a cosas duras, estar lejos de la familia y de la gente que quieres. Pero lo positivo es mucho mejor que todo lo demás. Me acuerdo antes de subirme al coche, me decía, "buah, es que voy a entrar a hacer mi primer relevo en Le Mans". Me decía que había demostrado mi velocidad antes, que tenía que disfrutar y pasármelo bien, y que vendría luego lo que tenga que venir. Así lo hice, y fue una de las claves de tener la velocidad y disfrutar.

P. Interrumpir su carrera durante varios años y dejar de correr por falta de medios y oportunidades, ¿valoras como nunca y más que muchos el simple hecho de poder seguir corriendo?

R. Cuando pierdes lo que quieres es muy duro, y cuando lo recuperas lo valoras por dos. Yo no he tenido una carrera fácil, no venía de una familia que se pudiera permitir el lujo de que corriera. Es un sacrificio muy grande que he hecho por mi parte. Siempre estoy entrenando, en el simulador, en el gimnasio, porque me encanta lo que hago. Y como he recuperado el correr, me dejo la piel todo lo que depende de mí, doy el máximo, es la única forma de poder conseguirlo

P. Al subir al podio hacía gestos de sorpresa y asombro ante miles y miles y de espectadores.

R. Buahhh, cuando salgo y veo a todo el mundo debajo… Hay una foto que se me ve con las manos a la cabeza. No me lo creía. La gente me llamaba desde abajo… Aquello era increíble, no paro de emocionarme ahora por pequeñas cosas. Nadie venía detrás de mí, y ahora no paran de llamarme de todas partes… Todo lo que me está pasando es algo increíble.

P. Ahora, parece que varios de los grandes equipos estarían poniendo los ojos en Albert Costa

Hay un par de posibilidades que se están moviendo en Hypercar, pero está todo aún verde. Hay gente que me ha dicho "después de Le Mans hablamos". No hay nada avanzado, pero hay cosas encima de la mesa, que es lo importante. También yo quería esperar después de Le Mans, porque no tenía nada, no pensaba que tendría la oportunidad de ganar la carrera, yo solo quería demostrar mi velocidad a los equipos. Creo que lo he demostrado, ha salido redondo, y espero que todo termine bien.

P. Gana en su debut, y con un equipo relativamente modesto La historia de Albert Costa antes y después de las 24 Horas de Le Mans parece el cuento de la Cenicienta, ¿estás de acuerdo?

R. Sí, es de libro. Cuando fiche por este equipo mucha gente me dijo que estaba loco, que era el peor equipo de la parrilla, he escuchado cosas muy malas. Pero antes de firmar con ellos me dieron la confianza para correr con ellos. Vi el hambre de mejorar, de ser un equipo top, y además tenían económicamente el músculo, el dueño tiene una gran empresa detrás. Me dije que era el sitio para empezar, sin presión y sumando. Creo que después de seis meses, no tengo nada más que decir.

Albert Costa fue durante algunos años una de las grandes promesas españolas del automovilismo. Con varios campeonatos a sus espaldas, tuvo que dejar de correr durante varios años por falta de medios y oportunidades. Pero su talento encontró una nueva oportunidad en 2016, cuando le ofrecieron algunas carreras puntuales para correr en GT con Lamborghini. Desde entonces, ese talento no pasó desapercibido y entró en la órbita de dicha marca... hasta el pasado año.

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