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El no hay billetes de las 24 horas de Le Mans como símbolo del escándalo de la reventa
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UN ÉXITO SIN PRECEDENTES

El no hay billetes de las 24 horas de Le Mans como símbolo del escándalo de la reventa

Es una tendencia que se está normalizando de forma recurrente en conciertos musicales. Últimamente, está afectando al mundo del deporte, especialmente al automovilismo

Foto: El podio de las pasadas 24 horas de Le Mans. (EFE/Yoan Valat)
El podio de las pasadas 24 horas de Le Mans. (EFE/Yoan Valat)

El ACO (Automobile Club de L’Ouest), propietario y promotor de las 24 horas de Le Mans, la prueba cumbre de las competiciones de resistencia, anunció que se habían agotado las entradas (alrededor de 265.000). Es evidente que el centenario de la prueba, unida a una representación oficial sin precedentes de hasta siete marcas, hace de la próxima edición un caramelo muy goloso para el aficionado. Sin embargo, el organizador de la mítica carrera ha querido sacar tajada del interés por asistir al circuito.

No es ni mucho menos la primera vez que esto ocurre en carreras automovilísticas. Sin embargo, en esta ocasión la cuestión adquiere tintes especiales. Lo que ha ocurrido no había pasado jamás en los 100 años de antigüedad de la prueba. Cuando salieron a mediados de octubre todas las entradas del circuito que permiten acampar, se agotaron en apenas hora y media. Del resto de tickets, los que simplemente dan derecho a acceder al recinto, no queda uno solo a la venta. Un éxito descomunal, pero muchas sospechas de que algo huele muy mal en todo el proceso.

placeholder Nunca había ocurrido en los 100 años de historia de las 24 horas de Le Mans. Las entradas se agotaron inmediatamente. (Web A.C.O.)
Nunca había ocurrido en los 100 años de historia de las 24 horas de Le Mans. Las entradas se agotaron inmediatamente. (Web A.C.O.)

Reventa sin ningún rubor

El caso más notorio del fenómeno de la reventa se dio en el último Gran Premio de México de la Fórmula 1. Plataformas como StabHub hicieron el agosto, doblando y en ocasiones hasta triplicando el precio de las entradas. En principio, no se debe dudar de la honestidad de la empresa CIE (Compañía Internacional de Entretenimiento), que es la promotora de la carrera en el Autódromo Hermanos Rodríguez. No obstante, no deja de sorprender, al mismo tiempo, la impunidad y el descaro con el que operan este tipo de plataformas.

La reventa parece algo totalmente asumido en la industria musical. De hecho, la promotora número uno del mundo, Live Nation, y Ticketmaster, el principal operador del sector de la reventa, han abrazado con total naturalidad la filosofía del precio dinámico. Esta forma de vender entradas consiste, básicamente, en utilizar el mismo algoritmo que empresas como Cabify o Uber usan para ajustar sus precios en función de la demanda. No parece muy ético que, al final, asistir a un evento esté reservado únicamente a bolsillos pudientes.

Ahora los revendores, bajo el eufemismo de offical partner, te venden en sus webs particulares las mismas entradas que en la del circuito. La reventa, por tanto, ha llegado a Le Mans. Lo que antes costaba 100 euros ahora cuesta 300 o 400. Para disimular, argumentan que se trata de un ticket con mucho valor añadido, no la misma entrada. No cuela. El fraude se ve a kilómetros. Fundamental, porque esos servicios adicionales (acceso a duchas o a los servicios) ya venían incluidos desde hace tiempo.

Unas coincidencias extrañas

Sea por sortear complicaciones legales o por evitar un daño reputacional, la organización de Le Mans ha actuado con total transparencia. Sin embargo, hay demasiadas coincidencias que llevan a pensar que el ACO ha abrazado también esa filosofía de adaptar los precios según la demanda. La conclusión obvia es que, si no podían hacerlo ellos directamente al tener todos sus precios ya marcados, sus revendedores harían el trabajo sucio. El asunto más peligroso es que decenas de miles de asiduos asistentes que se han quedado sin la posibilidad de regresar al mismo sitio al que venían peregrinando año tras año. Eso puede pagarse muy caro a largo plazo. Esto no es un concierto de Bruce Springsteen que pasa por tu ciudad muy de cuando en cuando. Es una prueba anual construida a lo largo de un siglo por un público fiel.

Resulta demasiado sospechoso, por ejemplo, que cuando salieron las entradas con derecho a acampada (las más solicitadas) se agotaran en hora y media. En esos 90 minutos, el comentario general de los aficionados en las redes sociales era que el servidor se quedaba continuamente colgado y había que dar una y otra vez a refrescar. Cuando por fin pudieron acceder, llegó el jarro de agua fría con el anuncio de ver que todo se había vendido. La indignación no se hizo esperar y los organizadores prometieron soluciones para todos aquellos que se quedaron sin su tradicional espacio de acampada. Casi dos meses después, sigue sin haber noticias de esas alternativas. Tiene toda la pinta de que solo se activarán cuando el negocio de los partners oficiales haya concluido.

Nada puede darse por descontado en el mundo de los grandes eventos. Aunque actualmente la Fórmula 1 o las 24 horas de Le Mans vivan días de vino y rosas con un interés inusitado por asistir en vivo a sus pruebas, conviene que la avaricia de los promotores no rompa el saco, porque nada es inamovible. Véase el caso de las 500 millas de Daytona de Nascar, que durante muchos años fue el evento deportivo que más espectadores en vivo congregaba a nivel mundial, superando los 350.000 asistentes. En la actualidad, la mítica prueba americana a duras penas supera los 125.000 espectadores que, aunque siguen siendo cifras muy respetables, es casi una bajada de dos tercios en sus asistentes. El público fiel de toda la vida lleva mal sentirse atracado en la reventa. Que tomen nota en Le Mans.

El ACO (Automobile Club de L’Ouest), propietario y promotor de las 24 horas de Le Mans, la prueba cumbre de las competiciones de resistencia, anunció que se habían agotado las entradas (alrededor de 265.000). Es evidente que el centenario de la prueba, unida a una representación oficial sin precedentes de hasta siete marcas, hace de la próxima edición un caramelo muy goloso para el aficionado. Sin embargo, el organizador de la mítica carrera ha querido sacar tajada del interés por asistir al circuito.

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