El maltrato al aficionado de la nueva Fórmula 1 y la triste comparativa con el 'ogro' Ecclestone

Las imágenes de la multitud de aficionados españoles buscándose la vida, a cada cual más ingeniosa, para ver un atisbo de Fernando Alonso en sus entrenamientos privados en el circuito de Jerez, son el reflejo de una gran paradoja. Cuando tienes a tu héroe en tu país, en un circuito vacío, y los aficionados fuera sin poder acceder a su interior.

Lo más curioso es que para Liberty (promotor de la Fórmula 1) es vista como un rey mago, mientras que, en el imaginario colectivo, Bernie Ecclestone era un señor avaricioso cuyo único interés residía en su enriquecimiento personal y despreciaba profundamente a los aficionados. La realidad resulta ser bastante diferente. Aunque Liberty Media ha hecho un trabajo excelente con el florecimiento espectacular de la Fórmula 1 en la actualidad, los seguidores del campeonato se darán cuenta de que con Ecclestone vivían mucho mejor.

Basta echar un vistazo a cómo se vivía durante su mandato en Europa en general y España en particular las pretemporadas de Fórmula 1. El aficionado ha salido perdiendo, y mucho. Entre Barcelona, Jerez y en ocasiones incluso Valencia, los seguidores del campeonato tenían la oportunidad de ver rodar a coches de Fórmula 1 hasta hartarse y sin dejarse una fortuna. A veces, incluso, tenían ocasión de ver a sus ídolos de cerca en visitas controladas por el paddock. Todo ello ha desaparecido.

A puerta cerrada

Este año ya no hay pretemporada en Europa porque el dinero de los jeques paga para que se haga en Bahrein. Liberty Media anuncia como gran novedad que los tests se retransmitirán por televisión. ¿Es realmente este un plus para el aficionado respecto a la posibilidad de ver los coches en vivo? Se trata de un simple truco para evitar el desenganche total de los seguidores. Porque además esa retransmisión sólo está disponible si se está abonado a las plataformas de pago que toque en cada país.

En los últimos años de la era Ecclestone ya había plataformas de pago. Desde la limitación reglamentaria, el número de días de entrenamientos de pretemporada se había reducido mucho. Pero fue la FIA (Federación Internacional de Automovilismo) de común acuerdo con el resto de equipos, como medida de ahorro de costes, y no Ecclestone quien tomó la decisión. Y cuando todo el día se habla de sostenibilidad y de límites presupuestarios. ¿Qué sentido tiene desde un punto de vista práctico y logístico llevar a miles de kilómetros las pruebas iniciales de los nuevos monoplazas?

No solo se trata del estrés personal para los trabajadores de los equipos, en un calendario de por sí cargado. Ni tampoco el problema se reduce a todas esas emisiones evitables en transportar 200 toneladas de material desde Europa al Oriente Arábigo. Lo verdaderamente absurdo del asunto es que si se necesita una pieza nueva para un coche no prevista en el traslado inicial, debe hacerse a precio de oro en avión. Un envío que en Europa te llegaría en una furgoneta desde Milton Keynes (Red Bull) o Maranello (Ferrari) a Barcelona en apenas nueve horas.

El dinero manda

Pero el dinero manda y en el Golfo Pérsico los jeques compiten por llevarse el mayor bocado del pastel de la Fórmula 1. Lo que importe a los aficionados y a los medios de comunicación que cubren la competición se convierte en irrelevante. Este tipo de situaciones roza el absurdo, como estos días en Jerez. Unos entrenamientos irrelevantes desde el punto de vista deportivo, pero realizados a puerta cerrada para probar los neumáticos Pirelli de 2024. ¿Tanto problema supone habilitar una tribuna bien separada de la zona de trabajo? Abriendo un poco la mano, además de hacer felices a un buen puñado de aficionados viendo a su ídolo, se evitarían esas imágenes donde hacen funambulismo para buscar ese hueco furtivo a través de la alambrada para poder ver pasar los coches.

Pero si esto no genera dólares o impactos en las redes sociales de Liberty Media, pasa a ser algo prescindible para el promotor actual de la Fórmula 1. LA FIA no puede decir nada aunque, paradójicamente también, desde Liberty se fomenta un estado de opinión donde el ente regulador es el culpable de todos los males. Es muy legítimo ganar el mayor dinero posible, pero resulta que ¡eso es justo lo que tanto se criticaba a Bernie Ecclestone!. Aquel 'ogro' sin embargo, tenía su corazoncito para las citas tradicionales de Spa y Monaco, o para que los aficionados tuvieran en febrero su momento de disfrute. "Otro vendrá que bueno me hará", dice el sabio refranero.