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Por qué la Fórmula 1 pasa de la ruina absoluta al síndrome del nuevo rico en cinco años
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PELIGRO DE MORIR DE EXITO

Por qué la Fórmula 1 pasa de la ruina absoluta al síndrome del nuevo rico en cinco años

Marcas automovilísticas, inversores y grandes nombres del motorsport pugnan por entrar en el selecto club de la Fórmula 1 y olvidan lo insostenible que era el negocio hasta hace poco

Foto: La Fórmula 1 vive en estos momentos en pleno boom (REUTERS/ Darron Cummings)
La Fórmula 1 vive en estos momentos en pleno boom (REUTERS/ Darron Cummings)

Es innegable que la máxima especialidad del automovilismo vive en pleno boom a todos los niveles. Desde los índices de seguimiento, la asistencia a los circuitos o la llegada de patrocinadores es innegable el espectacular crecimiento desde la llegada de Liberty Media. Sin embargo, sería muy peligrosa la autocomplacencia y el éxito arrollador en un plazo tan corto de tiempo... que también debe de servir de aviso para alertar que las caídas pueden ser igual de rápidas.

Parte del éxito que se le atribuye además a Liberty Media, en realidad no es exactamente suyo, porque si un equipo de Fórmula 1 hoy es un activo muy codiciado y no es la máquina de perder dinero que era hasta hace muy poco, tiene sus raíces precisamente en que el modelo anterior tocara fondo. Hay que tener en cuenta, que como quien dice fue anteayer, cuando desaparecieron de la parrilla equipos como HRT, Caterham o Manor y que ilustres nombres como McLaren o Williams coquetearon con la desaparición ante una situación financiera crítica.

Para que las cosas cambiaran de forma radical era preciso que el deporte en general viera las orejas al lobo y se diera cuenta de que iban directos al precipicio bajo el modelo anterior. Por si fueran pocas las tribulaciones económicas de gran parte de los miembros de la parrilla, además existía una incertidumbre importante en torno al futuro de la propia especialidad ante la transición en la industria automovilística del motor de combustión a la propulsión eléctrica. Muchos pretendidos gurús daban por hecho que la Fórmula E era el futuro y la Fórmula 1 era el pasado, condenada a una lenta e irremisible agonía. Nada bueno para transmitir solvencia.

No hay receta mágica sino espectáculo

Si hubiéramos hecho caso, por ejemplo, a 'profetas' como Richard Branson, el patrón de Virgin, hace ya dos años que los Fórmulas de propulsión eléctrica estarían por delante en seguimiento e importancia económica que la Fórmula 1 y como podemos comprobar, lejos de cumplirse tal profecía, la Fórmula E pasa por momentos difíciles mientras la que siempre ha sido conocida como la Fórmula reina, vive días de vino y rosas. La razón es muy simple: el espectáculo.

Por mucho envoltorio de que le quieras dar a un campeonato, al final del día la gente lo que quiere ver son los coches más rápidos del planeta, pilotados por los mejores pilotos del mundo. Allí donde estén esas máquinas que ponen los pelos de punta al verlos pasar y los nombres reconocibles, estará el interés popular masivo y a su estela la industria automovilística y los grandes patrocinadores.

placeholder En un plazo muy corto de tiempo la Formula E y la Formula 1 se han cambiado el rol de opción de futuro sostenible. Es peligroso dar algo por descontado. (Mercedes EQ)
En un plazo muy corto de tiempo la Formula E y la Formula 1 se han cambiado el rol de opción de futuro sostenible. Es peligroso dar algo por descontado. (Mercedes EQ)

Porque además, a menudo se olvida que la 'contaminante' Fórmula 1 ha hecho mucho más en cuanto a investigación y desarrollo tecnológico en los sistemas de propulsión eléctrica que la Fórmula E. La propia Mercedes cuando anunció su salida del campeonato de monoplazas eléctricos y formalizó su compromiso a largo plazo con la Fórmula 1 fue muy clara al afirmar que esta especialidad era mucho mejor campo de pruebas de nuevas tecnologías. Y cuando un gigante como Mercedes, que está apostando con fuerza por las motorizaciones eléctricas en sus coches de calle, toma esa decisión... es la señal clara de aunque resulte paradójico si apuestas por sostenibilidad tienes que estar en la Fórmula 1 y no en la Fórmula E.

La razón del éxito de la Fórmula E durante todos estos años pasados se debía a que proporcionaba a unos costes de participación muy contenidos y una excelente plataforma de marketing para distribuir el mensaje de un futuro de automoción electrificada. Sin embargo, como ha ocurrido toda la vida, las ingentes cantidades de dinero que se movían en la Fórmula 1 eran las que propiciaban los prodigiosos avances tecnológicos en tiempo récord. Una cosa lleva a la otra: tú me das repercusión, yo te doy dinero para que tus ingenieros hagan diabluras.

El problema surge cuando, en esa carrera tecnológica, los costes empiezan a salirse de madre y acaban por hacerlos insostenibles incluso para los grandes titanes de la industria automovilística. Ese fue justo el punto en el que los equipos en general y la FIA (Federación Internacional de Automovilismo) en particular se dieron cuenta de que iban directos al precipicio y les obligó a tomar medidas drásticas de reducción de costes y de nivelar la competitividad de la parrilla con una cierta igualdad en las motorizaciones.

placeholder Max Verstappen y Lewis Hamilton en pleno duelo el año pasado. (REUTERS/Mike Blake)
Max Verstappen y Lewis Hamilton en pleno duelo el año pasado. (REUTERS/Mike Blake)

El motor Mercedes de McLaren por ejemplo, quizá no tenga el último 'tornillo mágico' que tiene el equipo oficial, pero se ha comprobado que su nivel de competitividad es lo suficientemente parejo como para que el 'cliente' supere al 'proveedor' en ocasiones. Y no solamente eso, sino que el precio de esas unidades de potencia debe de ser accesible. Ya sabemos que decir 'accesible' a 40 millones de euros anuales suena un poco a sarcasmo, pero puesto en perspectiva de los ingresos de los equipos, disponer por ese precio de un motor tan bueno como el mejor es algo razonable.

Los límites presupuestarios siempre adolecerán de resquicios que serán aprovechados por los equipos más poderosos, pero la realidad es que las diferencias entre el primero y el último coche de la parrilla son en estos últimos años las más cortas de la historia. Ese es el verdadero factor que hace que hoy día la Fórmula 1 sea un club apetecible para ingresar y un deporte en constante crecimiento en su número de seguidores. Y es que por mucho marketing y mucho 'Drive to survive' de Netflix que le pongas al producto, si las carreras siempre son un tostón y no hay competitividad en la parrilla, no hay nada que hacer.

La importancia de la competitividad

No es casual que el mencionado 'boom' de la Fórmula 1, comenzara el año pasado a remolque de la épica batalla por el mundial entre Lewis Hamilton y Max Verstappen. Basta comparar la progresión exponencial que fue dándose a medida que avanzaba la temporada para darse cuenta de que el principal tesoro a cuidar es que haya igualdad, que haya pelea por el campeonato, que haya talento procedente de distintas partes del mundo y 'last but not least' que el campeonato y sus participantes luego interaccionen en el mundo digital.

placeholder Una gran rivalidad. (REUTERS/Hamad I Mohammed)
Una gran rivalidad. (REUTERS/Hamad I Mohammed)

Esta última es la parte más atribuible a Liberty Media, que ha dado la vuelta de arriba abajo al modelo restrictivo que preconizaba Bernie Ecclestone. Y no es que antes se hiciera mal y ahora bien, es que en estos últimos cinco años todo, absolutamente todo en el ámbito de la comunicación ha cambiado. Cada modelo era el adecuado a su época. Ahora bien, este crecimiento tan fulgurante, también debe de servir para alertar de que todo lo que sube muy rápido puede caer igual de rápido.

El éxito que se vive en la actualidad en Estados Unidos, se quedará por ejemplo en moda pasajera a menos de que en un plazo razonable de tiempo haya un equipo y un piloto estadounidense participando (y brillando) en la categoría. Pavonearse como hicieron recientemente los dueños de la Fórmula 1 de que tienen cola de marcas automovilísticas interesadas en participar, o cuestionar dar cabida al equipo de los Andretti porque el modelo cerrado de franquicias ha disparado el valor de los equipos, son tics de 'nuevo rico'. Harían bien en desterrar la arrogancia o la autocomplacencia porque un cambio de dirección en la industria o el entorno económico, ya vimos varias veces en el pasado lo rápido y devastador que puede resultar.

Es innegable que la máxima especialidad del automovilismo vive en pleno boom a todos los niveles. Desde los índices de seguimiento, la asistencia a los circuitos o la llegada de patrocinadores es innegable el espectacular crecimiento desde la llegada de Liberty Media. Sin embargo, sería muy peligrosa la autocomplacencia y el éxito arrollador en un plazo tan corto de tiempo... que también debe de servir de aviso para alertar que las caídas pueden ser igual de rápidas.

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