¿Tiene los días contados el Gran Premio de Mónaco, la joya de la corona de la Fórmula 1?

Fernando Alonso en su camino a la séptima posición en el pasado Gran Premio de Mónaco, involuntariamente desnudó con toda su crudeza las carencias del circuito para albergar hoy día carreras de Fórmula 1. Cuando el piloto de Alpine bajó deliberadamente su ritmo para conservar sus neumáticos y comentó que fue ‘extremadamente fácil’ contener a Lewis Hamilton durante toda la carrera, dejó cristalino que es absolutamente imposible adelantar en el principado. El hecho que la bajada de ritmo fuera de nada menos que tres segundos por vuelta, habla a las claras que por grandes que sean las diferencias, no hay forma material de hacer adelantamientos.

Lo cierto es que no descubrimos nada nuevo, porque de toda la vida siempre fue muy difícil adelantar en Mónaco, pero digamos que existía un pequeño resquicio donde los pilotos más valientes y habilidosos a veces eran capaces de lograrlo. Eso significaba, que quedaba cierta emoción o un pequeño autoengaño pensando que alguien podía ser capaz de hacer la machada. Pero todo eso se acabó, porque el circuito claramente se ha quedado pequeño.

Problemas más allá del circuito

Sin embargo, los problemas del principado del mediterráneo para mantener su carrera en el calendario son muchos y variados que van más allá del simple desfase que presenta el trazado de su pista. Monaco tiene unas concesiones históricas únicas que siempre se respetaron hasta la llegada de Liberty media como nuevo propietario de la Fórmula 1. Desprovistos de cualquier vínculo sentimental con el deporte y con una óptica enfocada al negocio y nada más que al negocio, inmediatamente empezaron a cuestionar el porqué de esos privilegios.

Ni siquiera el propio Bernie Ecclestone durante todos los años que manejó con puño de hierro la Fórmula 1 cuestionó los privilegios del Principado, porque siempre fue muy consciente que Mónaco necesitaba tanto a la Fórmula 1, como la Fórmula 1 al principado. Se trataba al principio de la única carrera que era retransmitida en directo por televisión para todo el mundo, luego acabó siendo el último reducto donde podía hacerse publicidad de tabaco y por supuesto siempre fue el escaparate perfecto para impresionar a cualquier empresa que tuviera a la Fórmula 1 en sus planes de marketing.

Por su parte la FIA (Federación Internacional de Automovilismo, siempre ha tenido un especial mimo con el ACM (Automovil Club de Monaco, porque aparte de ser uno de los clubes fundacionales de la institución, era el organizador de las pruebas mas importantes de su calendario con el Gran Premio de F1 por supuesto, pero también con el Rallye de Montecarlo e incluso en su día con la carrera en cuesta de La Turbie. Uno de los países más pequeños del mundo ciertamente, pero una clara piedra angular del universo del automovilismo.

Por si todo lo dicho anteriormente fuera poco, en los numerosos desencuentros que ha habido a lo largo de la historia entre la FIA y Bernie Ecclestone en su momento o mas recientemente con el campeonato paralelo ‘GPWC’ propuesto a principios de siglo por las marcas automovilísticas, la figura de Michel Boeri, el histórico presidente del ACM siempre desempeño un papel clave como mediador, al no posicionarse nunca con ningún bando sino forzándoles en la medida que podía a que buscaran un entendimiento.

Unos privilegios que escuecen

Fruto de todo ello, a diferencia del resto de Grandes Premios, Monaco es la única carrera que tiene los derechos exclusivos sobre la publicidad estática, la retransmisión televisiva, el VIP paddock club, así como el pago de un canon simbólico de dos millones de euros. (Arabia Saudi o Qatar rondan los 70 millones de canon). Liberty entiende que debe mantener cierto statu quo respecto a los privilegios de las carreras históricas frente a las nuevas que se incorporan al calendario, pero considera que las condiciones que disfruta Monaco son insostenibles y de ahí la amenaza de sacarla del calendario, teniendo en cuenta que ya hay alternativas glamourosas o atractivas en el calendario como son los nuevos Grandes Premios de Miami o Las Vegas.

De todos modos sería bueno que no se confundan en Liberty, porque por mucho destino interesante que añadas al calendario, en Mónaco se vienen celebrando Grandes Premios desde 1929, 21 años antes incluso de que existiera la Fórmula 1 y por mucho que sea vea al principado como un destino decadente o con un circuito desfasado, hablamos de la indiscutible cita de más prestigio del calendario y una de las tres pruebas más importantes del mundo, junto a las 500 millas de Indianapolis y las 24 horas de Le Mans. Así que cuidado con subestimar su importancia.

Porque además, aunque son innegables las ventajas que disfruta Mónaco sobre otras carreras, el pequeño país mediterráneo también ha invertido por su parte cantidades ingentes de dinero en dotar de medidas de seguridad e infraestructura complementaria al trazado urbano. Sólo hay que observar en la bajada desde la autopista hacia el principado, los terrenos donde guarda el promotor todo el material de la carrera, para darse cuenta del descomunal volumen de material empleado para ser utilizado solamente un fin de semana al año.

Un trazado de obligada ampliación

Michel Boeri, como presidente del ACM siempre ha sido muy duro de roer en las negociaciones a la hora de perder algún tipo de privilegio, porque la verdad es que siempre como promotores han dado la talla y han ido cumpliendo todas las inversiones que prometían. Sin embargo, algo de razón tiene Liberty en que las cosas tienen que cambiar.

Y no sólo es Liberty, sino muchos equipos los que creen que debe de haber cambios en la nueva relación contractual. Toto Wolff, el jefe de Mercedes por ejemplo alzó la voz exigiendo que el circuito tiene que hacer modificaciones para evitar situaciones como las vividas por su pupilo Lewis Hamilton detrás de Fernando Alonso, pero no olvidemos que más dinero en concepto de canon, al final también es más dinero para repartir entre todos.

Monaco por ejemplo debería ceder desde ya las riendas de la producción televisiva, que claramente no está a la altura de las retransmisiones del resto del campeonato y sobre todo, por mucho que les duela a nivel purista, deben de revisar/ampliar un trazado que permanece básicamente inalterado desde hace casi un siglo. Es cierto que gran parte del problema no es que el circuito de Mónaco se haya quedado pequeño sino que los monoplazas hoy día son absurdamente grandes y pesados. Es una equivocada dirección tecnológica que acertadamente denunció recientemente Adrian Newey, pero parece que al final será más fácil que cambie un circuito a que lo haga toda una categoría.

Hay una zona a la bajada de la curva de Portier, donde los coches en lugar de enfilar la recta del túnel, podrían girar a la izquierda y correr a lo largo de dos rectas largas del bulevar Princesa Gracia. Nada es fácil en Mónaco por que las limitaciones de espacio siempre mandan, pero teniendo en cuenta que en esa zona se está justamente ahora desarrollandose un plan urbanístico en terrenos ganados al mar, quizá sería posible.

Lo que está claro, es que ambas partes (Liberty y el ACM) deben de buscar puntos de encuentro, porque sería una terrible pérdida para la Fórmula la de prescindir del Gran Premio de Monaco. Guste o no sigue siendo ‘la joya de la corona’.