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Un Íñigo amnésico confronta con el inicio de la vengativa guerra entre Carla y Aguirre en 'La Moderna'
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CAPÍTULO 126

Un Íñigo amnésico confronta con el inicio de la vengativa guerra entre Carla y Aguirre en 'La Moderna'

En el capítulo de este viernes de la ficción de época, Matilde ha conseguido que Íñigo vuelva a su apartamento, mientras que una nueva y antipática dependienta llega al salón de té

Foto: Una imagen de doña Carla, a punto de dar un nuevo golpe en el capítulo 126 de 'La Moderna' (RTVE)
Una imagen de doña Carla, a punto de dar un nuevo golpe en el capítulo 126 de 'La Moderna' (RTVE)

​Íñigo no se acuerda de tantas cosas como a Matilde le gustaría en el Salón de té La Moderna. El empresario tiene lagunas sobre el ataque que recibió en la iglesia en un nuevo episodio de la serie de sobremesa que se emite a partir de las 16:30 horas en La 1 de TVE. En el capítulo anterior, Luisa se ha marchado de la ciudad para continuar su formación en la Real Academia de Roma, mientras su hermana ha celebrado que Íñigo ha vuelto a la vida.

Doña Carla ha hecho gala de su manipulación, al llevarse a Íñigo a su casa sin avisar a Matilde. La antigua empleada de La Moderna ha acudido a la residencia de la villana y le ha exigido ver a su prometido. Además, Pietro le ha comunicado a Antonia que la policía se ha presentado en la corrala para hablar con Marta. La joven es la principal sospechosa de la muerte de su tío Higinio. Finalmente, Inés ha sido secuestrada en su buhardilla.

Carla se opone a que Matilde pueda ver a su prometido. La mayor de los Garcés no se acobarda, ni por la manipuladora, ni por el lujo de su mansión, y amenaza con llevarse a Íñigo. "Vaya a buscarle", le espeta la dependienta. Íñigo aparece convaleciente para pedirles que dejen de discutir. El joven tampoco entiende por qué no está en el hospital. El empresario le agradece el gesto a la viuda de Morcuende, pero él prefiere irse con su futura esposa.

Carla echa a Aguirre de su sociedad

Bernabé es el responsable del secuestro de Inés. La joven no entiende la actitud del empresario. "Quiero que vuelvas a estar conmigo", le suplica el jefe de trapicheos de Emilio. El hombre no acepta un no por respuesta y le exige que retomen su relación. La hermana de Laurita quiere pedirle un favor a cambio de cumplir su deseo. Por otro lado, Marta confiesa que no puede pasar página ante la carta que les envió don Cecilio. Antonia le recomienda que intente no salir de casa hasta que las aguas vuelvan a su cauce.

Matilde ha conseguido que Íñigo vuelva a su apartamento. La dependienta se ha quedado en la habitación al lado de su amado, pero se ha quedado dormida. "Me hace muy feliz verte", confiesa el joven. El tratamiento está funcionando como estaba previsto. El propietario del Madrid Cabaret nota una gran preocupación en su prometida. El empresario no recuerda nada del día del ataque en la iglesia. La dependienta le explica que la bala iba para ella y al ponerse delante, le salvó la vida.

Íñigo se acaba de enterar de que Rosario murió en el acto. Matilde manifiesta su deseo de borrar de su mente todo lo sucedido aquel fatídico día. Mario vuelve a aparecer por el salón de té. Sus visitas cada vez son más habituales. La expareja de Teresa le pregunta si sabe de algún local que necesite empleados. Su deseo es encontrar trabajo en La Moderna. Elías se adelanta y le cuenta que están buscando dependientas. Tras la negativa de la encargada, el camarero le insta a que se postule como nuevo trabajador de la tienda de gramolas.

Íñigo no entiende que Matilde y él hayan tenido tan mala suerte y se muestra indignado, al no recordar nada. El empresario duda de la teoría de la policía que sostiene que el responsable era un anarquista. Por otro lado, Mario le comunica a Elías que le han citado para la entrevista en la tienda de gramolas. Además, el joven aprovecha para preguntar a Cañete sobre su relación con Teresa, pero el jefe de camareros establece una barrera infranqueable.

Doña Bárbara se presenta en La Moderna. Su frivolidad aparece para generar crispación en doña Carla. La mujer parece alegrarse por la boda frustrada de Íñigo y Matilde. Su madre confirma que pasará más tiempo en la capital, a causa de la carrera política de Fabio. Aguirre contempla desde la distancia el encuentro de los personajes más perversos del salón.

Laurita quiere organizar una degustación del pastel de grosellas. A pesar de la negativa de don Fermín, la creativa cree que puede ser una buena idea para hacerle cambiar de opinión. Por otro lado, la encargada de La Moderna asegura que las candidatas que se han postulado para el puesto de dependienta no encajan con el perfil que buscan.

Cañete se deshace en halagos con Teresa, y le pide que puedan verse fuera del trabajo. Sin embargo, ella prefiere dejarlo para más adelante, cuando tenga más tranquilidad en el salón. Carla se pone en contacto con el abogado Lara Tussón para saber algo sobre la desaparición de Jacobo. La mujer le pide que envíe a alguien al zulo para comprobar qué ha ocurrido. La villana saca del bolso una pistola. ¿Para qué querrá usarla?

La llegada de una nueva y antipática dependienta

Don Fermín quiere saber si todavía siguen en pie los planes de boda de Íñigo y Matilde. La pareja cree que aún todo está muy reciente y prefieren esperar. "La muerte de mi madre me ha dejado destrozada", se sincera la joven. El empresario admite que sigue igual de enamorado que el primer día. Por otro lado, los empleados están sobrepasados por la carga de trabajo que tienen en el salón. En ese momento, llega una joven con un aire demasiado altivo, a punto de entrevistarse para el puesto de dependienta. "Tiene una pinta de estirada que parece una vampira", dice Trini, entre risas.

Antonia ha despachado como ha podido a un inspector de policía que ha aparecido en su casa para preguntar por Marta. La dependienta le cuenta a la joven que está entre las sospechosas. Higinio alardeaba de haber conseguido una buena cantidad de dinero gracias a su sobrina. Por eso, el agente cree que, por venganza, podría haberle matado.

Marta se lamenta de que todo se vuelva en su contra. Por otro lado, Inés le cuenta a Laurita que unos hombres le raptaron y le llevaron al anticuario de Bernabé. La encargada de la publicidad de La Moderna cree que solo la policía puede acabar con el infierno de su hermana. Inés necesita una estrategia contundente. Según ella, sus palabras no son suficientes para meterle en prisión. Por otro lado, Antonia le sugiere a Marta que se esconda en su casa hasta que se demuestre su inocencia. "Me dan ganas de quitarme del medio", dice la joven.

Carla exige saber donde está Jacobo, pero Aguirre ya no se acobarda ante la empresaria después de haberse manchado las manos de sangre por su culpa. La viuda de Morcuende le espeta que siempre ha fallado en sus misiones. "No voy a compartir con usted ningún asunto más, ya no somos socios". La tensa relación que ambos mantienen no puede acabar bien. A la empresaria no le va a temblar el pulso para acabar con su vida, si fuera necesario.

​Íñigo no se acuerda de tantas cosas como a Matilde le gustaría en el Salón de té La Moderna. El empresario tiene lagunas sobre el ataque que recibió en la iglesia en un nuevo episodio de la serie de sobremesa que se emite a partir de las 16:30 horas en La 1 de TVE. En el capítulo anterior, Luisa se ha marchado de la ciudad para continuar su formación en la Real Academia de Roma, mientras su hermana ha celebrado que Íñigo ha vuelto a la vida.

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