La tragedia se ceba con Matilde en 'La Moderna': Íñigo y Rosario, en peligro

• Avance del capítulo 121 de La Moderna del viernes, 15 de marzo
• La Moderna cierra una apasionante primera temporada: la boda de Íñigo y Matilde se tiñe de sangre

Matilde vive un auténtico infierno en el Salón de té La Moderna. La boda se ha convertido en un campo de batalla ante el ataque del sicario contratado por Aguirre que ha herido sin piedad a Rosario e Íñigo. Ambos se debaten entre la vida y la muerte en un nuevo episodio de la serie producida por Boomerang TV. Además, Carla enfurece frente a su socio por no haber matado a su principal objetivo: la prometida de su gran amor.

En el capítulo anterior, don Fermín ha perdido sus escrituras de La Moderna en una partida de póker decisiva frente a Aguirre. Mientras, Matilde ha llegado a la iglesia acompañada de Pietro, pero no ha podido llegar al altar y casarse con Íñigo. Además, Emilio y Raimundo han robado a Bernabé como último acto de venganza.

Matilde y sus hermanas socorren a su madre, que está convaleciente ante el disparo que ha recibido en la iglesia. Luisa y Clarita lloran desconsoladas, mientras la matriarca de los Garcés se despide y afirma estar muy orgullosa de la familia que construyó junto a su marido. Rosario ha muerto por culpa de la maldad de doña Carla. Por su parte, Pietro intenta que Íñigo se mantenga despierto. El empresario necesita un médico urgentemente.

Rosario ha muerto

En el salón de té, don Fermín lamenta su mala cabeza y se enfrenta al impresentable que le ha buscado la ruina. El jefe de La Moderna ha perdido las escrituras. "Le ha salido el negocio redondo", protesta frente a Aguirre. El empresario se da cuenta de que su contrincante es un estafador. Mientras, Antonia llega a su casa conmocionada y le comunica a Marta que Rosario ha muerto e Íñigo ha resultado herido.

La fatal noticia no es la única que recibe la dependienta. Marta le cuenta que se ha encontrado a su tío muerto en casa de don Cecilio. La joven teme que le culpen injustamente de su asesinato. "Una vecina me vio con las manos llenas de sangre", se lamenta la costurera. Mientras, Aguirre le explica a don Fermín que el as que había en el suelo no es cosa suya. El propietario de La Moderna le amenaza con llamar a la policía. El hombre no se fía del empresario, mientras Aguirre se postula como una víctima más.

Matilde no puede dejar de llorar mientras espera alguna noticia de los médicos. Esperanza y Elías acuden al hospital para acompañar a la joven en un trance tan doloroso. La dependienta les cuenta que a Íñigo le están operando, ya que la bala le tocó cerca de la columna vertebral. Mientras, en la corrala, Antonia va a preparar comida para Luisa y Clarita.

Elías cree que lo mejor es que Matilde se vaya a la corrala. Ellos se quedarán en el hospital. Sin embargo, la dependienta no sabe si es la última oportunidad para estar con su amado, pero finalmente se marcha para no separarse de sus hermanas y velar a su madre. Pietro ha escrito una esquela para el periódico. Mientras, Luisa empieza a hacerse a la idea de que Emilio se ha fugado con Raimundo y no volverá a verle. "Ve junto a Íñigo", le anima Luisa.

Laurita está muy afectada por la tragedia de la familia Garcés. La joven se toma una valeriana mientras medita si finalmente acudirá a la reunión de la empresa publicitaria. Inés se plantea volver al internado, pero su hermana le pide que se quede con ella. Mientras, Clarita no entiende por qué su madre, una persona tan buena, ha muerto de una manera tan injusta. Antonia no se despega de la pequeña de las Garcés.

Esperanza y Trini ponen al día a Teresa sobre la tragedia de la familia Garcés. La mujer de Miguel sugiere que lleven un brazalete negro, en señal de duelo por la muerte de Rosario. Por otro lado, Marta ha pasado la noche en casa de Antonia. La dependienta entrará más tarde a trabajar. La mujer le pide que confíe en ella y le cuente la verdad. "Te creo", termina diciendo la empleada de La Moderna.

Antonia sospecha que don Cecilio es el responsable del ataque a su tío Higinio. Por otro lado, Aguirre se disculpa ante Carla, mientras se da cuenta de que don Fermín es una persona difícil de convencer "No era buena idea", dice sobre la imprudente misión encomendada por la empresaria. La viuda de Morcuende enfurece al ver que su socio no ha matado a Matilde y, en cambio, ha herido a Íñigo, el único que nunca debería haber acabado en el hospital.

Mario se presenta en el salón de té para visitar a Teresa y aclarar las cosas. La encargada intenta zafarse de su expareja. Por otro lado, Laurita ha asistido finalmente a la reunión de la empresa de lácteos, donde quieren contratarle. Sin embargo, la joven no está nada convencida, ya que el trabajo es en Sevilla. Inés le anima para que acepte la oferta.

Todavía hay vecinos que siguen velando a Rosario. Luisa se ha quedado a cargo de la casa, mientras se entera de que Pablo no podrá acudir al entierro por culpa de su accidente. Mientras, Cañete cree que Teresa está más esquiva con él desde que Mario ha aparecido en su vida. El camarero teme que la pareja quiera darse una nueva oportunidad.

Inés recuerda su fugaz relación con Emilio, como ese beso que se dieron en el piano. En ese momento, Bernabé aparece en su buhardilla para saber el paradero del camarero. Por otro lado, el doctor no tiene un pronóstico fiable sobre Íñigo. El sanitario le comunica a Matilde que no han podido extraer el proyectil, ya que, de hacerlo, hubiera comprometido la vida del empresario. "Ahora está en manos de Dios", asegura.

Pero, hay una última esperanza: un médico en Bilbao con suficiente experiencia podría llevar a cabo la operación. Sin embargo, conlleva un elevado coste. En ese momento, aparece Carla en el hospital. La villana quiere hacerse cargo de los honorarios.