El problema de los 'villanos tecnológicos' no es el que te cuenta Yolanda Díaz

"Esas personas inmensamente ricas son conscientes de que nos vamos al carajo. Y como nos vamos al carajo, ellos y ellas están diseñando un plan B", aseguró la líder de Sumar, Yolanda Díaz, durante un mitin el pasado sábado. El extracto fue compartido por las cuentas oficiales de la coalición, algo que ha provocado que sus declaraciones, de apenas dos minutos, se hayan viralizado. Según explicó, ese plan B "tiene que ser muy restringido y muy pequeño, pero fundamentalmente basado en huir del mundo para protegerse ellas y ellos solos". "Es el mundo de los cohetes para escapar de la Tierra, el mundo del metaverso (...) o el mundo de sus mansiones fortalezas, por ejemplo, en Nueva Zelanda. Es el mundo que no queremos", zanjó.

Eso ha bastado para que salte la polémica y sus rivales políticos salgan al ataque. "Se tenía que decir, y se dijo. Aquí, la vicepresidenta en funciones desvela los planes ocultos de Spectra", ironizaba el portavoz del PP, Borja Sémper, en referencia a la Sociedad Permanente Ejecutiva de Contraespionaje, Terrorismo, Rebelión y Aniquilamiento del universo James Bond. También ha habido figuras de la izquierda que han optado por recordar de dónde vienen estas ideas y apoyar sus palabras en redes sociales. "Me parece flipante que la referencia de Yolanda Díaz al escapismo espacial de los megarricos sea objeto de chanza o polémica", criticaba Jónatham F. Moriche, recordando que no es algo que solo diga ella.

Aunque no lo mencionaba directamente, parece evidente que Díaz estaba haciendo referencia a La supervivencia de los más ricos, ensayo de Douglas Rushkoff que acaba de ser publicado en España. "Estos días estaba leyendo reflexiones sobre la élite tecnológica", dijo nada más empezar. Además, el autor estos días ha dado entrevistas a varios medios nacionales; entre ellos, El Confidencial.

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Rushkoff —uno de los 10 pensadores sobre tecnología más importantes, según el MIT— ha conocido personalmente a varios de estos magnates y, en su ensayo, asegura que personajes como Elon Musk, Jeff Bezos o Bill Gates tienen una personalidad infantil que les lleva a crear estos planes escapistas. De hecho, la idea del libro llegó tras un encuentro con varias fortunas tecnológicas durante un retiro. Fue ahí cuando empezaron a comentar ideas sobre dónde aislarse ante una hipotética llegada del fin del mundo.

"Tomé las riendas del asunto por diversión, en plan dominatrix. ¿Cómo pensáis protegeros de las masas hambrientas? ¿Cómo vais a pagar a los guardias de seguridad una vez que el dinero ya no valga nada? Ese tipo de cosas, casi cómicas. Me hacía mucha gracia, pero ellos se lo tomaron en serio", explicaba el propio Rushkoff en su entrevista con este periódico, donde aseguraba que "esa gente que a menudo nos parece que tiene todo bajo control, que se representa como seres superiores, en realidad tiene la capacidad intelectual de un niño de 14 años cuyo principal referente cultural es The Walking Dead".

Sin embargo, Díaz no entró en un terreno clave, y es que más que un plan de salida, los "mundos" que señalaba tienen que ver con algo más palpable: salvo en el caso de las mansiones o los búnkeres, los proyectos mencionados son negocios que crearon para ganar dinero y no tanto para "protegerse". En el caso de SpaceX, de Elon Musk, su cometido pasa por el lanzamiento de cohetes, la conexión vía satélite o el turismo espacial para ricos. Es cierto que el magnate ha insistido en crear infraestructuras habitables por humanos en la Luna o Marte, pero también ha asegurado que no está interesado en ser parte esas misiones. Además, en 2019 dijo que una de sus naves tripulada por humanos podría aterrizar en el satélite en cuatro años. El pasado abril, se hizo un intento sin humanos y el cohete explotó.

También ha sorprendido la referencia al metaverso como escapada. Si bien fue la tecnología de moda allá por 2021, lo cierto es que ha acabado en un remoto segundo plano por las dudas sobre su utilidad, además de ser eclipsada por el boom de la inteligencia artificial. Solo hay que recordar que Mark Zuckerberg fue uno de los mayores entusiastas de esta tecnología, que hizo que incluso cambiara el nombre de Facebook y enfocara su negocio hacia ella. No es que la haya abandonado, pero sí la ha dejado en la tangente.

"Esto no explica las lógicas del sector tecnológico"

"Este planteamiento se basa demasiado en las opiniones individuales de un grupo de consejeros delegados frikis, aburridos y con tanto dinero que no saben qué hacer con él. Al final, acaban hablando de transhumanismo o viajes a la Luna y de ahí la gente saca teorías de cómo funcionan las lógicas del sector tecnológico", explica Ekaitz Cancela, investigador en la unidad tecnopolítica del grupo Communication Networks and Social Change (CNSC), del Internet Interdisciplinary Institute, y autor del ensayo Utopías digitales (Verso Libros, 2023).

"Que Musk o Thiel tengan ideas locas forma parte de la excentricidad y aburrimiento de los ricos, no de cómo funciona el capitalismo. No ayuda a conceptualizar las lógicas económicas y políticas del presente", avisa antes de recordar que, más allá de algunas ocurrencias, "solo hay que pensar en Jeff Bezos yéndose de turismo en un superyate por Capri para ver que nadie está escapando". "A lo sumo, podemos decir que Amazon está tratando de desplazar centros de datos a otros planetas, pero para no preocuparse por el consumo de recursos", dice sobre este punto.

Así, en el caso de la carrera espacial de los milmillonarios, pone sobre la mesa "las cantidades ingentes de dinero público que EEUU gastó en desarrollo para ganar la guerra geopolítica", subrayando que ahora uno de los principales clientes de SpaceX es la Administración pública.

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Para Cancela, es algo que tiene mucho que ver con el funcionamiento del mercado editorial, que "también tiene su propio clickbait, y consiste en buscar enfoques originales para un tema de moda y vender muchos ejemplares", pero prescindiendo de "una metodología clara para analizar la realidad". "Se parte de temas que se van encontrando en distintos sitios y elevan a categoría, pero sin que haya mucho estudio detrás", dice.

Hay otro aspecto que llama especialmente la atención, y es que esas ideas se hayan asumido como parte del argumentario de un proyecto y una candidata de tradición de izquierdas. Desde la falta de acuerdo entre Estados Unidos y la Unión Europea para las transferencias de datos hasta el poder de gigantes como Google o Amazon, la lista de problemáticas actuales alrededor de la tecnología es lo suficientemente amplia como para fijarse en las hipotéticas. De hecho, en el caso de Díaz, uno de sus principales frentes fue la regulación de la situación laboral de los repartidores de plataformas como Glovo o Uber Eats, aunque sus efectos han sido limitados y, en algunos casos, criticados por los propios trabajadores.

"La izquierda en España tiene una falta de conocimiento sobre qué implica el capitalismo digital", critica Cancela, que considera que "se están asumiendo muchísimos aspectos naíf". Es algo que relaciona con las lógicas populistas con la que Podemos consiguió abrirse hueco en el panorama política nacional, pero que, apunta, llevaron a "no problematizar las lógicas intrínsecas, como los problemas de la dependencia tecnológica de empresas estadounidenses". "Es una visión muy reduccionista", advierte.