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El programa informático que trae de cabeza a los médicos en España: "Es una desesperación"
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"Un Ferrari por fuera, un 600 por dentro"

El programa informático que trae de cabeza a los médicos en España: "Es una desesperación"

Más de 100.000 sanitarios en hospitales públicos españoles usan cada día el programa Selene para gestionar a miles de pacientes. Muchos se quejan de continuos fallos en el sistema que suponen una "pérdida de tiempo brutal"

Foto: Médicos de urgencias en un hospital español. (EFE/Nacho Gallego)
Médicos de urgencias en un hospital español. (EFE/Nacho Gallego)
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"Es muy feo y poco intuitivo. Pero ojalá eso fuera lo único. Se cierra cada poco, va lento y tienes que dar 15 clics para cada cosa. Genera tal desesperación que se ha convertido en tema recurrente de conversación". Juan Carlos Lorite (26 años) es médico residente (MIR) en el Hospital Severo Ochoa de Madrid y nunca imaginó cuando estudiaba que su mayor dolor de cabeza al conseguir plaza sería un programa informático. Se llama Selene y es el sistema de gestión de pacientes que usan 67 de los 468 hospitales públicos en España. Cada día, casi 105.000 facultativos (entre médicos y enfermeras) lo usan en su trabajo para infinidad de tareas, desde asignar camas a prescribir medicamentos. Sin embargo, muchos lo señalan como la gran pesadilla en su día a día laboral. "Nos hace perder una cantidad de tiempo brutal".

Sanitarios como Lorite llevan tiempo alertando de esta situación, pero aseguran sentirse abandonados. "Hay un inmovilismo total. En mi hospital llevan años así, hay muchas quejas, ha habido incluso recogida de firmas pidiendo cambios, y nada. Se han añadido funciones, pero al final va todavía más lento", explica en conversación con El Confidencial. Frustrado, decidió acudir a las redes sociales y publicar un pantallazo de Selene. "Sentíos gente PRIVILEGIADÍSIMA si no sabéis qué programa es este", escribió en su cuenta @PerritodelMir. Las respuestas no tardaron en llegar.

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"Cómo no voy a saberlo si trabajo con esa basura infecta". "Da gusto cuando sabes que no estás solo en esto...". "Es un programa creado por Belcebú". "Aquí se llama Mambrino y la primera vez que lo utilicé quise arrancarme los ojos". "Prefiero un tiro en la sien antes que volver a usar Selene". Así, decenas de reacciones, una tras otra. "En absoluto esperaba semejante repercusión, pero sí unanimidad aplastante de gente descontenta", dice Lorite. Algunos lo defienden y aseguran que otros sistemas son aún peores, pero la mayoría deja claro su veredicto.

El Severo Ochoa es uno de los 18 hospitales públicos de la Comunidad de Madrid que usan Selene como "columna vertebral" de la gestión hospitalaria, como lo definen sanitarios consultados. Uno de los últimos en adquirirlo ha sido el Hospital Clínico San Carlos, que ha pagado 3,2 millones de euros por su implantación. Se emplea también en 12 centros en la Región de Murcia, siete de las Islas Canarias (donde lo llaman Drago), 18 en Castilla-La Mancha (allí lo llaman Mambrino), dos en La Rioja y 10 en el Principado de Asturias.

Se trata del software comercial con mayor implantación en los hospitales de nuestro país por número de centros, número de usuarios y años de funcionamiento (dos décadas) y, a la vez, es uno de los que más quejas acumulan. No es el único.

placeholder Fachada del Hospital Severo Ochoa de Madrid, uno de los 67 hospitales públicos en España que usan el 'software' Selene. (EFE)
Fachada del Hospital Severo Ochoa de Madrid, uno de los 67 hospitales públicos en España que usan el 'software' Selene. (EFE)

En otras CCAA usan sistemas comerciales diferentes, como HCIS (en diversos hospitales de Madrid, por ejemplo). En Castilla y León emplean un desarrollo propio del sistema de salud (SACyL) llamado Jimena. Y en Andalucía, otro denominado Diraya. Todos sirven para gestionar el historial electrónico de los pacientes, además de otras muchas funciones. Sin embargo, al ser el más extendido, Selene se ha convertido en el paradigma de las dificultades de la sanidad pública para digitalizarse: millones en dinero público adjudicados a empresas privadas para megaproyectos informáticos que no siempre salen bien.

"Entras y, de repente, no va"

"Es un programa muy poco intuitivo. La distribución de los botones en la pantalla no tiene lógica. Si quieres saber el historial de medicación de un paciente, tienes que imprimirlo primero para verlo completo, en el ordenador no podíamos. Pierdes mucho tiempo y gastas papel", explica a este diario Andrea Álvarez, enfermera en urgencias pediátricas que usó Selene durante varios meses en un hospital en Madrid. "Los pacientes no son conscientes de esto. Nos ven delante de una pantalla, pero no saben que el programa no se abre o llevamos un rato tratando de encontrar su informe".

placeholder Pantallazo del programa Selene en el que se muestra la gestión de camas de un hospital español. (Imagen: cedida)
Pantallazo del programa Selene en el que se muestra la gestión de camas de un hospital español. (Imagen: cedida)

Roberto (nombre ficticio) ha trabajado en varios hospitales públicos entre Castilla-La Mancha y la Comunidad de Madrid. Fue uno de los responsables del despliegue de Selene-Mambrino en el primer centro de La Mancha en 2005. "Aquello fue un salto muy positivo, pasamos de usar solo papel a informatizarlo todo", recuerda. Con el paso del tiempo, sin embargo, la situación ha ido a peor. "Es cierto que es muy incómodo para los sanitarios. En Castilla-La Mancha se está quedando obsoleto, no se han hecho actualizaciones, ya no hay contrato de mantenimiento con la empresa fabricante. En Madrid, sí. El principal problema es que genera mucha frustración. Entras un día y, de repente, no va, o va lentísimo".

"¿Ves normal tener que borrar información del historial porque hay limitación de caracteres? ¿O que el programa se cierre y pierdas tu trabajo?"

"Se nota que no está pensado por médicos o enfermeros. Está creado por informáticos sin tener en cuenta las cosas que necesitamos los sanitarios. No es intuitivo y va lento, pero no sabemos si es por los ordenadores o qué. Cuando se cae, estamos media hora o más sin poder trabajar. Por suerte, ocurre poco, una vez cada mes o dos. También sueles tardar en encontrar los informes, se pueden guardar hasta en tres sitios diferentes", explica Jorge García, médico pediatra que usó Selene durante cuatro años en el Hospital General La Mancha Centro (Ciudad Real). Pese a los fallos, García asegura que es aceptable comparándolo con otros programas. "Lo bueno es que lo tienes todo integrado. Si quieres pedir una analítica, prescribir un medicamento o reservar cama, todo está en un único sitio".

Esto, en realidad, depende del hospital. Cada centro trabaja con una versión diferente de Selene y puede estar integrada o no con el resto de sistemas, por lo que muchos sanitarios acaban lidiando en su día a día con un cóctel insoportable de aplicaciones.

Pantallazo del programa Selene.

"Nosotros no tenemos todo unificado. Usamos un sistema para medicación de pacientes ingresados, otro para los que damos de alta, otro para acceder a hospitales de la Comunidad de Madrid... Cada día uso siete programas distintos, cada uno con su usuario y contraseña. Pero Selene es el más importante y, de largo, el peor. ¿Ves normal tener que borrar información del historial clínico porque hay limitación de caracteres? ¿O que el programa se cierre de repente y pierdas tu trabajo? ¿O que tengas que estar entrando todo el rato para saber cuándo están listas las analíticas que has pedido? No hay alertas que te avisen, ni un triste icono. Los compañeros de analíticas nos tienen que acabar llamando por teléfono cuando hay algo urgente", explica Lorite.

Consultado al respecto por las quejas de sanitarios, el responsable en España de Selene muestra sorpresa y niega que haya insatisfacción con el software. "Hicimos una encuesta reciente, y obtuvimos una puntuación de +38 en una escala de -100 a +100. Tenemos casi 110.000 usuarios cada día, el 90% están felices, lo que pasa es que los pocos que no lo están hacen más ruido que el resto", explica Luis Javier Bonilla, director general en España de CGM Clinical, firma alemana que en julio de 2020 compró a la compañía Cerner (también alemana) el sistema al completo. Cerner, a su vez, lo adquirió en 2014 a Siemens España, que fue su creador inicial. Se trata, por tanto, de un software desarrollado íntegramente en nuestro país, pero que ha ido cambiando de manos a lo largo de los años, y eso no ayuda.

"Los médicos se cabrean porque no saben que la funcionalidad que buscan existe de verdad"

Bonilla cree que hay dos explicaciones posibles al enfado de los sanitarios: o no les han dado la formación suficiente, o en sus hospitales no saben canalizar sus quejas para trasladarlas y mejorar el software con nuevas versiones. "Si el programa fuera malo, no sería el más implantado en España. Los médicos a veces se cabrean porque no saben que la funcionalidad que buscan existe de verdad. Vas, se lo explicas y dicen, ¡hostia, es verdad! Y tan contentos. Tenemos contratos de mantenimiento con muchos hospitales. Son ellos los que deben transmitirnos las necesidades que tienen para incorporarlas. Si a nosotros no nos llegan esas solicitudes, no podemos hacer nada", señala.

Esos contratos de mantenimiento son, precisamente, uno de los cuellos de botella. Suponen cientos de miles de euros extra en fondos públicos que no siempre reciben luz verde. "En este tipo de proyectos de software, la Administración pública suele acabar cautiva de sus proveedores. Ellos tienen la sartén por el mango y para cualquier cambio tienes que pasar por caja. No hay alternativa. Mucha gente denuncia que Indra siempre consigue contratos. Vale, pero ¿cuántas empresas hay en España que te puedan desarrollar un software para un tanque? Solo una. En sanidad, pasa algo parecido", explica a este diario Jaime Gómez-Obregón, ingeniero con más de 20 años de experiencia en proyectos tecnológicos gubernamentales.

placeholder El Hospital Clínico San Carlos, en Madrid, adjudicó un concurso de 3,2 millones de euros a la empresa CGM Clinical España para la instalación y despliegue del programa Selene. (EFE)
El Hospital Clínico San Carlos, en Madrid, adjudicó un concurso de 3,2 millones de euros a la empresa CGM Clinical España para la instalación y despliegue del programa Selene. (EFE)

Este especialista señala que el principal fallo en programas como Selene es no cuidar el interfaz de usuario. Es el gran generador de cabreos. "Esto es como un coche. Nadie se suele quejar de que corra poco, frene mal o falle la suspensión. Te quejas si el asiento es incómodo o los acabados son pobres. Te quejas de la ergonomía. Con Selene es similar, es como darles a los sanitarios un Ferrari con los interiores de un 600", señala Gómez-Obregón mientras analiza pantallazos del programa. "Está saturadísimo, hay decenas de iconos. Esto lo ha diseñado un consultor o un programador, pero por aquí no ha pasado un diseñador de UX. Que una herramienta sea compleja no quiere decir que no la puedas simplificar. Mira Office, tiene millones de funciones, pero el diseño es muy limpio e intuitivo".

"Los sanitarios somos unos llorones"

Entre los facultativos, también hay defensores de Selene, aunque incluso ellos reconocen que el asunto trae de cabeza a sus colegas. "Yo la verdad que no he tenido problemas. Bueno, lo de que estén limitados los caracteres es horrible, tienes que andar borrando información de los historiales de pacientes. Pero por lo demás lo veo bien", señala Laura Dorado, doctora residente en Medicina Interna en el Hospital Puerta de Hierro de Madrid. "Pero es cierto que mis compañeros se quejan bastante, les va más lento y han perdido alguna vez el trabajo al quedarse colgado".

Ricardo Cubedo, oncólogo en ese mismo centro, confirma que "todo el mundo se queja del Selene, pero es que los sanitarios somos muy llorones. Dentro de todos esos que se quejan, estoy seguro de que la mayoría ni se han leído el manual o han trasteado con el programa. Y luego tampoco vehiculan esas quejas, prefieren contarlo en Twitter. Si eres fotógrafo, tienes que dominar el Photoshop, ¿por qué si eres médico no vas a tener que dominar Selene? Es verdad que es muy abigarrado, pero igual que cualquier otro programa profesional, como el que usan los controladores aéreos, los gestores de las infraestructuras eléctricas o los de la red ferroviaria".

placeholder Una sanitaria trabaja en la unidad de urgencias de un hospital español. (EFE)
Una sanitaria trabaja en la unidad de urgencias de un hospital español. (EFE)

"Bueno, ese argumento no se sostiene. Es verdad que estamos ante un asunto muy complejo, en absoluto buscaría responsabilizar al proveedor, hay muchas variables en juego. Pero un controlador aéreo o ferroviario, ante todo, son perfiles técnicos. Un enfermero o un médico atiende a pacientes y es a eso a lo que tiene que dedicar su esfuerzo, no a leer un manual o pelearse con una pantalla. No se pueden echar balones fuera. Si el programa está bien diseñado, no hace falta un manual. El problema es que muchos de estos sistemas se diseñaron a finales de los noventa y en los dos mil, y arrastran esa mentalidad que existía entonces de crear software", señala Gómez-Obregón. "Deshacer eso es muy difícil".

Una prueba de la complejidad del asunto es el motivo por el cual el programa funciona "a pedales", como aseguran varios de los sanitarios consultados. Hay decenas de variables técnicas que influyen: la red de comunicaciones del hospital, el tamaño de las BBDD, el tipo de servidores, el número de programas con que haya que integrarse, la potencia de los ordenadores de cada facultativo... En cada centro, la casuística es distinta.

"Ve y dile eso al paciente que entra grave en urgencias, al que tienes que hacer esperar porque no se te abre el Selene"

"Selene está diseñado por capas para aislar componentes y asegurar que cada uno tenga un rendimiento adecuado. Pero es un asunto muy complejo que no solo depende de nosotros", explica Luis Javier Bonilla. Y pone como ejemplo toda la gestión de las citas de la vacunación del covid en Madrid. "Se gestionaron casi 10,4 millones de citas entre febrero y septiembre de 2021 en un total de 43 centros. Todo con Selene. En el proceso, no hubo ni una sola caída del sistema, funcionó 24x7".

Si funcionó a la perfección en otros momentos, ¿por qué no ocurre lo mismo en decenas de hospitales españoles? ¿Cómo lograr que miles de sanitarios no maldigan cada día su ordenador? "Estos programas son como una casa, vas añadiendo sobre la marcha ladrillos, ladrillos y ladrillos, hasta que eso se convierte en algo inmanejable. A veces hay que tirarlos y empezar de cero para que el sistema sea viable en el futuro. Eso es un proceso muy costoso del que no se ve un beneficio inmediato", apunta Gómez-Obregón. "¿Solución? Yo veo aquí médicos que ya han claudicado. Saben que se jubilarán y la cosa seguirá igual", apunta Lorite. "Pero ve y dile eso al paciente que entra grave en urgencias, al que tienes que hacer esperar porque no se te abre el Selene. Eso es lo frustrante de verdad".

"Es muy feo y poco intuitivo. Pero ojalá eso fuera lo único. Se cierra cada poco, va lento y tienes que dar 15 clics para cada cosa. Genera tal desesperación que se ha convertido en tema recurrente de conversación". Juan Carlos Lorite (26 años) es médico residente (MIR) en el Hospital Severo Ochoa de Madrid y nunca imaginó cuando estudiaba que su mayor dolor de cabeza al conseguir plaza sería un programa informático. Se llama Selene y es el sistema de gestión de pacientes que usan 67 de los 468 hospitales públicos en España. Cada día, casi 105.000 facultativos (entre médicos y enfermeras) lo usan en su trabajo para infinidad de tareas, desde asignar camas a prescribir medicamentos. Sin embargo, muchos lo señalan como la gran pesadilla en su día a día laboral. "Nos hace perder una cantidad de tiempo brutal".

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