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¿Por qué pagamos tanto por un iPhone? Este pionero de las PDA te lo explica
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ENTREVISTA | DAVID WOOD

¿Por qué pagamos tanto por un iPhone? Este pionero de las PDA te lo explica

David Wood, uno de los precursores de la PDA y el 'smartphone', ha estado estos días en el DES 2023 de Málaga. "Podríamos haber sido mejores que Apple, pero no confiábamos en un dispositivo tan caro", reconoce

Foto: David Wood, durante su paso por Digital Enterprise Show 2023, en Málaga. (DES)
David Wood, durante su paso por Digital Enterprise Show 2023, en Málaga. (DES)

Las PDA tuvieron mucho menos recorrido de lo que apuntaban las quinielas. Hace ya un par de décadas, estos asistentes personales digitales —de ahí sus siglas, en inglés— tuvieron una explosión comercial que auguraba lo que estaba por venir en el mundo de los dispositivos. En realidad, la dirección estaba más que bien encaminada, pero estos aparatos no terminaron de ser desarrollados por la llegada de los smartphones y, en concreto, el iPhone, que vio la luz por primera vez en Estados Unidos, allá por 2007.

"Subestimé el impacto económico que iban a tener", reconoce David Wood, cofundador de Symbian Software. Seguramente, esta empresa ni siquiera te suene, pero fue una de las empresas de software que más ruido hicieron en el cambio de milenio. Fundada en 1998, su cometido se centraba en el desarrollo de sistemas operativos para marcas que también eran sus accionistas, como Nokia, Ericsson, Motorola, Sony o Psion, entonces uno de los mayores fabricantes de PDA. De hecho, hasta aquel año Wood había trabajado una década como ingeniero en esta última firma, donde alcanzó el puesto de director de Software.

Foto: (Reuters / Mike Segar)
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Su sistema operativo, Symbian OS, se convirtió en uno de los más utilizados del momento. Por ejemplo, Nokia apostó por él para N-Gage, aquel híbrido fallido de videoconsola y teléfono móvil. Sin embargo, la entrada de Google con Android y, sobre todo, Apple con iOS a este mercado se llevó por delante aquel proyecto, que fue absorbido por el gigante finlandés en 2008.

Ya hace años, Wood aparcó el desarrollo para enfocarse en el papel de analista, publicando libros y dando conferencias sobre el futuro de la tecnología. Es lo que hace unos días le llevó a Málaga para participar en algunas charlas del congreso Digital Enterprise Show (DES), donde atendió a El Confidencial durante cerca de media hora para comentar su papel en la creación de las PDA, por qué iPhone les acabó superando o qué futuro augura a las nuevas Apple Vision Pro. Y ahí deja caer que los precios de los de Cupertino hicieron que muchos se llevaran las manos a la cabeza cuando lanzaron su primer teléfono, algo que no ha jugado precisamente en su contra.

PREGUNTA. ¿Cómo se configuró la visión de lo que tenía que ser una PDA?

RESPUESTA. Yo trabajaba como ingeniero de software en Psion, que fue el principal fabricante europeo de PDA durante un tiempo. Al principio, ni consideramos que fueran ordenadores, sino agendas electrónicas, pero gracias a la ley de Moore, cada vez había más potencia de procesamiento disponible. Nos dimos cuenta de que podíamos poner más funcionalidades en los dispositivos, así que los fuimos mejorando durante unos 10 años.

En ese periodo, nos dimos cuenta de que el mundo iba a cambiar, porque empezamos a ver que cada vez era más probable que la gente tuviera teléfonos móviles. No estábamos seguros de qué nombre triunfaría, pero escribimos sobre ellos y empezamos a hablar con Nokia, Ericsson y Motorola. Se hizo realidad con el tiempo, pero en un aspecto, nos equivocamos completamente.

Me imaginé que esto sería un negocio de 1.000 millones de dólares y que las empresas que tendrían éxito lo harían muy bien. Pero subestimé el impacto económico de los smartphones. De hecho, Apple alcanzó el billón de dólares de valoración, principalmente, porque tuvo éxito con el iPhone. Y ahora tenemos a Nvidia con los chips para estos dispositivos.

También veo a la gente haciendo cosas que antes no podía imaginar. Entonces discutíamos sobre si alguna vez la gente vería una película en el móvil y decíamos: quizá cuando no haya alternativa, quizá cuando haya poco tiempo... Hoy en día, la gente ve una película en la pantalla grande o la pequeña indistintamente. O incluso ven la película con el dispositivo en modo vertical en lugar de horizontal.

P. Pero sí preveíais que tendría un uso masivo.

R. Cambiamos nuestra interfaz de usuario para asegurarnos de que la gente corriente se sintiera cómoda con ella. Así que cuando estábamos diseñando el software, nos preguntábamos si nuestra abuela podría usar esto. Si no, teníamos que cambiarla. Nuestra visión era que la gente común se beneficiaría del poder de las computadoras.

Foto: Foto: EFE/Quique García.

P. Estamos hablando de los años 90. ¿Cuáles fueron vuestros límites a la hora de desarrollarlo?

R. Bueno, la cantidad de memoria disponible era limitada, así que tuvimos que optimizar para reducir el tamaño de los programas. También había un conflicto sobre la duración de las baterías. ¿Cuánto tiempo podíamos esperar que duraran? Creíamos que una semana estaba bien. Todo esto estaba pensado para la comodidad. Más tarde, el poder del hardware adicional supuso que estos problemas pudieran resolverse de otras maneras. Ahora la gente, y me incluyo, carga dos veces la batería en el mismo día o tiene una batería externa. No esperábamos que la gente se sintiera cómoda con eso, pero resulta que a la gente no le importa.

Otra prioridad para nosotros era la robustez de lo que ocurriera en el dispositivo. Es decir, que el usuario pudiera recuperar sus datos incluso si se quedaba sin batería en mitad una operación, de modo que cuando volviera a cargarla, todo estuviera como lo había dejado.

P. Hubo un montón de cosas que eran imposibles de prever. De algún modo, ¿te consideras precursor del iPhone?

R. Podríamos haber sido mejores que el iPhone, pero en Symbian no tuvimos suficiente flexibilidad en el software. Juntos, no éramos lo suficientemente ágiles, pero los dispositivos que produjimos podrían haber sido mejores que el iPhone. Además, Steve Jobs hizo algunas cosas tremendamente bien, como poner mucha más potencia de hardware en estos dispositivos. Y los operadores de red le dijeron (y nos dijeron): "Haz tus dispositivos pequeños y hazlos baratos". Pero él dijo que no, que él iba a hacer su dispositivo grande y caro. Nos preguntábamos quién iba a pagar por un dispositivo caro, pero él veía claro que iba a ser un negocio disruptivo. Tendremos el coste del dispositivo repartido en dos años. Y eso fue parte de lo que lo hizo exitoso.

placeholder David Wood, durante DES 2023. (Cedida)
David Wood, durante DES 2023. (Cedida)

El iPhone cambió el juego, aunque sea una expresión que se sobreutiliza. Eso fue porque anticiparon que la aplicación más importante en el teléfono ya no era el teléfono. El teléfono ya no necesitaba ser tan bueno. Solo tenía que ser lo suficientemente bueno. Lo que era más importante era navegar por la web, y Apple optimizó la experiencia de navegación para que fuera rápida e intuitiva. Las personas que estaban utilizando el software para mi empresa se quedaron atascadas en lo que llamo la deuda técnica. Eso significa que el software ha cambiado tanto con el paso del tiempo que ya no puedes cambiarlo. Otra forma de explicarlo es con espaguetis: crees que puedes sacar un elemento y cambiarlo, pero está conectado a muchas otras partes. Así que a lo largo de los años, lo que produjimos era demasiado espagueti.

P. La irrupción del iPhone también creo toda una nueva industria: las aplicaciones móviles. ¿Pensaste que eso podía ocurrir?

R. Perdí esa discusión con mis compañeros. Les dije que había que facilitar que la gente desarrollara aplicaciones y que el usuario las pudiera comprar de forma segura. El contraargumento era que lo más importante es el dispositivo y que, cuando se vendiera bien, los programadores estarían encantados de esforzarse por desarrollar aplicaciones, porque sería la única alternativa. Sin embargo, esperamos a que Nokia se encarga de crear su tienda de aplicaciones. Era una empresa brillante, pero no tenían experiencia en aplicaciones, así que aquello se convirtió en un embrollo. Aun así, hicimos ese trabajo muy bien. Steve Jobs, cuando lanzó el iPhone, dijo: "Bueno, Nokia ha hecho esto. Podemos copiar algunos aspectos de la misma". Y lo copió y lo hizo mucho mejor.

P. De hecho, se han convertido en la segunda fuente de ingresos más importante para Apple.

R. Sí. Mi fallo fue no ganar el debate con el resto de compañeros, pero es que también estábamos haciendo demasiadas cosas. Tuvimos que optar por priorizar unas sobre otras, así que decidimos que haríamos las aplicaciones más tarde, pero para entonces ya era demasiado tarde.

Foto: Foto: EFE/John G. Mabanglo.

P. Desde hace años, la industria de los smartphones se ha vuelto un poco aburrida, con pocas grandes novedades, cosa que no ocurría hace una década. ¿Tienes esa impresión?

R. Creo que habrá nuevas disrupciones en el futuro. No puedo decir con seguridad cuáles serán, pero tengo varios escenarios en mente. El primero es que el tipo de uso más importante vuelva a cambiar, como pasó de ser el teléfono al navegador web. Ahora puede ser los asistentes de inteligencia artificial. Aún no son lo bastante buenos, pero puede que acaben siendo tan potentes que las empresas con los mejores asistentes integrados en su software triunfen. Y eso puede ser un reto para Apple, porque es una empresa bastante reservada, que no publica sus investigaciones sobre IA tanto como Microsoft, Google o Facebook. Eso hace que algunos de los mejores investigadores de IA no les gusta trabajar para Apple y que otras empresas produzcan mejor IA, por lo que Apple podría perder su posición dominante.

El segundo escenario se centra más en el aspecto de la privacidad. Si llegamos a una situación en la que cada vez nos horroriza más ver cómo nos manipulan con el uso de nuestros datos, entonces elegiremos a la empresa en la que más podamos confiar en cuanto a seguridad y privacidad. Eso puede llegar a ser la consideración clave y, en esa situación, quizá gane Apple.

Foto: Sam Altman, fundador de OpenAI. (Reuters/Amir Cohen)

El tercer escenario es que dejaremos de usar el teléfono pasa pasarnos a gafas de un tipo u otro. Esto hace tiempo que se predijo. Ahora bien, hacer que las gafas inteligentes funcionen de verdad ha sido un problema mucho más difícil de lo que se preveía. Tanto otros compañeros como yo llevamos desde 2010 diciendo que las gafas inteligentes llegarán, no sabemos en qué momento, pero cuando tengan éxito, será una gran transformación. Puede que llevar esas gafas parezca una estupidez, pero quizá nos acostumbremos. Antes de que llegaran los auriculares, también nos preguntábamos quién iba a querer ir por la calle con un aparato en la oreja...

El escenario final es que lo más importante será que el dispositivo que pueda ayudar a nuestra salud, no solo a nuestra inteligencia. Apple lleva tiempo trabajando en esto. Creo que Tim Cook ha dicho que espera que este negocio sea aún más importante para Apple que los teléfonos. Y si el negocio de los teléfonos inteligentes los impulsó a ser una empresa de un billón, tal vez un dispositivo de salud inteligente los lleve a ser una empresa de 10 billones. Por ahora, creo que es probable que la IA sea el más dominante, porque es lo que está mejorando más rápidamente.

P. Ahora se están impulsando mucho los teléfonos plegables en la industria. ¿Crees que pueden tener un uso masivo o es más un intento de la industria por llamar la atención?

R. Los teléfonos flexibles han estado presentes en mi discurso durante 15 años, donde decía que vendrían en el futuro. Ahora tenemos teléfonos flexibles y no son tan útiles. Es cierto que es agradable tener una pantalla grande y que se pliega, así que es una mejora útil, pero no creo que vaya a cambiar el juego.

placeholder David Wood. (Cedida)
David Wood. (Cedida)

P. ¿Se quedarán como un pequeño nicho?

R. Creo que tal vez con el tiempo todos los teléfonos serán plegables con una pantalla flexible o una pantalla plegable, pero no creo que vaya a ser la clave para que alguien compre un nuevo dispositivo. Hoy en día, muchas personas compran uno nuevo cuando el viejo teléfono tiene un problema. Antes, la gente sí tendía a pensar: "Bueno, mi teléfono actual es bueno, pero este otro tiene mejores características, así que voy a por uno mejor".

P. Antes has comentado las gafas virtuales como un posible escenario de futuro. Apple acaba de presentar su primer modelo hace unos días y ya hay quien prevé una revolución como lo fue el iPhone. ¿Lo ves así?

R. Yo creo que será mejor para nosotros (y nuestra espalda) no estar mirando una pantalla, sino alrededor de una sala como esta. Hace un momento, cuando tú y yo estábamos a punto de encontrarnos, no estaba seguro de si esa persona de ahí eras tú o no. Unas gafas inteligentes podrían haberme avisado eso, y es algo que sería muy útil tenerlo en nuestro campo visual. También creo que, como humanos, pasaremos más tiempo en mundos virtuales cuando la experiencia virtual sea tan buena como el mundo real. Viajaremos menos a lugares exóticos del mundo y, en su lugar, lo experimentaremos en nuestras propias habitaciones. Y la gente dice: "Eso es terrible". Lo es, pero también es menos impacto en la naturaleza, que no va a tener a millones de personas pisoteándola.

También podríamos aprender más empatía porque nos pondríamos en la piel del otro. En una experiencia virtual, podrías ver realmente el mundo como si fueras una mujer o un miembro de una minoría y cómo te tratan. Y eso, de nuevo, puede hacer que seamos más empáticos. O puede usarse para aprender habilidades mirando la pantalla en lugar de estar tecleando, porque muchas veces esas habilidades implican mover las manos y el cuerpo. Yo practico golf, aunque no juego muy bien, pero los profesores ya están filmando a gente y colocando sensores para que se pueda practicar en casa. Hay muchísimas posibilidades.

Foto: Foto: Starline.
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P. ¿Cuáles dirías que son los factores clave para que el uso se extienda? Por ahora, parece que las barreras están en la comodidad y el precio.

R. Sí, pero recuerda que el iPhone también era escandalosamente caro, pero la gente encontró una forma de justificar ese precio, distribuyéndolo entre todo lo que les ofrecía. En el caso de las gafas, mucha gente puede tener la experiencia de, por ejemplo, ir a la selva amazónica de forma virtual, un viaje que te costaría miles de dólares. Es lo que cuesta este dispositivo, que te puede permitir a ese y otros muchos sitios, incluso retrocediendo en el tiempo para, por ejemplo, ver a los romanos en el Coliseo. Quizá haya gente a la que le merezca la pena gastarse miles de dólares en algo así.

P. Has venido a Málaga para dar un par de charlas. Una de ellas sobre los ganadores y perdedores del futuro tecnológico. ¿Qué es lo que crees que determinará estar en un lado u otro?

R. Las habilidades y características de cada empresa. En el pasado, cuando una habilidad muy importante era el diseño, no bastaba con tener una buena tecnología. Había que pensar mucho en la experiencia del usuario. Y las empresas que no eran expertas en la experiencia del usuario se quedaban atrás. Ahora eso ha cambiado y una de las habilidades importantes será la capacidad de aprender muy rápidamente, pero también de reaprender, porque cualquier habilidad que utilices hoy puede convertirse en un obstáculo para tener éxito en un mundo diferente en el futuro.

Apple lanzó un móvil con Motorola y fue un desastre, pero de ahí aprendió para el iPhone

Luego está la agilidad para hacer frente a la incertidumbre, que es algo que a veces te paraliza. El mundo que viene y en el que nos tendremos que mover tendrá más sorpresas que nunca y habrá que ser capaces de aprovechar eso, en lugar de minimizarlo. Es igual que lo que se conoce como metodología agile en desarrollo de software. Se trata de dividir una cosa complicada en pequeños pasos y entregar algo en poco tiempo para, a partir de ahí, tener una perspectiva, un feedback y pivotar.

Una vez más, Apple merece crédito aquí porque una de las cosas que hicieron con su iPhone es que no pusieron todas las características en el primer iPhone. Se perdieron muchas cosas, como el 3G o la cámara frontal y en la industria pensaron que iban fracasar porque no tiene estas características. Pero fueron muy rápidos para añadirlas en las siguientes versiones. Tenían un ritmo de lanzamientos bastante rápido y cada uno añadía más características. Por último, tienes que ser bueno colaborando. Con esto quiero decir que ninguna empresa va a saber lo suficiente para tener éxito ante cambios tan rápidos, por lo que es clave tener los socios adecuados, pero también saber cuándo hay que dejar de colaborar con ellos.

P. Es un poco la jugada que ya está haciendo Apple en las finanzas: buscar socios hasta que ellos mismos han creado una entidad financiera.

R. Sí, eso encaja en ese modelo de asociarse, pero no para siempre. Sois socios durante un tiempo, de forma que ambos sacan algo bueno de esa relación durante un tiempo. Antes del iPhone, Apple lanzó un teléfono con Motorola y tenía el software de Apple sobre un hardware similar al famoso Razr de Motorola, que era maravilloso. Y la combinación fue un desastre pero Apple aprendió de ello. Así que a partir de ese aprendizaje, que es parte de agile, por cierto, fueron capaces de aprender para hacer lo que sería el iPhone en el futuro. Así que es el mismo patrón.

Las PDA tuvieron mucho menos recorrido de lo que apuntaban las quinielas. Hace ya un par de décadas, estos asistentes personales digitales —de ahí sus siglas, en inglés— tuvieron una explosión comercial que auguraba lo que estaba por venir en el mundo de los dispositivos. En realidad, la dirección estaba más que bien encaminada, pero estos aparatos no terminaron de ser desarrollados por la llegada de los smartphones y, en concreto, el iPhone, que vio la luz por primera vez en Estados Unidos, allá por 2007.

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