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Nokia puede parecer un don nadie en el mercado de los móviles, pero está fastidiando a muchos
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SIGUE TENIENDO UN ENORME PODER

Nokia puede parecer un don nadie en el mercado de los móviles, pero está fastidiando a muchos

¿Tanto patentas, tanto vales? Así ha logrado la empresa finlandesa que las marcas de BBK, que llegó a ser segundo fabricante mundial (Oppo, Vivo y OnePlus), hayan tenido que dejar de vender sus móviles en Alemania

Foto: Foto: EFE/Quique García.
Foto: EFE/Quique García.
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Ser bautizado como el nuevo Nokia no es precisamente un halago. Si alguien se refiere a una empresa con esta fórmula, probablemente esté intentando decir que le han comido la tostada o están a punto de hacerlo en una cosa en la que hasta hace poco no tenías rival. La historia de la firma finlandesa de teléfonos es de sobra conocida. Otrora fue la líder mundial de constructores móviles, pero aparecieron el iPhone y los smartphones Android, y su dominio del mercado cayó a plomo, porque esa revolución pilló a la compañía con el pie cambiado. Microsoft, otro que tenía los deberes sin hacer, fagocitó su negocio de fabricación en un intento de romper el duopolio de Apple y Google, pero el matrimonio no tuvo éxito. Poco a poco, la marca cayó en el olvido y lo único que quedó en pie fue el negocio de telecomunicaciones, que siguió su curso alejado de los focos y de la fama que atesoró a principios de siglo.

En 2016, una empresa de nueva creación, HDM Global, consiguió la licencia para crear terminales móviles en nombre de Nokia durante 10 años. La marca ha vuelto a la vida, pero no ha reverdecido sus viejos laureles. A pesar de los constantes intentos, no se han conseguido colar en el top 10 de fabricantes. Y eso que apenas hace falta superar el 1% de cuota de mercado. A pesar de ser un don nadie en cuanto a las ventas de móviles, Nokia sigue siendo un actor fundamental y con mucho poder en la industria de la telefonía móvil. Tanto es así que ha demostrado tener poder como para conseguir que las multinacionales se hayan visto obligadas a dejar de vendar sus productos en ciertos países.

Foto: Foto: Reuters.

BBK, con tres pies fuera de Alemania

Es probable que el nombre BBK no les suene absolutamente de nada. Habrá quien piense que es la extinta caja de ahorros vizcaína, ahora disuelta en Kutxabank. Pero nada más lejos de la realidad. Se trata de un enorme conglomerado chino que incluso llegó a ser el segundo mayor vendedor de móviles del mundo, por encima de Huawei o Apple. Son propietarios de marcas como OnePlus, Oppo, Vivo o Realme. De estas cuatro, solo la última puede seguir vendiendo sus terminales en Alemania, que es probablemente el mercado más importante para la electrónica de consumo en Europa. La razón es que todas ellas han perdido litigios contra Nokia por infracción de patentes en los tribunales.

Hace un año, Oppo y OnePlus dejaron de vender en Alemania y ahora lo hace Vivo. La razón, la victoria judicial de Nokia

La última en abandonar el país teutón ha sido Vivo. La compañía cerró hace unos pocos días su tienda en línea y, aunque sigue ofreciendo atención al cliente, ha cesado sus operaciones. Todo viene tras una sentencia conocida en abril pasado, en la que se declaró que infringía registros de propiedad intelectual de la empresa finlandesa. El punto de conflicto está relacionado con las conexiones WLAN en los móviles de esta marca. Es exactamente la misma razón por la que OnePlus y Oppo también interrumpieron sus ventas en el verano de 2022. Por cierto, ambas marcas dijeron que su retirada era temporal y siguen sin haber desandado sus pasos.

En las diferentes demandas, Nokia ha solicitado un pago de 2,50 euros por cada teléfono inteligente que se vendiese y que utilizase su tecnología. Las leyes alemanas obligan a que el pacto no se produzca a nivel local, sino a nivel mundial. Es decir, la cuantía sería calculada por el número de teléfonos que las marcas de BBK vendan a nivel internacional. Aunque se han intentado arbitrajes independientes y otras alternativas, ninguna ha llegado a buen puerto.

La Nokia que ha forzado esto no es la Nokia manejada por HDM Global. La que denunció ha sido la auténtica Nokia, la que optó por dedicarse a las telecomunicaciones y se ha convertido en uno de los principales proveedores de los equipos y componentes para hacer funcionar el 5G, junto a Ericsson y Huawei. Como esta confusión es habitual, la compañía decidió marcar distancias en el pasado MWC y cambió su imagen corporativa. La empresa dedicada a la infraestructura de red se identifica con una nueva identidad, mientras que los smartphones mantienen el clásico logotipo.

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Foto: Reuters/Aly Song.

Nokia es un auténtico titán en lo que se refiere a la conectividad 5G. Cuenta a día de hoy con más de 20.000 grupos de patentes bajo su propiedad. De todas esas, al menos 4.500 se consideran esenciales para la quinta generación de internet. Esas cifras trascendieron después de que Samsung, el mayor vendedor mundial de teléfonos móviles, firmase a principios de 2023 un acuerdo para poder seguir utilizando las tecnologías de la empresa finlandesa, que ha gastado, según sus propias cifras, más de 130.000 millones de euros en investigación y desarrollo en lo que va de siglo. Este pacto entre asiáticos y europeos no es más que la continuación de un contrato vigente desde 2016 y que expiró el pasado año. Ninguna de las partes ha desvelado los detalles económicos, pero se da por supuesto que se trata de cientos de millones de dólares. Otras empresas que se ven obligadas a pagar anualmente a Nokia son Xiaomi o Huawei, entre otras compañías.

Foto: Apple recibirá algo más de 500 millones de dólares después de ganar el juicio a Samsung. (Imagen: EFE)

"Cuando logras registrar patentes consideradas esenciales, consigues un gran poder, porque te conviertes en una suerte de guardián para la tecnología en cuestión. Eso es lo que les pasa a empresas como Nokia con cosas como la conectividad", defiende Florian Muller, experto en patentes y propiedad industrial, autor de la publicación FOSS Patent, que indica que el poder de Nokia va mucho más allá que la telefonía móvil. "Técnicamente, con una sola patente podría paralizar una red completa como la de Telefónica. Obviamente, eso no va a ocurrir, porque los tribunales no lo van a permitir, ya que existen alternativas menos dañinas y razonables. Pero da una idea de lo importante que es".

El caso de Nokia y las empresas del grupo BBK recuerda la época que se vivió a principios de la pasada década, cuando Samsung y Apple se enfrentaban abiertamente en los tribunales acusándose mutuamente de infringir derechos de propiedad industrial. Era un momento en que la industria de los teléfonos móviles inteligentes estaba sentando sus bases para ser lo que es a día de hoy. "Hubo otros casos, pero aquel era significativo y se prolongó durante más de siete años, porque en gran medida se trataba de las dos empresas clave en el mercado de smartphones", recuerda Muller.

En la pasada década, la guerra de patentes de Samsung y Apple marcó la industria

"Aquello tenía que ver también mucho con las emociones de Steve Jobs, que consideraba a Android como un producto robado y decía estar dispuesto a librar una guerra termonuclear contra ese ecosistema", añade el experto. Sin embargo, señala que en los últimos años esto se ha convertido en "un asunto de dinero" y no tanto de competencia, convirtiéndose en una importante vía de ingresos para empresas como Nokia.

¿Qué solución queda cuando se infringe una patente? "En términos generales, si la orden judicial es sobre una patente de hardware, es probable que sea mucho más difícil implementar una solución alternativa que no infrinja la ley y te veas en la tesitura de detener la venta", puntualiza. "Si se trata de software, es probable que puedas resolver el problema a través de una actualización inalámbrica".

placeholder Steve Jobs, en una de las presentaciones de Apple en 2010. (Getty Images)
Steve Jobs, en una de las presentaciones de Apple en 2010. (Getty Images)

Mueller explica que hay diferencias significativas entre Estados Unidos y Europa en la forma de resolver estos problemas. En este lado del Atlántico, suelen ser más propensos a "prohibir el comercio con el producto en conflicto", mientras que en territorio estadounidense están más abiertos a compensar "al propietario de la patente y permitir que el infractor siga obteniendo beneficios".

La patente como medida de presión

"Este tipo de litigios es más común en momentos tecnológicos como el actual, en el que estamos presenciando una transición tecnológica entre el 4G y el 5G y todavía hay aspectos que estandarizar", explica María Cadarso Díaz, abogada del despacho Elzaburu, especializado en litigios de propiedad intelectual e industrial. "Hay que tener en cuenta que hay empresas que invierten muchos recursos en desarrollos y desean rentabilizar esos esfuerzos de innovación", apunta. Esta experta señala que muchas veces esas patentes son pequeños detalles o pequeñas evoluciones de algo que ya existe, pero eso "ya es suficiente" para condicionar la implementación global de esa tecnología.

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Foto: Reuters.

Cadarso Díaz también recuerda que el hecho de tener concedida una patente no siempre asegura que se puedan atribuir los derechos y explotarlos. "Al final, depende de la interpretación de la Justicia", afirma. "Existen una serie de requisitos para obtenerla, como la capacidad inventiva, la novedad y que no sea un desarrollo obvio. El problema es que, hasta hace algunos años, estos derechos se concedían sin realizar un examen en profundidad, y para comprobar la validez de una patente, era necesario llegar a juicio. Esto se intentó subsanar con una reforma que entró en vigor en España en 2017, y aunque se estudian con más detenimiento, todavía se producen casos similares".

El nuevo sistema de patentes unitario que ha aprobado Europa puede hacer que victorias en los tribunales como la de Nokia tengan efectos continentales y no se limiten únicamente a un país. "La ventaja del nuevo sistema para la compañía que sea es que no va a tener que presentar una en cada uno de los países. Ahora, con un único trámite, su propiedad intelectual va a quedar registrada en múltiples mercados", detalla la abogada. España ha optado por quedarse fuera de este nuevo sistema. "Otros países como Italia han reconsiderado ese rechazo, cosa que España todavía no ha hecho", añade. El problema del nuevo sistema es que el peso está repartido entre el francés, el alemán y el inglés, "quedando relegado el español", lo que, entre otras cosas, podría dificultar el proceso de registro de patentes por parte de empresas nacionales. "A pesar de estas reticencias, no me sorprendería que al final acabásemos uniéndonos al sistema común".

Ser bautizado como el nuevo Nokia no es precisamente un halago. Si alguien se refiere a una empresa con esta fórmula, probablemente esté intentando decir que le han comido la tostada o están a punto de hacerlo en una cosa en la que hasta hace poco no tenías rival. La historia de la firma finlandesa de teléfonos es de sobra conocida. Otrora fue la líder mundial de constructores móviles, pero aparecieron el iPhone y los smartphones Android, y su dominio del mercado cayó a plomo, porque esa revolución pilló a la compañía con el pie cambiado. Microsoft, otro que tenía los deberes sin hacer, fagocitó su negocio de fabricación en un intento de romper el duopolio de Apple y Google, pero el matrimonio no tuvo éxito. Poco a poco, la marca cayó en el olvido y lo único que quedó en pie fue el negocio de telecomunicaciones, que siguió su curso alejado de los focos y de la fama que atesoró a principios de siglo.

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