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El gráfico del iPhone que explica por qué Apple se obsesiona con algo que no interesa a nadie
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SIEMPRE GANAN LOS DE CUPERTINO

El gráfico del iPhone que explica por qué Apple se obsesiona con algo que no interesa a nadie

La manzana cada vez se hace más fuerte en las listas de móviles más vendidos y desde hace un tiempo se ha comido también el de segunda mano. Una buena noticia que dice mucho sobre la apuesta sobre realidad virtual

Foto: Foto: Reuters/Andrew Kelly.
Foto: Reuters/Andrew Kelly.
Las claves
placeholder Todos fabrican, pocos venden y solo dos ganan: la cruda realidad de que LG deje los móviles

El de los smartphones no es un mercado en absoluto sencillo. La caída en desgracia de HTC o el retroceso de Sony son dos buenos ejemplos de ello. El abandono de LG, una compañía que llegó a tener bastante solera entre los que apostaban por Android, también es muy ilustrativo. Todos ellos son distintos síntomas de un mismo problema: un negocio hiperdiscutido en el que todos fabrican, pocos venden y solo dos sacan realmente una gran tajada. Parafraseando a Gary Lineker, leyenda del fútbol británico, esta es una competición en la que todos juegan contra todos, siempre gana Apple y a veces Samsung. En los últimos años, los de Cupertino han llegado incluso a atesorar el 80% del beneficio trimestral de toda la industria.

Un buen hacer comercial que se plasma también en los rankings de los modelos más vendidos de cada curso. Hace unos días, la consultora CounterPoint publicó su listado de los hits de 2022, 8 de los 10 puestos estaban copados por algún tipo de iPhone. Los otros espacios que quedaban libres fueron para dos Galaxy de medio pelo. En esta foto finish se pueden señalar muchas cosas. Ningún Android caro supera el 1% de cuota de mercado. Un mercado cada vez más atomizado, donde la mayoría de modelos de pata negra que se venden tienen una manzana grabada en la parte trasera del terminal. También cabe destacar el éxito del iPhone SE.

Aunque el sistema operativo gestionado por Google salga muy mal parado en esta imagen, cabe subrayar que Android todavía supone el 70% del parque de smartphones en todo el mundo.

Foto: Mark Zuckerberg. (Reuters/Archivo/Facebook)

La noticia es buena para la multinacional dirigida por Tim Cook. Pero también es una señal de la madurez que está alcanzado la actividad que más ingresos le genera con diferencia y cada vez le costará más hacerla crecer. Algo que ayuda también a entender la próxima gran apuesta de la manzana: su visor de realidad mixta. Una apuesta que verá la luz este mismo año, tras muchos veranos de dimes y diretes, y que llega en medio de un creciente escepticismo y desinterés hacia esta tecnología, hasta el punto de que hasta Facebook ha aparcado el metaverso y se ha centrado en la pelea por la inteligencia artificial con Google y Microsoft.

Hay que tener en cuenta que californianos son los únicos que han podido permitirse vender a estos precios. Siempre han tenido una factura medio muy superior al de otras compañías. No le ha salido gratis. Ha tenido que ir mejorando sus móviles para que soporten el paso del tiempo en buenas condiciones. Nadie se plantea gastar 1.000, 1.500 o 1.700 euros en un dispositivo electrónico para cambiarlo al de dos años. Sus productos son, sin lugar a dudas, los que mejor envejecen del mercado. Como muestra un botón: iOS 16 es compatible hasta el iPhone 8, lanzado en 2016. Eso supone seguir dando soporte seis generaciones después. El que más se le acerca en este aspecto es Samsung, que ofrece 4 años en sus mejores modelos; y Oppo.

Tanto el iPhone como Servicios cada vez tienen menos margen para crecer como negocios

Esa mayor durabilidad de los terminales se ha traducido en que cada vez sus usuarios tardan más en renovarlo. A día de hoy el tiempo medio son tres años y hace un lustro eran dos. Puede parecer una diferencia pequeña, pero eso impacta en las ventas

Hay otra derivada interesante: la segunda mano. Un reciente estudio de Milanuncios aseguraba que la demanda de terminales usados se disparó en enero, hasta suponer un 24% que el mismo mes del año anterior. Apple destaca en este terreno de juego. El iPhone acumula un tercio de los anuncios en su plataforma y el 75% de las búsquedas en esa categoría. Es decir, tres de cada cuatro personas que se conectan a esa web pensando en comprar un terminal lo hacen buscando uno de Apple. Hay diferencias notables. En el caso de los teléfonos de Apple, el precio de salida es un 35% menor al de un modelo nuevo. En el caso de los Samsung o los Xiaomi, esa estadística es del 55%.

Este punto también lastra en cierto modo a los de Cupertino, ya que una porción de personas susceptibles de comprar un iPhone nuevo optan por el mercado secundario. La manzana hace tiempo que se preparó para esto. Lo hizo con su división Servicios, consolidado desde hace tiempo como la división que más dinero le proporciona, solo superada por los iPhone. Ahí se engloban productos como la App Store, Apple Pay, Apple Music, Apple TV+, Apple Fitness y otros puntos.

Se trata de explotar al cliente más allá de la compra del dispositivo, de seguir haciendo dinero con ellos por el uso de sus iPhone o sus iPad. El problema es que esta lucrativa división también está bajando de revoluciones en los últimos trimestres.

Aunque ambos departamentos, iPhone y Servicios, están lejos de haber tocado techo, lo cierto es que el margen de crecimiento se va estrechando. Eso es una mala noticia para una empresa que ha acostumbrado a los inversores y accionistas a romper sus límites en cada presentación de resultado. La capitalización, en poco más de una década, ha pasado de 335.000 millones de dólares a 2,24 billones.

Toda esta fotografía ayuda a entender que la compañía esté sondeando constantemente nuevas vías que explorar. A día de hoy son dos principalmente. La de crear su propio automóvil, un proyecto que parece que va para largo. Mucho antes desvelará su primer visor de VR/AR, que vendrá acompañado de realityOS, un nuevo sistema operativo para explotar las posibilidades de la realidad aumentada y la realidad virtual. Si de una vez por todas esta tecnología se convierte en un mercado considerable, los estadounidenses quieren estar bien colocados para llevarse parte del pastel.

El doble de preparativos que el primer iPhone

Tras múltiples retrasos tanto en la conceptualización del producto como en su fabricación, finalmente llegará este año. Lo hace cuando la expectación por el metaverso (los mandos de Apple detestan esa palabra, pero al fin y al cabo están vendiendo lo mismo) está en sus horas más bajas desde que Mark Zuckerberg convirtiese Facebook en Meta. Pero la manzana no quiere tirar la toalla.

Esta obsesión viene de 2016. La multinacional lleva siete años trabajando en este lanzamiento, el doble del tiempo que pasó modelando el primer iPhone. Todo este trabajo ha estado condicionado por las aspiraciones de Tim Cook. El sucesor de Steve Jobs, en el cargo desde 2011, ha sido en múltiples ocasiones elogiado por su capacidad gestora y sus movimientos financieros. Le obsesiona hasta el extremo la cadena de producción y desde que accedió a la cúspide de Apple se han visto importantes hitos como puede ser el estrechamiento de la relación con TSMC, así como la autosuficiencia en el diseño de chips, algo que le permitió incluso romper con Intel, que era el que le proporcionaba los procesadores para sus MacBook.

placeholder Tim Cook. (Reuters)
Tim Cook. (Reuters)

Pero al actual mandamás de la manzana también se le reprochan otras cosas, cosas como no haber sabido mantener el espíritu creativo de antaño. Eso se plasma también en que en sus doce años en el puesto no ha lanzado una nueva categoría de producto ideada exclusivamente en su etapa. Ha hecho evolucionar el Apple Watch hasta nuevas cotas, añadiendo modelos como también se ha visto con los AirPods. Pero la base de todo esto estaba sentada antes de Cook.

Tal y como relata el FT, hubo un choque entre el equipo de operaciones, que quería el producto cuanto antes; y el de diseño, partidario de un desarrollo más pausado hasta que la tecnología se ajustase lo máximo posible a lo que tenían en la cabeza. El pulso se decantó por parte de los primeros. Todo esto materializará en un primer dispositivo de realidad mixta, filtrado hasta la saciedad, que contará con pantalla de alta resolución, un buen número de cámaras en el exterior como en el interior, seguimiento ocular, así como un sistema que evitará que los usuarios con gafas necesiten llevarlas puestas a la vez que el casco. Todo ello permitirá conectar con lo que nos rodea, así como con entornos virtuales.

Ya se conocen algunas apps que se han desarrollado, como una nueva versión de FaceTime y una plataforma de encuentros que funcione con avatares hiperrealistas. Todo apunta a que será una demostración de fuerza técnica. Una demostración que se espera que sea cara, muy cara. 3.000 dólares. El triple que las Meta Quest Pro (Facebook tuvo que rebajar el precio un 30% dos meses después de su presentación) y el doble que las Vive Elite XR de HTC. Mucho más, por supuesto, que las Quest más mundanas o que el casco de VR de Sony.

Foto: Foto: M. McLoughlin.

La diferencia de Apple con todas estas compañías es que no viene de la industria de los videojuegos. Incluso Meta guarda relación con este sector, ya que Oculus ha desarrollado su actividad y su trayectoria en este segmento. La manzana sabe que es una apuesta arriesgada y que no dará grandes resultados en el corto plazo Espera colocar en el primer año de existencia del aparato un millón de unidades. Confía en que gran parte de esas unidades vayan a entusiastas de la marca, que no de los videojuegos y que eso le permita explorar nuevos usos y aplicaciones y así adquirir un conocimiento que le permita dar con el santo grial de esta tecnología: usos masivos que convenzan al común de los mortales.

Los rumores e informaciones que se han conocido hasta el día de hoy apuntan a que la compañía quiere enfocar su visor en la productividad. Ese movimiento tampoco es nuevo. En general, la industria ha caminado en esa dirección con el fin de dejar de que todo esto fuese un nicho: que las empresas pagasen la fiesta. Pero eso no siempre ha salido bien. El último ejemplo, las Google Glass Enterprise, que han sido canceladas tras dos ediciones. Problemas con la privacidad y una implementación muy minoritaria han sido la puntilla para un proyecto que lleva una década encadenando fracasos. Habrá que ver lo que Apple consigue ahora. No llega el primero, pero eso no ha importado en el pasado. Habrá que ver si consiguen poner de moda lo que otros no lo han conseguido.

El de los smartphones no es un mercado en absoluto sencillo. La caída en desgracia de HTC o el retroceso de Sony son dos buenos ejemplos de ello. El abandono de LG, una compañía que llegó a tener bastante solera entre los que apostaban por Android, también es muy ilustrativo. Todos ellos son distintos síntomas de un mismo problema: un negocio hiperdiscutido en el que todos fabrican, pocos venden y solo dos sacan realmente una gran tajada. Parafraseando a Gary Lineker, leyenda del fútbol británico, esta es una competición en la que todos juegan contra todos, siempre gana Apple y a veces Samsung. En los últimos años, los de Cupertino han llegado incluso a atesorar el 80% del beneficio trimestral de toda la industria.

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