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Amazon planea despidos en todo el mundo, pero es el menor de sus problemas
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UN 1% DE SU PLANTILLA

Amazon planea despidos en todo el mundo, pero es el menor de sus problemas

El rey del comercio electrónico anuncia un recorte histórico en las divisiones de dispositivos o recursos humanos. La compañía se encuentra con el reto de embridar sus costes operativos, entre otros

Foto: Foto: Reuters/Justin Lane.
Foto: Reuters/Justin Lane.
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Se aproxima otro día histórico en Silicon Valley. Y ya son varios en las últimas semanas. Después de que Elon Musk despachase al 50% del personal de Twitter tras completar su polémica adquisición y Mark Zuckerberg decidiese laminar a 11.000 de los 87.000 trabajadores que Meta tiene por todo el mundo para calmar la furia de los mercados, es Amazon quien parece dispuesta a apretarse el cinturón con el mayor recorte de empleos de su existencia.

La noticia saltó este lunes. La compañía fundada por Jeff Bezos y ahora dirigida por Andy Jassy pretende prescindir de 10.000 trabajadores a partir de esta misma semana, según adelantó el New York Times citando fuentes conocedoras del asunto. Al contar con una plantilla de casi millón y medio de empleados, la cifra parece muy baja si uno se fija en los porcentajes, ya que apenas supondrá el 1% de las nóminas de la multinacional. Para muchos, es la enésima confirmación de que el invierno será tan duro en lo financiero que las grandes tecnológicas, hasta ahora inmunes a los vaivenes económicos, se han visto afectadas.

placeholder El nuevo jefe de Amazon, Andy Jassy. (Reuters)
El nuevo jefe de Amazon, Andy Jassy. (Reuters)

Pero también esa pequeña porción es una pequeña muestra de algunos de los retos que afronta esta compañía. Lo espectacular y abrupto de caídas como las que protagonizó en bolsa la empresa antes conocida como Facebook y otras como Netflix han restado protagonismo a la cotización de Amazon. A principios de 2022, inició un sube y baja bursátil que le ha llevado a quedarse con una capitalización en torno al billón de dólares, cuando hace unos meses coqueteaba, incluso, con alcanzar los dos billones.

Pero todo se torció. A lo largo de este curso, los de Seattle han sido los más castigados por los inversores, después de Meta, entre los conocidos como GAFAM, las siglas que agrupan a los gigantes de la industria tecnológica.

Foto: El CEO de Meta, Mark Zuckerberg, en una imagen de archivo. Foto: Reuters.

Es difícil señalar una única causa, porque son varios los motivos que han provocado esta pájara. Pero hay uno que destaca por encima del resto: a Amazon cada vez le cuesta más ser Amazon. El dinero que tiene que invertir para que la maquinaria que sostiene su negocio siga engrasada ha ido creciendo paulatinamente.

La compañía vive en un círculo vicioso en el que el aumento de las ventas le obliga también a aumentar el gasto para hacer frente. Esto se vio durante la pandemia. Encerrados en casa o con restricciones cuando salían de ella, millones de personas recurrieron a su plataforma para hacer sus compras. Para mantener sus plazos de entrega tuvieron que aumentar su infraestructura y su plantilla. Entre finales de 2019 y finales de 2021, la compañía incorporó a 800.000 almas, la mayoría de ellas destinadas a que sus almacenes no se vieran desbordados por las bajas provocadas por el covid y siempre hubiese gente suficiente. En ese tiempo, se convirtió en el segundo empleador privado del mundo.

¿Cuál fue el problema? Que la vuelta a la vieja normalidad les ha dado un susto como el que se lo ha dado a Meta. "Al comienzo del covid, todo el mundo se movió rápidamente en línea y el aumento del comercio electrónico condujo a un crecimiento descomunal de la publicidad online. Mucha gente predijo que esto sería una aceleración permanente que continuaría incluso después de que terminase la pandemia. Me equivoqué y asumo la responsabilidad por ello".

La frase es de Mark Zuckerberg, pero perfectamente podía ser de Jeff Bezos o de Andy Jassy. El primer trimestre del año les sacó, de golpe y porrazo, del eterno agosto que habían vivido durante lo más duro del covid. Sus ventas crecieron, sí, pero al menor ritmo desde la burbuja de las puntocom. Eso era una aperitivo de lo que estaba por llegar. La diferencia que separaba los gastos operativos y los ingresos se ha ido achicando cada vez más. Nunca fue enorme, pero ahora ha vuelto a niveles de hace un lustro, por este y otros factores como la inflación o la fortaleza del dólar.

Este no es el único problema que se le presenta a la compañía. Es cierto que volvió a los números verdes (un beneficio de 2.872 millones) tras dos trimestres en rojo, pero esta partida ha experimentado un descenso del 9% desde el año pasado. Aunque los ingresos también han crecido, no lo hicieron como esperaban los inversores, que apostaban por 127.460 millones de dólares. Amazon se quedó cerca, 127.100 millones, pero ya se sabe cómo se toman estas noticias.

Amazon ha vuelto a los números verdes, pero no como quería Wall Street

AWS, su unidad de servicios cloud, sigue siendo la que más beneficios le proporciona. Siempre ha sido su negocio más rentable, a pesar de que facturaba mucho menos que su hemisferio logístico. De julio a septiembre lo hizo un 27% en comparación con el año anterior. El problema es que los inversores querían más. Esperaban que cerrase el trimestre por encima de los 21.000 millones de ingresos. Se quedó en torno a los 20.500. Puede parecer poco, pero ha sido una cucharadita de aceite de ricino lo suficientemente amarga para los inversores. El problema no está solo en que baje la facturación, sino que también lo han hecho los márgenes. El motivo, el precio de la energía necesaria para alimentar todos sus centros de datos. La única división que ha funcionado mejor es su negocio de publicidad online, que ha facturado 90 millones más de lo esperado.

Foto: El logo de AWS en una conferencia financiera en Toronto (Chris Helgren / Reuters)

A todas estas turbulencias, hay que añadir el problema de Rivian. El fabricante de furgonetas y vehículos eléctricos, un socio clave para la empresa de cara a renovar su flota de reparto, sigue siendo un pozo de pérdidas y su cotización no ha dejado de bajar desde su debut a finales del pasado año. Amazon compró acciones y eso le ha pasado factura. Los próximos meses tampoco van a ser del agrado los tiburones de Wall Street. La dirección de la compañía espera ingresar entre 2 y 8% más en el cuarto trimestre frente al mismo periodo del ejercicio anterior. Entre 140.000 y 148.000 dólares. Por debajo de los 155.000 millones esperados por los accionistas. Estos malos presagios fueron penalizados con una caída del 19% en Bolsa.

placeholder Furgoneta de Rivian para Amazon. (Reuters)
Furgoneta de Rivian para Amazon. (Reuters)

Margen limitado en los almacenes

Amazon hace tiempo que empezó la dieta para aligerar la carga. Ha iniciado un plan para vender, alquilar o renegociar las condiciones de decenas de almacenes. Según Bloomberg, la cantidad de suelo de la que estaría intentando deshacerse, de forma definitiva o temporal, podría ascender a 3.000 kilómetros cuadrados, aproximadamente el equivalente al espacio que ocupan sus cinco mayores centros logísticos.

Esto, por supuesto, ha dado pie a congelar el calendario de inauguraciones y nuevas aperturas, como ha ocurrido en España, donde estos movimientos se han reducido al mínimo. Por otro lado, el director financiero Brian Olsavsky ya deslizó que la plantilla había crecido demasiado rápido. La compañía ya redujo su fuerza laboral en aproximadamente 100.000 empleados en el segundo trimestre, bajando hasta una cifra de 1,5 millones

Foto: Jeff Bezos abandona la dirección de Amazon. Foto: EC Diseño.

No se detalló el modus operandi, pero probablemente este adelgazamiento se hizo no renovando contratos eventuales. Sin embargo, esa es la cifra de refuerzos que, según varios medios, Amazon necesitaría para la temporada alta de ventas, esa que empieza con Black Friday, sigue con Navidad y se remata con las rebajas. La cuestión, como ellos mismos reconocieron, tendrán que desembolsar al menos 1.000 millones adicionales solo en EEUU para aumentar el salario medio y asegurarse esta mano de obra extra.

El margen de actuación en este punto es limitado. Por tanto, Amazon ha tenido que escrutar otras posibilidades. Ha cancelado proyectos ineficientes como el reparto con robots de cuatro ruedas o su unidad de telemedicina (que ha sustituido por un marketplace de terceros) y hace tiempo que anunció que congelaba la mayoría de contrataciones en la parte corporativa.

Sin embargo, ha tenido que dar una vuelta de tuerca más y procederá a unos 10.000 despidos. A falta de conocer la cifra exacta, muchos dan por supuesto que afectarán a departamentos como recursos humanos y reclutadores (algo que también hizo Microsoft el pasado verano) así como a su división de dispositivos, donde también se incluye Alexa, su asistente inteligente. Jeff Bezos estaba convencido de que sería la cuarta gran pata del negocio, pero a día de hoy es incapaz de salir de los números rojos y se calcula que pierde hasta 5.000 millones al año.

Las dudas: AWS, Prime...

Son bastantes las incógnitas que quedan por resolver en múltiples frentes. El primero y más básico es si las ventas en su plataforma cumplirán las metas conservadoras que se han puesto en Amazon o se quedarán por debajo. Lo segundo es si AWS seguirá viendo reducir su margen por el precio de la energía o por la creciente competencia de Google o Microsoft. El tercero y no menos importante es si la publicidad online seguirá fuerte.

placeholder Logo de Prime Video. (Reuters/Francis)
Logo de Prime Video. (Reuters/Francis)

Por último, hay que ver cómo afecta la subida de precios que ha aplicado al programa de suscripción Prime. Un encarecimiento que primero llegó a Estados Unidos y que a partir de septiembre se extendió a este lado del Atlántico. En el caso de España, la cuota anual se encareció un 40%.

La compañía aseguró que producciones como El señor de los anillos: los anillos del poder atrajo a más de 25 millones de espectadores en su estreno y una importante cantidad fueron nuevas altas. Su apuesta por la NFL, según la versión de la compañía, también movilizó en su mercado natal a millones de personas. Esto es clave por varios aspectos. Los suscriptores de Prime acostumbran a gastar más en la web, entre otras cosas, por beneficios como las entregas rápidas o las ofertas exclusivas durante el Prime Day. Engordar esta parroquia es fundamental también para amortizar la inversión que están haciendo por hacer más atractivo darse de alta en esta membresía, que le empujó a tomar diferentes decisiones como la compra de MGM o invertir miles de millones en producción propia, entre otras cosas.

Se aproxima otro día histórico en Silicon Valley. Y ya son varios en las últimas semanas. Después de que Elon Musk despachase al 50% del personal de Twitter tras completar su polémica adquisición y Mark Zuckerberg decidiese laminar a 11.000 de los 87.000 trabajadores que Meta tiene por todo el mundo para calmar la furia de los mercados, es Amazon quien parece dispuesta a apretarse el cinturón con el mayor recorte de empleos de su existencia.

Amazon Noadex
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