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Rivian, el 'nuevo Tesla' del que ahora todos huyen: qué hay detrás de su descalabro
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DEL CIELO AL INFIERNO EN 5 MESES

Rivian, el 'nuevo Tesla' del que ahora todos huyen: qué hay detrás de su descalabro

La compañía, considerada hace unos meses como el fabricante más prometedor de automóviles eléctricos, vive una pájara tremenda. Ford, uno de sus accionistas junto a Amazon, ha vendido ocho millones de acciones

Foto: El RT1 de Rivian, en una pendiente en Illinois. (Reuters/K. K.)
El RT1 de Rivian, en una pendiente en Illinois. (Reuters/K. K.)

Los peores resultados trimestrales de Amazon desde la burbuja de las puntocoms han puesto la atención sobre un fabricante de vehículos eléctricos conocido como Rivian. ¿Qué tiene que ver la empresa de Jeff Bezos en todo esto? El gigante del comercio electrónico, que tiene una importante flota de reparto, es un notorio inversor de esta compañía, que, aunque lejos del anonimato, hasta hace poco estaba en el radar de los más cafeteros y mentideros especializados.

En estos círculos, incluso, se le llegó a ungir como la "mejor colocada" entre todo el enjambre de empresas que se han subido al carro de la movilidad eléctrica para competir con Tesla. En cuestión de unas semanas, estos días de vino y rosas se han evaporado. Rivian ha sido señalada como uno de los grandes lastres, además de la reducción del comercio 'online' y una plantilla dimensionada para tiempos del covid, para las últimas cuentas de la multinacional del 'e-commerce', que sufrió una hemorragia de 3.600 millones en el primer trimestre del año.

Foto: Foto: G. Fuentes (Reuters)

Pero no ha sido la única afectada. Ford había puesto varios huevos en esa cesta. Poseía más del 10% de los títulos bursátiles, una cantidad importante, aunque menor que la de Amazon, con un destacado 17,62%. El gigante de la automoción acumuló en el arranque de 2022 unas pérdidas de 3.110 millones de dólares. Y la apuesta Rivian fue señalada, una vez más, como el principal acusado de este revés. La respuesta de la multinacional no se ha hecho esperar. Ha vendido ocho millones de títulos bursátiles. Casi nada. Pero no ha sido la única que ha disuelto su participación. También lo ha hecho Tiger Global, uno de los 'hedge funds' más agresivos del mundo, que se ha quitado de encima 751.000 acciones.

Su cotización, un tobogán

El caso de este inversor es más particular, ya que se encuentra en plena campaña de salida de muchas tecnológicas después de la gran corrección que está sufriendo una notable parte de esta industria, una vez la gripalización del covid empieza a ser la norma general. El 'tigre' ha salido, entre otras, de Rivian y Netflix, ha reducido su exposición a Uber y su homóloga china, Didi; así como de Airbnb. Por el contrario, ha aumentado su presencia en el accionariado de dos fabricantes chinos de coches eléctricos, Li Auto y Xpeng. Esta campaña de reposicionamiento le ha costado 17.000 millones de dólares, algo que supone dos tercios del beneficio total que ha generado Tiger Global a lo largo de los 20 años que han pasado desde su fundación. El motivo de esta sangría es de cajón: vender los títulos a un precio menor al que se adquirieron. Nada más.

Un buen ejemplo es el constante descenso en el que ha vivido Rivian desde que salió a bolsa a finales del año pasado. Debutó en noviembre con una valoración de 90.000 millones de dólares. Antes de su OPV, había recaudado en capital privado 11.000 millones de dólares, algo que ningún otro fabricante de automóviles advenedizo había conseguido.

placeholder Una camioneta R1T circula por Wall Street el día del debut en bolsa de Rivian. (Reuters)
Una camioneta R1T circula por Wall Street el día del debut en bolsa de Rivian. (Reuters)

Tras el impulso inicial —en la primera semana tocó techo con 172 dólares por acción—, se ha desplomado un 85%. El mayor golpe le llegó en enero, cuando en un breve lapso de tiempo, perdió la mitad de su valor. El motivo es que Amazon anunciaba un acuerdo con Stellantis, competidor directo, para la compra de furgonetas eléctricas. La dirección de la multinacional tuvo que salir a la palestra para decir que esto no era una pérdida de confianza, sino que manejaba un volumen de vehículos que los obligaba a recurrir a varios proveedores. Aquello no funcionó como bálsamo. Su cotización siguió en modo tobogán, marcando una tendencia constantemente descendente.

Motivos para el auge y la caída

Pero ¿por qué Rivian subió como la espuma? Y, más importante aún, ¿por qué se está desplomando? La compañía recibió muchos elogios después de desvelar su primera furgoneta eléctrica, la RT1. El diseño llamó mucho la atención, así como la fiabilidad del mismo. Tanto la prensa especializada como los inversores le dieron su bendición, entre otras cosas, por centrarse, a pesar de tener otros modelos, en el sector logístico con vehículos para reparto. Tal eran las expectativas que la firma de Mizuho aseguró que veían "los comienzos del próximo fabricante de vehículos eléctricos" con potencial para alcanzar un valor de un billón de dólares.

Otros analistas no lo vieron tan claro. Desde Wells Fargo se aseguró que la altísima valoración de la compañía dejaba muy poco margen para una empresa "sin experiencia previa" en la fabricación. En términos parecidos, aunque con un tono mucho más ácido, se expresó esta semana el presidente de Renault. "Una compañía que no ha vendido un coche vale tres veces más que Renault", sentenciaba Luca de Meo, ironizando sobre el poquísimo músculo productivo que había mostrado hasta ese momento Rivian.

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Foto: Reuters/K. K.

El problema ha sido ese: ha sido incapaz de cumplir las entregas que prometían. En marzo, solo tres meses después de arrancar el 2022, rebajaron sus previsiones para 2022. Entregarían, en el mejor de los casos, 25.000 coches. Un 50% menos de lo que estimaban a principios de año. Y, a corto plazo, no parece que vayan a solucionarse sus problemas. Primero, porque únicamente tienen una planta activa en Illinois. La segunda, planeada en Georgia, estaba programada para 2024. Pero ya hay informaciones, como las de Bloomberg, que apuntan a que se demorará un año más.

La otra gran razón ha sido la escasez de materiales. Es algo que ha golpeado a los más veteranos y poderosos del sector, cómo no va a hacerlo con un nuevo fabricante. En marzo, tuvieron que subir el precio de sus dos únicos modelos. Su camioneta se incrementó un 17%, pasando de 67.500 a 79.000 dólares. Su todoterreno, un 20%, subiendo de 70.000 a 84.000 dólares.

Elon Musk no dejó pasar la oportunidad de lanzar un dardo en Twitter a este nuevo rival. "Crear una camioneta cara es fácil. El reto es ser asequibles", decía el mandamás de Tesla, que también anda detrás de producir una 'pickup' eléctrica con Cybertruck, un modelo que lleva un retraso importante desde que se presentase en 2019. Sin embargo, la demanda anda disparada. La compañía ha tenido que cerrar las reservas fuera de EEUU, ya que, con los pedidos actuales, necesita tres años para cumplir con todos. "Si es difícil para Tesla, a pesar de las mayores economías de escala y la tecnología, entonces será casi imposible para otros", remató sin mencionar explícitamente a Rivian.

Los peores resultados trimestrales de Amazon desde la burbuja de las puntocoms han puesto la atención sobre un fabricante de vehículos eléctricos conocido como Rivian. ¿Qué tiene que ver la empresa de Jeff Bezos en todo esto? El gigante del comercio electrónico, que tiene una importante flota de reparto, es un notorio inversor de esta compañía, que, aunque lejos del anonimato, hasta hace poco estaba en el radar de los más cafeteros y mentideros especializados.

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