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El rearme imparable de la OTAN: esto es lo que nos falta para frenar al próximo Putin
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Ejércitos mal dimensionados

El rearme imparable de la OTAN: esto es lo que nos falta para frenar al próximo Putin

La Alianza Atlántica afronta en dos semanas una cumbre vital en Madrid en la que, entre otras cosas, se debatirá cómo solventar las deficiencias militares de la organización. ¿Cuáles son?

Foto: Avión de combate JAS Gripen C de la Fuerza Aérea sueca. (Saab)
Avión de combate JAS Gripen C de la Fuerza Aérea sueca. (Saab)
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El próximo 29 de junio arranca en Madrid la cumbre de la OTAN y la Alianza afronta este importante evento en una situación complicada. Por más que se quiera transmitir un clima de normalidad, el contexto de la guerra de Ucrania afecta a todos los miembros y a la propia organización. Los principales retos de futuro están en su ampliación y en cómo afrontar una crisis como la actual. Dos aspectos que casi nadie hubiera previsto hace un año, pero que Putin ha hecho que estén muy presentes.

La OTAN, Organización del Tratado del Atlántico Norte, o NATO por sus siglas en inglés, nace en 1949, se constituye como una alianza militar intergubernamental con el objetivo de formar un sistema de defensa colectiva y en su origen la integraban 29 países. Estados Unidos, como potencia militar del momento, se ponía al frente. Ahí sigue (pese a Trump).

Foto: Uno de los sistemas de detección de la empresa de inteligencia artificial militar Anduril. (Anduril)

Tras la Segunda Guerra Mundial, la consideración de 'aliado' de la Rusia soviética duró muy poco. Su expansión y algunos sucesos, como el bloqueo del Berlín occidental, tensaron la cuerda. En ese contexto nació esta organización, que hoy engloba 30 países. España se unió el 30 de mayo de 1982, hace ya 40 años. Lo hizo con dudas y se llegó a realizar un referéndum en 1986. Salió a favor de la permanencia, pero hoy es una cuestión casi desaparecida del panorama político español.

placeholder Un MV-22 Osprey del Ejército de EEUU aterriza en el buque de asalto USS Kearsarge. (EFE)
Un MV-22 Osprey del Ejército de EEUU aterriza en el buque de asalto USS Kearsarge. (EFE)

En la situación actual, es indudable que la creciente amenaza rusa y la guerra en Ucrania —un país que no es miembro, pero que ha jugado a su 'occidentalidad' e incluso ha mostrado su interés a ingresar— han generado una sensación de inseguridad en los Estados miembros. Esto se ha traducido en un interés mayor por las cuestiones de defensa y unas prisas por reforzar unas estructuras militares débiles, al menos en algunos casos. Muchos países se han lanzado a incrementar sus inversiones en defensa, a la vez que la sociedad se ha sensibilizado más con estos temas. Esta preocupación existe de manera notable en los países más al este.

Un 'ejército de paz', no de guerra

La invasión de Ucrania ha desatado un revisionismo inevitable en las tripas de la OTAN. ¿Está preparada la Alianza Atlántica para afrontar el desafío actual que supone Rusia y futuros conflictos globales? Sin duda, su gran fortaleza se sustenta en dos pilares: la interoperabilidad y la unidad de doctrina. Lo primero supone que todo lo que se diseña y fabrica se hace con unos criterios homogéneos, los famosos Stanag o Standardization Agreement. Estos documentos establecen los procedimientos, condiciones, características técnicas, etc., del material militar. Son más de 1.200 documentos donde se recoge casi todo y sirven de guía a los países miembros para 'hablar un lenguaje común' en todo lo que se refiere a su material militar, a la vez que aseguran la compatibilidad de equipos fabricados por distintos proveedores.

La unidad de doctrina supone que todos los países sigan la misma línea a nivel táctico, operacional y estratégico, lo que se traduce en que cualquier país miembro realizará del mismo modo el planeamiento y la ejecución de cualquier operación militar. Ambos pilares permiten que cualquier unidad de cualquier país pueda de inmediato actuar de manera conjunta con otras de países distintos. Esto es algo sagrado y esta interoperabilidad es lo que se trabaja y practica hasta la saciedad en cualquier ejercicio conjunto que se realice. El objetivo, que está conseguido, es que esta organización militar no funciones como una unión de ejércitos independientes, sino como una fuerza homogénea formada por unidades de diferentes procedencias.

placeholder El poder aeronaval de la OTAN. El buque USS America (LHA-6), con aviones F-35B. (US NAVY)
El poder aeronaval de la OTAN. El buque USS America (LHA-6), con aviones F-35B. (US NAVY)

En cuanto a aspectos materiales, los medios con los que cuentan los países de la OTAN son de lo mejor que hay y poco existe que lo pueda superar desde un punto de vista tecnológico. Aspectos como la inteligencia y la obtención de información, su integración y distribución, están muy desarrollados, es decir, se cuenta con una capacidad Istar (Intelligence, Surveillance, Target Acquisition, and Reconnaissance) muy potente, lo que permite, por ejemplo, realizar ataques de precisión con facilidad y eficacia.

Otro punto fuerte es el disponer de una logística mecanizada, lo que facilita el manejo de cargas, armas y equipos en contenedores estándares. Ejemplos de esto lo tenemos en el VEMPAR, un sistema ideado en España que permite recuperar vehículos y cargas en plataformas estándares de forma rápida y sencilla. Por el contrario, la guerra de Ucrania ha puesto en evidencia la logística rusa, demasiado 'tradicional' y poco eficiente.

Foto: El canciller alemán, Olaf Scholz. (EFE/Filip Singer)

Las debilidades también existen. Si bien en guerra naval y aérea hay una clara superioridad de la OTAN en lo que sería un conflicto con Rusia – excluyendo una escalada nuclear, obviamente – en el ámbito naval habría que reforzar los medios antisubmarinos, pues es la principal arma convencional con la que un enemigo podría amenazar las vitales líneas de comunicación entre Estados Unidos y Europa. En este sentido, algunos países y entre ellos España, deberían entender que la patrulla marítima es fundamental, a la vez que disponer de capacidad aeronaval es algo que no nos podemos permitir el lujo de perder.

Otra debilidad estaría en los medios de ingenieros, sobre todo en los necesarios para el paso de ríos. Este tema es necesario sobre todo para el movimiento en Europa central, teniendo en cuenta que las infraestructuras en los países más al este no son las mejores y, en el tema puentes, los blindados occidentales son bastante más pesados que los rusos.

placeholder Carros de combate Leopardo 2E españoles en Letonia. (Juanjo Fernández)
Carros de combate Leopardo 2E españoles en Letonia. (Juanjo Fernández)

La gran deficiencia, sin embargo, se centra en el dimensionamiento de los ejércitos. Salvo el norteamericano, el resto lo son 'para tiempo de paz', es decir, cuentan con medios muy sofisticados, pero son poco numerosos. Hay buenos aviones, buenos barcos, pero pocas unidades. Una de las cosas que está demostrando la guerra de Ucrania es que el consumo de armas y material se dispara. En esas condiciones no sirve basarse solo en la tecnología, hace falta también el 'número'. Es lo que se denomina "masa de maniobra" y que, en lenguaje coloquial, podríamos traducir en que se necesita más 'gente'.

Por supuesto, también reservas de armas y munición más grandes. El dimensionado de los ejércitos actuales está bien para su función como elemento de disuasión. Se muestran sus capacidades —y son espectaculares— pero estas solo se mantienen en el tiempo si hay reservas suficientes. Todo esto sin descuidar el tema de los drones, cada vez más importante.

Pero quizás lo más necesario, fuera del plano material, es una acción política. Ser capaces de encajar las voluntades de los gobiernos con las de la sociedad, para que se entendiera la necesidad de la defensa en su verdadera importancia y como una responsabilidad de todos. También, y es la parte más dura y difícil, entender que en caso de conflicto, hay costes materiales y personales. En este capítulo es donde Rusia supera ampliamente a la OTAN. De momento a Putin no se le discute. Él se centra en sus objetivos y las pérdidas que eso implique ya están más que asumidas.

Nuevos socios

Si Putin pretendía pararle los pies a la OTAN y frenar lo que él denomina 'su expansión', ha conseguido todo lo contrario. Una mayor unidad entre los miembros – al menos, de momento, es lo que se ve – y el efecto contrario, pues dos países tradicionalmente neutrales, como Suecia y Finlandia, han solicitado su adhesión.

placeholder Corbeta sueca HMS Visby, con un diseño furtivo e innovador. (Reuters)
Corbeta sueca HMS Visby, con un diseño furtivo e innovador. (Reuters)

La incorporación de estos dos países puede que haya sorprendido a algunos. Para otros, lo ocurrido no es más que un proceso de 'maduración' que, como mucho, se ha visto acelerado en su última fase. Es decir, la incorporación de ambos Estados, sobre todo en el caso de Finlandia, se percibía como una cuestión de tiempo.

Finlandia aporta un ejército de unos 24.000 efectivos permanentes, pero cuenta con una reserva de 216.000, de los cuales 18.000 realizan cada año unos períodos de adiestramiento. Sus fuerzas terrestres disponen de 100 carros de combate Leopard 2A6, una versión ligeramente inferior al Leopardo 2E español y al más moderno A7 alemán. También disponen de unos 100 carros Leopard A4 (modelo más antiguo) almacenados como reserva. Como fuerzas mecanizadas, disponen material de origen ruso, así como IFV o Vehículo de Combate de Infantería de cadenas y blindados de ruedas. También cuentan con una potente artillería con piezas de origen surcoreano y sistemas lanzacohetes norteamericanos.

Su aviación está formada por 68 aviones F-18 C/D, pero no olvidemos que no hace mucho ha finalizado un concurso para su reemplazo, por el que adquirirían 64 ejemplares del F-35A. Su marina de guerra de momento no dispone de grandes buques de superficie, pero hay cuatro corbetas de unas 4.000 toneladas (de tamaño de fragata en realidad) previstas para los próximos años. La flota actual carece de submarinos y consiste en buques pequeños, pero bien armados con misiles antibuque e ideales para actuar en aguas costeras.

placeholder Tropas checas lanzan un misil RBS-70 de corto alcance durante unas maniobras. (Reuters)
Tropas checas lanzan un misil RBS-70 de corto alcance durante unas maniobras. (Reuters)

Suecia es cuestión aparte. Su principal característica es que dispone de una potente industria de defensa que no solo abastece al país, sino que exporta muchos de sus productos, algunos de gran éxito, como el caza Gripen. Su ejército es poco numeroso en personal, tan solo 14.600 efectivos más 10.000 en reserva, pero muy avanzado desde un punto de vista técnico. Disponen de 120 Leopard 2A5, cerca de 400 blindados de cadenas y más de 300 de ruedas. Su artillería es quizás uno de sus puntos débiles con tan solo 27 piezas Archer de 155 mm.

Su aviación se sustenta en el JAS 39C/D Gripen, un buen avión monomotor y muy competitivo en precio, del que disponen de 96 ejemplares. Su marina de guerra dispone de cuatro submarinos, tres de los cuales de la clase Gotland son modernos y dotados de sistema AIP, que permite prolongar los períodos de inmersión. Su flota de superficie tan solo dispone de siete corbetas, cinco de ellas muy modernas, y varios patrulleros.

Foto: Putin, el Día de la Victoria. (Reuters/Sputnik/Mikhail Metzel)

Para Suecia, un país que tradicionalmente se ha nutrido de medios militares autóctonos —algo que se entendía al ser un país que siempre ha hecho gala de su neutralidad— su ingreso le va a abrir nuevas posibilidades a su principal empresa, Saab, al permitirles participar en programas conjuntos. Por el contrario, esta misma situación abrirá el mercado interior a otros competidores extranjeros.

Para la OTAN, esta incorporación significa no solo meter más tensión a Rusia, sino integrar dos ejércitos que ya funcionaban con los estándares de la Alianza y eran habituales participantes invitados en todo tipo de ejercicios. Su integración militar será inmediata y nada traumática y abre una nueva etapa en la organización de la que se debatirá largo y tendido en apenas dos semanas en Madrid.

El próximo 29 de junio arranca en Madrid la cumbre de la OTAN y la Alianza afronta este importante evento en una situación complicada. Por más que se quiera transmitir un clima de normalidad, el contexto de la guerra de Ucrania afecta a todos los miembros y a la propia organización. Los principales retos de futuro están en su ampliación y en cómo afrontar una crisis como la actual. Dos aspectos que casi nadie hubiera previsto hace un año, pero que Putin ha hecho que estén muy presentes.

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