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El mapa de la salud mental en Europa: estos son los países donde más daño han hecho las últimas crisis
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Problemas en el acceso a la asistencia

El mapa de la salud mental en Europa: estos son los países donde más daño han hecho las últimas crisis

En España, la preocupación por el bienestar cognitivo ya es más que una realidad. Acudir al psicólogo o ser diagnosticado de algún trastorno es cada vez más habitual. ¿Es así en el resto de Europa?

Foto: Casi la mitad de los europeos ha sufrido problemas psicosociales. (EFE/Quique García)
Casi la mitad de los europeos ha sufrido problemas psicosociales. (EFE/Quique García)

Suena la alarma. Coges el móvil. Notificaciones de prensa. Guerra. Enfrentamientos. Territorios ocupados. Apagas. Sales de casa. La televisión del bar recuerda que los precios de todo han subido y tú aún no has ido a hacer la compra del mes. Llegas al trabajo y tus compañeros hablan sobre el coste de la luz y a ti aún no te ha llegado la factura (o al menos eso crees). Respiras. Trabajas. Llegas a casa y decides apagar todo. Mañana será otro día. Vuelta a empezar.

Pero apagar los dispositivos no es sinónimo de apagar los pensamientos. La realidad que nos rodea influye en la estabilidad mental de la ciudadanía. De hecho, desde la pandemia, la población es cada vez más consciente de los efectos de este mundo global. Según el último eurobarómetro sobre salud mental, publicado este octubre, el 62% de los europeos asegura que los últimos acontecimientos mundiales han afectado de alguna forma a su bienestar mental.

Estos datos confirman que acontecimientos recientes como la pandemia de covid-19, la agresión de Rusia a Ucrania, la crisis climática y otras presiones sociales y económicas han impactado en los niveles de salud mental en Europa. En el caso de España, un 63% de los encuestados percibe que estos eventos influyen en su bienestar, un punto por encima de la media europea.

José Antonio Luengo Latorre, decano del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid y vicepresidente del Consejo General de la Psicología de España, explica que estos hechos generan "crisis" que a su vez contribuyen a la inseguridad y "traen consigo problemas económicos planetarios". Añade que estos problemas hacen "aumentar la franja de población" sobre la que recaen estas "consecuencias monetarias" y, por ende, generan una inestabilidad que afecta a la ciudadanía.

Foto: Foto: El Confidencial Diseño.
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Esto se refleja en las diferencias entre países: aquellos con economías más fuertes sufren menos perjuicios en su bienestar mental. Desde la Confederación Salud Mental España, su presidente, Nel González, incide en que "tener atención sanitaria es tan importante como tener un empleo, una vivienda o servicios sociales adecuados". Sin embargo, añade que los problemas de salud mental ya estaban presentes antes de los efectos de la pandemia, aunque ahora se haya ampliado la incidencia.

Esto lo corroboran las cifras publicadas por Eurostat, por ejemplo, en referencia al porcentaje de la población que experimentó síntomas depresivos antes de la crisis sanitaria. Entre 2014 y 2019, el número de personas que tuvieron estos síntomas en Europa sufrió una variación porcentual del 7,7%. En el caso de España, los valores pasaron de un 6,7% en 2014 a un 4,8% en 2019. Es decir, la pandemia supuso un punto de inflexión para una realidad que ya estaba presente.

"Ha aumentado la demanda de servicios de salud mental por parte de la población", asegura Fernando Chacón, catedrático y profesor de Psicología en la Universidad Complutense de Madrid. La pandemia no solo ha afectado a la salud —aclara—, sino también a la percepción de su cuidado. Casi la mitad de los encuestados (46%) en el reciente eurobarómetro experimentó algún problema psicosocial, como sentirse deprimido o ansioso, en los últimos 12 meses.

Estos problemas se engloban dentro del malestar emocional. "No se trata de patologizar la vida cotidiana", aclara Luengo. Una reflexión que comparte también Chacón. Sin embargo, la inseguridad y la frustración son emociones cada vez más reconocidas en la vida cotidiana, y por ello es más habitual que la ciudadanía acuda a los servicios de atención.

Ambos profesionales aseguran que una detección temprana contribuiría a evitar problemas psicológicos más graves, aunque son conscientes de las limitaciones de los recursos. Al menos, en la sanidad española. Casi la mitad de los europeos ha sufrido problemas psicosociales, esta primera señal de alerta. España se sitúa por encima de la media de la UE, aunque son los ciudadanos de Lituania y Malta los que más reconocen estos primeros síntomas.

Pero la identificación de este tipo de indicios no resulta efectiva si no se cuenta con una red de recursos suficientes para responder. "Existe una situación contradictoria", asegura González cuando habla sobre el nivel de concienciación y la respuesta que se ofrece en servicios como la atención primaria. De hecho, más de la mitad de los europeos (54%) con algún problema de salud mental apuntan no haber recibido ayuda de un profesional, según la encuesta. En otras palabras, aunque se naturalice ir al psicólogo, este no siempre puede atenderte.

La Unión Europea lleva trabajando en un plan de cobertura y la creación de un manual de actuación por la salud mental desde 2008. Ese año se institucionalizó el cuidado mental como un derecho humano, al detectarse un aumento de las incidencias, ya que casi un 11% de la población tenía trastornos mentales. Este fue el primer paso para fijarlo como prioridad política en los países de la Unión.

Pese a su recorrido, Chacón asegura que ahora "hay interés político porque hay queja social". Según dice, los profesionales y los expertos conocían esta realidad, pero hasta que no se ha visto cómo "la presión social ha desbordado la asistencia", no se ha dado el salto a lo político.

Esto acaba siendo una cuestión transversal y estructural. La interconexión de temas como el bienestar en el núcleo familiar, el acceso a una vivienda y la precariedad con la estabilidad emocional es cada vez más notoria. Sin embargo, desde los organismos públicos se sigue circunscribiendo la legislación al ámbito de la sanidad y se olvida el contexto. "La salud mental está muy relacionada con cómo viven las personas, y es importante que entendamos esto con una perspectiva sistemática y contextual", señala Luengo. Eso sí, deja claro: "Este problema no se soluciona exclusivamente invirtiendo más en investigación farmacológica".

Antidepresivos por atención primaria

"Si ya los sistemas públicos estaban saturados, ahora todavía más", confirma Chacón. Y añade que ya no solo sucede en el ámbito público, sino que el exceso de demanda se traslada a lo privado. Mientras que España cuenta con una media de seis psicólogos por cada 100.000 habitantes, la media europea asciende a 18, según datos del Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogos para 2022.

Los ataques de pánico o ansiedad, en 2021, según los últimos datos publicados por el CIS, los sufrió un 15,8% de la población. El problema se agrava en el caso de los jóvenes, pues el 30,3% de la población de entre 18 y 24 años aseguró haberlos sufrido.

Ante el colapso asistencial, el médico de cabecera es quien resuelve los casos leves o interviene en pro de una respuesta más inmediata, lo que termina en muchas ocasiones con una receta.

Ocurre con los antidepresivos. Según la OCDE, en los últimos 12 años su utilización diaria ha ido en aumento en Europa. Las últimas cifras sitúan España como el quinto país con mayor consumo, alcanzando las 98,4 dosis diarias por cada 1.000 habitantes. Esto acaba derivando en otros problemas ocultos y, en algunos casos, en adicciones.

"Yo creo que se planifica con lo que se tiene, pero lo que se tiene es realmente poco para atender al bienestar de la salud mental de la población al completo, porque es un derecho que debe garantizar el Estado", sentencia Nel González. A unas "listas de espera enormes" se añade la ineficiencia de terapias carentes de continuidad. Chacón reitera esta idea, y añade que también supone una "frustración para los profesionales". Al final, las condiciones laborales en materia de sanidad influyen significativamente en una atención que cada vez requiere más.

"Ahora prestamos más atención al malestar cotidiano relacionado con la insatisfacción vital", concluye Luengo, quien matiza que, al final, la salud mental es el resultado de "cómo vivimos las cosas que nos toca gestionar cada día". Esa realidad, la del día siguiente, cuando volverá a sonar la alarma. Se hará la compra y se pagará la factura de la luz. Y ahí, de fondo, seguirán las noticias, pero mañana será otro día.

Suena la alarma. Coges el móvil. Notificaciones de prensa. Guerra. Enfrentamientos. Territorios ocupados. Apagas. Sales de casa. La televisión del bar recuerda que los precios de todo han subido y tú aún no has ido a hacer la compra del mes. Llegas al trabajo y tus compañeros hablan sobre el coste de la luz y a ti aún no te ha llegado la factura (o al menos eso crees). Respiras. Trabajas. Llegas a casa y decides apagar todo. Mañana será otro día. Vuelta a empezar.

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