Los 'malditos bastardos' españoles que viajan a Ucrania para combatir contra el Ejército ruso
Antes han peleado contra el ISIS en Irak. Si pueden alistarse en las brigadas internacionales lo harán, si no, se apuntarán a milicias de extrema derecha o cualquiera que les deje luchar
"No me preguntes con qué voy a encontrarme porque no lo sé", nos dice Francisco Floro poco después del mediodía de este lunes desde el aeropuerto de Reus, mientras busca desesperadamente un vuelo que le lleve hasta Gdansk (Polonia). Había comprado ya un billete, pero con las prisas por llegar a los escenarios del conflicto, se equivocó de mes y adquirió un vuelo para marzo. Es un guardia civil quien le saca del error. "Joder, es que no sé ni dónde tengo la cabeza", nos dice mientras nos muestra un pantallazo del salón de embarque vacío y del billete inservible.
No hace siquiera ni tres meses que este manchego de 30 años ha regresado de servir en Shingal (Irak) como miliciano en una unidad de la guerrilla kurda YBS y ya ha hecho el petate nuevamente para unirse a otra lucha. En este caso, va a combatir contra los rusos, a poder ser dentro de las brigadas de voluntarios internacionales que ha creado a toda prisa el Gobierno de Volodímir Zelenski. Claro que existen otras opciones menos deseables que no desea descartar.
Y Floro no es el único. Al menos otra media docena confirmada de españoles se dirigen hacia Ucrania o están a punto de hacerlo y se presume que ese número podría incrementarse de un modo significativo a lo largo de los próximos días, muy especialmente si el conflicto se enquista y, tal y como se prevé, la confrontación entre rusos y ucranianos deriva hacia una guerra urbana de resistencia cuerpo a cuerpo donde los rusos y sus aliados no puedan hacer valer su aplastante superioridad militar. Se da la circunstancia de que el grueso de los brigadistas españoles que se dirigen en estos momentos hacia Ucrania para apoyar a Kiev son también veteranos de la guerra contra el ISIS que se libró en Siria e Irak y adquirieron su experiencia militar combatiendo contra el Daesh en las filas de las Syrian Democratic Forces (SDF).
El plan que Floro ha urdido a toda prisa con la ayuda de un ucraniano afincado en España es viajar por tierra desde Polonia a la ciudad ucraniana de Lutsk, y reunirse allí con sus contactos de Svoboda, un partido político ultranacionalista de extrema derecha que, al igual que otras formaciones, está participando en la captación de voluntarios nacionales y extranjeros. "Sé quiénes son y a quiénes representan y no son mi primera elección. No te creas que me hace mucha gracia formar parte de una organización así. Estos días, los del Batallón Azov han mostrado en un vídeo la crucifixión de un enemigo y esa es la clase de cosas que uno no desea ver. Mi mejor opción sería unirme a la unidad de brigadistas internacionales que ha organizado el Gobierno, pero si por alguna razón no cumplo con los requisitos, he asumido que tendré que unirme a las milicias. Mi objetivo prioritario es combatir", nos dice Floro.
El manchego cree que la gente de Svoboda le reconducirá hacia Pravy Sektor, un partido político también ultranacionalista que tuvo un especial protagonismo durante el levantamiento del Euromaidán y que ha creado una red de oficinas de reclutamiento por todo el país. "El problema es que piden experiencia militar profesional para unirte a las brigadas internacionales. Además, desean hacer las cosas de una manera más pausada. Ya sabes, por medio de entrevistas; entregando la documentación pertinente; haciendo cierto acopio de equipamiento... Y para mí lo más importante es llegar cuanto antes y pelear. Por supuesto que voy a intentar unirme a la legión extranjera, pero quizá para cuando ellos me llamen yo ya esté luchando con alguna milicia".
Es difícil, no obstante, realizar planes en medio de esta enloquecida situación bélica y Floro no lo ignora. "No descarto tampoco que se declare una tregua o una paz a corto plazo, pero hay un plausible escenario de resistencia urbana donde yo resultaría útil. Y justamente por ello me propongo viajar a Ucrania cuanto antes. Al Ejército ruso le ha desconcertado la resistencia que ha hallado en Kiev y en Mariúpol, que ha sido recuperada nuevamente. Járkov se está defendiendo con uñas y dientes. Y aunque los rusos disponen de más efectivos, Ucrania está reclutando a la población civil y a voluntarios extranjeros. Eso, unido a la ventaja defensiva, podría compensar las cosas", añade Francisco.
"La invasión me parece intolerable"
¿Qué es lo que empuja a un joven de 30 años a regresar de un conflicto como el de Irak para unirse de inmediato a otro, mucho más vivo y actualmente peligroso? "Al igual que muchos, jamás pensé que Putin movería sus tropas fuera del Donetsk, pero luego nos pilló por sorpresa la invasión y se vio que quiere implantar un Gobierno títere como el que había antes del Euromaidán. Creo que el pueblo ucraniano se ha defendido de un modo honorable ante una invasión que me parece intolerable. Los ucranianos tienen derecho a defender su libertad y me parece vergonzoso lo que ha hecho la OTAN. Es decir, arrojarlos a los perros y dejarlos en la estacada. Y en medio de todo eso, se hizo una llamada a los voluntarios... y sentí que debía formar parte de ello".
"Soy más que consciente del peligro de la situación y, sobre todo, de que las circunstancias cambian cada día. La mayor amenaza ahora mismo es la caída de Kiev y no debería descartarse que el Gobierno tenga que trasladarse a otra ciudad si las cosas se ponen muy difíciles. En estos momentos, lo que sabemos es que la capital está resistiendo con mucho éxito", nos dice mientras trata de reorganizar su viaje desde Reus. "Por supuesto, también tengo asumido que puedo morir. No llevamos aún una semana de guerra y tan solo del lado ruso, han caído más soldados que los que murieron durante todo el pasado año en Irak. Cuando uno toma una decisión así, debe ser consciente de que puede pasarle cualquier cosa o incluso ser víctima de una situación absurda, como caer en manos de los rusos".
Floro no tiene pareja, pero sí una familia que se preocupa por su suerte. "Si me pasara algo realmente malo y si muriese, lo sentiría más por ellos. El vértigo lo produce más la gente que dejamos atrás". Su familia ya pasó por ello cuando viajó en enero del pasado año a Shingal para combatir con las YBS iraquíes. Allí estuvo expuesto al fuego enemigo y tuvo que protegerse de los mismos drones turcos Bayraktar que ahora utiliza el Ejército ucraniano para hacer frente a los rusos. Antes de viajar a Irak, trabajaba en el sector de la seguridad, aunque el sueño de Floro es convertirse en escritor. Formar parte de estas guerras tiene también algo que ver con la motivación egoísta de "vivir una aventura".
Se forjó contra los "cerdos del ISIS"
Al igual que Francisco, el barcelonés de 45 años conocido con el sobrenombre de Robin adquirió el grueso de su experiencia de combate sirviendo con las YBS kurdas en Shingal, la zona de mayoría yazidí de Irak. El catalán, soldador de profesión, estuvo presente junto a varios españoles más durante el ataque a una posición del ISIS en que murió Ramón Llull y resultó herido el valenciano conocido con el 'nom de guerre' Bahuz Sores.
"Manejo la ametralladora y he llegado a hacer 11 bajas entre los enemigos del Daesh"
"Voy a ir a combatir", nos dice Robin. "Tengo experiencia y sé moverme porque he luchado contra los cerdos del Estado Islámico. Y digo cerdos, aunque no se merecen ni que los llamen animales. Tengo varias opciones: la armada ucraniana, la legión georgiana y varias milicias... ya veremos cuál es la más apropiada y cuál es el mejor modo de entrar. Sé que nos vamos a juntar en Ucrania un montón de veteranos de las YBS porque muchos de nosotros estamos deseando ir a pelear. He oído que somos siete los dispuestos a ir allá. Es verdad que las circunstancias son cambiantes pero no va a haber una rendición en masa. Entraron como en un desfile militar y ahora están flipando con la resistencia y la dureza de los combates porque los ucranianos no se achican. No voy allí a hacer turismo. Quiero estar en primera línea. He tirado con Dragunov, con AK y con RPG. Manejo la ametralladora y he llegado a hacer 11 bajas entre los enemigos del Daesh. Siento una gran impotencia por lo que está pasando. No he preguntado si pagan porque no me interesa lo más mínimo".
Lo extraordinario del caso de este catalán, antiguo miembro del Cuerpo de Operaciones Especiales, es que también su esposa quiere viajar a Ucrania a combatir contra los rusos. "Le he metido en la cabeza que aquello no es un juego y que casi con certeza, nos separarán. ¿Pero quién soy yo para decirle qué debe hacer?".
También la esposa de este catalán quiere viajar a Ucrania a combatir contra los rusos
Robin y su pareja son padres de cuatro chicos. Salvo el menor de ellos, de 17 años, todos se han emancipado. Ninguno sabe lo que se proponen todavía. "Tenemos que arreglar ciertos asuntos jurídicos personales y cuando sea el momento, se lo explicaremos", dice. "A los dos nos parece inconcebible lo que está haciendo Putin. Yo no creo que vaya a conformarse con Donetsk y Crimea. Quiere recuperar toda la Unión Soviética y eso incluye a los países bálticos. Mi chica no se ha vestido jamás de militar ni tiene experiencia. Solo ha pegado algunos tiros. Pero está igual de cabreada que yo con la situación y debo respetar lo que decida".
Se da por hecho que el número de voluntarios occidentales que, al igual que estos y otros españoles, están viajando y viajarán a Ucrania para luchar contra los rusos podría alcanzar las cifras de millares o decenas de millares en función de cómo evolucione este conflicto. A diferencia de lo que ocurrió en Siria y en Irak, varios gobiernos occidentales como Dinamarca han llegado incluso a alentar a sus nacionales a viajar afirmando de manera explícita que no pondrían impedimentos legales para ello. "Es una elección que cualquiera puede tomar", dijo la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, el pasado domingo. "No hay nada a primera vista que impida legalmente que alguien vaya a Ucrania para participar en el conflicto", agregó. Eso sí, quedó bien claro que a condición de que se luche del lado ucraniano.
Con el apoyo de Dinamarca y el Reino Unido
En el mismo sentido, la ministra británica de Asuntos Exteriores, Liz Truss, aseguró el domingo: "Los ucranianos están luchando por la justicia y la democracia, no solo por Ucrania, sino por toda Europa. De modo que si alguien quiere apoyarles en esa lucha, yo les ayudaré a hacerlo". Ambos países, Dinamarca y el Reino Unido, habían perseguido judicialmente a algunos de los voluntarios que combatieron contra el Daesh en Siria e Irak, de modo que esto marca un cambio de criterio que podría ser determinante a la hora de fijar el número de voluntarios internacionales que se suman a la lucha.
Tampoco Zelenski ha dejado duda alguna de que los extranjeros que deseen apoyarles en su lucha contra Rusia serán bien recibidos. A principios de esta semana, el presidente ucraniano aseguró durante una comparecencia pública: "Si estás en Europa, posees experiencia de combate y no quieres ser parte de la indecisión de los políticos, puedes venir a nuestro Estado y defender Europa con nosotros. Aquí, tu ayuda es muy necesaria".
Zelenski ha invitado a extranjeros a apoyarles en su lucha contra el Ejército ruso
Uno de los impedimentos que encuentran los voluntarios españoles y europeos a la hora de ser aceptados en esas brigadas internacionales es que se pide haber formado parte de algún ejército convencional en sus países de origen. Muchos de los veteranos de conflictos como el de Rojava poseen experiencia, pero esta fue adquirida en las guerrillas kurdas u otros grupos paramilitares. Esa es la razón de que algunos voluntarios se planteen contactar con las milicias ultranacionalistas, incluso aunque no participen o se opongan abiertamente a su ideario.
Por otro lado, no es la primera vez que españoles o latinoamericanos combaten en Ucrania, en cualquiera de ambos bandos. A raíz del conflicto que siguió al Euromaidán, varios viajaron hasta allá para luchar en el frente del Donetsk. Quienes combatían del lado de los rusos, decían defender un proyecto que asociaban al antiimperialismo o a alguna forma de lucha antifascista o comunista, en la línea de la machacona propaganda diseminada por el Kremlin. Desde el principio de las hostilidades, los rusos han tratado de extender la falsa idea de que el país se hallaba en manos de la extrema derecha o de los nazis, pese a que su presidente es judío o pese a que el mejor de los resultados electorales obtenido hasta la fecha por los nacionalistas de Svoboda apenas superó el 10% en 2012 y no alcanzó siquiera el 5% en el resto de las convocatorias de elecciones generales.
Los rusos sustentaban sus rumores en medios como Sputnik o RT amparándose en la presencia de grupúsculos nazis o de extrema derecha en unidades como el batallón Azov. Se da la circunstancia de que el Gobierno de Putin ha sido la gran bestia negra de los movimientos antifascistas rusos y de cualquier forma legítima de oposición, pero eso no pareció hacer mella en los voluntarios que fueron al Donetsk para luchar con los secesionistas.
Entre los veteranos de Rojava que han combatido durante los últimos años en las filas ucranianas se halla el puertoriqueño Damien Rodríguez, a quien el Gobierno de Kiev ha contratado ahora "para ayudar a los internacionales con experiencia militar a venir a Ucrania". Entrevistamos a Damien hace ahora un par de años en la línea de contacto del río Kalmius, no muy lejos de Mariúpol. El comienzo del conflicto le pilló de permiso en Nueva York, su ciudad de origen. Y ahora mismo se dirige de vuelta hasta Polonia, donde trabajará junto a otros compañeros en la coordinación de la llegada de extranjeros. De camino al aeropuerto, Rodríguez nos explica que su antiguo batallón "ha sido exterminado, capturado o ha tenido que salir huyendo". Su recomendación para los voluntarios es que no atiendan los rumores que está extendiendo el Gobierno ruso y acudan a los centros oficiales de reclutamiento.
"No me preguntes con qué voy a encontrarme porque no lo sé", nos dice Francisco Floro poco después del mediodía de este lunes desde el aeropuerto de Reus, mientras busca desesperadamente un vuelo que le lleve hasta Gdansk (Polonia). Había comprado ya un billete, pero con las prisas por llegar a los escenarios del conflicto, se equivocó de mes y adquirió un vuelo para marzo. Es un guardia civil quien le saca del error. "Joder, es que no sé ni dónde tengo la cabeza", nos dice mientras nos muestra un pantallazo del salón de embarque vacío y del billete inservible.
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