El PPE gira a la derecha en inmigración y abraza el 'modelo Ruanda' a la europea

El Partido Popular Europeo (PPE) ha confirmado en Bucarest (Rumanía), donde se ha reunido para trazar su estrategia de cara a las elecciones europeas que se celebran del 6 al 9 de junio de 2024, un endurecimiento de sus posiciones en materia migratoria y una mayor apertura hacia las formaciones ultraconservadoras a las que los democristianos consideren aceptables. En inmigración, los populares europeos han abrazado la idea de la devolución de solicitantes de asilo que lleguen a Europa de manera ilegal a “países terceros seguros” donde se tramitarían sus solicitudes, un reflejo del llamado “modelo Ruanda” que adoptó el Gobierno del Reino Unido y que ha sido enormemente criticado por organizaciones de la sociedad civil y que fue inicialmente tumbado por el Supremo británico.

“Queremos aplicar el concepto de terceros países seguros. Cualquier persona que solicite asilo en la UE también podría ser trasladada a un tercer país seguro y someterse allí al proceso de asilo. En caso de resultado positivo, el tercer país seguro concederá protección al solicitante in situ. Se establecerá un acuerdo contractual global con el tercer país seguro”, señala el manifiesto del PPE, que fue aprobado sin votos en contra en el Congreso Electoral. "Lo que los europeos esperan de nosotros es que bajemos el número de llegadas (de inmigrantes)", ha señalado Manfred Weber, presidente de los democristianos europeos.

TE PUEDE INTERESAR

El eje izquierda vs. derecha ha muerto: lo que movilizará el voto en las europeas es la migración y el clima

María Zornoza. Bruselas

En el discurso con que el que Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha pedido el apoyo del PPE para ser su candidata para la reelección, la alemana también ha hecho referencia a la cuestión migratoria, aunque sin hacer referencia concreta al “modelo Ruanda” incluido en el manifiesto que ella misma apoyó el día antes. “Para ser muy claros: hemos cumplido nuestras obligaciones internacionales en el pasado, lo hacemos hoy y lo haremos en el futuro. Pero somos nosotros, los europeos, quienes decidimos quién viene a Europa y en qué circunstancias, no los traficantes”, ha explicado la alemana.

“Los criterios para los terceros países seguros se ajustarán a las obligaciones fundamentales de la Convención de Ginebra sobre el Estatuto de los Refugiados y del Convenio Europeo de Derechos Humanos. Ambas convenciones no incluyen el derecho a elegir libremente el país de protección. Tras el éxito de la aplicación del concepto de tercer país, proponemos admitir en la UE una cuota de personas necesitadas de protección mediante cuotas humanitarias anuales de personas vulnerables. Esto nos permite abordar tanto los requisitos de seguridad como los de integración en el proceso de selección y denegar eficazmente la entrada a los inmigrantes irregulares en nuestras fronteras exteriores”, señala el manifiesto del PPE.

La Unión Europea ya se apoya en países terceros para gestionar los flujos migratorios, un modelo que se ha ido consolidando desde que en 2016 se atajara la crisis migratoria con un pacto con Turquía. Italia ya firmó un acuerdo con la Libia destruida por la guerra civil para reducir las llegadas, y España también se apoya en Marruecos y en Mauritania para evitarlo. Este mismo jueves, Ylva Johansson, comisaria de Interior, ha viajado a Nouakchott (Mauritania) acompañada por Fernando Grande-Marlaska, ministro del ramo del Gobierno de España y Nicole de Moor, secretaria de Estado para Migración y Asilo del Gobierno belga, para firmar un acuerdo con Mauritania por la que la Unión pagará 210 millones de euros para que el Gobierno mauritano frente los flujos migratorios hacia Canarias. El acuerdo llega semanas después de que Von der Leyen viajara al país acompañada de Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España.

Meses antes la Comisión Europea, con el apoyo de Meloni, firmó un acuerdo similar con Túnez que ha sido muy criticado por eurodiputados y por ONGs y grupos de la sociedad civil, que consideran que el país norafricano no es un “país tercero seguro”. “Queremos que nuestro acuerdo con Túnez sea un modelo. Un modelo para el futuro. Para asociaciones con otros países de la región”, señaló Von der Leyen desde Roma cuando se cerró el pacto.

Abiertos hacia los ultraconservadores

El Congreso Electoral también ha estado marcado por las voces dentro del PPE que piden abrirse a acuerdos con algunos sectores de los ultraconservadores europeos de los Conservadores y Reformistas (ECR), donde hay partidos a los que los conservadores europeos han comenzado a cortejar, como Fratelli d’Italia, el partido de Giorgia Meloni, primera ministra italiana. En ECR también hay partidos como los polacos de Ley y Justicia (PiS), rivales directos de uno de los líderes del PPE, el primer ministro polaco Donald Tusk, o Vox.

Antonio Tajani, líder de Forza Italia (PPE), ministro de Exteriores de Italia y miembro del Gobierno de Meloni como socio minoritario, ha defendido el modelo italiano a nivel europeo, es decir, los acuerdos con partidos como Fratelli d'Italia. "Creo que podemos trabajar con ECR y con los liberales, no podemos pensar que solamente hay socialistas en las instituciones europeas", explicó Tajani a un grupo de periodistas durante el Congreso Electoral.

TE PUEDE INTERESAR

Meloni quiere (y puede) convencer a la UE para enviar a migrantes a un tercer país

Mónica Redondo

En el caso de España, el PP busca cerrar el paso al partido liderado por Santiago Abascal para cumplir con su objetivo de "arrasar" en las elecciones del próximo 9 de junio, que Génova ha proyectado como unas segundas elecciones generales contra Sánchez. Para ello, Alberto Núñez Feijóo ha endurecido de forma notable su discurso en cuestiones como el ecologismo o la inmigración, dos de las principales bazas electorales de los ultraconservadores.

Durante su intervención en el plenario de Bucarest, Feijóo no solo cargó contra la amnistía de Sánchez en busca del respaldo de Ursula von der Leyen y del resto de colegas europeos. También tuvo tiempo para exigir a los líderes comunitarios que presten "atención" a "la vecindad del sur" de Europa, desde donde vienen, a su juicio, "amenazas como el terrorismo o la inmigración ilegal". Hasta la fecha, Génova había mantenido una posición más laxa con los problemas migratorios en comparación con el partido situado a su derecha, que abraza la "seguridad nacional" como pretexto para exigir la expulsión de ilegales. La dirección popular apostaba, no obstante, por la "solidaridad" y la "empatía" ante lo que siempre calificaba como un "drama humanitario".

Con las europeas en el horizonte, Feijóo ha endurecido también su discurso contra el "dogmatismo medioambiental" de la izquierda, hasta el punto de exigir una flexibilización de las medidas del Pacto Verde europeo para proteger al sector primario español, convencido de que la bandera del campo jugará un papel fundamental en las urnas comunitarias tras varios meses de protestas que se han extendido por la geografía española y europea. De hecho, una de las exigencias que el líder del PP planteó a Ursula von der Leyen a cambio del apoyo de la delegación española fue que la Comisión Europea corrigiese su política ecológica para poner al "agricultores, ganaderos y pescadores" en el centro. En general, toda la familia europea ha dado la espalda al Pacto Verde que ha sido el centro de esta legislatura.