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Tajani, el escudero de Berlusconi convertido en agente de Meloni en Bruselas
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ELECCIONES ITALIANAS

Tajani, el escudero de Berlusconi convertido en agente de Meloni en Bruselas

La mano derecha de Berlusconi, antiguo presidente del Parlamento Europeo, se ha convertido en un actor fundamental para que el PPE tolere la alianza con la extrema derecha en Italia

Foto: Antonio Tajani, junto al presidente del PPE, el alemán Manfred Weber. (EFE/EPA/Fabio Cimaglia)
Antonio Tajani, junto al presidente del PPE, el alemán Manfred Weber. (EFE/EPA/Fabio Cimaglia)

El 30 de agosto, a menos de un mes de las elecciones italianas, Manfred Weber, un democristiano bávaro que hace pocos meses se ha convertido en presidente del Partido Popular Europeo (PPE), comparecía en Roma junto a Antonio Tajani (Roma, 1953), coordinador nacional de Forza Italia. Era una imagen fundamental. Los democristianos europeos estaban bendiciendo la alianza de Forza Italia con los partidos de extrema derecha Fratelli d’Italia y Lega, con los que finalmente han ganado las elecciones este pasado domingo. La ausencia de críticas del PPE a un pacto con Giorgia Meloni y Matteo Salvini no ha sido, ni mucho menos, un elemento diferenciador, pero sí que ha hecho las cosas más fáciles para el sector más tradicional dentro de la coalición.

Forza Italia tiene un nombre que destaca por encima de todos los demás, y ese es el de Silvio Berlusconi, fundador y antiguo primer ministro. Pero el hombre detrás de toda la operación y el arquitecto del discurso del partido en este nuevo equilibrio de fuerzas estaba ahí, en primera fila: Tajani, la persona que siempre sigue a Berlusconi dos pasos por detrás, su hombre de confianza y mano derecha. Él ha sido la figura clave a la hora de legitimar la alianza en el exterior y, especialmente, en Bruselas. Una y otra vez, Tajani ha insistido en que no se hable de "extrema derecha" para hablar de Meloni, y la ha situado en la esfera de "la derecha europea".

Foto: Giorgia Meloni. (Reuters/Ciro de Luca)

Político hábil, conocedor como pocos del Parlamento Europeo, Tajani ha puesto todo su esfuerzo en evitar que desde la Eurocámara hubiera cualquier crítica por parte del PPE que pudiera ahuyentar a los votantes más moderados que estuvieran decidiendo apostar por la coalición de derechas. El papel de Forza Italia dentro de la coalición de cara a sus votantes tradicionales era claro: eran el partido que garantizaba que la alianza no fuera una proscrita en Bruselas. Berlusconi debía jugar la carta de ser una persona que todavía conserva la influencia europea de sus días de primer ministro, y los votantes debían seguir apostando por Forza Italia porque era clave para que desde la Unión Europea no se condenara a la coalición de derechas. O ese era, al menos, parte del mensaje electoral.

Así que cualquier crítica importante por parte del PPE podía desmontar ese argumento. La familia democristiana sigue teniendo una importante influencia y ascendencia sobre los partidos nacionales en los países sureños. Lo sabe bien el PP español. Horas después de anunciarse el pacto con Vox en Castilla y León en marzo de 2022, el entonces presidente del PPE, el polaco Donald Tusk, señaló que se trataba de una “capitulación” y que esperaba que no fuera una “tendencia”. Esas palabras hacían daño a nivel nacional. Tajani tenía que encargarse de que nada de eso ocurriera en el caso italiano.

placeholder Tajani, junto a Meloni y Salvini, durante una campaña electoral. (Reuters)
Tajani, junto a Meloni y Salvini, durante una campaña electoral. (Reuters)

El ascenso de Weber

Pero esa garantía había empezado a sellarse tiempo atrás. Tusk estaba especialmente preocupado por el aumento de la extrema derecha porque había sido ella, a través de los ultraconservadores del partido Ley y Justicia (PiS), la que había expulsado a su partido del poder en Polonia y había iniciado un ataque al Estado de derecho en el país. En Polonia, el partido que forma parte del PPE es rival directo de la extrema derecha, por lo que a los polacos no les suele gustar que se llegue a acuerdos entre esos dos campos en el resto de países. Pero el tiempo de Tusk se había agotado, pensando ya en volver a la política nacional.

El 31 de mayo, en Róterdam, por un aplastante resultado (447 votos de 502 emitidos), Weber, que ya era presidente del grupo del PPE en la Eurocámara, se convirtió en presidente del partido, una acumulación de poder que ya entonces no gustaba a todos dentro de la formación. El alemán tiene un objetivo distinto al de Tusk: que el partido vuelva a ser una familia política dominante en Europa en un momento en que no está presente en ningún Gobierno de los cuatro países más importantes, es decir, Alemania, Francia, Italia y España. Para conseguir ese objetivo, los métodos son secundarios y Tajani ha sabido explotar ese margen.

Foto: Los líderes de la coalición de derechas en la campaña electoral. (EFE/Giuseppe Lami)

El italiano es un experto en la Eurocámara y en Bruselas. Antes de dedicarse por completo a la política, fue corresponsal parlamentario y después encargado de la redacción romana del periódico milanés 'Il Giorgnale'. Su llegada a la capital comunitaria fue inmediata tras participar en la fundación de Forza Italia. Llegó al Parlamento Europeo en 1994 y en 1999 se sentó en la bancada del PPE, cuando los democristianos dieron el paso de admitir la formación de Berlusconi en su familia política, algo que ya levantó ciertas voces críticas desde dentro. Entre 2008 y 2014 fue comisario europeo, primero de Transporte y después de Industria, etapa en la que desarrolló una fuerte relación con España: evitó el cierre de una fábrica en Asturias y se ganó el honor de que una calle de Gijón lleve su nombre.

Tras abandonar la Comisión Europea volvió a la Eurocámara, donde se convirtió en 2017 en presidente, cargo que ocupó hasta 2019. Desde esa posición, puso todas las trabas que estuvieron en su mano para que Carles Puigdemont, ya entonces expresidente de la Generalitat de Cataluña, no entrara dentro del Parlamento Europeo tras huir de la Justicia española después de la celebración del referéndum ilegal de independencia y de la fallida declaración unilateral de independencia. Tajani se convirtió en una de las figuras de confianza de España en Bruselas a la hora de rechazar el discurso independentista en la capital comunitaria. Al abandonar el cargo de presidente de la institución, el italiano ha retenido una importante influencia dentro de la Eurocámara y entre las filas del PPE, a pesar del rol cada vez más irrelevante de Forza Italia.

Foto: Carles puigdemont en Ginebra. (EFE)

Ese papel de buen conocedor de España y una figura más o menos conocida en el país ha hecho también que el italiano haya dado muchas entrevistas en español en las últimas semanas, en las que ha subrayado siempre dos mensajes: que Forza Italia es la garantía europeísta de un Gobierno derechista en el país y, sobre todo, que la alianza con Fratelli d’Italia y Lega debe calificarse de centro derecha. Varias de esas entrevistas las ha dado en las últimas horas, tras conocerse los resultados, con el objetivo de tranquilizar al personal. En una conversación con 'El País' el pasado 15 de septiembre subrayó que “Meloni y Salvini no son la extrema derecha”, pocos días después, en 'La Vanguardia', señaló que “Forza Italia es una garantía europeísta”, y en las últimas horas, en 'El Mundo', ha defendido que “no hay nada de lo que preocuparse”.

Pero Tajani ya piensa en dos direcciones. Además de defender la alianza en el exterior, ahora también piensa en que su nombre está circulando como posible ministrable. Quizá de Exteriores, precisamente para explotar su nombre en Bruselas y en la Unión Europea en general. Por eso, cuando este mismo lunes, durante una de sus numerosas entrevistas, le han preguntado por las preocupaciones de la Comisión Europea, cuya presidenta, Ursula von der Leyen, señaló el pasado viernes que la Unión tiene “instrumentos” en caso de ataque al Estado de derecho, el antiguo presidente de la Eurocámara no ha dudado a la hora de utilizar un tono más duro, más adaptado a lo que el resto de su alianza y votantes querrían escuchar: “No es el trabajo de la Comisión Europea decidir cómo votan los italianos, nosotros respetamos las reglas”. Tajani, gran conocedor de Bruselas, sabe que el Ejecutivo comunitario, del que él formó parte, no pretende tener ese objetivo, y que si bien las palabras de Von der Leyen han sido criticadas también desde dentro de la Comisión, se trata más de un desliz que de una política.

No todos están contentos

En un comunicado este lunes, el PPE ha felicitado a Forza Italia por sus resultados. “Italia es un ancla para Europa y nuestro partido, una brújula para los valores proeuropeos. Confiamos en que Forza Italia guiará al próximo Gobierno por un camino que sirva a los mejores intereses del pueblo italiano como parte de una Europa fuerte y estable”, señala el texto.

placeholder Tajani camina junto al escaño de Silvio Berlusconi en la Eurocámara. (Reuters)
Tajani camina junto al escaño de Silvio Berlusconi en la Eurocámara. (Reuters)

No todo el mundo está de acuerdo con el apoyo cerrado de Weber a Tajani y Berlusconi. Pero no hay muchos contrapoderes dentro del PPE. El alemán es presidente del grupo en la Eurocámara y del partido europeo, una dualidad que no es común, y Roberta Metsola, presidenta del Parlamento Europeo, que podría ser otra fuente de autoridad dentro del ala conservadora, les debe en parte el cargo tanto a Weber como al propio Tajani, que con su influencia dentro del PPE la apoyó frente a otros candidatos del partido. En una de las numerosas entrevistas dadas en los últimos días, Tajani recordaba que Metsola había sido escogida también con los votos de Fratelli d’Italia, señalando que eso demuestra que es una “derecha europea”.

En la familia europea, en todo caso, hay distintos grupos que no están cómodos con el apoyo total que ha ofrecido Weber. Son algunas delegaciones de la Eurocámara, especialmente los nórdicos, que suelen ser los partidos más centrados dentro de la familia democristiana, pero también lejos de la institución. De hecho, Markus Söder, líder de la CSU, el partido bávaro hermano de la CDU alemana y del que también es vicepresidente Weber, se ha mostrado crítico con la cobertura ofrecida a Forza Italia y ha recordado que la estrategia que sigue su partido es la de establecer un cordón sanitario frente a la extrema derecha, que en Alemania representa el partido AfD.

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El 30 de agosto, a menos de un mes de las elecciones italianas, Manfred Weber, un democristiano bávaro que hace pocos meses se ha convertido en presidente del Partido Popular Europeo (PPE), comparecía en Roma junto a Antonio Tajani (Roma, 1953), coordinador nacional de Forza Italia. Era una imagen fundamental. Los democristianos europeos estaban bendiciendo la alianza de Forza Italia con los partidos de extrema derecha Fratelli d’Italia y Lega, con los que finalmente han ganado las elecciones este pasado domingo. La ausencia de críticas del PPE a un pacto con Giorgia Meloni y Matteo Salvini no ha sido, ni mucho menos, un elemento diferenciador, pero sí que ha hecho las cosas más fáciles para el sector más tradicional dentro de la coalición.

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